La delusión (delulu) no es la solución (solulu)

Sevilla, 30/XI/2023

Han pasado tan sólo 48 horas de la presentación, por parte de la Real Academia Española de la Lengua, de la actualización 23.7 del Diccionario de la lengua española (DLE), incorporando 4381 novedades, nuevos términos, nuevas acepciones de entradas recogidas con anterioridad, enmiendas a artículos ya existentes y supresiones, así como una novedad extraordinaria, la incorporación, por primera vez en los casi 300 años de historia del diccionario académico, de la consulta de sinónimos y antónimos. Siendo esta realidad “académica” algo incontestable, me encuentro hoy con un artículo en el diario El País, Qué es la filosofía ‘delulu’ y por qué se ha convertido en el concepto de moda entre la Generación Z, en el que se aborda una cuestión no baladí en torno a una palabra de raíces coreanas y anglosajonas, ´delulu´, sobre todo porque afecta a millones de jóvenes de la llamada Generación Z, los nacidos entre dos siglos, situados en la cohorte estadística de los años 1996 a 2006, aunque existen varias interpretaciones internacionales de esta denominación atribuida un rango de edad, que clamarán pronto para que se incluya como “nuevo término”, como novedad del diccionario de la RAE para el próximo año.

Si lo traigo a colación hoy es porque, una vez más, cooptamos de principio a fin un constructo más al uso, en esta ocasión difundido a los cuatro vientos por la red TikTok, lo afirma la entradilla del artículo citado, ´con seis mil millones de visualizaciones, el término ‘delulu’ ya es todo un fenómeno en la red social TikTok bajo la promesa de que fingir una realidad mejor puede acrecentar tus posibilidades tanto a nivel sentimental como profesional´, estando convencido de que no tardará en llegar al Diccionario citado, aunque ya existe un lema que viene a decir lo mismo, desde hace varios siglos, concretamente ´delusión´. Pero vayamos por partes. Para empezar, hay que asumir, que “Delulu is the solulu” [Delirar es la solución]. Este el nuevo mantra que consigue cada día mayor hegemonía tanto en las mentes de los jóvenes de la Generación Z como en sus apéndices habituales en forma de perfiles en redes sociales. No hay una traducción exacta para el término, pero podría decirse algo así como que “delirar es la solución”. Porque el predicamento de la expresión delulu, que procede del inglés delusional (delirante), ha tomado por asalto la jerga centennial hasta el punto de contar con cerca de seis mil millones de visualizaciones solo en TikTok. Esta versión irónica, hipertrofiada y algo paranoica del pensamiento positivo ha salido de la nada, pero ya está en todos lados, hasta el punto de que la prensa generalista anglosajona teoriza sobre sus potenciales aplicaciones en el entorno laboral o el sentimental. “Creo que estar delulu es una de las claves más importantes para la felicidad de esta generación”, argumenta el tiktoker Moses Wong en un vídeo con 5 millones y medio de ‘Me gusta’ hasta la fecha”.

Aplicando el llamado principio freudiano de realidad, uno de los dos principios que rigen el funcionamiento mental y que forma un par con el principio del placer, al cual modifica, en la medida en que logra imponerse como principio regulador, sabemos que la búsqueda legítima de la satisfacción ya no se efectúa por los caminos más cortos, sino mediante rodeos, y aplaza su resultado en función de las condiciones impuestas por el mundo exterior. Por tanto, me llama la atención que en la mentalidad “delulu” se recurra una vez más en nuestro país a las raíces anglosajonas, cuando en español podemos decir lo mismo y con sentido pleno, aunque el problema no está en el vocablo en sí, sino en el significado actual, ilusión (concepto o imagen sin verdadera realidad), con sinónimos que no hay que despreciar: ilusión, espejismo, burlería y fatamorgana, no digamos ya cuando deriva en el constructo de fondo y se une a la palabra ´solución´, lo que en roman paladino, que diría Gonzalo de Berceo, sería algo así como “Delusión es la solución”, traduciendo la expresión “Delulu is the solulu” . Ahí está el elemento diferencial del problema en cuestión, no en la forma de expresarlo, sino en el fondo de lo que quiere transmitir la Generación Z o Centennial cuando lo utiliza en millones de visualizaciones, en los manidos ´me gusta´ y comentarios al respecto. Además, es importante conocer que el origen de la palabra ´delulu´ se sitúa en Oriente, “[…] siendo acuñada por los seguidores de la música pop coreana (K-pop) para describir a los fans más obsesivos y apasionados con ciertos ídolos. Ahora, sin embargo, la narrativa cambia: tú, el empoderado fan de ti mismo, dándole una vuelta a aquel manido dicho paulocoehliano de que “si deseas algo con mucha fuerza, el universo conspira para que suceda”.

En este contexto, me gustaría aclarar que siempre ha existido la ´delusión´, aunque pocas veces como filosofía que debe regir una vida, mucho más cuando se la aproxima a una patología preocupante, el autoengaño que acaba en síndrome de delusión o delirio pleno, sin límites, lo que lleva, en su interpretación más amable, a una negación del principio de realidad, que Freud explicó como teoría científica, junto a su par, el principio del placer, entendido como el conjunto de la actividad psíquica que tiene por finalidad evitar el displacer y procurar el placer. Dado que el displacer va ligado al aumento de las cantidades de excitación, y el placer a la disminución de las mismas, el principio de placer constituye en sí mismo un principio económico, no inocente por cierto. Cada día que pasa toma más carta de naturaleza la necesidad de recurrir al principio de realidad a pesar de los esfuerzos por parte del capital de invadir nuestras conciencias con cosas y teorías pseudocientíficas que nos produzcan placer, tocando de cerca las emociones diarias, no los sentimientos, que son ámbitos psicológicos muy diferentes porque las primeras, las emociones, son estados pasajeros de bienestar, pero de usar y tirar, que es lo que interesa al poderoso caballero Don Dinero y sus secuaces, mientras que los sentimientos son estados afectivos permanentes que nos pueden acompañar toda la vida. De ahí a crear teoría de ficción sólo hay un paso y por eso en España la venta de libros e información de ficción sobrepasa de forma alarmante al de la realidad que se escribe en libros de ensayo.   

Ante la realidad de la extensión millonaria del constructo “Delulu is the solulu”, que fonéticamente suena bien para recordarlo en campañas digitales no inocentes, unidas a mercadotecnia de todo tipo para divulgar este principio de no realidad, por ejemplo en libros de falsa autoayuda, camisetas y tazas de consumo diario, lo sigo de cerca desde hace algún tiempo a través del filósofo surcoreano y arraigado en Alemania desde su juventud, de nombre casi imposible, Byung-Chul Han, que desde hace años está publicando libros para ayudarnos a comprender el mundo desde el ensayo de divulgación, aplicando siempre el principio de realidad, muy patente en su última obra, No-cosas. Quiebras en el mundo de hoy, en el que deja claro en su prólogo que estamos en la era de la transición de las cosas a las no-cosas, entendido este trasvase como las informaciones que nos ofrecen las cosas, como el teléfono inteligente, por ejemplo, porque al final es lo que determinan el mundo que vivimos, siendo una de sus proyecciones ahora la filosofía ´delulu´. Y si hay un protagonista que gana por goleada en el top-star de las no-cosas, ese es el smartphone, que incluso ha desplazado como término a la traducción lógica para que lo entendamos todos, donde la brecha digital está garantizada. Se sitúa en vanguardia no porque sea una cosa, que también lo es, sino porque nos facilita no-cosas muy importantes, traducidas en información de todo tipo, incluso el mundo de la desinformación total garantizada, interesada y no inocente, incluyendo todo lo que rodea al principio vital de marca ´delulu´.

Vuelvo a leer páginas del libro citado de Byung-Chul Han, un filósofo que nació en el lugar donde nació el constructo ´delulu´, Corea, preocupado por interpretar la vida de la mejor forma posible, porque nos ayuda en su sinopsis oficial a comprender mejor el mantra que sobrevuela nuestro mundo, la filosofía de la delusión, buscando la solución de los problemas que nos rodean a diario en un mundo lleno de insatisfacciones: “Hoy en día, el mundo se vacía de cosas y se llena de información inquietante como voces sin cuerpo. La digitalización desmaterializa y descorporeíza el mundo. En lugar de guardar recuerdos, almacenamos inmensas cantidades de datos. Los medios digitales sustituyen así a la memoria, cuyo trabajo hacen sin violencia ni demasiado esfuerzo. La información falsea los acontecimientos. Se nutre del estímulo de la sorpresa. Pero este no dura mucho. Rápidamente sentimos la necesidad de nuevos estímulos, y nos acostumbramos a percibir la realidad como una fuente inagotable de estos. Como cazadores de información, nos volvemos ciegos ante las cosas silenciosas y discretas, incluso las habituales, las menudas y las comunes, que no nos estimulan, pero nos anclan en el ser”. Esto me lleva a pensar que la ´delusión no es la solución´ o, dicho en el lenguaje de las redes sociales, ´Delulu is not the solulu´.

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.

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