La jornada de reflexión es una pausa que hermosea el voto

Izal, Pausa

De vez en cuando hay que hacer / una pausa / contemplarse a sí mismo / sin la fruición cotidiana / examinar el pasado / rubro por rubro / etapa por etapa / baldosa por baldosa / y no llorarse las mentiras / sino cantarse las verdades.

Mario Benedetti, Pausa, en Poemas de otros, 1974

Sevilla, 8/VI/2024

Mañana, como quien espera siempre el alba de la democracia, se votará en las elecciones europeas. En tal sentido, en España está declarada hoy esta jornada antecedente como de reflexión. Por ello, recupero lo que he escrito en varias ocasiones en este cuaderno digital sobre el fondo y forma de esta jornada, sobretodo para comprender este día tan importante en democracia, viviendo en un mundo y en un país al revés, como se ha demostrado de forma reiterada en esta campaña electoral por parte de los partidos de derecha extrema y ultraderecha, con rezos de rosario incluidos, porque para algunos, los políticos que rezan unidos, permanecen unidos, a modo de seguidores de un padre Peyton redivivo, que en mi infancia hizo estragos en una de las dos Españas de este país. Todo tiene su tiempo y su momento, pero hoy, especialmente, el tiempo de reflexionar y el de votar en las elecciones que se celebrarán mañana.

En este contexto, vuelvo a leer con detalle las diferentes acepciones del lema “reflexión” y sus derivados en el Diccionario de Autoridades (RAE A 1737, 536, 2) que tanto aprecio y en su contexto vuelvo a valorar una palabra vinculada con el adverbio de modo “reflexivamente”, que recupero de nuevo para festejar esta jornada tan democrática. Se trata del verbo “hermosear” que vinculo hoy a la democracia porque ésta se hermosea con la reflexión que podemos llevar a cabo antes de acudir al acto de votar. Votar enriquece la democracia, la hermosea que decían los clásicos, porque mediante el voto responsable se considera y se da una segunda oportunidad a nuestro acto de decidir porque, en definitiva, se piensa más cuidadosamente todo.

Así reflexionaban nuestros antepasados del siglo XVIII en este país y así lo recogió el Diccionario de Autoridades para la posteridad, enriqueciendo ese acto tan sencillo, aparentemente, de reflexionar. La calidad intrínseca que contiene el verbo «hermosear» también lo recoge el citado diccionario con una acepción preciosa: “Hacer vistosa, perfecta y hermosa una cosa”. Quizá está ahí su encanto, porque si reflexionamos hoy sobre lo que va a ocurrir mañana a través de nuestro voto responsable, con sus consecuencias obvias, hacemos vistosa, perfecta y hermosa la democracia.

Para que no se olvide hoy a los millones de electores en el país, en Europa, ni siquiera un momento, en esta jornada tan vistosa de reflexión. Mañana…, tampoco. Como me está permitido reflexionar en mi alma de secreto, he pensado por un momento que la política elige al que la ama, cuando la decencia es ideología estructural de la persona en su vertiente aristotélica en estado puro. Si la vida elige al que la ama, la muerte no existe, es decir, si la política elige al que la ama, el fracaso político en sí mismo no existe. ¿Acaso borra lo que una persona política puede hacer en vida, durante una legislatura? ¿Borra sus méritos, su legado, su trabajo bien hecho, que siempre merece la atención de los otros, como nos recordaba admirablemente Luis Cernuda cuando se dirigía con estas palabras a sus paisanos sevillanos? No. Así que… Fracaso político, ¿qué eres? No eres nada. Te gustaría ser tan importante como la Política o Vida de conciencia de clase. Pero la auténtica Política dura una Vida, amiga mía. Y tú, Muerte/Fracaso Político, solo duras un instante, el instante en el que llegas.

Es verdad que esta jornada es una pausa especial entre las que necesitamos hacer de vez en cuando y no tanto rebobinar la existencia, porque no debemos perder el sentido de la vida como ciudadanos que ostentamos algo maravilloso: la soberanía popular. Es lo que Herman Hesse llamaba obstinación, una virtud, a la que admiraba mucho, una sola, porque es obediencia a una sola ley que lleva al “propio sentido” de la vida. Fundamentalmente, algo que necesitamos con urgencia en esta ocasión: cantarnos las verdades, pisando las baldosas que vamos poniendo en nuestra vida a modo de solería, que es lo único que justifica nuestros actos éticos en cada voto para no tener que llorar después las mentiras. Sin prisa, con pausa.

En el día después de estas elecciones europeas, los líderes políticos de este país que triunfen y que tendrán la responsabilidad (conocimiento de la situación, más libertad de decidir) de ser eurodiputados o eurodiputadas en las instituciones más representativas de Europa, deberían pensar que la verdadera política solo elige al que la ama y no se aprovecha de ella. Eso es lo que esperamos cariacontecidos las personas de buena fe política, que hemos crecido con conciencia de clase más que con sentimiento de ella, porque no es lo mismo. La conciencia permanece, pero el sentimiento suele morir porque es pasajero. Les aseguro que todo lo expresado anteriormente, hoy, es lo que, mañana, llevará mi voto dentro.

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.

UCRANIA, ¡Paz y Libertad!

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