Otro turismo es posible: el método para conocer Galicia

Luar Na Lubre – Romeiro Ao Lonxe (Con Diana Navarro)

Sevilla, 17/VIII/2024

Estamos asistiendo a una contestación generalizada al turismo que nos invade en toda la geografía española, sin excepción, porque se constata que morimos de éxito ante tantos desmanes y desbordamiento de situaciones que hacen la convivencia insoportable. Pronto lo veremos en las encuestas del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), como una de las preocupaciones principales en nuestro país. El ejemplo de la proliferación descontrolada de las viviendas de uso turístico que, en algunas zonas como Baleares, hacen un desalojo salvaje de los que residían en ellas hasta ahora, ha alcanzado unos límites también insoportables, injustos y faltos de toda ética. Otra realidad es la gentrificación galopante de los cascos históricos de muchas ciudades importantes del país, con desalojos abusivos por el capital de fondos de inversión que todo lo pueden, a cualquier precio y sin compasión alguna.

Sé que es un asunto controvertido, pero en este contexto he recordado un texto precioso que leí hace ya algunos años en Galicia, Galicia (1), del escritor al que admiro tanto, Manuel Rivas, que recupero hoy por su calidad intrínseca y porque pone muchas cosas en su sitio. En este libro, un libelo de repudio al conservacionismo gallego de viejo cuño, político incluido, Rivas explica un método para conocer su tierra que cobra hoy una especial actualidad. Viajamos a partir de ahora con él, porque al final, caemos siempre en lo mismo: criticamos hasta la saciedad a este turismo que nos invade, a los otros, sin caer en la cuenta de que nosotros también hacemos a veces un turismo descontrolado, por imperativo del mundo actual, acabando como turistas al uso, a veces sin sentido y viajando hacia ninguna parte.

Comienza Manuel Rivas su exposición, con una referencia a un escritor autóctono, Ramón Otero Pedrayo, que escribió la afamada Guía de Galicia, que también he leído personalmente al recuperarla para mi biblioteca desde una librería de viejo, sobre todo porque no la escribió como “volantista” en un coche, sino viajando en un autobús público de la empresa Castromil: “Y nosotros [dice Rivas], con la miseria de tener coche propio, debemos contentarnos con leer lo que él vio o poner, de viaje, una de las grabaciones de este patriarca que rescató Alfonso Monxardín. Encendemos el radiocasete y, con la mirada puesta en el cambio de rasante, murmuramos con saudade: “Ándele Don Ramón, cuénteme un poco cómo es Galicia”.

A continuación recojo el texto completo de este método para conocer Galicia, a título de ejemplo de dignidad turística por mi parte, con saudade, intentando comprender qué significan las herbiñas de enamorar visitando una vez en la vida San Andrés de Teixidó, siguiendo las indicaciones de Luar na Lubre, recomendando que cada uno, cada una, al leerlo, cambie nombres, apellidos y situaciones, pero intentando quedarse con el fondo de lo expuesto. Comprenderán entonces qué significa el turismo digno y ético que tanto necesitamos recuperar en nuestro país, abandonando el rol de volantistas por un tiempo y escogiendo un libro como la mejor guía para iniciar el mejor viaje posible a nuestra persona de secreto.

Método para conocer Galicia

Ahora que se multiplican las ofertas de viaje, yo no sé lo que escoger. El año pasado por estas fechas me dirigí a la agencia Otero Pedrayo, pagué un billete en la aeronave ‘Os camiños da vida’, e hice un viaje inolvidable por el tiempo y el espacio. Todo muy económico y maravilloso. Tengo otra agencia de confianza que nunca me falla, la Compañía Álvaro Cunqueiro. Ofrece unos vuelos charter, que ni Halcón Viajes. Y unos programas alternativos, tipo ‘Tesouros novos e vellos’, que ya quisieran los de Port Aventura. A precio de bicoca, con asiento asegurado en ventanilla, y parada con siesta de primera clase debajo de un roble que te toca ‘Para Elisa’ mientras duermes. Incluye una vuelta al mundo de feria en feria y un masaje curandero con las hierbas de San Juan. Vuelves como del trinque.

Otra propuesta para conocer bien Galicia por su envés más hechizante es la de la agencia Hortas Vilanova Tours, de la que es acionista mayoritario el poeta Manuel María, con una abundancia de opciones recogidas en el ‘Andando a terra” (Ediciones ANT). Trekking literario, Surfing imaginativo. Parapente auténtico. Desde el robledal de San Xusto a Florencia y desde Florencia a la Ribeira Sacra en una cabriola de sofá y libro.

Yo no sé cómo la gente se complica tanto la vida a la hora de viajar. Te sientas en casa, al fresquito de los libros y pronto te sientes un comandante de jetgaviota tomando pista en la playa de Traba de Laxe. Hablas por megafonía y anuncias con voz de vocalista de verbena: “Amigos viajeros, primero vamos a Carcasona y luego a los Caneiros de Betanzos, con paradita en Cuba y en el Ribeiro”.

Hay un dato para la meditación en lo relativo a los mejores pasajeros que dio Galicia. Ni Otero Pedrayo ni Álvaro Cunqueiro tenían coche propio, como tampoco lo tiene Manuel María. He comentado muchas veces con Paco Martín la desgracia de tener coche e ir por la vida de volantista. Gentes como Novoneyra, Pepe de Nora y algún otro no conducen y por eso conocen tan bien Galicia y ven cosas que los demás no vemos. El carecer de coche, y renunciar al volante, tiene además la ventaja añadida de que puedes escoger quien te lleve. Allá van los pasajeros gozando en la ventana de ese filme de culto llamado Galicia. Y donde tú ves un tractor, ellos ven la comitiva de Merlín. Y cuando tú ves un ceda el paso, ellos contemplan una hermosa cruz de piedra, las espinas del Cristo también de piedra. Y mientras tú maniobras para esquivar una gallina, ellos van viendo el crepúsculo del Antiguo Reino en pancolor.

Ramón Otero Pedrayo fue capaz de escribir la magnífica ‘Guía de Galicia’ porque viajaba siempre en el autobús Castromil. Y nosotros, con la miseria de tener coche propio, debemos contentarnos con leer lo que él vio o poner, de viaje, una de las grabaciones de este patriarca que rescató Alfonso Monxardín. Encendemos el radiocasete y, con la mirada puesta en el cambio de rasante, murmuramos con saudade: “Ándele Don Ramón, cuénteme un poco cómo es Galicia«.

(1) Rivas, Manuel, Galicia, Galicia, 2002, Madrid: Santillana – Suma de Letras.

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓNJosé Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.

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