Un ejemplo del mundo al revés: un pesquero, sin nombre, en el Jónico y un submarino, Titán, en el Atlántico Norte

Pesquero hundido en el Jónico / Submarino Titán

Sevilla, 25/VI/2023

No soy capaz de calibrar lo que sentirían las afortunadas personas, 104 hombres en total, que fueron salvadas del naufragio de un pesquero clandestino que surcaba el Jónico en la madrugada del pasado 14 de junio, cerca de la costa griega, concretamente a 48 millas de Pilos, porque según los cálculos más pesimistas, podrían ser varios centenares los migrantes, hasta más de quinientos, que lo ocupaban en busca de un mundo mejor. Finalmente, la mayoría murió ahogada en ese mar, en su mayoría jóvenes, mujeres y niños, en las bodegas de un destartalado barco sujeto a las mafias sin piedad que trafican con personas y que juegan con la vida y los sueños de los que, desesperados, se enrolan en estas embarcaciones y en viajes de la muerte. Allí se quedaron, sin rescate posible, en el fondo marino.

Casi al mismo tiempo, concretamente el 18 de junio, una embarcación sumergible de nombre Titán, en el marco de las actividades de aventuras turísticas, comerciales y de investigación científica de pecios, de una empresa americana,  OceanGate, se adentraba en el mar a unos seiscientos kilómetros frente a las costas de Terranova (Canadá), en el Atlántico Norte, para acercarse a los restos del Titanic, llevando a bordo a cinco tripulantes/ocupantes, multimillonarios (3) y exploradores (2), para un supuesto viaje de placer e investigación, que en el ámbito del divertimento social ahora se le denomina también de “turismo extremo”. A los cinco días se le dio por desaparecido por una “implosión catastrófica” debida a la presión del agua a 4.000 metros de profundidad, falleciendo los cinco ocupantes. Durante los días angustiosos por la pérdida de contacto con el Titán, el despliegue mundial para su localización fue extraordinario, algo que llama poderosamente la atención frente al escaso interés que suscitó la tragedia del 14 de junio en el barco hundido en el Jónico y en el que murieron cientos de personas migrantes, con casi nula repercusión mediática mundial.

Es un ejemplo más del mundo al revés. Vaya por delante que el fallecimiento de los tripulantes del Titán merece todo mi respeto y consideración humana, pero lo que deseo resaltar es que este mundo recibe y digiere las noticias de muy distinta forma, ayudado por el despliegue informativo, no inocente, que se utiliza al narrar este tipo de acontecimientos. Y no sólo eso, sino que no es comparable, ni por asomo, el despliegue gubernamental y técnico que se ha hecho en cada caso, ni las consecuencias de cada naufragio. Esa es la triste cuestión.

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.

UCRANIA, ¡Paz y Libertad!