Nada humano y digital me es ajeno

Los bits no se comen; en este sentido no pueden calmar el hambre. Los ordenadores tampoco son entes morales; no pueden resolver temas complejos como el derecho a la vida o a la muerte. Sin embargo, ser digital nos proporciona motivos para ser optimistas. Como ocurre con las fuerzas de la naturaleza, no podemos negar o interrumpir la era digital.

Nicholas Negroponte, El mundo digital

Comienzo hoy un nuevo proyecto digital que he estado madurando en los últimos meses. Las personas que me siguen en la Noosfera ya conocen mi incursión permanente en el mundo digital a través del blog El mundo sólo tiene interés hacia adelante, especializado en divulgación humanista de corte digital, pero ha llegado el momento de navegar en la especialización relacionada con el mundo digital contextualizado en la revolución social exponencial, al que tanto aprecio. Tendrá un ámbito más profesional, pero sin abandonar la divulgación científica, aunque cuidaré los contenidos que se necesitan rescatar en estos momentos de posverdad que también afectan a este sector de la ciencia.

El título del blog, Nada digital me es ajeno, como casi todo lo que rodea mi vida personal y profesional, no es inocente. Recuerdo que Cremes, un personaje curioso que protagoniza una obra del dramaturgo Terencio, El enemigo de sí mismo, pronunció una frase al comienzo de la obra, inolvidable, profunda, que no ha perdido su frescura a pesar de los siglos que han transcurrido desde que se escribió en un texto y contexto muy concretos: Hombre soy; nada humano me es ajeno (Homo sum; humani nihil a me alienum puto).

He agregado a esta frase excelente un nuevo adjetivo, digital, que me ha acompañado de forma expresa desde hace veinte años, cuando leí una obra iniciática de Nicholas Negroponte, El mundo digital, que significó un giro copernicano en mi vida profesional y que tampoco olvido. Espero ofrecer teoría crítica de calidad científica suficiente para ayudar a transformar la sociedad actual, que sufre cambios tecnológicos exponenciales desde hace ya muchos años, instalada en la cuarta revolución industrial, donde hay muchas preguntas holísticas sin responder, con sustrato legal, ético y social de un calado excepcional.

Sevilla, 18/VI/2017

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