En democracia, no hay que cultivar odio en el jardín de la libertad

José Mujica – Discurso de despedida y renuncia a su escaño de senador – Octubre 2020

Sevilla, 15/XI/2023

Hoy comienza el debate de investidura del que saldrá el nuevo presidente del Gobierno, el maltratado y vilipendiado Pedro Sánchez, actual presidente en funciones y ariete de las derechas cerriles y ultramontanas. Es un día en el que deberíamos comprometernos en democracia a no azuzar el fuego de la violencia política verbal y de calle, sino cuidar el jardín personal y colectivo, para que en él nunca se cultive el odio.

Aprendí esta reflexión de José (Pepe) Mujica en su discurso de despedida y renuncia a su escaño en el Senado de Uruguay, en octubre de 2020, del que resalto -por nuestro aquí y ahora- sus palabras contra el odio y la necesidad de conocer qué significa hoy la libertad para la Política con mayúsculas, con una tarea que está por encima de otras: luchar por la felicidad humana, aunque parezca hoy una quimera, según sus propias palabras.

En el texto y contexto de su discurso, expresó un canto al diálogo y convivencia política entre desiguales y con posturas antagónicas: “Yo tengo mi buena cantidad de defectos, soy pasional, pero en mi jardín hace décadas que no cultivo el odio, porque aprendí una lección que me puso la vida: el odio termina estupidizando, porque nos hace perder objetividad ante las cosas, el odio es ciego como el amor, pero el amor es creador y el odio nos destruye. Una cosa es la pasión y otra el cultivo del odio”.

Deberíamos tomar nota todos, sin excepción, de esta reflexión en tiempos tan complejos como los actuales. Mujica nunca lo tuvo fácil, tildado de terrorista durante muchos años, por lo que sufrió torturas, prisión y cárcel: “En política no hay sucesión, en política hay causas y los hombres pasamos y las mujeres pasamos, todos pasamos, algunas causas sobreviven y se tienen que transformar y lo único permanente es el cambio. La biología impone cambios, pero también tiene que haber una actitud de cambio, de dar oportunidad a nuevas generaciones. Construir, ayudar a construir el porvenir, ya que la vida se nos va y es inevitable pero las causas quedan. Por eso, he pasado de todo en la vida: estar 6 meses atado con alambre con las manos en la espalda, irme de cuerpo por no poder aguantar en un camión, ni estar dos días o tres, estar dos años sin que me llevaran a bañarme y tener que bañarme con un frasco, con una taza de agua, con un pañuelo. He pasado de todo, pero no le tengo odio a nadie y le quiero transmitir a los jóvenes que hay que darle gracias a la vida, triunfar en la vida no es ganar, triunfar en la vida es levantarse cada vez que uno cae”.

No vendría mal recordar hoy estas palabras en el Congreso de los Diputados, en todas y cada una de las sesiones de debate que culminarán mañana con la votación para elegir al nuevo presidente del país. Mujica lo resumió muy bien en pocas palabras: “el odio termina estupidizando, porque nos hace perder objetividad ante las cosas, el odio es ciego como el amor, pero el amor es creador y el odio nos destruye. Una cosa es la pasión y otra el cultivo del odio”. Tomo nota.

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.

UCRANIA – ISRAEL/HAMÁS, ¡Paz y Libertad!