25 de abril: en cada esquina, un amigo y en cada rostro, igualdad

Cuando llega el 25 de abril de cada año, no olvido estas palabras de Grândola, Vila Morena, cantada por Zeca (Jose) Afonso. Recuerdo como si fuese ayer la revolución de los claveles en Portugal. Es un día muy importante en mi agenda personal de asuntos importantes, que año tras año he explicado en este cuaderno especial. Necesito leer con atención reverencial esta reflexión junto a otro hecho importante en mi vida, porque también se celebra hoy la festividad de San Marcos, aunque siempre he preferido bajarlo de la peana y hablar de él como un joven atrevido en tiempos de cólera. Para mí, un excelente periodista, Marcos, que contaba lo que interesaba en aquel momento a la gente, en la clave que aprendí de Eugenio Scalfari, el fundador de La Repubblica de Roma, cuando decía que “periodista es gente que le dice a la gente lo que le pasa a la gente”.

Abro unas páginas especiales de este cuaderno digital, cerca de Marcos y Jose Afonso, para compartir la lectura de palabras llenas de compromiso activo en mi alma:

Cada año vivo este día de forma especial. En primer lugar, porque celebramos el santo de nuestro hijo Marcos, no tanto por el olor de la santidad de su nombre sino porque su nombre programático, que ya he explicado otras veces en este cuaderno digital, me activa la memoria de hipocampo para recordar que poner el nombre no debe ser nunca una tarea inocente, sino un programa de vida que hay que cumplir. Marcos, un avezado “periodista” en tiempos de Jesús de Nazareth, hizo un trabajo encomiable: preparar las buenas noticias de un tal Jesús a pesar de hacer una maravillosa crónica de una muerte anunciada (lo que luego se llamó “evangelio”), de que el mundo podía cambiar, de que podemos ser diferentes, más siendo que teniendo: “Al apearlo de la peana santa, Marcos es hoy símbolo de revolución humana, de los que pensamos que todavía es posible ser personas en su real medida, la que cada uno desea a pesar de los pesares”. Marcos fue el intérprete directo y sincero de las historias que contaba Pedro sobre la amistad que tuvo con Jesús de Nazaret, y que le sobrecogió de tal forma que decidió grabarlas en su cerebro y transmitirlas boca a boca a toda aquella persona que quisiera escucharle, tal como lo ha confiado a la historia Eusebio de Cesarea: Porque todo su empeño lo puso en no olvidar nada de lo que escuchó y en no escribir nada falso (Eusebio, Hist. Ecl. iii. 39).

En segundo lugar, porque tal día como hoy, hace ya cuarenta y cuatro años, aprendimos de la revolución de los claveles que era verdad, que la vida puede y debe ser más agradable para todos, sobre todo para los que menos tienen. Y que las revoluciones silenciosas o ruidosas existen, son necesarias y triunfan cuando compartimos ideologías, sentimientos y emociones: “En 1974, tal día como hoy, 25 de abril, festividad de San Marcos, muchos portugueses pensaron en sus corazones que otro mundo era posible en su país y surgió la revolución de los claveles, con expresiones cantadas por Jose Afonso (Grândola, Vila Morena) de forma admirable:

 “en cada esquina, un amigo
en cada rostro, igualdad…”

No es una fecha inocente, como le ocurre siempre a las ideologías cuando son sinceras y comprometidas con las personas que nos acompañan a vivir juntos, con el tu quiero y mi puedo que cada uno, cada una, mejor conoce, se aplica a sí mismo y entrega a los demás. El pueblo es quien más ordena, Marcos, otra estrofa preciosa de la canción cantada por Zeca. Lo recuerdo hoy porque yo lo aprendí de Marcos, del siglo I, en Galilea y de Jose Afonso, del siglo XX, en su pequeño rincón de Grândola.

Así lo viví, vivo y viviré; así lo cuento.

Sevilla, 25/IV/2018

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