
Banco de Loiba, Ortigueira (La Coruña)
Sevilla, 16/II/2024
Hoy finaliza la campaña electoral en Galicia, con atisbos de cambio de signo político si las urnas lo permiten el próximo domingo. En democracia éstas son las reglas del juego, aunque no ha sido demasiado limpio durante la campaña electoral por parte de la derecha ultramontana y el desembarco masivo de la división acorazada del PP centralista, desenterrando la terrible experiencia de ETA, para sembrar inquietud y miedo entre los votantes. Por esta razón electoral, rememoro mi experiencia en la visita que hice a esa Comunidad en 2017, a la que tanto aprecio y a la que dediqué una serie de artículos en este cuaderno digital bajo el título de Luar na Galiza o lo que es lo mismo, resplandor de la luna en Galicia. Destaco, concretamente, la reflexión que dediqué a mi recorrido por Santiago de Compostela, que creo nos sirve para dar justo sentido a una seña de identidad que tradicionalmente se ha presentado de forma torticera cuando decimos que Galicia es “conservadora”, en su acepción más trasnochada y reforzada por la perspectiva política, pero no entendida en la legítima lucha de sus habitantes más progresistas por conservar sus tradiciones, su cultura tan rica y variopinta, su amplio conocimiento del mundo, la de sus viajeros hacia muchas partes cuando atraviesan la línea del horizonte, esa separación de la tierra y el mar como decorado permanente en sus almas de exilio. Admiro en este contexto su palabra “luar”, el resplandor de la luna, que da continuidad a la vida, iluminándola en cualquier momento como si fuera el faro de Fisterra, perpetuo en el alma, para facilitar un viaje interior caminando siempre hacia adelante.
Fue en ese viaje a Santiago de Compostela cuando pensé muchas veces en una frase que a lo largo de su historia ha sufrido interpretaciones contrapuestas dependiendo de dónde se situaban las comas: Santiago, cierra, España, que casi siempre la hemos conocido tal y cómo lo escribieron e interpretaron Cervantes en Don Quijote de la Mancha o el mismo Valle-Inclán en Luces de Bohemia. La traducción correcta de la frase es la que justifica su origen, rememorando a Santiago Matamoros, en la Reconquista, como grito de guerra: Santiago (él ayuda a exterminar a los musulmanes), cierra (forma de interpretar que el ejército o las tropas están preparadas para atacar) y, por último, España, todas por separado, siendo la defensa e integridad de España la razón que justificaba la acción contra el mundo musulmán. Sinceramente, no me gusta nada esta versión que muchos dan por auténtica, aunque es verdad que la he simplificado mucho para que se entienda bien lo que quiere decir. Me quedo hoy día con la que nos ofreció Cervantes en Don Quijote de la Mancha y la que nos aportó Valle-Inclán en Luces de Bohemia. En primer lugar, porque el diálogo entre el bueno de Sancho Panza y el Quijote no tiene desperdicio:
—Yo así lo creo —respondió Sancho— y querría que vuestra merced me dijese qué es la causa porque dicen los españoles cuando quieren dar alguna batalla, invocando aquel San Diego Matamoros: «¡Santiago, y cierra España!». ¿Está por ventura España abierta y de modo que es menester cerrarla, o qué ceremonia es esta?
—Simplicísimo eres, Sancho —respondió don Quijote—, y mira que este gran caballero de la cruz bermeja háselo dado Dios a España por patrón y amparo suyo, especialmente en los rigurosos trances que con los moros los españoles han tenido, y, así, le invocan y llaman como a defensor suyo en todas las batallas que acometen, y muchas veces le han visto visiblemente en ellas derribando, atropellando, destruyendo y matando los agarenos escuadrones; y desta verdad te pudiera traer muchos ejemplos que en las verdaderas historias españolas se cuentan» (1).
En la segunda versión, porque la ideología estaba detrás de lo que quería decir un protagonista de la obra citada de don Ramón, Dório de Gádex (andaluz, por más señas), defendiendo el modernismo ante el integrismo del país: “Voy a escribir el artículo de fondo, glosando el discurso de nuestro jefe: «¡Todas las fuerzas vivas del país están muertas!», exclamaba aun ayer en un magnífico arranque oratorio nuestro amigo el ilustre Marqués de Alhucemas. Y la Cámara, completamente subyugada, aplaudía la profundidad del concepto, no más profundo que aquel otro: «Ya se van alejando los escollos». Todos los cuales se resumen en el supremo apostrofe: «Santiago y abre España, a la libertad y al progreso” o lo que hoy podría ser lo mismo pero pasando por el túnel de tiempo democrático, en un momento electoral crítico: ¡Galicia, abre España con tus votos a la libertad y al progreso!, ayudados por el resplandor de la luna (luar) que da continuidad a la vida, iluminándola en cualquier momento como si fuera el faro de Fisterra, perpetuo en el alma, omnipresente en el país, para facilitar a todos los que amamos esa tierra un viaje interior caminando siempre hacia adelante. Nosotros, desde Andalucía, junto a ellos también.
Unas horas antes de entrar en la jornada de reflexión en Galicia, me retiro a mi persona de secreto para escuchar una canción emblemática, Tú, gitana, que la relaciono inmediatamente con esta tierra: Tú, gitana que adivinas / dímelo, pues no lo sé / si saldré de esta aventura / o si en ella moriré. La canta Sara Vidal, acompañada por un conjunto al que admiro mucho, Luar na lubre (Resplandor de la luz en el bosque celta), grupo coruñés de música folk. Como casi nada es inocente en la vida, esta canción tampoco lo es, conociendo al autor de su música, Jose Zeca Afonso, el carismático líder de la revolución silenciosa de los claveles en Portugal, cantando como nadie Grándola, vila morena. Él recogió la letra de la canción, que pertenece al Cancioneiro popular de Vila Viçosa, de la que recojo una estrofa que no olvido: porque el pueblo es quien más ordena, a la sombra de una encina de la que yo no sabía su edad.
El domingo, el pueblo gallego, con sus votos, ordenará su vida política, a la sombra del resplandor (luar) de su tierra. No me cabe la menor duda.
(1) Cervantes, Miguel de, Don Quijote de la Mancha. Edición del IV Centenario, 2004. Madrid: Real Academia Española, 2ª Parte, Capítulo LVIII, pág. 988s.
NOTA: la imagen, el banco de Loiba, se ha recuperó el 25 de agosto de 2017 de: https://www.lavozdegalicia.es/noticia/sociedad/2015/06/17/famoso-banco-loiba-noche-verano/0003_201506G17P28993.htm
CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.
UCRANIA Y GAZA, ¡Paz y Libertad!

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