Joaquín Sorolla, Antonio Machado, 1917
Hoy entrego a la Noosfera, la malla pensante del mundo digital, un nuevo libro, RETRATOS PINTADOS CON PALABRAS, recopilando en este caso los post dedicados a personas que marcan una impronta en la vida, que son necesarias y, a veces, imprescindibles. Una vez más, agradezco su lectura, aunque el prólogo y el epílogo, centran como siempre mis objetivos al pintar estos retratos.
Sevilla, 14/IV/2014
El libro se distribuye bajo una Licencia Creative Commons 4.0 Internacional, basada en una obra centrada en el blog www.joseantoniocobena.com, en los términos que figuran al finalizar un adelanto del Prólogo que reproduzco a continuación:
Prólogo
Pintar retratos con palabras es una oportunidad para recuperar sentimientos y emociones de la intrahistoria de determinadas personas, como las que figuran a continuación, en la clave del que escribió magistralmente Antonio Machado, así como en la interpretación dada por Bertolt Brecht de las personas que he pintado especialmente en mi blog desde 2005, cambiando el término “hombre” por “personas”: hay personas que luchan un día y son buenas, otras luchan un año y son mejores, hay quienes luchan muchos años y son muy buenas, pero están las que luchan toda la vida, y esas son las imprescindibles.
Es muy importante que sean retratos del corazón, tal y como lo recogía el lema “retrato”, en el tesauro de Baltasar Henríquez, en 1679, primer documento en el que figura esta acepción para la posteridad del español, sabiendo que las palabras van a estar presentes siempre en la paleta lexicográfica de este libro:
HEN B 1679 (Pág: 396,2)
y que nunca más se volverá a recuperar, quedando en el día de hoy sólo varias acepciones que desde 1788 fueron enriqueciendo esta forma de comprender qué significaba retratar a alguien, aunque en la actualidad se mantiene un lema de resultados más pobres en nuestro lenguaje diario:
TER M 1788 (Pág: 368,2)
El Diccionario de mayor divulgación del español, de la Real Academia Española, recoge a partir de 1869 (RAE U 1869 (Pág: 681,1) una acepción extraordinaria de retrato, descripción de la figura y carácter de alguna persona, que ya se ha mantenido hasta nuestros días, enriqueciéndola, en la última edición oficial de 2001: descripción de la figura y carácter, o sea, de las cualidades físicas o morales de una persona, aunque habiendo perdido aquella referencia tan magistral a la que hacíamos referencia al comienzo de este prólogo, es decir, los retratos del corazón.
¿Por qué doy tanta importancia a la palabra y a cómo se pueden pintar retratos con ella? Fundamentalmente, porque no hay nada más humano que la palabra, mucho más cuando en el mundo actual es de las pocas cosas que nos quedan en nuestro interior sin tener que comprarlas a cualquier precio, es decir, podemos librarlas -si queremos- de convertirlas en mercancía, porque la palabra “es un producto de la evolución humana que solo se encuentra en las personas, como resultado de un trabajo de relojería suiza en el cerebro, porque estamos programados para hablar, desde nuestra concepción. Así lo analicé en un post que escribí en este cuaderno, ¿Por qué hablan las personas?, el 13 de abril de 2008: “Sin lugar a dudas, entre otras razones entrelazadas entre sí, por culpa de FoxP2, el gen que, con un juego de palabras más o menos acertado, mejor se expresa. El cerebro vuelve a maravillarnos de nuevo hoy, a través del conocimiento científico del gen FoxP2, que me permite volver a centrar el foco de interés cerebral en la génesis y desarrollo de la habilidad del lenguaje humano, gracias a la expresión correcta y ordenada de este gen”. Y citaba también a Gary Marcus, “que está en los cielos de la investigación actual más solvente, mi autor de los últimos meses, por su interesante aportación a la investigación del cerebro desde la genética, con una reflexión impresionante: “lo que hace interesantes a los humanos no es el hecho de las palabras en sí mismas, sino poder aprender y crear nuevas palabras” .
Espero que este libro sirva a las personas que buscan islas desconocidas en los demás, porque es el auténtico camino para retratar con la inteligencia y las palabras las cualidades que hacen que nuestra especie sea tan extraordinaria al comprender que por encima de todo nos queda la palabra, tal como lo aprendí de Blas de Otero haciendo camino al andar en mi vida, pintando retratos en mi blog:
Si he perdido la vida, el tiempo, todo
lo que tiré, como un anillo, al agua,
si he perdido la voz en la maleza,
me queda la palabra.
Si he sufrido la sed, el hambre, todo
lo que era mío y resultó ser nada,
si he segado las sombras en silencio,
me queda la palabra.
Si abrí los labios para ver el rostro
puro y terrible de mi patria,
si abrí los labios hasta desgarrármelos,
me queda la palabra.
Sevilla, abril de 2014
Retratos pintados con palabras by Jose Antonio Cobeña Fernández is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
Creado a partir de la obra en http://www.joseantoniocobena.com.
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