Gratitud en mi cumpledías, porque mi memoria habla

No puedo fingir que no tengo miedo. Pero el sentimiento que predomina en mí es la gratitud. He amado y he sido amado; he recibido mucho y he dado algo a cambio; he leído, y viajado, y pensado, y escrito. He tenido relación con el mundo, la especial relación de los escritores y los lectores.

Oliver Sacks, Mi propia vida

Sevilla, 7/VI/2023

Hoy celebro mi cumpledías, matusalénica edad por cierto, simbolizando con estas palabras, que aún me quedan, la gratitud plena a la posibilidad que me ha ofrecido la vida para recorrer el mundo, un peregrinaje yendo del timbo al tambo, que decía Gabriel García Márquez, porque me acogió el siglo pasado, pocos años después de la finalización de la guerra civil en este país y con sus consecuencias familiares. En este contexto tan especial, recuerdo hoy un comentario que hice en 2016, en este blog, sobre un libro que no olvido, Gratitud (1), una recopilación breve de las últimas publicaciones de Oliver Sacks antes de su fallecimiento en 2015, autor al que he dedicado ya algunas palabras en este cuaderno de inteligencia digital, en la búsqueda incesante de islas desconocidas no ciegas al color.

Gratitud, según la última versión del Diccionario de la lengua española (RAE, edición 23, del Tricentenario, en la actualización de 2022), es un sentimiento que obliga a una persona a estimar el beneficio o favor que otra lo ha hecho lo ha querido hacer, y a corresponderle de alguna manera. Oliver Sacks, a través de cuatro ensayos breves que recoge en Gratitud, desea expresar su agradecimiento a lo que le ha ofrecido su vida apasionante y llena de contrapuntos existenciales, fruto de una ruptura con la tradición judía y la inmersión en la neurología clínica que tanto ha aportado a la humanidad a través de sus libros llenos del encanto didáctico de la locura existencial.

Mercurio, De mi propia vida, Mi tabla periódica y Sabbat, son cuatro reflexiones llenas de sentimientos y emociones, aunque tengo que reconocer que me quedo con la dedicada a su propia vida, en un ejercicio humilde de la memoria que habla, tal y como lo había expresado él mismo en un artículo excelente sobre la dialéctica de la memoria histórica y relativa, cuando seleccionamos, incluso de forma involuntaria, lo que queremos recordar: “Nosotros como seres humanos hemos desarrollado sistemas de memoria que tienen fallos, fragilidades e imperfecciones” […] “La indiferencia sobre las fuentes nos permite asimilar lo que leemos, lo que nos cuentan, lo que dicen otros y pensar, escribir y pintar, de una forma tan rica y tan intensa como si fuesen experiencias primarias. Nos permite ver y escuchar con los ojos y los oídos de otros, entrar en la mente de los demás, asimilar el arte y la ciencia y la religión de toda una cultura”.

Muchas veces, cuando me enfrento a la lectura de la vida ordinaria, en días sin celebración especial, porque hoy es una excepción, estoy tentado de soñar con la acromatopsia (2), la enfermedad maravillosamente descrita por Oliver Sacks en su obra “La isla de los ciegos al color”, aunque tuviera que pasar fragmentos de la película de mi vida en blanco y negro, donde las tonalidades de gris me permitieran soñar que el color es una versión amable de la vida que los seres humanos podemos captar en toda su gama, sin limitaciones. Surge entonces la pregunta del doctor Sacks en su fascinante libro, cuando se refiere a la persona ciega al color: “¿nos consideraría acaso seres singulares, engañados por aspectos irrelevantes o triviales del mundo visual, o insuficientemente sensibles a su verdadera esencia visual?” (3).

Y vuelvo a leer la última frase de su gratitud a la vida, para aprender de él cómo se puede alcanzar la paz con uno mismo cuando se reconoce el auténtico color de la vida en el carpe diem que, a veces, tanto nos abruma: “Me descubro pensando en el Sabbat, el día de descanso, el séptimo día de la semana, y quizá también el séptimo día de la propia vida, cuando tienes la sensación de que tu obra está terminada y de que, con la conciencia tranquila, puedes descansar”.

Hoy, en mi cumpledías, agradezco también a Mario Benedetti que me regalara esa palabra amable, que tampoco olvido, porque a pesar de mi matusalénica edad creo que no se me nota (la edad,,,) “cuando en el instante en que vencen los crueles entro a diario a averiguar la alegría del mundo, volando gaviotamente sobre las fobias, desarbolando los nudosos rencores. He alcanzado una buena edad para cambiar estatutos y horóscopos, dejando que mi manantial mane amor sin miseria”. Gratitud especial en este día, en en el pleno sentido de la palabra gratitud. ¡Qué palabra tan necesaria, tan hermosa! Igualmente, gracias a la vida, en definitiva, que me ha dado tanto, porque me ha dado la memoria que habla, el sonido y el abecedario, con él las palabras que pienso y declaro, madre, amigo, hermano, y luz alumbrando la ruta del alma de lo que estoy amando (Violeta Parra).

Gratitud hoy, especialmente, a las personas que como tú, abrís este cuaderno digital casi a diario, para acompañarme con la lectura de estas palabras, sólo para buscar islas desconocidas de dignidad humana en tiempos difíciles para la democracia. Gracias.

(1) Sacks, Oliver, Gratitud. Barcelona: Anagrama, 2016.
(2) Acromatopsia: ceguera del color, enfermedad que no permite agregar a la óptica de la vida el color. Todo se ve siempre de color gris. Para comprender bien los efectos de esta enfermedad, recomiendo la lectura de un libro de Oliver Sacks, excelente, que tengo entre mis preferidos: La isla de los ciegos al color, editado por Anagrama en 1999. Ante una realidad tan sugerente, recuperaré la lectura que en su momento me sobrecogió tanto y la proyectaré en este cuaderno que registra ya tantas islas desconocidas: “experimentos de la naturaleza, lugares benditos y malditos por su singularidad geográfica, que albergan formas de vida únicas”, en frase del propio Sacks.
(3) Sacks, Oliver, La isla de los ciegos al color. Barcelona: Anagrama, p. 22, 1999.

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.

UCRANIA, ¡Paz y Libertad!

Ideas para una España nueva, en el 125 aniversario del nacimiento de Federico García Lorca

Federico García Lorca junto a su hermana Isabel, con un libro en sus manos (1914) / Archivo Fundación Federico García Lorca – Centro Federico García Lorca

Sevilla, 5/VI/2023

Porque es necesario que sepáis todos que los hombres no trabajamos para nosotros sino para los que vienen detrás, y que éste es el sentido moral de todas las revoluciones, y en último caso, el verdadero sentido de la vida.

Federico García Lorca (1931), en la Alocución al pueblo de Fuente Vaqueros

Estuve en 2016 en Fuente Vaqueros (Granada). Fue un momento mágico la visita a la casa natal de Federico García Lorca, recorriendo los rincones donde nació un poeta de mi persona de secreto y de todos, en determinados momentos muy especiales. Estaban allí sus cosas, su alma. Subí a la primera planta, el antiguo granero, y me encontré una exposición temporal inaugurada el 5 de junio, en conmemoración ritual del día de su nacimiento en 1898, sobre la relación hermosa, personal y profesional, con un pintor de Huelva, José Caballero, al que tuve la oportunidad de conocer personalmente a principios de los años ochenta.

Señalo a continuación mis frases marcadas, sin comentario alguno para no contaminar su auténtico sentido. Las entrego a la Noosfera, en un territorio concreto, España, por si hay alguien interesado en valorar el poder de la educación, de la cultura, de la lectura, que es lo que hace libres a los seres humanos. Un regalo con estela, como tantas veces he escrito, como aprendí de mis antepasados.

Vuelvo a publicar aquellas sensaciones anímicas en una visita emocionante, en un cumpledías muy especial. ¿Qué sentía García Lorca por su pueblo? Recordé la alocución dedicada a sus paisanos, con motivo de la inauguración de una humilde biblioteca pública, probablemente en septiembre de 1931, porque su contenido es una magnífica referencia actual al poder que pueden alcanzar las personas a través de la cultura. Compré una edición muy cuidada de la citada alocución, “barata” en el sentido que el poeta daba a esta palabra, no confundiendo valor y precio, con objeto de volver a leer y releer sus palabras y traerlas al imaginario actual previo a las próximas elecciones generales del 23 de julio. Dicho y hecho.

Ideas para un país nuevo, gracias a García Lorca

1. Siempre todas mis conferencias son leídas, lo cual indica mucho más trabajo que hablar, pero al fin y al cabo, la expresión es mucho más duradera porque queda escrita y mucho más firme porque puesto que puede servir de enseñanza a las gentes que no oyen o no están presentes aquí.
2. Los pueblos que viven solamente apegados a la tierra tienen únicamente un sentimiento terrible de la muerte sin que haya nada que eleve hacia días claros de risa y auténtica paz social.
3. Porque en el mundo no hay más que vida y muerte y existen millones de hombres que hablan, viven, miran, comen, pero están muertos […] porque tiene el alma muerta [… porque no tiene amor, ni un germen de idea, ni una fe, ni un ansia de liberación, imprescindible en todos los hombres para poderse llamar así.
4. Cuando alguien va al teatro, a un concierto o a una fiesta de cualquier índole que sea, si la fiesta es de su agrado, recuerda inmediatamente y lamenta que las personas que él quiere no se encuentren allí. «Lo que le gustaría esto a mi hermana, a mi padre», piensa, y no goza ya del espectáculo sino a través de una leve melancolía. Ésta es la melancolía que yo siento, no por la gente de mi casa, que sería pequeño y ruin, sino por todas las criaturas que por falta de medios y por desgracia suya no gozan del supremo bien de la belleza que es vida y es bondad y es serenidad y es pasión.
Por eso no tengo nunca un libro, porque regalo cuantos compro, que son infinitos, y por eso estoy aquí honrado y contento de inaugurar esta Biblioteca del pueblo, la primera seguramente en toda la provincia de Granada.
No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a gritos.
Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio de Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social.
Yo tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede, que de un hambriento. Porque un hambriento puede calmar su hambre fácilmente con un pedazo de pan o con unas frutas, pero un hombre que tiene ansia de saber y no tiene medios, sufre una terrible agonía porque son libros, libros, muchos libros los que necesita y ¿dónde están esos libros?
¡Libros! ¡Libros! Hace aquí una palabra mágica que equivale a decir: «amor, amor», y que debían los pueblos pedir como piden pan o como anhelan la lluvia para sus sementeras.
Cuando el insigne escritor ruso Fedor Dostoyevsky, padre de la revolución rusa mucho más que Lenin, estaba prisionero en la Siberia, alejado del mundo, entre cuatro paredes y cercado por desoladas llanuras de nieve infinita; y pedía socorro en carta a su lejana familia, sólo decía: «¡Enviadme libros, libros, muchos libros para que mi alma no muera!».
Tenía frío y no pedía fuego, tenía terrible sed y no pedía agua: pedía libros, es decir, horizontes, es decir, escaleras para subir la cumbre del espíritu y del corazón.
Porque la agonía física, biológica, natural, de un cuerpo por hambre, sed o frío, dura poco, muy poco, pero la agonía del alma insatisfecha dura toda la vida.
Ya ha dicho el gran Menéndez Pidal, uno de los sabios más verdaderos de Europa, que el lema de la República debe ser: «Cultura». Cultura porque sólo a través de ella se pueden resolver los problemas en que hoy se debate el pueblo lleno de fe, pero falto de luz.
Y no olvidéis que lo primero de todo es la luz.
5. Ya lo dijo el sagacísimo Voltaire: Todo el mundo civilizado se gobierna por unos cuantos libros: La Biblia, El Corán, las obras de Confucio y de Zoroastro. Y el alma y el cuerpo, la salud, la libertad y la hacienda se supeditan y dependen de aquellas grandes obras. Y yo añado: todo viene de los libros. La Revolución Francesa sale de la Enciclopedia y de los libros de Rousseau, y todos los movimientos actuales societarios comunistas y socialistas arrancan de un gran libro, del Capital, de Carlos Marx.
6. La humanidad empujaba misteriosamente a unos cuantos hombres para que abrieran con sus hachas de luz el bosque tupidísimo de la ignorancia. Los libros que tenían que ser para todos eran por la circunstancias objetos de lujo, y sin embargo son objetos de primera necesidad.
7. Se dice que el dolor de saber abre las puertas más difíciles. Y es verdad.
8. Pero con ser esto magnífico [el Renacimiento], el paso grande lo daba el editor Cristóbal Plantino en Amberes. Era de aquella casita con su patinillo cubierto de hiedras y sus ventanas de cristales emplomados, de donde salía la luz para todos con el libro barato y donde se urdía una gran ofensiva contra la ignorancia que hay que continuar con verdadero calor, porque todavía la ignorancia es terrible y ya sabemos que donde hay ignorancia es muy fácil confundir el mal con el bien y la verdad con la mentira.
9. El libro deja de ser un objeto de cultura de unos pocos para convertirse en un tremendo factor social. […] Porque contra el libro no valen persecuciones. Ni los ejércitos, ni el oro, ni las llamas, pueden contra ellos; porque podéis hacer desaparecer una obra, pero no podéis cortar las cabezas que han aprendido de ella, porque son miles y, si son pocas ignoráis dónde están.
10. Cada día que pasa las múltiples casa editoriales se esfuerzan en bajar los precios, y hoy ya está el libro al alcance de todos en ese gran libro diario que es la prensa, en ese libro abierto de dos o tres hojas que llega oloroso a inquietud y a tinta mojada, en ese oído que oye los hechos de todas las naciones con imparcialidad absoluta; en los miles de periódicos, verdaderos latidos del corazón unánime del mundo.
11. Es preciso […] que los maestros se esmeren en no enseñar a leer a los niños mecánicamente, como hacen tantos por desgracia todavía, sino que les inculquen el sentido de la lectura, es decir, lo que vale un punto y coma en el desarrollo y forma de una idea escrita.
12. Porque es necesario que sepáis todos que los hombres no trabajamos para nosotros sino para los que vienen detrás, y que este es el sentido moral de todas las revoluciones, y en último caso, el verdadero sentido de la vida.
13. Y que es preciso que los pueblos lean para que aprendan no sólo el verdadero sentido de la libertad, sino el sentido actual de la comprensión mutua y de la vida.
14. […] y no olvidéis este precioso refrán de un crítico francés del siglo diecinueve: «Dime qué lees y te diré quién eres» [François Mauriac].

Así lo dijo García Lorca. Para que no se olvide, porque en aquella alocución nos indicó algo transcendental que envuelve el momento crucial de depositar nuestro voto en las próximas elecciones generales del 23 de julio: “no trabajamos para nosotros sino para los que vienen detrás, y éste es el sentido moral de todas las revoluciones, y en último caso, el verdadero sentido de la vida”.

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.

UCRANIA, ¡Paz y Libertad!

Manifiesto para antes de votar y para las generaciones venideras

El señor Brecht, después de las elecciones

Sevilla, 4/VI/2023

Dedicado a mis nietos Adrián y Alejandro

A través de mi admirado escritor con compromiso social activo, Manuel Rivas, he conocido un manifiesto precioso publicado en la revista gallega Luzes, El señor Brecht, después de las elecciones, a modo de editorial, en torno a su famoso poema A los que vendrán después, que me ha conmovido por su profundidad en el mensaje expuesto, con una traducción personal del gallego, por la que pido de antemano disculpas si no recoge en alguna de sus palabras y frases el auténtico espíritu gallego con el que está escrito: “Quien vivió la experiencia de la lucha antifascista, al mismo tiempo que Brecht fue, en muchos casos, gente indómita que tuvo el coraje de no sucumbir ante la pesada maquinaria de un terror nunca visto. Por eso el texto dedicado a las generaciones futuras tiene tanta vigencia y utilidad contemporánea. Es el testimonio de alguien que luchó en las circunstancias más adversas, sí, pero que tiene el doble coraje de darle la vuelta al espejo y ver el lado oscuro. Esa zona de sombra que malogró y, malogra, tantas experiencias que nacen con un propósito liberador y son destruidas por la práctica sectaria. Y no hay excusas. Pedir indulgencia a los que van a nacer después es la forma más inteligente de decirles: no hagáis lo mismo. O para decirlo con la ironía de un brechtiano gallego: «No vuelvas a cometer errores equivocados».

Le devuelvo la palabras a Bertolt Brecht, para leer con detalle su poema y no sólo interpretarlo (En Poemas – 1913–1956, trad. de A. Marcos)

A los que vendrán después

1

Realmente vivo en tiempos sombríos.
La inocencia es locura. Una frente sin arrugas
denota insensibilidad. El que ríe
es porque todavía no ha oído
la terrible noticia.
¡Qué tiempos son estos, en que
hablar sobre árboles es casi un crimen
porque implica silenciar tanta injusticia!
Ese, que cruza tranquilamente la calle,
¿será encontrado cuando los amigos
necesiten su ayuda?
Es verdad que todavía me gano el sustento,
pero creedme: es por casualidad.
Nada de lo que hago justifica
que yo pueda comer hasta hartarme.
Las cosas todavía me van bien
(si la suerte me abandonase, estaría perdido).
Me dicen: “¡Come, bebe, alégrate por lo que tienes!”
Pero… ¿cómo puedo comer y beber
si estoy arrebatando al hambriento su comida,
y mi vaso de agua le falta al sediento?
Y sin embargo continúo comiendo y bebiendo.
Me gustaría también ser sabio.
Los libros antiguos nos hablan de la sabiduría:
consiste en apartarse de los problemas del mundo
y, sin temores,
dejar que transcurra tranquilamente
el tiempo de nuestra breve vida en la tierra,
pagar el mal con el bien,
no satisfacer nuestros deseos, sino desecharlos.
He aquí lo que llaman sabiduría.
Pero yo no consigo hacer tales cosas.
Verdaderamente vivo en tiempos sombríos.

2

Llegué a las ciudades en tiempos conflictivos
cuando reinaba el hambre,
me mezclé entre los hombres en época turbulenta
y me rebelé con ellos.
Así fue transcurriendo el tiempo
que me fue concedido en la tierra.
Comí mi pan en medio de batallas,
dormía entre asesinos,
traté despreocupadamente los asuntos amorosos,
y fui impaciente con la naturaleza.
Así fue transcurriendo el tiempo
que me fue concedido en la tierra.
En mi época todos los caminos conducían al fango,
mis palabras me traicionaban ante el verdugo,
yo era poca cosa. Pero pienso que los gobernantes
se sentían más seguros sin mí.
Así fue transcurriendo el tiempo
que me fue concedido en la tierra.
Nuestras fuerzas eran escasas, la meta
se hallaba distante
y aunque podía distinguirse claramente, me parecía
que yo tal vez no la alcanzaría.
Así fue transcurriendo el tiempo
que me fue concedido en la tierra.

3

Vosotros, que surgiréis del marasmo
en que nosotros nos hemos hundido,
acordaos también,
cuando habléis de nuestras flaquezas,
de los tiempos sombríos
de los que os habéis librado.
Cambiábamos más frecuentemente de país
que de zapatos,
a través de las guerras de clases, desesperados,
porque reinaba la injusticia y nadie se indignaba.
Bien sabemos que el odio contra la ruindad
deforma el rostro
y la rabia contra la injusticia
enronquece la voz. ¡Ah!, nosotros,
que queríamos preparar el terreno para la bondad
no pudimos ser bondadosos.
Pero vosotros, cuando llegue el momento
en que el hombre sea bueno para el hombre,
acordaos de nosotros con comprensión.

Junto con la lectura completa del Manifiesto citado y publicado en Luzes, volviendo de esta lectura a nuestros asuntos, de forma destacada a las próximas elecciones generales del 23 de julio, invito a repasar algunas ideas de este poema de Brecht, porque creo que tienen una actualidad extraordinaria de principio a fin. Ante los resultados obtenidos por la izquierda el pasado 28 de mayo, podemos tener la tentación, como expresa Brecht, de hacer “algo verdaderamente sabio”, apartarnos “de los problemas del mundo / y, sin temores, / dejar que transcurra / tranquilamente / el tiempo de nuestra breve vida en la tierra, / pagar el mal con el bien, / no satisfacer nuestros deseos, sino desecharlos. / He aquí lo que llaman sabiduría. / Pero yo no consigo hacer tales cosas. / Verdaderamente vivo en tiempos sombríos». Tal cual, siento en la actualidad nuestro estado del arte político de la izquierda en nuestro país. Por si nos quedaban dudas, en la segunda parte del poema aborda con un estribillo recurrente, Así fue transcurriendo el tiempo / que me fue concedido en la tierra,  los avatares de la vida diaria, que pueden ser los nuestros, los tuyos, los míos, los de todos, incluso los que a algunas personas nos han llevado a lo largo de la vida a soñar en que el mundo puede transformarse, no sólo cambiarse, como decía Feuerbach, en beneficio del interés general de todos, de su bienestar con mayúscula, reconociendo a estas alturas de la película social, de miedo, que “Nuestras fuerzas eran escasas, la meta / se hallaba distante / y aunque podía distinguirse claramente, me parecía / que yo tal vez no la alcanzaría». Tal cual.

De estos antecedentes viene las hermosas palabras del Manifiesto que he conocido a través de Manuel Rivas, dichas en gallego también y que traduzco de nuevo, referidas a versos de la tercera y última parte del poema: “No, no se puede «preparar al mundo para la cordialidad» con intransigencia, odio y política de facciones. Antes de luchar por el poder, conviene preguntarse para qué se quiere el poder. Sea en el ámbito que sea. No se puede ganar la confianza del electorado cuando el campo propio está lleno de gente herida por la desconfianza. Las elecciones siempre son buenas para aprender. En Galicia existen hoy depósitos de esperanza que permiten vislumbrar un nuevo ecosistema político, más inclusivo, democrático y de autogobierno eficaz. El nacionalismo supo hacerse más cordial, ampliando sus coordenadas sociales y su presencia geográfica. La herencia de las mareas, allí donde prevalecía el espíritu de unión. Y la imprescindible reanimación del espacio socialista en Galicia, con la responsabilidad de «preparar el país para la cordialidad», frente a la «guerra fría» en que la extrema derecha está convirtiendo la política. En la incertidumbre, está el peligro cierto de que prevalezca el retroceso y la descivilización. La mejor respuesta es tejer un pacto alternativo de sociedad decente, de cordialidad democrática”.

Me encantaría transmitir hoy a las generaciones que nacen ahora, a los más jóvenes del país, que en esa tercera parte del poema hay un sentimiento de esperanza fundada en que no se repita la parte más triste de la democracia, la del desencuentro humano llevado hasta límites que tenemos cerca, en Europa, en África, con sus guerras intestinas, y ante el ocaso de la democracia por múltiples factores, con un avance imparable de las derechas más extremas, como ya está ocurriendo en nuestro país, donde las descalificaciones groseras, los bulos más insultantes e infames, junto a las noticias continuamente falsas, inundan los medios de comunicación y las redes sociales, ante un sentimiento generalizado de que “a mí que no me llamen”. Sabemos que muy cerca de nosotros, en nuestros barrios, en nuestra ciudad, en nuestra provincia, en nuestra Comunidad, en nuestro país, reina muchas veces la injusticia y como decía Brecht “nadie se indigna”, se sigue votando a quienes nos hacen daño personal y social, abandonando los cuidados mínimos del Estado de Bienestar. Los que estamos preocupados sabemos que nos pasa: “Bien sabemos que el odio contra la ruindad / deforma el rostro y la rabia contra la injusticia / enronquece la voz”. También, la tentación de abandonar el barco del desencanto y la desafección en el momento más delicado para seguir navegando hacia el Bien Común.

Es en estos momentos cuando Brecht finaliza su poema dejándonos un mensaje para pensarlo detenidamente, sobre todo cuando estamos ante la cuenta atrás de las elecciones generales del 23 de julio, algunos seguimos pensando que hay que preparar el terreno para la bondad, para la cordialidad, que dice el mensaje gallego y porque sabemos que si finalmente no pudiéramos conseguir vencer en las citadas elecciones desde una posición de progreso, de izquierda unida, para que no sea vencida, nunca se debería abandonar esa bondad humana, porque los que vendrán después, deben saber que llegará el día en que personas caminarán por las anchas alamedas de libertad, que decía Salvador Allende, o lo que es lo mismo desde la óptica de Brecht: “cuando llegue el momento / en que el hombre sea bueno para el hombre”, los que vienen después de nosotros deberán acordarse de nosotros con comprensión. Porque lo intentamos. Ese es nuestro reto, nuestro deber político pendiente a la hora de votar el 23 de julio de 2023. Para que no se olvide, ni siquiera un momento.

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UCRANIA, ¡Paz y Libertad!

Ante las próximas elecciones generales, hay que aunar voluntades hasta que la dignidad se haga costumbre

Sevilla, 3/VI/2023

Estamos en la cuenta atrás de la decisión más importante de la democracia, elegir el próximo 23 de julio el destino político del país a través del Gobierno que gane en las urnas y no hay tiempo que perder. Como las ideologías no son inocentes, tengo que manifestar que en mi caso crecí muy cerca de cantores, no cantantes, de este país y de Latinoamérica (cantante es el que puede cantar, mientras que cantor es el que debe cantar, según Facundo Cabral) y, sobre todo, de un grupo inolvidable, Quilapayún, junto a uno de sus fundadores, Víctor Jara. En 2020, en plena pandemia, volví a escuchar de nuevo una versión profundamente actual, de lo que la sociedad chilena de izquierdas canta todavía hoy, con más fuerza que nunca, con la música y letra de fondo de Quilapayún en su memorable Cantata Popular de Santa María de Iquique, que tantas veces he citado en este cuaderno digital. Me refiero a un vídeo que Chile lanzó ese año al mundo solidario de los que tenemos ilusiones todavía por transformarlo, porque se puede hacer recordando la letra de esta cantata tan sobrecogedora, de la que siempre he destacado una frase que llevo grabada en mi corazón: con el amor y el sufrimiento se fueron aunando las voluntades, perteneciente al Relato II de la Cantata, que emociona más cuando inmediatamente después escuchamos la preciosa canción “Vamos mujer”. Inolvidable.

Se había acumulado mucho daño,
mucha pobreza, muchas injusticias;
ya no podían más y las palabras
tuvieron que pedir lo que debían.

A fines de mil novecientos siete
se gestaba la huelga en San Lorenzo
y al mismo tiempo todos escuchaban
un grito que volaba en el desierto.

De una a otra Oficina, como ráfagas,
se oían las protestas del obrero.
De una a otra Oficina, los Señores,
el rostro indiferente o el desprecio.

Qué les puede importar la rebeldía
de los desposeídos, de los parias.
Ya pronto volverán arrepentidos,
el hambre los traerá, cabeza gacha.

¿Qué hacer entonces, qué, si nadie escucha?
Hermano con hermano preguntaban.
Es justo lo pedido y es tan poco
¿tendremos que perder las esperanzas?

Así, con el amor y el sufrimiento
se fueron aunando voluntades,

en un solo lugar comprenderían,
había que bajar al puerto grande.

Recibí en esa ocasión el vídeo que encabeza estas palabras, elaborado  por los hermanos Ibarra Roa y creo que resume muy bien el compromiso de mi recuerdo activo sobre la unidad popular democrática y el estado de vigilancia para cuidar la democracia en cada momento, situación que en este país es de una actualidad plena por lo ocurrido en las últimas elecciones municipales y locales. En 2014 crearon, en Santiago de Chile, el proyecto Coro y Danza Ciudadana, que expongo respetando el texto original de su declaración de intenciones: “El CANTO NO BASTARÁ” es el nombre que da vida a este inédito video épico, donde el Coro y Danza Ciudadana junto al emblemático grupo Quilapayún, se unen para conmemorar los 50 años del triunfo de la Unidad Popular. A través del arte, traemos al presente un registro histórico musical, que da cuenta de la vigencia y la importancia de la lucha social contra la injusticia;  que nos invita a la unidad y a ser capaces de generar una sola fuerza para alcanzar la victoria y la tan anhelada dignidad. Luchamos por nosotrxs y por todxs nuestrxs compañerxs. Es hora de agruparnos y levantar las voces de aquellxs que realmente quieren un Chile mejor; aquellxs que escuchan al Pueblo y avanzan junto al Pueblo. Agradecemos a lxs artistas del Coro y Danza Ciudadana por su rigor y su empuje, y por supuesto, a Quilapayún por esta maravillosa alianza creativa. También a nuestro equipo de edición y producción, por el enorme trabajo realizado. PRONTO NOS VOLVEREMOS A ENCONTRAR!! HASTA QUE LA DIGNIDAD SE HAGA COSTUMBRE!!”.

La letra de la canción de despedida de la Cantata, en la versión auténtica de Luis Advis, su creador, no la he olvidado en su fondo y forma. Escucharla de nuevo y, si es posible, en el contexto global de todo el relato, es el mejor homenaje que podemos hacer hoy a todas y cada una de las personas que luchan en cualquier lugar del mundo por la libertad, la paz, la fraternidad y por la dignidad humana en todas las manifestaciones posibles «hasta que se haga costumbre». También, en nuestro país, porque no la olvido.

Ustedes que ya escucharon
la historia que se contó
no sigan allí sentados
pensando que ya pasó.
No basta sólo el recuerdo,
el canto no bastará.
No basta sólo el lamento,
miremos la realidad.

Quizás mañana o pasado
o bien, en un tiempo más,
la historia que han escuchado
de nuevo sucederá.
Es Chile un país tan largo,
mil cosas pueden pasar
si es que no nos preparamos
resueltos para luchar.
Tenemos razones puras,
tenemos por qué pelear.
Tenemos las manos duras,
tenemos con qué ganar.

Unámonos como hermanos
que nadie nos vencerá.
Si quieren esclavizarnos,
jamás lo podrán lograr.
La tierra será de todos
también será nuestro el mar.
Justicia habrá para todos
y habrá también libertad.
Luchemos por los derechos
que todos deben tener.
Luchemos por lo que es nuestro,
de nadie más ha de ser.

Así la deberíamos seguir recordando, ahora más que nunca, luchando unidos HASTA QUE LA DIGNIDAD SE HAGA COSTUMBRE en nuestro país y se instale en nuestras vidas, porque sé que es posible cuando con el amor y el sufrimiento se aúnan las voluntades.

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓNJosé Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.

UCRANIA, ¡Paz y Libertad!

España, al revés

Eduardo Galeano  (1940-2015)

Si Alicia renaciera en nuestros días, no necesitaría atravesar ningún espejo: le bastaría con asomarse a la ventana. Al fin del milenio, el mundo al revés está a la vista: es el mundo tal cual es, con la izquierda a la derecha, el ombligo en la espalda y la cabeza en los pies.

Eduardo Galeano, en Patas arriba. La escuela del mundo al revés.

Sevilla, 2/VI/2023

Es verdad que si Alicia renaciera en nuestros días, no necesitaría atravesar ningún espejo: le bastaría con asomarse a la ventana de este país. En junio de 2023 y unos días después del resultado de las elecciones municipales y locales de mayo, cambiando lo que he estimado oportuno cambiar de la frase original de Galeano (1), España al revés está a la vista: es el país tal cual es, con la izquierda a la derecha, el ombligo en la espalda y la cabeza en los pies. Sería la visión de una gran mujer, tal y como nos lo cuenta la historia y para aprender siempre de ella. Acabo de leer el editorial que ha publicado hoy el diario El País, Azul oscuro en Andalucía, por un lado, así como los datos del mercado laboral actual que “alcanza el récord de 20,8 millones de ocupados tras sumar 200.000 nuevos afiliados en mayo”, mientras que “el desempleo cae en 49.260 personas hasta los 2,74 millones de parados, el menor nivel en este mes desde 2008”. Estas dos lecturas me llevan a pensar que este país ha entrado en una senda imparable de ejemplos del mundo al revés, porque los resultados de las elecciones “premian” a quienes han estado obstaculizando todo el progreso de este país en esta XIV legislatura o simplemente lo ningunean, en un olvido colectivo cómplice, que da miedo, de los grandes logros sociales que me he molestado en analizar, paso a paso, en el citado ciclo legislativo que culmina con estas elecciones.

He acudido a la base de datos del Senado, como cámara representativa que aprueba finalmente las leyes que regulan el ordenamiento jurídico del país, porque se puede analizar con detalle el largo recorrido de las diferentes disposiciones y los resultados de las votaciones, para que sepamos quienes las han votado a favor o en contra, algo muy importante a considerar porque no es inocente, llevando a cabo una selección de aquellas que bajo mi opinión representan avances incontestables en el Estado de Bienestar, colectivo e individual, que ha supuesto un espaldarazo a la atención preferente de los que menos tienen, de los que más sufren los avatares contextuales de todo tipo, destacando la pandemia, la guerra de Ucrania y sus efectos colaterales, así como el paro endémico,  pero que en general, han permitido salir de una pandemia que ha hecho estragos en el país, sobre todo, otra vez lo digo, de los que sufren la pobreza severa, la exclusión y el olvido social, como hecho que ha llevado al país a una situación de la que se va saliendo poco a poco con resultados extraordinarios como los que citaba anteriormente del mercado laboral. De ahí, mi consternación actual por los resultados del domingo pasado, donde la llamada izquierda, que por su representación en las Cámaras legislativas ha obtenido grandes logros de bienestar social y económico, ha sido golpeada duramente y sin compasión alguna por el frente de las derechas de todo tipo, incluida obviamente la del flanco más extremo.

En esta legislatura XIV (03/12/2019-30/05/2023), se han aprobado 117 leyes, de las cuales destaco las siguientes, por orden cronológico de aprobación, por su impacto en el Estado de Bienestar y que afecta a millones de ciudadanos de este país, aunque se pueden verificar todas, una a una, por orden cronológico, en el hiperenlace que indico:

2020

2021

2022

2023

He elegido 36 botones de muestra de disposiciones que afectan a millones de personas en nuestro país, para el bien de todos, entregándonos derechos y deberes de gran calado. Es un reconocimiento a este Gobierno actual de coalición, con sus luces y sus sombras, de muy difícil gestión, porque todos los gobiernos no son iguales y las políticas que se aprueban tampoco. Creo que era una obligación por mi parte este reconocimiento democrático porque hay que olvidar el olvido y este trabajo de recopilación legal me ha vuelto a recordar cuatro años muy difíciles de gestión pública, marcados por la pandemia y los daños colaterales de la invasión de Ucrania. Para que no se olviden.

Creo que queda claro que, personalmente, no logre entender el resultado de las últimas elecciones generales, sin entrar en muchos detalles que me han conturbado y conmovido, como pudo ser la muerte de miles de personas mayores en las residencia de mayores durante la pandemia y, especialmente, en Madrid, pendiente de sentencias finales por las demandas que obviamente se interpusieron. Tampoco entiendo que no se reconozcan los logros de medidas sociales de amplio espectro, por simplificar, como las de medidas urgentes de prevención, contención y coordinación para hacer frente a la crisis sanitaria ocasionada por el COVID-19, el establecimiento de la garantía del poder adquisitivo de las pensiones y de otras medidas de refuerzo de la sostenibilidad financiera y social del sistema público de pensiones, la de protección de los consumidores y usuarios frente a situaciones de vulnerabilidad social y económica, el establecimiento del Ingreso Mínimo Vital, la Reforma Laboral, la reducción de la temporalidad en el empleo público; la regulación de la eutanasia, de la Memoria Democrática, la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI, la garantía integral de la libertad sexual, a pesar de sus controvertida redacción antecedente, así como la ordenación y regulación del derecho a la vivienda, no dejando atrás las leyes sustantivas de Presupuestos que permiten llevar a cabo las políticas públicas de un país.

Dicho lo anterior, creo que vivo en un país al revés, que estoy obligatoriamente obligado a entenderlo, como tantas veces he expresado en este cuaderno digital y lo expresaba ayer en pocas palabras: “en el álbum musical de mi vida ocupa un sitio privilegiado una canción muy breve interpretada por Aguaviva, Ni yo tampoco entiendo, con letra del poeta malagueño Rafael Ballesteros, que procuro aplicarla todos los días por su mensaje final [“De este mundo los dos sabemos poco. / Y sin embargo, estamos aquí, obligatoriamente obligados a entenderlo”]. El domingo finalizó el nuevo proceso de elecciones municipales y locales en el que nos hemos visto inmersos y que, por sus resultados, muestra de forma clarividente que todos, sin excepción, estamos obligatoriamente obligados a entenderlos: partidos políticos y ciudadanía, casi por igual, teniendo muy claro que la derecha no es igual a la izquierda, ni al revés, porque los votos son de los ciudadanos que votan con una determinada ideología, muchos siguiendo a pies juntillas el «todo vale». Pretendemos, con nuestro voto, ser dueños de nuestro destino, algunos con más ensoñación democrática que otros”.

En este país al revés, en mi Comunidad Autónoma, al Sur, que también la veo al revés, traigo a colación una pregunta que Eduardo Galeano plantea en su escuela famosa de ese mundo al revés: En el siglo doce, el geógrafo oficial del reino de Sicilia, Al-Idrisi, trazó el mapa del mundo, el mundo que Europa conocía, con el sur arriba y el norte abajo. Eso era habitual en la cartografía de aquellos tiempos. Y así, con el sur arriba, dibujó el mapa sudamericano, ocho siglos después, el pintor uruguayo Joaquín Torres García. Nuestro norte es el sur, dijo. Para irse al norte, nuestros buques bajan, no suben. Si el mundo está, como ahora está, patas arriba, ¿no habría que darle vuelta, para que pueda pararse sobre sus pies? Excelente pregunta, expectante como estoy sobre lo que pueda pasar en las próximas elecciones del 23 de julio. Ojalá podamos dar la vuelta a lo ocurrido el pasado 28 de mayo y parar sobre nuestros pies este país, para que continúe como hasta ahora en esta última legislatura, con sus luces y sombras, pero defendiendo siempre el interés general, que no lo ponga la derecha patas arriba, sobre todo descuidando voluntariamente a los más necesitados de atención individual y colectiva. De esta forma y con una política progresista, de izquierdas, se podrían alcanzar de nuevo los resultados pretendidos en defensa de un país más justo, con una forma de hacer política que cuide a la ciudadanía hasta las últimas consecuencias porque, visto lo visto, todos los políticos y todas las políticas que representan, está muy claro que no son iguales.

Tampoco olvido a mi paisano Luis Cernuda cuando escribió en 1931 unas palabras preciosas sobre mi Comunidad, Andalucía, también al revés, en un artículo publicado sobre “José Moreno Villa o los andaluces en España”: “Andalucía, ya se sabe, es el Norte de España; pero no la busquéis en parte alguna, porque no estará allí. Andalucía es un sueño que varios andaluces llevamos dentro”. Es una metáfora preciosa basada en la actitud transformadora del aquel poeta malagueño, olvidado por muchas personas instaladas en el síndrome del Sur o que sufren el complejo territorial español de nuevo cuño, por mucho que Mario Benedetti se esforzara en resaltar las virtudes de esta localización privilegiada. Porque el Sur, a la izquierda, no al revés, también existe.

(1) Eduardo Galeano, Patas arriba. La escuela del mundo al revés, Madrid: Siglo XXI Editores de España, 1998.

NOTA: la imagen se recuperó el 2/I/2021 de Eduardo Galeano, la voz de América Latina – Blog (edufors.com)

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓNJosé Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.

UCRANIA, ¡Paz y Libertad!

Los mediocres del ´todo vale´, tienen el poder de hacer sufrir

Lo mediocre es peor que lo bueno, pero también es peor que lo malo, porque la mediocridad no es un grado que pueda mejorar o empeorar, es una actitud.

Todo mediocre cree haber descubierto lo que es poder: poder es poder hacer sufrir.

Jorge WagensbergAforismos

Sevilla, 1/VI/2023

La mediocridad se ha instalado en nuestras vidas. En plena resaca electoral, quiero hacer hoy una reflexión sobre la mediocridad imperante en determinada clase política de este país, en la derecha cerril y ultra para ser más claros, basada en el «todo vale» sobre todo lo que se mueve, dice y piensa, con tal de atraer a adeptos a cualquier precio. No es la primera vez que abordo esta cuestión, vinculada también a determinados medios de comunicación y a las redes sociales que amparan estos desmanes tan poco democráticos. Es una tarea descarada, no inocente, como reflejo de lo que está pasando en la sociedad, caiga quien caiga o cueste lo que cueste incluso en términos éticos. He escrito en reiteradas ocasiones sobre esta perversidad social y vuelvo hoy a tratarlo porque el mundo camina por derroteros mediocres, a través de determinados políticos mediocres (no todos son iguales) que gobiernan creyendo que lo están haciendo muy bien, en un acusado efecto Dunning-Kruger, que supone para ellos mismos creer que lo saben todo sin tener en muchas ocasiones idea de casi nada. Es un mal endémico que hace estragos en cualquier estamento social, no sólo en la política, que acaba afectando a todos los órdenes de la vida.

Este escalafón tan alto de la mediocridad hace que las personas que la practican en general crean que lo que hacen es siempre lo correcto, sobreestimando su conocimiento, sus habilidades y sus actitudes, en una tríada conductual que da pánico. También, tienen una incapacidad metafísica que les impide reconocer que los demás pueden hacer algo bien y, por último, son incapaces de reconocer de alguna manera que casi todo en su vida es una gran mentira y que son extremadamente insuficientes, es decir, mediocres en estado puro. Pero viven del «todo vale» con una desvergüenza que da pánico, aunque saben que se hace mucho daño a las personas de bien. Por otra parte, ya no estamos para muchas contemplaciones filosóficas del tipo que formularon sobre el «todo vale», hace ya algunos años, Paul Feyerabend o Karl Popper, por elegir algunos exponentes claros de esta teoría, incluso si me perdonan esta elección, en la afirmación inconmensurable de Groucho Marx cuando afirmaba que “Estos son mis principios: si no le gustan tengo otros”.

Lo he manifestado públicamente en este cuaderno digital a lo largo de sus casi dieciocho años de vida: en el álbum musical de mi vida ocupa un sitio privilegiado una canción muy breve interpretada por Aguaviva, Ni yo tampoco entiendo, con letra del poeta malagueño Rafael Ballesteros, que procuro aplicarla todos los días por su mensaje final. El domingo finalizó el nuevo proceso de elecciones municipales y locales en el que nos hemos visto inmersos y que, por sus resultados, muestra de forma clarividente que todos, sin excepción, estamos obligatoriamente obligados a entenderlos: partidos políticos y ciudadanía, casi por igual, teniendo muy claro que la derecha no es igual a la izquierda, ni al revés, porque los votos son de los ciudadanos que votan con una determinada ideología, muchos siguiendo a pies juntillas el «todo vale». Pretendemos, con nuestro voto, ser dueños de nuestro destino, algunos con más ensoñación democrática que otros.

Los más antiguos del lugar recordarán esa preciosa canción de Aguaviva y sus estrofas finales, sobre nuestro destino: “De este mundo los dos sabemos poco. / Y sin embargo, estamos aquí, obligatoriamente obligados a entenderlo”. El escritor Manuel Rivas dijo una vez en su columna del superdomingo electoral de mayo de 2019 , en el diario El País, hablando de lo que hace verdaderamente daño a la política, nacional y europea, que “Hay mucha gente desencantada de la política, tal vez porque tenía de ella una visión providencial. Yo no estoy desencantado, ni encantado, porque no espero milagros. Me parece suficiente milagro una política que no haga daño. Aunque imperfecta, que no cause desperfectos. Que no penalice la libertad, que no normalice la injusticia, que frene la guerra contra la naturaleza. Una política que no se nos caiga encima”, aunque digámoslo alto y claro, los políticos mediocres del «todo vale», «creen haber descubierto lo que es poder: poder es poder hacer sufrir«, según escribió Jorge Wagensberg en uno de sus magníficos aforismos para comprender la realidad actual. Es lo que claramente hablando no estoy obligatoriamente obligado a aceptarlo y entenderlo.

¿Sabemos quienes son las grandes protagonistas del “todo vale” en el plató del gran teatro del mundo, de este país? Las personas mediocres que están muy cerca de cada uno de nosotros y que difunden este principio como si fuera el bálsamo de Fierabrás para tiempos modernos, porque se erigen en detentadores de esta falacia engañosa del todo vale, neutralizando y destruyendo mediante silencios cómplices a posibles competidores de la dignidad ética, votando por ejemplo a favor de políticos y políticas mediocres hasta la saciedad. La mediocridad centrada en el discurso de la ignorancia elevada a categoría suprema y omnisciente me sigue preocupando mucho y cada día que pasa vemos lo que nos rodea, más todavía por la situación actual del país y la mediocridad que nos invade en todos los ámbitos posibles, aquí, allá, acullá.

He reflexionado en diferentes ocasiones en este cuaderno digital sobre esta lacra social, porque constato que estamos instalados en el reino de la mediocridad. Por esta razón, no hay tiempo que perder y hay que desenmascarar a los mediocres con urgencia vital, dondequiera que estén, porque viven en un carnaval perpetuo. Este país no logra sacar distancia a esta lacra que nos pesa desde hace bastantes años porque ahora, en el país de los tuertos desconcertados, el mediocre es el rey del “todo vale”. Es una plaga que se extiende como las de Egipto casi sin darnos cuenta. Los encontramos por doquier, en cualquier sitio: en la política, en las artes, en los medios de comunicación social, en la educación, en los mercados, en las religiones y en las tertulias que proliferan por todas partes en el reino de la opinión. Los mediocres suelen meter la mano en todos los platos de las mesas atómicas y virtuales, en las que a veces nos sentamos, con total desvergüenza. Son personas de “calidad media, de poco mérito, tirando a malo”, como dice el Diccionario de la Real Academia Española. También, tóxicos o tosigosos, que suelen complicar la vida a los demás por su propia incompetencia.

Lo repito hoy hasta la saciedad: mediocridad de mediocridades, (casi) todo es mediocridad. Casi todo es de calidad media, tirando a malo, como nos enseña nuestro Diccionario de la Lengua, pero está de moda. Lo digo una y mil veces: los mediocres están haciendo de cada día su día, su mes, su año, de forma silenciosa. Al igual que Diógenes de Sínope, tendremos que coger una linterna ética y gritar a los cuatro vientos ¡buscamos personas dignas y honestas, no mediocres! Es probable que los mediocres salgan huyendo porque no soportan dignidad alguna que les puede hacer sombra, si es que alguna vez tuvieron cuerpo presente de altura de miras, que no es el caso. Ni de los que los eligen para puestos claves en la sociedad. ¿Qué quiere decir esto? Que entre tibios, mediocres y tristes anda el juego mundial de dirigir la vida a todos los niveles, nuestro país incluido, con especial afectación en determinados partidos que nos representan. Cuando los mediocres se instalan en nuestras vidas, en nuestra política o en nuestro trabajo diario, hay que salir corriendo porque no hay nada peor que una persona mediocre con poder equivocado, además triste y tibia, sin dignidad alguna. Se erigen en reyes del “todo vale”, porque así tienen gregarios que nunca discuten nada. Pero es necesario estar orientados y correr hacia alguna parte, hacia la dignidad en todas y cada una de sus posibles manifestaciones. Es la mejor forma de luchar contra la lacra social de la mediocridad y sus indignos representantes, porque intentan invadirnos por tierra, mar y aire, sin compasión alguna. Cada vez tenemos menos tiempo para descubrirlos, aunar voluntades para ocupar su sitio y, de forma celular, boca a boca, recuperar tejido crítico social para crear nuevos liderazgos en nuestro país, tan dañado en la actualidad y que tanto los necesita. Sólo basta, como muestra, conocer bien los resultados de las últimas elecciones municipales y locales en nuestro país.

Fundamentalmente, porque todo no vale y porque tengo unos principios que, si no gustan, lo siento: no tengo otros. A los reyes y a las reinas del “todo vale”, mediocres por definición, los definió de forma magistral Jorge Wagensberg, en el aforismo citado anteriormente y que no olvido, pero que reconozco que me da miedo: “lo mediocre es peor que lo bueno, pero también es peor que lo malo, porque la mediocridad no es un grado que pueda mejorar o empeorar, es una actitud. Todo mediocre cree haber descubierto lo que es poder: poder es poder hacer sufrir”: a los demás, a un país, a la política, a la audiencia, a la familia, a los compañeros y compañeras del trabajo, a cualquiera que se acerca a sus vidas del “todo vale”.

NOTA: la imagen se ha recuperado de https://cdn.urgente24.com/sites/default/files/notas/2017/08/06/mediocridad-.jpg

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UCRANIA, ¡Paz y Libertad!

‘Enlorquecidas’, en un teatro de barrio en Sevilla

Sevilla, 31/V/2023

La semana pasada asistí en un teatro de barrio de esta ciudad, Távora, en el Cerro del Águila, a una representación especial por parte de la Compañía Hartateatro, de una obra excelente en su producción, dirección e interpretación, con un título que tiene muy presente la vida y obra de Federico García Lorca, Enlorquecidas. Una obra original de Marta Ocaña basada en textos del poeta granadino en los que la presencia de sus mujeres tenía un sentido especial. Su sinopsis oficial no deja lugar a dudas sobre su fondo y forma: “Siete mujeres vienen a darle voz a aquellas nacidas de manos de Lorca a través de palabras, cante, baile y música en vivo de la mano del flamenco. Mujeres que, como todas nosotras, han nacido en un entorno de opresión con marcados roles de género. Como dijo Juan en Yerma, “las ovejas en el redil y las mujeres dentro de sus casas”. Cada una de ellas atraviesa un mismo camino lleno de vidas condicionadas por el deber de una mujer, la felicidad de una boda, la crítica de un pueblo o el latido de unos caballos con un deseo que no se apaga. Celos, juicio y opresión que despiertan la necesidad de un cambio hacia la comprensión y la libertad de la mujer”.

También presentan en síntesis su puesta en escena: “Enlorquecidas hace un recorrido desde una energía sombría, llena de colores oscuros, hasta la aparición de colores vivos, como símbolo de libertad. Bernarda Alba ya dijo “Ojalá tardéis muchos años en pasar el arco de mi casa” y Julieta en El Público “No he tropezado con una amiga en todo el tiempo, a pesar de haber cruzado más de tres mil arcos vacíos”. Esta obra invita, precisamente, a un viaje a través del “arco”. Un arco que nos llama hacia el cambio. Un camino que se muestra a través de las mujeres y sus ropas, y de sillas en movimiento, que forman parte de ese mundo sin luz. Elementos que ayudan a estas mujeres atemporales en su transformación a lo largo de la obra. Todo ello acompañado en directo por el flamenco con música en vivo”.

Me pareció una representación excelente, conjuntada y reivindicativa de principio a fin, utilizando el quejío de siete mujeres en diferentes roles que llevaban a Lorca dentro. Procuré experimentar sensaciones especiales como escuchaor de sus palabras, de su cante, de su baile, de su danza, de sus lamentos, de sus gritos, de sus quejíos. Un ambiente especial se respira en el Teatro Távora, un teatro de barrio de los que amaba Mozart, como lo expresó de forma rotunda al estrenar en uno de Viena su ópera maravillosa La Flauta Mágica, frente a otras posibilidades de haberlo hecho en teatros reales, de la Corte, que en Viena eran tan importantes.

Me sentí escuchaor de esta obra extraordinariamente representada por el elenco de la Compañía Hartateatro, porque las personas que vivimos en Andalucía, que respetamos su identidad, es decir, su extraordinaria «superficie espiritual», que decía García Lorca, sobre todo porque llevamos la luz con el tiempo dentro, como Juan Ramón Jiménez definía a Moguer, su pueblo y las personas que vivían en él, hemos aprendido a escuchar la vida de nuestro alrededor y llevarla a la poesía, al cante, al baile, al sentir cotidiano y Enlorquecidas rescata a García Lorca en su reivindicación del papel de la mujer en el mundo desde Andalucía. Luis Cernuda, contemporáneo suyo, hizo un retrato precioso del andaluz porque somos un enigma a pesar de la luz interior que el dolor de nuestra historia no olvida, siempre con el tiempo dentro, amor desbordante, pasión en nuestra música que acompaña siempre la alegría y calma el dolor, que compartimos hasta buscar la luz con el tiempo fuera, como escuchaores y escuchaoras de todo lo que se canta con el dolor de esta tierra, como como le gustaba decir a Antonio Mairena: ¨[…] la actitud experimental , la búsqueda, la inquietud y la curiosidad, son cualidades imprescindibles para ser y hacer flamenco. La cantaora y el bailaor, la guitarrista o el fotógrafo que intenta captar el duende inaprensible, así como el oyente o escuchaor que diría Antonio Mairena- buscan -o deberían buscar- no salir indemnes de la experiencia. Quiero decir con ello que el flamenco no resbala por la piel, sino que la modifica para siempre. Es un elogio de la caricia o, si quieren, una exaltación del impacto” (1). Con las letras de su cante jondo, desgarrado, como el que se cantó durante la representación de esta obra de raíces lorquianas, que escucho siempre con atención reverencial para seguir luchando y viviendo en pleno siglo XXI, porque el quejío del flamenco, como escuchaor, no resbala por mi piel, sino que la modifica para siempre. He comprendido bien que escuchar el dolor actual de esta tierra, de las mujeres “enlorquecidas”, es un elogio de la caricia o, si quieren, una exaltación de su impacto en mi alma de secreto, para honra de Andalucía y sus gentes, tal y como lo aprendí de las palabras de García Lorca pronunciadas hace tan solo cien años, en el primer Concurso de Cante Jondo, “canto primitivo andaluz”, tal y como rezaba en el cartel promocional del evento, celebrado en Granada en los días 13 y 14 de junio de 1922.

Escuché durante la representación, dos veces, una canción sefardí que García Lorca rescató en una letra que se hizo muy popular: La Tarara, sí; / la tarara, no; / la Tarara, niña, / que la he visto yo. // Lleva la Tarara / un vestido verde / lleno de volantes / y de cascabeles […] Con esta canción, tan querida por el pueblo, se demostró de forma sencilla que no hay fronteras ni murallas cuando abrimos el corazón a la cultura. Una sencilla canción rememoró en nuestra memoria de hipocampo el contenido de una letra cuya melodía se la debemos a músicos árabes que vivieron durante siglos en Andalucía, en Sevilla. La letra era otra cuestión, aunque todos coincidíamos en la versión que nos regaló García Lorca en 1931, en su andar de compromiso activo, del timbo al tambo, por estas tierras españolas de Dios: La Tarara, sí; / la tarara, no; / la Tarara, niña, / que la he visto yo. // Luce mi Tarara / su cola de seda / sobre las retamas / y la hierbabuena. // Ay, Tarara loca. / Mueve, la cintura / para los muchachos / de las aceitunas.

Cuando salí del Teatro Távora, saboreando lo que allí había escuchado y visto, recordé mi viaje a Viena en 2007, a través de la mirada de Papageno en su puerta del teatro sobre el río Viena, mi querido Teatro de barrio, libro que publiqué en 1987, en cuya contraportada figuraba Papageno, como homenaje a este protagonista excelso de La flauta mágica, sintiéndose cómplice del movimiento de la Secesión, A cada época su arte, al arte su libertad, situado personalmente a escasos metros de su deteriorada figura, cubierto de plumas y con su inseparable jaula para meter/sacar los pájaros encantados sin saber nunca a qué tipo de pájaros –uccellaci o uccellini, pasolinianos- se estaba refiriendo en su larga andanza desde el siglo XVIII hasta nuestros días. Lo contemplé en aquel viaje durante bastantes minutos y cerrando los ojos imaginé el día del estreno de su maravillosa ópera, el 30 de septiembre de 1791, dos meses antes del fallecimiento de Mozart, dirigiéndola en un teatro muy sencillo, de un barrio alejado del Anillo Real y de la Iglesia Oficial de Viena. Así, hasta contemplarlo hoy de nuevo en mi mente, cuando vuelvo con Enlorquecidas a un teatro de barrio, el Távora, muy especial y querido en Sevilla.

(1) Ordóñez Eslava, Pedro, Flamenco y vanguardia. En un instante, un quejío y un anhelo, en Andalucía en la historia, 74, 2022, p. 41.

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓNJosé Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.

UCRANIA, ¡Paz y Libertad!

Estábamos avisados: la derecha y el partido abstencionista, grandes triunfadores en las elecciones de ayer

Sevilla, 29/V/2023

Una vez más, preferiría, como Bartleby el escribiente, no escribir hoy las palabras que siguen. Los resultados de ayer en la elecciones municipales y en determinadas autonomías, llevan a entonar una canción triste para la izquierda genérica, aunque tiene nombres y apellidos en todo el país, porque todas las que representan esta ideología no son iguales. El estribillo podría decir así: la izquierda desunida, siempre será vencida. Así ha sido. Se veían venir estos resultados, estábamos avisados y para los demócratas son incontestables, con un reconocimiento a la grandeza del voto y su consecuencia en las urnas, que ha llevado a un éxito sin paliativos de la derecha. Siendo esto así, creo que es necesario evaluar lo ocurrido, porque aprendí hace ya muchos años que hacerlo es la única vía digna para poder emitir juicios bien informados.

En primer lugar, el gran vencedor de estas elecciones ha sido, una vez más, el Partido Abstencionista. Según los datos provisionales a la hora de escribir y publicar este artículo, ofrecidos por la Web oficial del Gobierno y como resultados provisionales, la abstención ha sido del 36,09%, lo que suma un total de 12.822.326 personas que no han emitido su voto, sobre un total de 35.535.887 electores, sacando una gran distancia sobre los datos del partido vencedor, que ha obtenido un 31,50% del total de electores, hasta alcanzar la cifra de 7.046.634 votantes. En cifras absolutas, la abstención ha crecido en relación con los datos de 2019, la convocatoria anterior, que fue del 34,80%, sobre un total de 12.278.917 electores.

Hace tan sólo cuatro días que publiqué un artículo, Necesitamos la ideología no inocente, mediante el voto, para transformar la sociedad, en el que analizaba que la ideología es una proyección fantástica de la inteligencia, entendida ésta como la capacidad que tiene todo ser humano para resolver problemas, gran objetivo de la política a través de programas electorales. La inteligencia que vehiculizamos a través de la ideología podemos llamarla inteligencia social o inteligencia política, porque es evidente que ésta no es ni puede ser algo que flota por encima del desarrollo social, algo neutral o imparcial, sino que refleja lo que está pasando en el mundo que nos rodea y cómo se reacciona ante estos momentos electorales donde se decide cómo se van a abordar los problemas reales y actuales en Andalucía, por ejemplo, a través de los programas de los partidos que participen en esta primera etapa anual de participación ciudadana mediante el voto. Es lo que aprendí hace ya muchos años del pensador neomarxista Georg Lukács, cuando decía que “no hay ninguna ideología inocente: la actitud favorable o contraria a la razón decide, al mismo tiempo, en cuanto a la esencia de una filosofía como tal filosofía en cuanto a la misión que está llamada a cumplir en el desarrollo social. Entre otras razones, porque la razón misma no es ni puede ser algo que flota por encima del desarrollo social, algo neutral o imparcial, sino que refleja siempre el carácter racional (o irracional) concreto de una situación social, de una tendencia del desarrollo, dándole claridad conceptual y; por tanto, impulsándola o entorpeciéndola” (1).

También indicaba que hay que pensar en el día después de las elecciones, porque detrás del voto debe haber siempre un compromiso activo con mi voto fiado a terceros que probablemente ni conozco, a través de un papel de color blanco, alargado como la sombra ética y decente que lo protege. Es decir, pase lo que pase con las elecciones, tengo que mantener activo el compromiso diario de mi opción a través de la participación activa, como ciudadano o ciudadana que vive en un ámbito local concreto, en la consecución de aquellos objetivos que me han llevado a elegir una determinada opción política volcada en un programa, que nunca se debe entender como flor de un día. El éxito político, como el campo, es para quien lo trabaja y no hay que olvidar que cuando la política se entiende así podemos ser protagonistas de la misma en mi casa, mi barrio, mi trabajo, mi ciudad, mi país o, simplemente, entre mis amigos o familia del alma. Somos, como bien decía Aristóteles, animales políticos queramos o no decirlo o sentirlo en lo más íntimo de nuestra intimidad.

Lo que no se comprende es la abstención masiva, como ha vuelto a ocurrir, dejando pasar una ocasión mágica de la democracia, no depositando el voto, dejando que los Ayuntamientos de la Comunidad Autónoma de Andalucía, por ejemplo, viajen posiblemente, de nuevo, hacia lugares en los que miles de ciudadanos no tienen ni arte ni parte por su abstención, como si la cosa política, la res pública, no fuera cosa de todos, a pesar de lo que muchas personas piensan en la actualidad, que la política es uno de los principales problemas de este país. Dije exactamente que «el Partido Abstencionista prepara ya, apasionadamente, estas elecciones en todo el país, en Andalucía. Estamos avisados».

Lo que es indudable ante los resultados obtenidos ayer en el país, globalmente, es que algo grave está pasando cuando se está dando este espectáculo antidemocrático de la abstención, en el sentido etimológico del término «democracia», que conlleva siempre la participación en las cosas de la ciudad, porque los que alardean de que “no son políticos” y no están de acuerdo con la política tal y como está y se ejerce, tienen la posibilidad de hacerlo en blanco, pero no renunciar a un derecho fundamental, constitucional (Constitución Española, Art.23.1), de «participar en los asuntos públicos, directamente o por medio de representantes, libremente elegidos en elecciones periódicas por sufragio universal» y a un deber inherente a todo ciudadano responsable.

En segundo lugar, hay que analizar lo que ha ocurrido también con la derrota, sin paliativos, de la izquierda global. ¿Qué pasa en la izquierda en el país y, por cercanía, en Andalucía? Hablo en presente porque creo que es necesario hacer un examen profundo de la situación actual de la denominada “izquierda” (para entendernos) y no quedarnos solo en lanzar ataques furibundos sobre todo el espectro del centro y de las derechas varias, como una mal entendida defensa para justificar lo ocurrido ayer. La democracia nos enseña que hay que respetar de forma casi reverencial el resultado de las urnas. Las razones que han llevado a la derrota de la izquierda deben ser expuestas siempre de forma muy clara y de la forma más homogénea posible, impulsando sobre todo la transformación social, no solo los cambios, cuidando con esmero a los más débiles para alcanzar entre todos otro mundo posible. La fractura de la izquierda no ha hecho otra cosa en los últimos años, véase la última muestra de ayer, que entorpecer con su división esta noble tarea de transformación. Así de claro y alto. Otra cosa es conformarnos con lo ocurrido y dejar que todo siga igual. La crisis global de la izquierda data ya de hace varios años, quizá demasiados, donde se han ignorado continuamente las señales de falta de identidad de la militancia activa y pasiva en torno al espectro de lo que denominamos «izquierda». Lo ocurrido ayer ha sido el resultado flagrante, a modo de crónica, de un desastre anunciado, por el rebosamiento de su grave fractura. ¿Por qué un absentismo también de la izquierda tan abrumador y lejano del derecho a votar? Creo que, fundamentalmente, porque hay una ausencia pavorosa de ideología política en general y en la izquierda en particular, lo que conlleva que no existan programas políticos acordes con la realidad social a la que el Gobierno debe servir, respetando siempre el interés general y, por supuesto, carencia clamorosa de líderes que lleven adelante estos programas, instalándose masivamente en la sociedad la “mediocracia”, el gobierno de los mediocres, que nos invaden por tierra, mar y aire y a la que he dedicado bastantes artículos en este cuaderno digital.

Lo he manifestado en muchas ocasiones, con una expresión acorde con el momento actual, cuando no existe la ideología: Mediocridad de mediocridades, (casi) todo es mediocridad. Casi todo es de calidad media, tirando a malo, como nos enseña nuestro Diccionario de la Lengua, pero está de moda. Lo digo una y mil veces: los mediocres están haciendo de cada día su día, su mes, su año. Al igual que Diógenes de Sínope, tendremos que coger una linterna ética y gritar a los cuatro vientos ¡buscamos personas dignas y honestas, no mediocres! Es probable que los mediocres salgan huyendo porque no soportan dignidad alguna que les puede hacer sombra. Si es que alguna vez tuvieron cuerpo presente de altura de miras, que no es el caso. Ni de los que los eligen para puestos claves en la sociedad. ¿Qué quiere decir esto? Que entre tibios, mediocres y tristes anda el juego mundial de dirigir la vida a todos los niveles, nuestro país incluido, con especial afectación en los que nos gobiernan. Cuando se instalan en nuestras vidas, hay que salir corriendo porque no hay nada peor que un mediocre, además triste y tibio. Pero es necesario estar orientados y correr hacia alguna parte, hacia la dignidad en todas y cada una de sus posibles manifestaciones.

Por último, vuelvo a mi rincón de pensar y a intentar colaborar en el resurgimiento de la ideología de izquierda que nos permita volver a creer que unidos por la ideología común política, no seremos vencidos, porque es posible transformar la sociedad, no sólo cambiarla, estando muy cerca de los nadies de Galeano, en particular, a los que no pienso olvidar, así como de la lucha por un mundo mejor, en el que superemos este momento gris y amargo en el que la desolación y el abandono del barco de la izquierda pretenden imponerse. Lo hago porque creo que mucho más temprano que tarde, se abrirán las grandes alamedas de este país, de Andalucía, por donde pasarán las personas con ideología de izquierda que colaboren a construir una sociedad mejor, sin excluir a nadie en esta preciosa tarea.

(1) Lukács, G. (1976). El asalto a la razón. Barcelona: Grijalbo, pág. 5.

NOTA: la nube de palabras de la imagen, con el texto de este artículo, se ha obtenido con Word Cloud Generator (jasondavies.com)

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓNJosé Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.

UCRANIA, ¡Paz y Libertad!

¡Cuidemos bien el voto en este día!

Sevilla, 28/V/2023

Hoy, un día clave para la democracia en nuestro país, en el que se vota para elegir a representantes políticos en 12 autonomías y 8.131 ayuntamientos, he recordado de nuevo unas palabras preciosas de Juan Ramón Jiménez, poeta al que tanto admiro, a modo de introducción a su querido diario como poeta recién casado (1), recogidas del sánscrito -¡ay, la influencia de Zenobia!-, porque resumen perfectamente el cuidado extremo que debemos observar con nuestras responsabilidades individuales y colectivas en este día grande para la democracia:

¡Cuida bien de este día! Este día es la vida, la esencia misma de la vida. En su leve transcurso se encierran todas las realidades y todas las variedades de tu existencia: el goce de crecer, la gloria de la acción y el esplendor de la hermosura.

El día de ayer no es sino sueño y el de mañana es sólo una visión. Pero un hoy bien empleado hace de cada ayer un sueño de felicidad y de cada mañana una visión de esperanza. ¡Cuida bien, pues, este día!

Es difícil encontrar un prontuario de cómo actuar de forma responsable en tiempos difíciles para la política digna, pero estas palabras de Juan Ramón Jiménez descubren todos los ámbitos de la vida de cada persona que ahora, más que nunca, deberíamos tener en cuenta mediante actos responsables, personales e intransferibles. Un día como hoy, en el que se vota, como debería ser al fin y al cabo cada día, encierra también todas las realidades y todas las variedades de la existencia, proyectadas en tres situaciones que nos llenan de esperanza en momentos que necesitamos reforzar ilusiones y oportunidades para seguir adelante, políticamente hablando: crecer caminando siempre hacia adelante, actuar de forma saludable d en tal forma que ennoblezca cada acto humano y descubrir la belleza de la hermosura de todo aquello que se hace bien respondiendo a la ética personal y colectiva, atendiendo al suelo firme (la solería de nuestra vida) que justifica todos los actos humanos, algo sobre lo que escribo con frecuencia en este cuaderno digital.

Este principio de realidad freudiano nos permite a su vez reflexionar sobre lo que ha ocurrido hasta ahora en la política general y municipal en este país, a veces algo más que un mal sueño, mientras que no se sabe cómo será el mañana. Juan Ramón Jiménez aborda esta dialéctica con una recomendación muy sabia: si hoy hacemos bien las cosas, votando de forma responsable, puede convertirse el tiempo transcurrido hasta ayer en un sueño y cada mañana en una visión de esperanza. Esa es la razón y no otra, de cuidar bien el voto de hoy, de este día mío, que es también tuyo, de los demás, de todos, porque encierra todas las realidades y todas las variedades de nuestra existencia: el goce de crecer, la gloria de la acción y el esplendor de la hermosura de la vida digna, viviendo la libertad que nos entrega hoy, de nuevo, la democracia.

(1) Jiménez, Juan Ramón, Diario de un poeta recién casado (1916-1917), Madrid: Visor Libros, 2011.

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓNJosé Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.

UCRANIA, ¡Paz y Libertad!

La jornada de reflexión hermosea la democracia y el voto

Sevilla, 27/V/2023

Mañana, como quien espera el alba de la democracia, se votará en las elecciones municipales y autonómicas, donde corresponda. En tal sentido, hoy está declarada esta jornada antecedente como de reflexión. Por ello, recupero lo que he escrito sobre el fondo y forma de esta jornada, en varias ocasiones, en este cuaderno de bitácora, que guardo en el cuarto de derrota personal, utilizando el lenguaje del mar, salvando lo que haya que salvar. Sobre todo, para comprender este día tan importante en democracia, viviendo en un mundo y en un país al revés. Todo tiene su tiempo y su momento, respetando el fondo y la forma de una reflexión del Eclesiastés (Qohélet), en su extraordinario capítulo 3º, al decirnos alto y claro que tenemos hasta 27 oportunidades para disfrutar de un regalo llamado tiempo a lo largo de la vida: nacer, morir, plantar, arrancar lo plantado, sanar, destruir, edificar, llorar, reír, lamentarse, danzar, lanzar piedras, recogerlas, abrazarse, separarse, buscar, perder, guardar, tirar, rasgar, coser, callar, hablar, amar, odiar, guerra y paz.

Ahora agrego dos más, el tiempo de reflexionar y el de votar en las elecciones que se celebrarán mañana. Vuelvo a leer con detalle las diferentes modalidades del lema “reflexión” y sus derivados en el Diccionario de Autoridades (RAE) que tanto aprecio y en su contexto vuelvo a valorar una palabra vinculada con el adverbio de modo “reflexivamente”, que recupero de nuevo para festejar esta jornada tan democrática. Se trata del verbo “hermosear” que vinculo hoy a la democracia porque ésta se hermosea con la reflexión que podemos llevar a cabo antes de acudir al acto de votar. Votar enriquece la democracia, la hermosea que decían los clásicos, porque mediante el voto responsable se considera y se da una segunda oportunidad a nuestro acto de decidir porque, en definitiva, se piensa más cuidadosamente todo.

Así reflexionaban nuestros antepasados del siglo XVIII en este país y así lo recogió el Diccionario de Autoridades (1734) para la posteridad, enriqueciendo ese acto tan sencillo, aparentemente, de reflexionar. La calidad intrínseca que contiene el verbo «hermosear» también lo recoge el citado diccionario con una acepción preciosa: “Hacer vistosa, perfecta y hermosa una cosa”. Quizá está ahí su encanto, porque si reflexionamos hoy sobre lo que va a ocurrir mañana a través de nuestro voto responsable, con sus consecuencias obvias, hacemos vistosa, perfecta y hermosa la democracia.

Para que no se olvide hoy a los millones de electores en el país, en Andalucía, en mi ciudad, Sevilla, ni siquiera un momento, en esta jornada tan vistosa de reflexión. Mañana…, tampoco. Como me está permitido reflexionar en mi alma de secreto, por ahora, he pensado por un momento que la política elige al que la ama, cuando la decencia es ideología estructural de la persona en su vertiente aristotélica en estado puro. Si la vida elige al que la ama, la muerte no existe, es decir, si la política elige al que la ama, el fracaso político en sí mismo no existe. ¿Acaso borra lo que un hombre político puede hacer en vida, durante una legislatura? ¿Borra sus méritos, su legado, su trabajo bien hecho, que siempre merece la atención de los otros, como nos recordaba admirablemente Luis Cernuda cuando se dirigía con estas palabras a sus paisanos sevillanos? No. Así que… Fracaso político, ¿qué eres? No eres nada. Te gustaría ser tan importante como la Política o Vida de conciencia de clase. Pero la auténtica Política dura una Vida, amiga mía. Y tú, Muerte/Fracaso Político, solo duras un instante, el instante en el que llegas.

En estos días, los líderes políticos de este país, que tienen la responsabilidad (conocimiento de la situación más libertad de decidir) de ponerse al frente de Ayuntamientos y Comunidades Autónomas (las que corresponda), deberían pensar que la verdadera política solo elige al que la ama y no se aprovecha de ella. Eso es lo que esperamos cariacontecidos las personas de buena fe política que hemos crecido con conciencia de clase más que con sentimiento de ella, porque no es lo mismo. La conciencia permanece, pero el sentimiento suele morir porque es pasajero. Es lo que, mañana, llevará mi voto dentro.

NOTA: la imagen se recuperó el 1 de diciembre de 2018 de http://blog.cristianismeijusticia.net/2015/04/10/inmigracion-y-nuevas-encrucijadas-como-ser-profeta-en-un-mundo-diverso

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