Chile y Allende, muy presentes en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián

La sangre para ellos son medallas. La matanza es un acto de heroísmo ¿Es este el mundo que creaste, dios mío?

Palabras de Víctor Jara, dos horas antes de morir acribillado a balazos, en la madrugada del 16 de septiembre de 1973, en el estadio de Santiago de Chile que hoy lleva su nombre.

Sevilla, 25/IX/2023

Quien sigue de cerca este cuaderno digital sabe de mi amor al cine, sobre todo el de compromiso con la vida digna, con ideología social de fondo y forma. Esta es la razón de por qué dedico hoy unas palabras a la película presentada como estreno mundial en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián (Zinemaldia), El realismo socialista, con un subtítulo no inocente e imprescindible para comprenderlo mejor, Como una de las bellas artes, que el cineasta chileno Raúl Ruiz (Puerto Montt, 1941-París, 2011) dejó inconclusa por el golpe de Estado de Augusto Pinochet contra el presidente Salvador Allende el 11 de septiembre de 1973 y que gracias al cuidado y reconstrucción de las escenas rodadas con anterioridad, en bobinas que pudieron salir ocultas de Chile y guardadas a buen recaudo por su viuda, Valeria Sarmiento, también directora como él y colaboradora fiel en todos sus proyectos cinematográficos, así como fragmentos localizados en la Universidad de Duke (Durham, Carolina del Norte EEUU) y el Archivo Real de Cine de Bélgica, la podemos contemplar hoy como un testimonio realista y casi profético de lo que ocurrió finalmente en aquella fecha inolvidable, en un país en ebullición política continua, no inocente.

Una vez más, recurro a la sinopsis oficial presentada en el Festival, para intentar comprender la intrahistoria realista del socialismo chileno vivido desde dentro, como antesala del golpe de Pinochet: “Una lectura satírica del proceso de la Unidad Popular del presidente Salvador Allende, previa al golpe cívico militar de 1973 en Chile. La película es un relato coral, donde se van encadenando distintos mundos. Por un lado, el de los obreros y el lumpen, con el personaje Lucho a la cabeza, y por otro, el de un grupo de intelectuales partidarios de la Unidad Popular que se agrupan en un frente poético más representantes de la pequeña burguesía. En determinado momento, estos personajes se cruzan en una aparente amistad que termina en escenas de mucha violencia, que producen una lectura satírica de la época”.

El realismo socialista figura en el segmento Klasikoak, la sección del Festival que reúne clásicos antiguos y modernos de la historia del cine universal proyectados en versiones restauradas. Según he podido verificar, la película se rodó entre 1972 y 1973, no pudiéndose finalizar el rodaje por el golpe de Estado, tan cruento para el país: «En los años ochenta se distribuyó una versión declaradamente inconclusa del filme, editada por Ruiz y Sarmiento para el British Film Institute. Y en 2008 se exhibió en el Festival Internacional de Cine de Valdivia un corte de poco menos de una hora. La película llega ahora a San Sebastián con un metraje de ochenta minutos y bajo la producción de Poetastros, entidad liderada por la actriz Chamila Rodríguez y el montajista y director Galut Alarcón; ambos se encargaron también de “la recuperación y finalización de otras dos obras póstumas del célebre director chileno: La telenovela errante (2017), estrenada en el 70o Festival de Locarno, y El tango del viudo y su espejo deformante (2020), presentada en la sección Forum de la 70a Berlinale”, explica una nota de prensa a propósito del estreno de El realismo socialista. Alarcón se encargó además del montaje final de esta versión, mientras la música original fue compuesta por Jorge Arriagada, otro colaborador frecuente de Ruiz y Sarmiento. En 2019, durante la búsqueda de fragmentos desaparecidos de El tango del viudo y su espejo deformante, Alarcón y Rodríguez tuvieron la suerte de encontrar alrededor de nueve horas de material sin editar –más de dieciocho mil pies de película– entre la Universidad de Duke, Durham, Estados Unidos, y el Archivo Real de Cine de Bélgica; tal descubrimiento posibilitó componer la película que debutará durante las jornadas del más prestigioso evento cinematográfico en español» (1).

Lo que me ha llamado poderosamente la atención es el análisis «político» que se hace de la película en el foro «Rialta», citado anteriormente, del que he tomado las siguientes palabras, referidas a la obra final creada sobre esta película por la viuda de Raúl Ruiz, Valeria Sarmiento: «Autora también de una obra insólita, Sarmiento recupera una película fundamental para entender uno de los aspectos más discutidos del quehacer cinematográfico de Ruiz: el modo en que incorporaba una visión política a su densa experimentación estética. El realismo socialista posibilitará constatar la originalidad con que el autor de Tres tristes tigres (1968), Palomita blanca (1973), La hipótesis del cuadro robado (1979), se negó a subordinar su fábrica audiovisual a los códigos del cine militante de su época. Ruiz no creía necesario registrar épicamente el mundo ni supeditar la imagen a ninguna clase de compromiso ideológico para consumar un cine político. Su producción anterior al exilio ensayaba una alternativa radical al registro de realizadores como Patricio Guzmán y Miguel Littín, paradigmas del Nuevo Cine. No sólo el paisaje temático del filme, su propio título ya da cuenta de la voluntad de Ruiz de ironizar/cuestionar las posturas políticas y la estética enarbolada por la izquierda. Las intrincadas tramas tejidas por el realizador, su propensión a desnaturalizar la imagen, su voluntad de explorar las múltiples posibilidades combinatorias de los planos sonoro y visual, consuman interrogantes a las formas de instrumentar el cine a partir de creencias políticas».

Me permito agregar a estas palabras un modesto aviso para navegantes. En tiempos de polarización política, pensamiento único, deserciones políticas, corrupción, desencanto con casi todo lo que se mueve, justificaciones imposibles, desafección del compromiso social y mala prensa del sector público, junto a una desmemoria crónica de nuestra historia de dictadura, es fácil iniciar conversaciones en las que los que piensan de forma diametralmente opuesta a nuestras convicciones suelen rematar la faena dialógica diciendo con sonrisa sarcástica algo que me enerva: al fin y al cabo, da igual lo que estamos discutiendo porque estamos diciendo lo mismo. Por si había alguna duda sobre este aserto tan vano, agregan un estrambote final más impresentable todavía: es que todos vamos en el mismo barco. No. Hay que huir como de la peste de las personas que opinan de esta forma con maniobras envolventes, querulantes, para agregarnos al Club de los Tibios e Indignos, que todos los días fletan barcos de desencanto y conformismo, porque no soportan verte en la cola del Club que está siempre enfrente: el de las Personas Dignas, siempre abierto, sobre todo para los que navegan en patera, en mares sociales procelosos y no suelen tirarse al mar cuando la sociedad en general va a la deriva.

He expuesto un análisis sobre esta película y su dramática circunstancia, que no dejará indiferente a nadie. Me interesa mucho verla cuando sea posible en la distribución comercial, aunque le auguro escaso éxito visto lo visto en este país, tan olvidadizo de su propia memoria democrática e histórica. Una vez más, en el día y mes en el que se ha cumplido el 50 aniversario del golpe de Estado en Chile, reivindico la persona y la obra política de Salvador Allende, porque quiero mantener viva su memoria en mi persona de secreto, que diría Ortega y Gasset, junto a la de todos, cuando seguimos defendiendo su presencia en nuestras vidas, como presidente, siempre presente en democracia, siempre.

(1) https://rialta.org/amp/version-definitiva-de-el-realismo-socialista-filme-inconcluso-de-raul-ruiz-se-estrenara-en-san-sebastian/

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.

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