Neveras vacías y comedores escolares cerrados: una realidad a erradicar en las vacaciones de verano

Sevilla, 15/VI/2024

Una vez más volvemos a tropezar con la misma piedra: la situación lamentable en verano de miles de niños y niñas de este país que tienen vacías las neveras de sus casas, los comedores escolares cerrados y el aburrimiento garantizado en un tiempo libre complejo y no tutelado en muchas familias. Así lo atestigua el reciente informe publicado por la ONG Educo, Los derechos de la infancia no se van de vacaciones. Infancia en riesgo y alimentación saludable en verano, que deberíamos leer con atención casi reverencial, como uno de los documentos de obligado conocimiento para un verano ético, que también existe.

El fenómeno con el que nos encontramos cada verano, el olvido vacacional de miles de niños y niñas de este país, se demuestra con datos objetivos en citado informe: “Es lógico pensar que, para los niños y niñas, las vacaciones de verano son uno de los mejores momentos del año. Casi tres meses por delante para disfrutar con la familia, en la playa o en la montaña, en el pueblo o en la ciudad, yendo a pasear, a comer helados y a jugar con los amigos y amigas. Sin embargo, esta idílica imagen se aleja, y mucho, de la realidad de miles de niños y niñas en España. En 2014, Educo denunció que los más de 500.000 niños y niñas perceptores de las becas comedor se quedaban sin este tipo de ayuda al terminar las clases. Hoy, 10 años después, son más de 850.000 quienes reciben este apoyo durante el curso escolar. Es decir, en una década casi se han duplicado las becas públicas para acceder al comedor. Este aumento es debido a una mayor preocupación a nivel social y por parte de las administraciones de asegurar la alimentación de niños, niñas y adolescentes en el espacio educativo. Sin embargo, cuando llega el verano y cierra la escuela, dejan de recibir esta ayuda, poniendo en riesgo su derecho a la alimentación. Y solo son la punta del iceberg. Estos niños y niñas forman parte de los 2,7 millones que viven en riesgo de pobreza y exclusión».

Junto a estas cifras tan elocuentes, también se informa que «poco se sabe de lo que pasa durante casi tres meses la infancia vulnerable, que sufre “olvido vacacional”. De hecho, según los datos recabados en los centros educativos con los que Educo trabaja sabemos que solo 1 de cada 7 escuelas encuestadas afirman que los niños y las niñas que
tienen beca comedor tendrán la alimentación asegurada todo el verano». Además, «no solo está en riesgo su alimentación, sino también su bienestar. Para la infancia más vulnerable, las vacaciones equivalen a estar prácticamente todo el día dentro de un piso. Y, a veces, dentro de una habitación, porque el piso lo comparten varias familias. Probablemente formen parte del 19,90% de niños y niñas que viven en hogares mal acondicionados, en los que se pasa frío en invierno y calor en verano. Sus padres y madres pasan el día fuera trabajando porque es ahora en verano cuando encuentran empleo haciendo substituciones. Además, a veces se quedan a cargo de sus hermanas y hermanos pequeños, y con la televisión, la tableta o el móvil como única distracción».

Más adelante señalan en el informe unos puntos críticos de vital importancia:

  • Hay más becas comedor pero siguen siendo insuficientes y «según el Instituto Nacional de Estadística, el 34,5% de los menores de 18 años está en riesgo de pobreza o exclusión social; es decir, uno de cada tres, dato que nos sitúa, tristemente, en los primeros puestos de Europa en cuanto a pobreza infantil […] De hecho, la pobreza infantil en España parece estar estancada».
  • En relación con la alimentación en las familias más vulnerables, «En España, el 6,9% de los menores de 18 años no comen carne, pollo, pescado o su equivalente proteico cada dos días. Es decir, no comen la cantidad adecuada para su edad» y lo verdaderamente importante y razonable es que «No se trata solo de comer y de que las cantidades sean suficientes, sino que se coma de manera saludable, algo que puede ser difícil para las familias de los 2,7 millones de niños y niñas en riesgo de pobreza y exclusión».
  • Lo anteriormente expuesto cobra especial importancia en el periodo vacacional de verano: «Poco se sabe de lo que pasa con la alimentación de la infancia vulnerable en verano. No hay un único registro, las iniciativas y las ayudas dependen de comunidades autónomas, ayuntamientos, barrios, entidades sociales o centros educativos y asociaciones de familias. Ante esta situación, una encuesta realizada a 200 centros educativos que participan en los programas de Educo ha mostrado que solo 1 de cada 7 escuelas (14,3%) afirman que los niños y niñas con beca comedor durante el curso tienen asegurada su alimentación todos los meses de verano. Y 1 de cada 15 (6,7%) detalla que esa continuidad es parcial y no cubre todo el periodo estival. El resto de centros respondió que no lo sabían (28,6%), que no había ninguna continuidad en su alimentación o muy poca (25,7%) o que había oferta de actividades con comida, pero que no todos accedían (24,8%)».
  • La realidad de las vacaciones veraniegas es casi un imposible para miles de familias en nuestro país, siendo los niños y jóvenes los principales perjudicados: «En España, el 34,1% de los menores de 18 años no pueden irse ni una semana de vacaciones al año con sus
    familias, aunque es justo reconocer que la situación ha mejorado desde el dato amargo de 2014, con un porcentaje abrumador, el 48,20%, siendo preocupante un dato más: desde 2017 se observa un estancamiento en las cifras, dado que en ese año se alcanzó la mejor cifra en este indicador, el 32,30%, que se ha visto superado desde entonces hasta alcanzar la cifra actual.
  • Otro dato a tener en cuenta, las altas temperaturas que se registran en el país, que tienen que ver mucho con el cambio climático, también se recoge en el informe: «Es la realidad del 19,90% de niños, niñas y adolescentes, que viven en hogares en los que no se puede mantener una temperatura adecuada. La cifra se ha ido incrementando significativamente en los últimos años. En el caso de los hogares monoparentales, se encuentran en esta situación 1 de cada 3».
  • La realidad en este verano es que ante lo anteriormente expuesto, no tienen alternativas al alcance de la mano: los «niños y niñas en situación de vulnerabilidad no tienen garantizadas ayudas para campamentos de verano». Además, «Es difícil saber qué ayudas reciben las familias vulnerables para que sus hijos e hijas puedan disfrutar de colonias o campamentos de verano. También es complicado saber si incluyen las tres comidas (desayuno, almuerzo y merienda) en este periodo no lectivo. Si bien sabemos que existen muchos actores que ofrecen becas, cuesta mucho ver la complementariedad entre las que dan comunidades autónomas, diputaciones provinciales, ayuntamientos o entidades sociales. Tampoco hay claridad sobre cómo se dan estas ayudas (de forma directa a las familias o a través de otras entidades), el presupuesto destinado o el total de beneficiarios. Por lo que cuesta mucho saber cuántos niños, niñas y adolescentes pueden disfrutar de un espacio de ocio de calidad y de una alimentación garantizada cuando termina la escuela».

En las conclusiones del documento se afirma algo importante: «[…] el tejido local se activa para asumir el liderazgo y poder ofrecer espacios protectores con actividades de ocio educativo y alimentación a la infancia más vulnerable. Se trata de iniciativas para “pasar la antorcha sin que se apague” y garantizar el derecho a la alimentación y a la educación durante el verano para todos los niños, niñas y adolescentes en riesgo de pobreza y exclusión social. Entidades y ayuntamientos junto con ampas, ONG, centros deportivos, y otros agentes locales son quienes proponen y organizan campamentos y colonias. El verano es un espacio interesante para generar red por la infancia, conexiones de las instituciones del entorno, el tejido asociativo y la Administración local. Sin embargo, hace falta activar una mayor coordinación, apoyar con recursos técnicos y económicos a las redes locales para que puedan ofrecer más plazas en campamentos y colonias. Con actividades que aseguren la alimentación y también la nutrición equilibrada. Actividades que les permitan desarrollar conocimientos, habilidades y actitudes, conectar con la naturaleza y con nuevas amistades. Actividades en espacios protectores, con referentes adultos que les guíen hacia nuevas aventuras. Así, en septiembre, el verano se reflejará en relatos infantiles llenos de aventuras, de nuevas amistades y experiencias. Con gran entusiasmo todo el alumnado se verá en igualdad de condiciones para hablar sobre sus alegrías, aprendizajes, convivencia, naturaleza y buena alimentación durante las vacaciones. El mejor comienzo para un nuevo curso escolar».

Ante lo expuesto anteriormente, vuelvo a recordar algo que me conmueve a diario y que resalté este año cuando abordé en el mes de febrero, en este cuaderno digital, los resultados definitivos de la Encuesta de condiciones de vida (ECV) de 2023, elaborados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), aplicados a Andalucía, donde finalizaba mi exposición diciendo que es imprescindible conocer con datos científicos que 3.185.308 ciudadanos y ciudadanas en Andalucía (INE, padrón continuo a 1 de enero de 2022), es decir, un 37,5% del total de población en esta Comunidad, están viviendo la pobreza en sus vidas y, de forma más aguda, la pobreza severa, en un porcentaje del 11,9% del total, más de un millón de personas en Andalucía, arrojando cifras lo suficientemente elocuentes para confirmar que algo no estamos haciendo bien en esta Comunidad, porque contra datos no valen argumentos. Lo digo una vez más: ahí están los datos anteriormente expuestos, desnudos, junto a la gran pregunta que nos compromete a todos, qué hacer en una  contraescuela del mundo al revés en nuestro país, un mundo magistralmente descrito por Eduardo Galeano, en mi Comunidad Autónoma.

Personalmente, lo tengo claro: debemos compartir datos para poder emitir juicios bien informados, porque sólo ante un gobierno de Estado o Comunidad Autónoma, pre-ocupado (así, con guion) por la desigualdad actual económica, laboral y social en la población, no cualquier gobierno, porque todos no son iguales, se deben denunciar estas cifras que afectan a tantas personas, a tantos niños, a tantas niñas, a tantos jóvenes, con un objetivo claro: que se aprueben leyes y disposiciones con urgencia para solucionar esta situación. Es la única vía para que se transforme la sociedad española, permitiendo que la igualdad, solidaridad y justicia social permita a todos avanzar en derechos y libertades que mejoren las condiciones de vida para salir de la pobreza en cualquiera de sus estadios, que afectan a millones de ciudadanos en este país, de andaluces y andaluzas también, niños y niñas sobre todo, los más desfavorecidos, los pobres severos, los nadies, tantas veces citados en este cuaderno digital, que procuro no olvidarlos aunque a veces yo sea un pájaro herido por el principio de realidad de la pobreza severa y exclusión social que nos asola, con cifras -desde mi punto de vista- insoportables para atender como merece la dignidad humana.

Por último. el documento de EDUCO se cierra con un mensaje breve y bueno, que es muchas veces «muy bueno», porque de lo que se trata es de alcanzar «un verano con derechos. ¡Esto sí son vacaciones!».

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.

UCRANIA Y GAZA, ¡Paz y Libertad!

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