Blas de Otero y la palabra que le quedaba en agosto de 1955

¿Qué iba a haber escrito desde mi vida? Demasiado he hecho. Queramos o no, el hoy inmediato y el mañana es del pueblo.

Blas de Otero, en una carta dirigida a Vicente Aleixandre en 1955

Sevilla, 7/VIII/2023

Buscando islas desconocidas en este mes de agosto tan especial, he encontrado una carta del poeta Blas de Otero (Bilbao, 1916 – Majadahonda, Madrid, 1979) dirigida a Vicente Aleixandre, el 18 de agosto de 1955, que me ha parecido una lección histórica de importancia capital para conocer a este poeta, con una trazabilidad familiar muy compleja y desde el punto de vista existencial también, con pérdida de fe incluida:

Querido Vicente: Te escribo esta carta aunque me da vueltas la cabeza, pero estoy tan solo que necesito hablar con alguien y creo que mejor que contigo… Por eso tu carta me hizo como siempre mucha compañía y además el regalo que me anuncias, yo sé que tú me has visto bien aunque yo me enseño tan poco y por eso lo que escribas estará bien y lo de menos es el estilo que es tan puro («buen sentido…») como he visto en el de Hidalgo. Pero pasa luego que la vida, no acabo de poder con ella, no me tengo a mí mismo, esta es la verdad y encima han sucedido tantas cosas, y las verdaderas son las que no sabe nadie no las que dicen. Pero tú ya sabes que yo no me desanimo y llegaré a la muerte deshecho pero no vencido. Yo no miento pero mi libro que quieren darlo en «Cantalapiedra» no sé qué hacer no me considero al nivel de mi palabra, ojalá fuese cierto lo que en este sentido dicen. Lo de menos es que los poemas sean regulares para mí, pero es lo que publiqué, no para otros, pero la conciencia es cada vez mayor, me está resultando ya monstruosa. ¿Qué iba a haber escrito desde mi vida? Demasiado he hecho. Queramos o no, el hoy inmediato y el mañana es del pueblo. Yo no escogí mi sitio de nacimiento y luego toda esta España, la de los periódicos y la censura que no es broma en mi caso y el no tener ahora un medio de vida todavía, ni la mujer, pero así es más bonito, lo que hace falta es que tenga fuerzas que vencimiento jamás lo tendré. Perdona todo esto, Vicente. Es para ti, claro, por eso lo he hecho. No sé qué contarte de otras cosas, ahora no tengo ganas.

Un fuerte abrazo

Blas

Dámaso no me envió el libro, será el verano, ya lo recibiré.

En el contexto de su situación personal, en una revolución interior constante hacia la poesía social, cuando dice “Cantalapiedra” se refiere a su obra Pido la paz y la palabra, que se publicó ese año, 1955, en Ediciones Cantalapiedra, en Torrelavega (Santander), siendo la palabra lo único que de verdad le quedó siempre y que tan maravillosamente nos legó en un poema de este libro que no olvido, En el principio, que he citado en numerosas ocasiones en este cuaderno digital:

Si he perdido la vida, el tiempo, todo
lo que tiré, como un anillo, al agua,
si he perdido la voz en la maleza,
me queda la palabra.

Si he sufrido la sed, el hambre, todo
lo que era mío y resultó ser nada,
si he segado las sombras en silencio,
me queda la palabra.

Si abrí los labios para ver el rostro
puro y terrible de mi patria,
si abrí los labios hasta desgarrármelos,
me queda la palabra.

Al leer varias veces la carta dirigida a su amigo del alma, Vicente Aleixandre, he comprendido mejor que nunca este poema tantas veces citado por mí y que permanece intacto en mi persona de secreto. Aún así, he querido compartirlo hoy de nuevo, comprendiendo la soledad sonora de Blas de Otero: ¿Qué iba a haber escrito desde mi vida? Demasiado he hecho. Queramos o no, el hoy inmediato y el mañana es del pueblo. Para que no se olvide, en momentos de turbación política, ni siquiera un momento, siguiendo sus pasos cuando decía que “yo no me desanimo y llegaré a la muerte deshecho pero no vencido”.

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.

UCRANIA, ¡Paz y Libertad!