Eduardo Galeano nos lo recuerda en el Black Friday: “las cosas te compran”

Americanos, vienen a España gordos y sanos
Viva el tronío y viva un pueblo con poderío
Olé Virginia y Michigan
Y viva Texas que no está mal, […] no está mal.

Bienvenido Mr. Marshall (1953)

Sevilla, 27/XI/2025 – 07:55 h (CET+1)

Estamos inmersos ya en el Viernes Negro (Black Friday), como imperativo categórico del Gran Mercado Mundial. En este contexto creo que Eduardo Galeano tenía razón al describir el poder del consumo en el mundo al revés: «En esta civilización, donde las cosas importan cada vez más y las personas cada vez menos, los fines han sido secuestrados por los medios: las cosas te compran, el automóvil te maneja, la computadora te programa, la TV te ve. Globalización, bobalización. Hasta hace algunos años, el hombre que no debía nada a nadie era un virtuoso ejemplo de honestidad y vida laboriosa. Hoy, es un extraterrestre. Quien no debe, no es. Debo, luego existo». 

Millones de personas de este país esperan la celebración de una semana especial, mucho más allá del estricto viernes americano, el Black Friday circunscrito a mañana, un día particular, en una respuesta compulsiva para no perder la participación en la maratón particular y colectiva del consumo. Una americanada más.

Es curioso constatar cómo el Mercado [sic] crea su propio ecosistema a nivel mundial, para crear necesidad de consumo donde no existe la necesidad realmente. El síndrome de la última versión, en tecnología o en moda lista para llevar, por ejemplo, acaba haciendo estragos en las maltrechas economías de muchas familias, porque nos convencemos que lo último de lo último nos estaba esperando en la estantería comercial correspondiente en el Viernes Negro y que lo más barato hay que comprarlo con urgencia para “no ser tontos”, según el eslogan de turno.

Sé que estas reflexiones se pueden interpretar como una salida de tono sobre el principio de realidad de lo que está pasando y estamos viendo, pero sigo defendiendo que no es lo mismo valor que precio de lo que realmente necesitamos, como suele confundir todo necio (Antonio Machado, dixit). Además, la dignidad de la vida sencilla está por encima de las mercancías, que a toda costa intentan vendernos los nuevos Míster Marshall que merodean por nuestro país vestidos metafóricamente de negro, el color del viernes que intentan justificar como necesario para ser felices. Con su tronío y poderío.

Lo que no sé, tampoco, es si hoy día y como decía la canción de ¡Bienvenido Mr. Marshall!, o en una nueva versión, ¡Bienvenido Mr. Trump!, seguimos recibiendo a los americanos con alegría…, en este Black Friday redivivo, obviamente sin gritar a los cuatro vientos, ¡Olé mi madre, olé mi suegra y olé mi tía! Lo que queda claro es que la globalización nos lleva a la bobalización, porque hasta hace algunos años, las personas que no debían nada a nadie eran un virtuoso ejemplo de honestidad y vida laboriosa: “Hoy, son extraterrestres. Quien no debe, no es. Debo, luego existo”. ¡Ay, si Descartes levantara la cabeza!

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