El manifiesto encanto de la lectura

María Hesse, El hechizo de la lectura, Cartel de la Feria del Libro 2023, en Sevilla.

Sevilla, 26/X/2023

Hoy se inaugura la Feria del Libro de Sevilla, en su edición de 2023, que cuenta con una aportación extraordinaria y programática de la ilustradora onubense María Hesse (Huelva, 1982), mediante un cartel en torno a un lema ‘El hechizo de la lectura’, que tiene como protagonista a Remedios Varo, pintora surrealista de inicios del siglo XX, en el que pone a la literatura a dialogar con otras disciplinas artísticas. Así lo presenta la organización oficial de la Feria la Asociación Feria del Libro de Sevilla y el Ayuntamiento de la ciudad: “El hechizo de la lectura es el letimotiv de la imagen de esta edición, en la que la ilustradora evoca la figura de Remedios Varo, conocida pintora surrealista de inicios del siglo XX que también se prodigó en el campo de la literatura con una obra muy personal y un imaginario en el que, al igual que Hesse, toman protagonismo lo onírico y lo mágico”. Confieso que he vivido con emoción esta presentación en sociedad de Remedios Varo, a quien no conocía, algo habitual por haberse posicionado del lado republicano en la guerra civil. ¡Cuántos silencios y olvidos cómplices! ¡Qué gran aportación y homenaje a su persona y obra mediante este cartel! Otro logro del respeto debido a la memoria democrática de este país. Gracias, María. También, a la organización de la Feria del Libro 2023, por este detalle tan importante.

Escojo en este día tan importante para la ciudad de Sevilla, una referencia a determinadas palabras que pronunció la poeta Carmen Camacho en el discurso inaugural de esta Feria 2023, el pasado 22 de octubre, por su contenido sentido y lleno de elogios a la lectura, a los editores, a quienes escriben y a quienes aman el mundo de los libros en general, porque expresó “un elogio de la lectura como acto de resistencia, de la celebración de las nuevas voces y públicos y del orgullo de las letras -y la escena- sevillana”: “Quiero comenzar hablando de lo que más importa en una feria de libro: del libro y sus dos caras, la de la escritura y la de la lectura. No voy a descubrirles mediterráneos si les cuento que leer, lo que sea, desarrolla las entendederas, el pensamiento conceptual y abstracto. Pues imagínense qué bueno, si lo que leemos son letras, actuales y clásicas, a la vanguardia, es decir, palabra como materia artística y pensamiento puesto en pie. No hay cosa más subversiva que esa tan quieta de leer un buen libro detrás de otro libro, a poder ser que confronten unos y otros ideas y estéticas. No hay cosa más subversiva que esta tan quieta de leer un buen libro detrás de otro, por lo que abren dentro, y por el hecho mismo de hacer un remanso de silencio y sostener amorosamente la atención sobre la página. La mera actitud de la lectura representa una sublevación inmóvil en este mundo hiperactivo y distraído. Cierto es que en cualquier feria hay ruido y libros de vanguardia y de retaguardia al rebufo de las modas comerciales. Pero hay un tipo de libro para cada lector, y esta feria es un puente. Digo más, la programación de coloquios, conferencias y presentaciones de la Feria, como vamos a poder ver, se centra en la literatura y en el pensamiento crítico, en una propuesta bien formada e informada, confeccionada con criterio y conocimiento. Me consta que en ello intervienen informados expertos”.

Ahora, hay que ir a la Feria y acariciar sueños, porque el lema de este año es una atracción en si mismo, El hechizo de la lectura, en un contexto que la poeta Carmen Camacho también citó en su intervención, como un sentido homenaje a Ítalo Calvino, a mi parecer, en el centenario de su nacimiento: “Y los libreros y libreras: sin su misión nada de esto es posible. Las librerías tienen, además, una militancia en algo que me parece muy importante: la localización, física, la de construir un espacio y en él un refugio y un lugar de encuentro, un espacio de verdad en un barrio, en una calle, que sea un lugar de referencia para dar de leer, para que entre cualquiera y el librero o librera nos conozca por nuestro nombre y sea un poquito nuestro farmacéutico intelectual, y nos acompañe en la elección de las lecturas. Desde la pasada feria a esta, se nos han ido como el rayo algunas librerías que nos dieron de leer como las panaderías nos dan el pan. Estos son los mimbres con los que la asociación Feria del Libro de Sevilla – con el apoyo del Consistorio, la Junta, la Diputación, el Ministerio, y no sin dificultades de tipo técnico, administrativo, de coordinación…- levanta por varios días -ay, Ítalo Calvino- una ciudad invisible en pleno centro, con una programación variada y valiente, donde pasan muchas cosas que después siguen pasando por los adentros y en las casas de las gentes que se duermen al arrullo de un librito”. Hoy, una vez más, como siempre, me he acordado del autor italiano al que tanto aprecio, cuando me he acercado a la pantalla en blanco del ordenador para redactar estas líneas, siguiendo la recomendación literaria que un día ya lejano aprendí de él en El arte de empezar y el arte de acabar: “…es un instante crucial, como cuando se empieza a escribir una novela… Es el instante de la elección: se nos ofrece la oportunidad de decirlo todo, de todos los modos posibles; y tenemos que llegar a decir algo, de una manera especial”. Cuando nos acercamos a la lectura de un libro nos puede suceder algo parecido, porque estamos ante una página escrita que nos puede decir todo o nada, pero lo importante es cuando sentimos que su lectura nos deja una huella indeleble, probablemente para toda la vida, algo esencial, que decía Calvino.

Lo que me pasa al escribir estas palabras es que sé lo que me pasa cada vez que se acerca la Feria del libro, porque no olvido a Guido Orefice, el protagonista de La vida es bella, que tenía tres grandes proyectos en su vida: distinguir el norte del sur, leer a Schopenhauer por su canto a la voluntad como motor de la vida y abrir una librería. De todo hizo un arte para vivir, para enseñar a leer las señales de la vida, porque hablar es solo cosa de personas. Leer, igual de bello. Es una maravilla constatar que estamos preparados desde la preconcepción y a través del cerebro, para leer, cuando todo está conjuntado para comenzar a unir letras y grabarlas con unas determinadas formas en el cerebro. Agregando, además, sentimientos y emociones en relación con lo que nuestro cerebro lee, en una dialéctica permanente de razón y corazón. Ahí reside el encanto de la huella de la lectura, la que dejan precisamente algunos libros. Su hechizo. El que ha expresado con encanto la ilustradora María Hesse en el cartel de la Feria de este año, como hilo conductor de la misma.

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.

UCRANIA – ISRAEL/HAMÁS, ¡Paz y Libertad!