Sólo una mochila, vale más que mil palabras

Un cementerio de la isla de El Hierro, con nichos de inmigrantes fallecidos sin identificar / Mónica Torres

Sevilla, 30/IX/2024

Sigo conmovido y conturbado con la tragedia del naufragio de un cayuco en el Océano Atlántico, a unos siete kilómetros de la isla de El Hierro, el pasado sábado, en el que desparecieron cincuenta migrantes en busca de un mundo mejor, cuatro de ellos menores de edad. Los esfuerzos públicos por localizarlos están siendo baldíos a pesar del despliegue técnico que se está llevando a cabo, habiéndose localizado tan sólo una mochila en la zona de búsqueda, hecho contrastado por la tripulación de la Guardamar Calíope, una de las embarcaciones adscritas a Salvamento Marítimo.

Esta mochila es un símbolo de las escasas pertenencias que cada migrante lleva consigo al abandonar su tierra y su parentela, como recogen desde hace siglos los libros de historia de éxodos y migración. El cementerio de migrantes que esconde el Atlántico, desconocido en su auténtica dimensión, nos devuelve también preguntas, muchas preguntas sobre este mundo al revés. Ahora, caben en la mochila que encontraron ayer los equipos de rescate en el Océano Atlántico.

Recuerdo una fotografía publicada por el diario El País, en el mes de marzo de este año, que he elegido hoy para presidir estas palabras, que sobrecogía viéndola, pero aún más al leer su pie de foto: «Desde hace unos meses, un grupo de mujeres peregrina por los cementerios de la isla para que los nichos donde yacen los inmigrantes que murieron no caigan en el olvido. Asisten a los entierros y embellecen las lápidas. A veces consiguen incluso darles nombre. “¿Cuántos aviones se llenarían con los que se han muerto en esta ruta?”, cuestiona Joke Volte, una holandesa de 70 años de melena canosa, que acompaña a Marichal. “Cuando se cae un avión, montamos monumentos y aniversarios, pero aquí solo hay silencio”.

Si escribo hoy, de nuevo, sobre este asunto luctuoso es porque, como decía Eduardo Galeano en Patas arriba. La escuela del mundo al revés, este loco mundo “nos entrena para ver al prójimo como una amenaza y no como una promesa, nos reduce a la soledad y nos consuela con drogas químicas y con amigos cibernéticos”. Personalmente, huyo de este mantra peligroso y confieso que quiero al prójimo migrante como a mi mismo y nunca lo veo y lo siento como una amenaza, tal y como lo aprendí de “la fe de mis mayores”, como dijo en su momento histórico Antonio Machado.

La mochila que ha emergido en el Atlántico, nos transmite un símbolo de la dureza extrema de la migración. Para que no se olvide, ni siquiera un momento. Ella sola se basta para denunciarlo, aunque a su alrededor sólo haya silencio.


CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN
: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.

UCRANIA, GAZA, SAHEL Y PAÍSES EN GUERRA, EN GENERAL

¡Paz y Libertad!

No hay que olvidar a los migrantes desaparecidos ayer en aguas del Atlántico, muy cerca de El Hierro

elDiario.es, 28 de septiembre de 2024

Sevilla, 29/IX/2024

Ayer supimos a primera hora de la mañana, que durante esa madrugada se había producido en Canarias el peor naufragio de migrantes en los 30 años de vida de la ruta migratoria en esa zona geográfica del país, con el agravante de que estaban ya muy cerca de la costa de la isla de El Hierro, a tan sólo 7,5 kilómetros. Se trataba de un cayuco que había salido del puerto de Nuadibú (Mauritania) con 84 personas a bordo, malienses, senegaleses y mauritanos, que llevaban seis días de navegación, dos de ellos sin agua ni comida, probablemente una de las causas de que la embarcación se escorara durante las maniobras de salvamento por la reacción descontrolada de los migrantes, seriamente afectados a nivel cognitivo por la inanición y la sed. Esta situación, de madrugada y con rachas de viento próximas a los 40 kilómetros por hora, dio un trágico resultado: nueve cadáveres recuperados y más de cincuenta personas desaparecidas, al parecer un menor entre ellas, pudiéndose rescatar a tan sólo 27 personas, entre las cuales se encontraban cuatro menores.  

Esta es la descripción breve y trágica de la noticia, que debería conmovernos y conturbarnos a las “personas de bien”, millones en este país, a pesar de que para la derecha ultramontana y su más allá, no somos tales los que respetamos de forma manifiesta a los migrantes, gritándonos a veces que “si tanto los defendemos, por qué no nos los llevamos a nuestra casa”, porque no hacemos otra cosa que “molestar” sus conciencias. Sobran palabras para comentar estas situaciones que, desgraciadamente, se dan en nuestro país cada vez con mayor frecuencia, así como las de la acogida que merecen siempre, bastando ahora con el ejemplo del comportamiento reciente de determinados grupos políticos del Congreso, que se deben señalar para recuerdo inmoral de su comportamiento, cuando el Partido Popular, Vox y Junts, votaron en contra el pasado 24 de julio, junto a la abstención del diputado de UPN, del inicio de la tramitación de la proposición de ley para la modificación de la ley de extranjería registrada por el PSOE y Sumar.

Lo que viene ocurriendo también en el Mediterráneo, convertido ya en ignominioso cementerio de migrantes, nos debería llevar a la reflexión de que en el Atlántico están ocurriendo ya situaciones vergonzosas y vergonzantes de estas muertes siempre injustificadas, aunque no tengan tanta repercusión mediática. Hace dieciocho años escribí una carta abierta, enviada a una revista semanal de ámbito nacional, que llevaba por título Cayucos, que hacía referencia a estas embarcaciones que ya se estaban haciendo tristemente famosas en las Islas Canarias: “Nunca habíamos hablado tanto de los cayucos, esas embarcaciones de la esperanza, de la miseria, de las frustraciones. Han sido los auténticos protagonistas del verano, llegando a las Islas Afortunadas, las Canarias, por oleadas, en un viaje a lo vagamente conocido por las parabólicas de Senegal. Y lo cotidiano ha sido ver como saltaban a la teórica libertad de un puerto canario, desde el barco paradójico “Esperanza del Mar”, abrazándose a una cruz roja como misión imposible, en el silencio de los muertos y desaparecidos. ¿Qué son los cayucos?: dicen los expertos que son embarcaciones en las que durante la travesía de su vida aprenden a no hablar al llegar a España, a no mirarse a la cara, porque durante siete días, que es lo que dura el viaje descarnado, solo pueden mirar hacia adelante, siempre en la misma postura, todos juntos, hacinados, para ver si el Teide, España y Europa los acoge en su misteriosa holgura de riqueza y libertad. Ser o tener, esa es su cuestión. Hasta que un día los encontramos en un semáforo, en nuestros viajes cotidianos, donde los pañuelos a un euro pueden servirnos para justificar sus lágrimas cuando nos miramos de frente, entonces sí, cara a cara”.

También he recordado una experiencia de un conductor de guaguas de Tenerife, ese mismo año, de cuyo nombre quiero acordarme hoy, Alexis, que trasladaba aquel verano a los senegaleses que eran identificados en la Comisaría de la Playa de las Américas, trasladados posteriormente a los Centros de internamiento temporal hasta que se resolvieran sus expedientes de expulsión. Cuando le preguntó una periodista sobre sus impresiones al respecto, comentó: “lo que más me impresiona es que durante el viaje en la guagua el silencio es total, no hablan, no se miran”. Alexis resumía así, de forma descarnada, la realidad de los 735 senegaleses que en dos días de mayo de 2006, llegaron a las costas canarias, en cayucos, en un viaje a alguna parte.

En el cayuco que naufragó ayer cerca de El Hierro, viajaban malienses, senegalese y mauritanos. Presumo que su silencio durante el arriesgado viaje es un grito encubierto de rabia y desesperación por una situación insostenible. Son parte de una revolución silenciosa que grita a través de sus silencios que esto no puede continuar así. Algo está pasando en el mundo cercano, aunque lo queramos representar como lejano, que hace terriblemente injusta la realidad que nos cuentan a veces en perfecto francés, para mayor escarnio. Con su dura travesía hablan, aunque otros muchos mueren en ese intrépido viaje hacia alguna parte, hecho que habla por sí mismo y para que lo comprendamos todos. Quieren salir y viajar a un supuesto mundo mejor, injustamente bautizado como “primer mundo”, el de sus sueños y eso nos debería bastar para recibirlos y acogerlos en nuestro país como merecen.

Entiendo bien que ese conductor, Alexis, un símbolo de libertad para los migrantes de entonces y de ahora, pusiera entonces la radio y por la megafonía de la guagua sonara esta canción en cualquier emisora tinerfeña, que personalmente llamaría “Para salir…” (o “para la libertad” con letra de Miguel Hernández), como la noticia de fondo que apareció en el diario “El País”, de 21 de mayo de 2006, durante aquella llegada masiva de migrantes a Canarias, poniendo voz a un aspirante a migrante, que sueña con vivir en un mundo mejor: “Y un día, harto de ver cómo en otros sitios se vive de otra manera, con comodidades y con todo tipo de cosas que también, de vez en cuando, pasean por aquí los turistas y los empresarios extranjeros, dices ‘¡basta!, quiero salir». Y entonces esa idea se convierte en una especie de obsesión furiosa: salir. Trabajan para salir. Piensan para salir. Descansan para salir. Hablan para salir. Se mueven para salir…”

Lo que ocurrió en la madrugada de ayer, muy cerca del puerto de La Restinga, en la isla de El Hierro, no se olvidará nunca a las 27 personas que se salvaron del naufragio (con la ayuda extraordinaria de los profesionales a bordo de barcos de Salvamento Marítimo, Cruz Roja y Guardia Civil), que siguen hoy sin hablar y sin mirarse a la cara, como los recordaba Alexis, porque durante seis días, que es lo que ha durado la esperanzadora travesía de su vida, solo miraban hacia adelante, siempre en la misma postura, para ver si la isla de El Hierro, España y Europa, los acogían ayer, dignamente, en sus misteriosas entrañas de riqueza y libertad, aunque hoy lloren desconsoladamente también recordando las cincuenta personas que les acompañaban en este viaje hacia alguna parte, que ya no estarán presentes en su legítimo deseo de salir de su pobreza vital, en un viaje para alcanzar la ansiada y merecida libertad para ser y existir.

NOTA: la imagen se ha recuperado hoy de elDiario.es

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.

UCRANIA, GAZA, SAHEL Y PAÍSES EN GUERRA, EN GENERAL

¡Paz y Libertad!

El traje nuevo del emérito

Sevilla, 28/IX/2024

Hay que tener unas tragaderas pantagruélicas y éticas para pasar por alto lo que está pasando y estamos viendo estos días, con las andanzas literarias y escarceos amorosos y económicos del emérito, íntimamente asociados desde hace ya muchos años, donde deja huellas de que en bastantes ocasiones los vicios privados reales se han refugiado y silenciado con descarada complicidad, bajo la apariencia de públicas virtudes, reales por supuesto. No es la primera vez que abordo esta realidad real, valga la redundancia, porque la analogía de lo que ha sucedido a lo largo de la vida real del emérito tiene bastante que ver con la metáfora del cuento de Andersen, El traje nuevo del emperador.

La verdad es que preferiría no haber tenido que escribir hoy sobre las andanzas reales del emérito, siguiendo a Bartleby, el escribiente, pero el silencio lo interpreto en determinadas ocasiones como una complicidad que clama al cielo. Además, sigo ahora el consejo del Abate Joseph Antoine Dinouart, en El arte de callar (1): Solo se debe dejar de callar cuando se tiene algo que decir más valioso que el silencio (Principio 1º, necesario para callar). Este es uno de mis principios y a diferencia de Groucho Marx, si a alguien no le gusta, no tengo otros. La última vez que escribí sobre esta realidad que, en este caso, no es un cuento, fue cuando el Tribunal Supremo de este país, decidió en 2022 archivar mediante dos decretos la investigación contra el rey emérito, sobre las presuntas comisiones millonarias que cobró por su intervención en la adjudicación de las obras del AVE a La Meca, el uso de tarjetas opacas y, finalmente, por su relación con millones ocultos en la isla de Jersey, justificado por dos razones incuestionables para ese órgano judicial, la inviolabilidad y la prescripción. La primera, porque extiende todos sus efectos a todos los actos ejecutados por el Jefe del Estado, sean estos desarrollados con ocasión del ejercicio de funciones regias o al margen de estas y, la prescripción, porque se ciñe al marco temporal en el que se desarrollaron los hechos denunciados y por las fechas en que sucedieron ya han prescrito ante la Ley. Lo verdaderamente sorprendente es que el rey emérito “se fue de rositas” de esta investigación que duró cuatro años, aun cuando la propia Fiscalía reconoce que se han calificado en esta investigación, como delitos cometidos por el Jefe del Estado, los siguientes: 10 delitos fiscales, dos cohechos impropios y uno de blanqueo de capitales, es decir, una «hoja de servicios” al país que avergüenza sólo al conocerlas, no digamos cuando se entra en el detalle de lo ocurrido o cuando se recuerdan, sin ir más lejos, los sucesivos discursos de navidad en los que nos decía sin mover una pestaña que “Juntos podemos vencer problemas y dificultades si actuamos con realismo, rigor, ética y mucho esfuerzo, anteponiendo siempre el interés general sobre el particular” (¡en 2008!). Sobran comentarios.

Ahora, coinciden en el tiempo dos hechos a cual más sonrojante: primero, la publicación de fotografías y conversaciones comprometidas para la memoria histórica de la corona, por su proyección ética y política, para la democracia de este país, más allá de la crónica rosa impresentable en torno a estas vergüenzas reales y de los servicios de información e inteligencia del Estado, por los chantajes pagados con dinero público de los fondos reservados y, en segundo lugar, la publicación de sus memorias, prevista  para los primeros meses del próximo año, con un título que abre muchas preguntas, Reconciliación, que justifica por una razón que no tiene por donde cogerla: “Mi padre [Juan de Borbón, conde de Barcelona] siempre me aconsejó no escribir memorias. Los reyes no se confiesan. Menos aún en público. Sus secretos quedan enterrados en las sombras de los palacios. ¿Por qué desobedecerle hoy? ¿Por qué finalmente he cambiado de opinión? Tengo la sensación de que me están robando mi historia”, eso sí, en una editorial francesa porque aquí en España hubiera sido difícil acceder a ello en primer lugar, aunque se la quitarán de las manos las editoras españolas que compren los derechos de publicación, traducida. Creo que ambas realidades suponen una dialéctica para el pueblo soberano de este país, en la que la mejor conclusión sería, ante ambas, convencerle de que a pesar de que él se crea que va vestido con el traje de la dignidad real, la realidad real, valga otra vez la redundancia, es que va desnudo, como ha ido a lo largo de los últimos cuarenta años de democracia, como el protagonista del cuento de Andersen.

Recomiendo hoy la lectura nueva del cuento de Andersen, si puede ser en una versión que aprecio mucho editada por el prestigioso director Steven Spielberg (2), porque es un relato hecho realidad ahora, que volverá a tener más interés si cabe cuando se plantee el regreso definitivo a España con un «traje nuevo» de emérito o escritor real, después de haberse ido «de rositas», con la ayuda de la justicia española y de otros países. Por todo lo anterior, recuerdo de nuevo el cuento de Andersen, El traje nuevo del emperador, en sus párrafos finales, donde se menciona un supuesto traje nuevo del emperador que nadie veía aunque nadie decía nada, excepto un niño, recurso que también utilizó Groucho Marx en Sopa de ganso, la sabiduría infantil sin filtro alguno, salvando lo que haya que salvar: “¡Hasta un niño de cuatro años sería capaz de entender esto!… Rápido, busque a un niño de cuatro años, a mí me parece chino“:

-¡Pero si no lleva nada! -exclamó de pronto un niño.

-¡Dios bendito, escuchen la voz de la inocencia! -dijo su padre; y todo el mundo se fue repitiendo al oído lo que acababa de decir el pequeño.

-¡No lleva nada; es un chiquillo el que dice que no lleva nada!

-¡Pero si no lleva nada! -gritó, al fin, el pueblo entero.

Aquello inquietó al Emperador, pues barruntaba que el pueblo tenía razón; más pensó: «Hay que aguantar hasta el fin». Y siguió más altivo que antes; y los ayudas de cámara continuaron sosteniendo la inexistente cola.

En el mes de agosto de 2020 escribí un artículo con motivo de la salida vergonzante del Rey emérito de este país, Agosto 2020 / 4. El traje nuevo del rey, en el que contaba que el Rey emérito ya no estaba en España: “Se ha ido después de haberlo consultado con su espejo. Fue una noticia de un calado excepcional porque comprometió muchas cosas, fundamentalmente la Constitución, al tocar de lleno a la Jefatura del Estado, de la que se debe esperar siempre no heroicidades sino la máxima ejemplaridad en todos los ámbitos de la vida real. Correrán ríos de tinta para analizar todo lo ocurrido, verdaderamente lamentable, pero cada uno tiene una parte en la responsabilidad de analizarlo como es debido”. Han corrido esos ríos que han ido a la mar del desencanto social y ahora escucho con gran asombro a los “tejedores espabilados” que están ya preparando un nuevo traje al rey desnudo para contrarrestar las fotografías y audios “reales”, así como su derecho legítimo para publicar sus memorias, “para que no roben su historia”.

Igualmente, recomendaría también al emérito, con el debido respeto y en relación con sus Memorias, que siguiera los pasos del Abate Joseph Antoine Dinouart, en El arte de callar, citado anteriormente: Solo se debe dejar de callar cuando se tiene algo que decir más valioso que el silencio (Principio 1º, necesario para callar). Al buen entendedor real, con pocas palabras basta. El emérito tiene la sensación de que “le han robado su historia” y yo me pregunto: ¿sabe, Su Majestad, lo que nos ha robado a los españoles, sus ciudadanos, que no vasallos? ¿quién roba a quién? El robo auténtico perpetrado por el emérito es muy grave, un robo a la credibilidad en democracia, la verdad de su reinado, porque la realidad real de sus trayectoria es que iba desnudo, sin traje nuevo de democracia auténtica, igual que el emperador del cuento de Andersen, con el silencio cómplice de miles de «ayudas de cámara y tejedores oficiales», que hacen caso omiso a un niño famoso, el de Groucho de cuatro años en Sopa de Ganso o al de Andersen redivivo, cuando gritaba entre la multitud:

– ¡Pero si no lleva nada el emérito! -exclamó de pronto un niño!

– ¡Pero si no lleva nada! -gritó, al fin, el pueblo entero!

Desgraciadamente, colorín colorado, este cuento real todavía no se ha acabado.

(1) Dinouart, A. El arte de callar. Madrid: Siruela, 2003  (4ª ed.).

(2) The Starbright Foundation (1998). El traje nuevo del emperador. Barcelona: Ediciones B.

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.

UCRANIA, GAZA, SAHEL Y PAÍSES EN GUERRA, EN GENERAL

¡Paz y Libertad!

La dignidad debe rodear siempre al último suspiro

Sevilla, 27/IX/2024

Se celebra esto días, en San Sebastián, su Festival de Cine, al que sigo siempre de cerca por mi amor al cine. Efectivamente, dentro de su gran oferta, he encontrado en él, en mi sempiterna búsqueda del sentido de la vida humana, una guía espiritual actual a través de una película, que presumo excepcional, porque su director franco-griego, Konstantinos Gavras, más conocido como Costa-Gavras, al que sigo de cerca desde hace ya muchos años, hace un cine no inocente. «Missing» fue un gran ejemplo para mí en 1982, como «Z» o «Estado de sitio», entre otras realizaciones impecables.

Me refiero hoy a El último suspiro, basada en la obra de título homónimo, “Le dernier souffle”, coescrita por el filósofo Regis Debray y el médico Claude Grange. A Costa-Gavras, gran exponente del cine comprometido y político, en el sentido primigenio de estos términos, le interesa a sus 91 años explorar la lógica del envés de la vida, es decir, la muerte, una realidad de la que huimos con frecuencia, cuando no debería ser así, porque los ciclos vitales son irrefutables.

He escrito bastantes reflexiones sobre esta realidad en este cuaderno digital, siempre desde la perspectiva de la dignidad que debe rodearla siempre. Al fin y al cabo, ¡mueren tantas realidades que están cerca de nuestras vidas! Lo que aprendemos día a día, segundo a segundo, es que la vida no es eterna y cada uno, cada una, busca como puede su mejor sentido final, nunca mejor dicho “como cada dios le da a entender”. Siempre doy la razón al filósofo en el exilio, José Ferrater Mora, un gran maestro en mi vida, cuando en su obra dedicada a la encrucijada humana (1), decía que hay cuatro caminos a escoger a lo largo de la vida: a las personas, a la naturaleza, a la sociedad o a Dios (dioses).

La elegancia ideológica de Costa-Gavras la mostró en su comparecencia en el Festival, cuando manifestó que “El cine es un espectáculo que busca generar emociones en el espectador, luego a partir de esas emociones éste puede llevar a cabo una reflexión o no, pero en todo caso el cine no está para impartir doctrina”, a lo que agregó: “Yo nunca podría rodar una película sobre algo que me resultara indiferente. Cuando he intentado hacerlo, he desistido y he abandonado el proyecto. Rodar una película es como vivir una historia de amor, hay que hacerlo hasta el final. A mis 91 años y con la muerte asomando en el horizonte es normal que a menudo me pregunte: ¿cómo acabará todo esto? ¿Cuándo llegue el momento seré presa del terror o podré acabar mis días con dignidad?”.

La sinopsis oficial es escueta, para no interferir las emociones y sentimientos del espectador: «En una suerte de diálogo filosófico, el doctor Augustin Masset y el célebre escritor Fabrice Toussaint debaten sobre la vida y la muerte… Una vorágine de encuentros en los que el médico es el guía y el escritor, su pasajero, conducido a confrontar sus propios miedos y angustias… Una danza poética en la que cada paciente es un compendio de emociones, risas y lágrimas… Un viaje al corazón palpitante de nuestras vidas».

Costa-Gavras se despidió en su comparecencia oficial de presentación de su película, dejando un mensaje aleccionador: “Buena parte de ese vivir de espaldas a la muerte está motivado por nuestra educación religiosa. Las religiones nos invitan a resignarnos ante el sufrimiento, pero sufrir es algo obsceno, no hay nada de bueno en ello. Sufrir es lo peor de la vida y del mismo modo que ya hay métodos para que las mujeres puedan parir sin sufrir, debería implementarse algo parecido en medicina paliativa […] Sea cual sea nuestro estado físico, yo creo que nunca hay que rendirse, merece la pena luchar hasta el final”.

Como los hechos de los que se trata en la película deben ser amores y no sólo buenas razones, es justo y necesario recordar que en este país se han dado pasos importantes para regular la muerte digna de las personas, así como grandes avances en cuidados paliativos. El 25 de junio de 2021 fue un día muy importante para la democracia española porque entró en vigor la Ley Orgánica 3/2021 de regulación de la eutanasia, aprobada por el Congreso en el mes de marzo de ese año, tres meses después de su publicación en el Boletín Oficial del Estado (BOE). El recorrido de esta disposición fue muy largo en este país tan dual y controvertido, pero finalmente es un derecho más para la ciudadanía y un deber que hay que desarrollar todavía a través de las Comunidades Autónomas, con sus famosas “peculiaridades”, donde la política nunca es inocente. Muestra de ello es la batalla que se ha planteado desde hace tiempo por todos los sectores conservadores del país, con el objetivo de presentar recursos de inconstitucionalidad de esta norma sustantiva, que se abre paso lentamente para la consecución de sus objetivos legítimos. Sin olvidar tampoco la objeción de conciencia en el ámbito de los profesionales que rodean a la eutanasia.

El cine es un medio extraordinario para crear conciencia y tejido crítico social sobre muchos asuntos de la vida ordinaria. Costa-Gavras viene cumpliendo desde hace ya muchos años una función cultural y social muy importante, a través de su cine, necesario e imprescindible. Escribo hoy sobre él, a modo de pequeño homenaje y para que se consolide el derecho inalienable de cada persona, de luchar por una muerte digna en la vida y para que no se olvide, ni siquiera un momento. Muchas personas sufren también algo que olvidamos con frecuencia, los reveses en momentos transcendentales de amor y gloria, cuando les llevan paradójicamente «a morir en vida». Fundamentalmente, porque también necesitan rodearse de dignidad humana cuando se pierden las ganas de vivir a pesar de todo. Son también «últimos suspiros», porque falta la vida digna.

(1) Ferrater Mora, José, El hombre en la encrucijada, 1965. Buenos Aires: Editorial Sudamericana.

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UCRANIA, GAZA, SAHEL Y PAÍSES EN GUERRA, EN GENERAL

¡Paz y Libertad!

Un lápiz deja de señalar la censura, cuando la libertad es la de todos

A minha liberdade é de todos

Sevilla, 26/IX/2024

En la singladura diaria que inicié esta mañana, he descubierto una historia preciosa que me hace recordar la importancia de proteger la democracia frente a la ignominia partidista de la extrema derecha, de las dictaduras y de la censura pura y dura. Ha sido en la lectura del excelente boletín diario y puntual de Juanlu Sánchez en elDiario.esAl día, en el que cuenta la intrahistoria de un lápiz azul que utilizaba la censura durante la dictadura de Salazar en Portugal, de la marca Viarco, modelo Olímpico 291: ”Los censores de revistas y periódicos de la dictadura de Salazar solo usaban el color azul para sus anotaciones y tachones porque, en el caso de que acabaran en imprenta por error, no salían: las máquinas solo reproducían el negro sobre blanco. Un lápiz concreto se convirtió en símbolo de la censura: el Viarco Olímpico 291. Con la llegada de la democracia, la propia marca hizo una nueva versión que llamó “mi libertad”. Lo cuenta en este hilo Jorge Corrales”.

La intrahistoria de este lápiz de la censura portuguesa, la contó con detalle el año pasado la Comisión conmemorativa del 50 aniversario del 25 de abril, en colaboración con el movimiento reivindicativo Gerador: “durante el período de la dictadura en Portugal, el país que se veía en la prensa, en los libros, en las obras de teatro, en los discos, en las películas y en tantas otras formas de expresión, estaba lejos de corresponderse con aquel en el que vivíamos. Todo pasó por la criba de la censura. En la memoria histórica de su actuación quedan las líneas azules que marcaron los extractos, frases u obras enteras cuya publicación estaba prohibida. El lápiz azul fue, durante 48 años, el instrumento elegido por la comisión de censura para visar, restringir y eliminar cualquier registro que debilitara los valores del Estado Novo”.

De ahí nació el proyecto de hacer un mural colaborativo, con especial proyección en las escuelas del país vecino: “En 2024, transformamos un símbolo de opresión en una fuente de libertad y creatividad. La Comisión Conmemorativa 50 Aniversario 25 de Abril, Gerador, el Plan Nacional de las Artes y Viarco, marca que fabricó el histórico lápiz “Olímpico 291” utilizado por la censura, se unieron en la acción “Mi libertad es la de todos”. La iniciativa comenzó con la creación de una edición especial del lápiz azul original y una invitación a cualquier persona a participar en la construcción de un mural colaborativo”. Se impulsó el proyecto entre los más jóvenes, “la importancia de la libre expresión, el movimiento colectivo y el pensamiento que involucra a toda una comunidad. En esta iniciativa participaron más de 10.000 alumnos de más de 200 centros educativos de todo el país, incluidas comunidades autónomas. Utilizando el lápiz azul de edición especial, el desafío consistía en pintar la libertad a partir de un cuadrado de papel del tamaño de un azulejo tradicional portugués. Luego, las inscripciones se digitalizaron y ahora son visibles para todos en el Muro de la Libertad. También abrimos la posibilidad de participar de forma digital a cualquier persona. Hasta mayo de 2024 estuvo disponible un mosaico digital que cualquier persona, sin límites de participación, podía llenar libremente, con su teléfono móvil, tableta o computadora, escribiendo, dibujando o tachando lo que quisiera. Las entradas fueron visibles de inmediato y ahora se encuentran entre los miles de mosaicos que componen el Mural de la Libertad”.

En este contexto he recordado inmediatamente mi experiencia personal con un lápiz de carpintero, rojo, cuya semblanza escribí en una página de este cuaderno digital en 2017, Un lápiz de carpintero, al contar que una mañana del mes de mayo de ese año, encontré en una de las aceras de esta ciudad (las que amaba Jane Jacobs) un lápiz de carpintero rojo, usado, hecho en España, de nombre “Carpintero”, en cursiva dorada, fabricado por Molin (Spain). Lo he asociado inmediatamente con el que conservo todavía sin haberle sacado punta alguna (desde el punto de visto físico, no intelectual y sentimental), que regalaban con la primera edición de un libro maravilloso de mi querido maestro Manuel Rivas, El lápiz del carpintero, una obra que ocupa un lugar preferente en las estanterías de mi biblioteca de toda la vida, en una sección que lleva por título: Libros para llevarse a una isla desconocida y desierta. Rápidamente he ido al capítulo 5 del libro y he vuelto a leer, al menos tres veces, aquellas andanzas del pintor que había conseguido un lápiz de carpintero en la cárcel de la Falcona, en Santiago de Compostela, cuando su amigo Marcial Villamor, sindicalista y carpintero, se lo regaló, un lápiz de su oficio, antes de que lo mataran los paseadores que iban de caza a aquella prisión. Ese lápiz había pasado por muchas manos obreras y comprometidas y él pudo sustituir la teja con la que habitualmente pintaba por ese lápiz maravilloso en sus resultados, que más adelante explica con lujo de detalles Manuel Rivas.

El lápiz del carpintero, Alfaguara / Carpintero, Molín

Entre el lápiz rojo de aquel carpintero, encarcelado y asesinado bajo la dictadura franquista y el de color azul de la dictadura salazarista, hay diferencias sensibles. El primero, porque es un símbolo que marcaba la libertad deseada y deseante de un país bajo la dictadura de Franco. El segundo, todo lo contrario. De ahí la importancia de esta nueva edición del lápiz azul, Olímpico 291, con su nueva leyenda: mi libertad es la de todos. Ese es el verdadero mensaje aleccionador que quiero compartir hoy con la malla pensante de la humanidad, la Noosfera según Teilhard de Chardin, hoy y siempre.


CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN
: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.

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¡Paz y Libertad!

 

´Equidistante´ es una palabra no inocente en política

Sevilla, 25/IX/2024

Según la Real Academia Española, “equidistar”, una entrada que contiene la forma «equidistante», es estar a la misma distancia cuando nos referimos a dos personas o cosas con relación a otra, o de una persona o cosa con relación a otras, es decir, estar a la misma distancia, poniendo la Academia un ejemplo: los puntos de una circunferencia equidistan de su centro. También se utiliza este verbo en sentido figurado: un planteamiento que equidista del idealismo y del pragmatismo. Si traigo hoy esta palabra a colación es porque se utiliza cada día más en la actitud política que se califica como equidistante y, personalmente, la considero como un auténtico peligro para la democracia, porque no es inocente.

La persona equidistante suele considerarse a sí misma como árbitro o árbitra de casi todo, inocente e inmaculada también al estar más allá de toda sospecha, sine labe concepta (sin pecado concebida), detentadora de sabiduría infinita; tampoco “es política”, no se polariza porque le causa horror comprometerse con alguien o con algo, aséptica ante casi todo por lamentable que sea, fundamentalmente porque casi todo le resbala; suele frecuentar la mediocracia porque le enseñaron en sus años jóvenes que “en el término medio está la virtud”. Como dijo una vez Xavier Vidal-Folch, “la equidistancia es inane. Es la nada. Porque nada deslinda entre los extremos, nada dirime entre los opuestos, nada aclara de lo confuso, nada concluye en el litigio”. Para el discreto encanto de la política burguesa, ser equidistante es lo que hay que ser, ¡que ya está bien, lo que sufre la gente de bien! Fuera compromisos que vayan más allá del “ande yo caliente, ríase la gente”.

Al equidistante no le preocupan los nadies, los hijos de nadie, los dueños de nada, los ningunos, los ninguneados (Galeano, dixit). ¿Cómo se puede ser equidistante, políticamente hablando,  ante tanta injusticia social en nuestro país, ante la situación actual en relación con los Presupuestos del año próximo en el Congreso de los Diputados, por hablar de determinado estado de opinión en el país? Las palabras nos juegan a veces malas pasadas y equidistar es uno de los casos de mayor actualidad. La falsa pulcritud que exhiben los equidistantes de nuevo cuño, tan asépticos ellos y ellas, se deja ver en editoriales como el que hoy ha publicado el diario El País, Trabajar por los presupuestos, donde se da una de cal y otra de arena tanto al Gobierno como a la Oposición. No lo entiendo, mejor dicho sí, porque navegar en mares tranquilos de equidistancia es más beneficioso en el largo plazo político y hay que “estar bien con todos” por lo que pueda pasar. Es, en lenguaje paladino de Berceo, nadar y guardar la ropa. El editorial contrasta permanentemente los logros del Gobierno con las asignaturas pendientes da aprobar, por parte de la sociedad en general y el Gobierno correspondiente, en un continuo sí pero no.

Todavía no he digerido una parte del editorial citado: “El Gobierno decidió ayer retirar la tramitación de la senda de estabilidad, indispensable para la confección de los presupuestos, por la falta de apoyos en el Congreso. El Ejecutivo está en su derecho de apurar los plazos para negociar y convencer a Junts, aunque eso le cueste prorrogar temporalmente las actuales cuentas. Del mismo modo, entra dentro de la lógica que el PP rechace respaldar la senda y los presupuestos por mucho que Hacienda advierta de que sus comunidades contarán con menos margen de maniobra”. La entradilla ya presagiaba algo así, a modo de obviedad memorable: “La mejor garantía para las políticas sociales es forjar una mayoría parlamentaria que apruebe las cuentas de 2025, no prorrogar las actuales”.

Un aviso en toda regla para el aguerrido navegante político, de nombre Pedro Sánchez, eso sí, desde la equidistancia en estado puro por parte de El País, actitud periodística que no cumple con su función: informar con verdad objetiva para que el lector o lectora sea el que saque sus propias conclusiones. Sobre todo cuando analizamos situaciones críticas con responsables políticos desiguales o lo que es lo mismo, en relación con la intrahistoria pasada y presente de políticos y sus políticas, del Gobierno y de la Oposición, que no son iguales.

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.

UCRANIA, GAZA, SAHEL Y PAÍSES EN GUERRA, EN GENERAL

¡Paz y Libertad!

Desgraciadamente, sigue confundiéndose con Velintonia, la casa de Vicente Aleixandre, su valor y precio

Vicente Aleixandre en Velintonia, su casa en Madrid

Velintonia es de todos, de todos y de todos

Vicente Aleixandre

Sevilla, 24/IX/2024

No olvido una reflexión de Antonio Machado, al expresar con unas palabras ejemplares la confusión ciega a la que muchas veces nos lleva Don Dinero: todo necio confunde valor y precio (Proverbios y cantares, LXVIII). Las he recordado al leer ayer una noticia que saltó a los medios de comunicación y que recojo ahora de forma literal en la versión del diario El País: «Amaya Aleixandre, la heredera mayoritaria, con un 60%, de la casa de su tío, el poeta y premio Nobel de Literatura Vicente Aleixandre, ha echado este lunes un jarro de agua fría al anuncio realizado por la Comunidad de Madrid este verano, cuando el consejero de Cultura, Mariano de Paco, aseguró que el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso iba a comprar la vivienda del poeta, Velintonia. “La Comunidad de Madrid ha actuado a mis espaldas, en connivencia con los otros dueños del inmueble, que carecen de escrúpulos, y sin que yo aceptase previamente ni la venta, ni el precio de la compra”, ha señalado este lunes en un comunicado de prensa que contrasta con la versión del gobierno regional, donde una fuente de alto rango asegura que la oferta de adquirir el inmueble por 3,2 millones de euros había sido aceptada por todos los herederos». De nuevo, Velintonia está en el huracán de la confusión de valor y precio.

Vicente Aleixandre ocupa un lugar importante en mi persona de secreto. Por esta razón sigo sin comprender cómo la Administración no ha resuelto ya la compra de Velintonia respetando la historia democrática que encierran sus paredes, para salvar su interés general y público, gran principio constitucional.

Explico mi apego a este excelente poeta. Cuando contemplo cualquier mano, algo que me ocurre con frecuencia con las de mis nietos, recuerdo siempre un poema de Vicente Aleixandre, Mano entregada, que he utilizado en varias ocasiones, hace ya bastante tiempo, como mensaje en las felicitaciones de Navidad que mandaba imprimir de forma personalizada y artesanal, en una librería preciosa que había aquí en Sevilla, ya desaparecida desgraciadamente, con un nombre programático, Fernán Caballero:

Pero otro día toco tu mano. Mano tibia.
Tu delicada mano silente. A veces cierro
mis ojos y toco leve tu mano, leve toque
que comprueba su forma, que tienta
su estructura, sintiendo bajo la piel alada el duro hueso
insobornable, el triste hueso adonde no llega nunca
el amor. Oh carne dulce, que sí se empapa del amor hermoso.

Cuando paseo por Sevilla, procuro acercarme también a Aleixandre, sentándome cerca de él en su paseo, un homenaje de Sevilla a su obra, a un poeta sevillano como yo, pero con un paso fugaz por la ciudad que lo vio nacer al trasladarse la familia a Málaga cuando solo tenía dos años y por razones laborales, ciudad a la que siempre homenajeó en su obra, en la que descubrió el sabor del mar durante sus nueve años de estancia familiar hasta el traslado a Madrid. Me detengo siempre a leer el poema que figura en un azulejo que hermosea la ciudad, un fragmento de En la plaza, porque es verdad todo lo que allí dice formando parte de su Historia del corazón:

Era una gran plaza abierta, y había allí olor de existencia.
Un olor a gran sol descubierto, a viento rizándolo,
un gran viento que sobre las cabezas pasaba su mano,
su gran mano que rozaba las frentes unidas y las reconfortaba.

Y era el serpear que se movía
como un único ser, no sé si desvalido, no sé si poderoso,
pero existente y perceptible, pero cubridor de la tierra.

Cuando supe en 2022 que Velintonia, la casa de Vicente Aleixandre en Madrid durante toda su vida adulta, desde 1927 y hasta su fallecimiento en 1984, salió a subasta pública por la cantidad exacta de 4.561.750 euros, sentí un profundo dolor y la desazón por haber llegado hasta aquí esta ceremonia de confusión cultural, ante el cúmulo de despropósitos, públicos y privados, de las diferentes Administraciones y el poder omnipresente del poderoso caballero Don Dinero por parte de su reducida familia, así como la oscura “pertenencia” (por decirlo de alguna manera) de toda su obra escrita y determinados objetos personales, por parte de la familia del poeta Carlos Bousoño, ya fallecido. Todo lo contrario de lo que la Asociación de Amigos de Vicente Aleixandre viene haciendo desde hace muchos años, veintisiete en concreto, por su ingente labor para salvar el legado del poeta y el valor histórico de su casa.

Cuando he sabido que después de su fallecimiento hubo un proyecto, entre otros, de que la casa fuera adquirida con dinero público para que se destinara a un fin obviamente “poético”, como “La Casa de la Poesía” y que la Administración competente estimó que Madrid ya no necesitaba ese destino, porque ya había una en Getafe, vuelve la desazón a mi vida. Sin comentarios. Con el problema familiar actual, se confunde una vez más el valor y precio de la vida y obra de Vicente Aleixandre. Escribir hoy estas líneas es para ofrecerle de nuevo un modesto homenaje desde su tierra de nacimiento fugaz, pero con un sentimiento de agradecimiento permanente a su vida y obra escrita a duras penas en Velintonia, en cuadernos muy cuidados, casi siempre de noche y acostado, por su delicada “salud de hierro”, como él mismo afirmaba en momentos de confidencias a medianoche. Su misión en la vida la reafirmó de forma muy clara cuando conoció que le habían otorgado el premio Nobel de Literatura en 1977: “El poeta está siempre formulando una pregunta y el lector siempre va a su vez manifestando una muda respuesta que percibe en su espíritu el escritor. Pues bien, el Premio Nobel, con su grandeza, ha significado para mí la respuesta simbólica de un mundo completo de lectores”.

RTVE Play Radio – Por tres razones- «Velintonia es de todos, de todos y de todos» 29/06/2021

Cuando finalizo hoy la lectura de la noticia de las nuevas incidencias con la compraventa de Velintonia, escucho con atención reverencial el reportaje, en el que su voz resuena más fuerte que el viento, como decía Alberti y que me embarga de nuevo. Velintonia fue siempre el refugio de su exilio interior, que acogió también a sus amigos del alma de la generación del 27 y los Novísimos, como maestro indiscutible. Ese es su valor, que no su precio. Estas palabras son mi “muda respuesta” a su obra, como él quería. Para mí queda muy claro que Velintonia, es de todos, de todos y de todos. Palabras inolvidables de Aleixandre, mi paisano, al que tanto debe este país.

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.

UCRANIA, GAZA, SAHEL Y PAÍSES EN GUERRA, EN GENERAL

¡Paz y Libertad!

Johann Sebastian Bach también triunfó ayer en Brandeburgo

Sevilla, 23/IX/2024

La socialdemocracia triunfó ayer, aunque por la mínima, en las elecciones de Brandeburgo (Alemania), venciendo a la ultraderecha y dando un respiro al país, asediado por un nacionalismo muy peligroso para la democracia. Es curioso pero tengo asociado este Estado federal al inconmensurable Bach, concretamente en una composición suya sublime, los Conciertos de Brandenburgo, seis obras perfectamente entrelazadas que hoy comparto con la Noosfera como símbolo de satisfacción por los resultados electorales de ayer en el Estado alemán homónimo.

Bach se sentiría orgulloso hoy porque en su vida demostró una ideología próxima a la izquierda. El pasado 24 de marzo, se cumplió el 303 aniversario de un hecho histórico: la presentación en sociedad de unos conciertos para muchos instrumentos (Six Concerts avec plusieurs instruments, en el original), compuestos en 1721 y que escucho siempre con respeto reverencial, que dedicó de forma no inocente al margrave (marqués) Christian Ludwig de Brandenburg-Schwendt (1677-1734), Su Alteza Real Mi Señor, hermano del Rey de Prusia, conocidos desde su redescubrimiento en 1849, como los Conciertos de Brandenburgo (Brandeburgo, en correcto español). Para mí es una obra sublime del barroco, de la que conservo en mi memoria de hipocampo secreto la interpretación al clave y dirección de los seis conciertos, simultáneamente, por parte de uno de los músicos que mejor comprendieron la música de Bach, Karl Richter, sobre el que he escrito en diversas ocasiones en este cuaderno digital.

Portada de los Six Concerts avec plusieurs instruments, escrita en francés, compuestos por J.S. Bach y dedicados al Margrave (Marqués) de Brandenburg [sic], el 24 de marzo de 1721

Leí un artículo aleccionador en 2021, en homenaje al 300 aniversario de esta obra magna, escrito por Luis Gago en el diario El País, La audaz y perenne juventud de los Conciertos de Brandeburgo, en el que descubrí aspectos desconocidos del compositor en las palabras que escribí con tan excelso motivo: “Lo que verdaderamente me ha entusiasmado es la declaración de Gago sobre Bach en su obra cuando viene a decir que su música nunca fue inocente: “Tampoco puede pasarse por alto, en línea con la tesis de un polémico artículo de Susan McClary sobre el Bach más político aparecido en 1987, que, en el arranque mismo de la película [Crónica de Anna Magdalena Bach, 1967], el servidor (Bach) ostente una clara posición de primacía sobre su patrón (el príncipe), sobre todo teniendo en cuenta que Straub y Huillet, decididos a ofrecer una imagen del genio plenamente desromantizada y a deslizar tras la asepsia aparente de las imágenes y el guion sus posiciones políticas izquierdistas, incidirán más adelante en el incómodo sometimiento del compositor a sus superiores durante su posterior destino profesional en Leipzig, cuyas autoridades municipales jamás cobraron conciencia de la magnitud del talento de su díscolo empleado”. En aquellos días aprendí una de las obsesiones de Bach, a modo de metáfora de la vida: hacer que a través de la música, lo diferente suene mejor cuando está unido. ¡Qué mensaje tan necesario y oportuno en los tiempos políticos y bélicos actuales! Su maestría en el contrapunto no tiene límites, como ocurre en la vida de todos, de cada uno. También en la política, en el contrapunto de la polarización actual.

Sobran más palabras. Una hora, treinta y ocho minutos, cincuenta y dos segundos, te sumergen en una experiencia musical inolvidable. Los conciertos de Brandeburgo, que se pueden visualizar y sentir en el vídeo que encabeza estas palabras, fueron grabados del 1 al 10 de abril de 1970 en el Castillo Nuevo de Schleissheim (Munich), bajo la dirección de Karl Richter, probablemente uno de los mejores intérpretes de Bach que han existido. Destaco un momento mágico de Richter, entre otros muchos (más bien diría que a lo largo de todos los conciertos), dirigiendo a la orquesta Bach en posiciones casi imposibles, al simultanear la dirección con la interpretación al clave, moviendo las manos en giros indicadores de melodías preciosas interpretadas por Richter y su orquesta como solo ellos sabían hacer. Me refiero, por ejemplo, al primer movimiento del Concierto número 5, Allegro, donde se puede observar la maestría de Richter en el clave. Pasen, vean y escuchen. Creo que es un regalo de Otoño en estado puro y, concretamente una oportunidad para que nos acompañe Bach en la celebración de la victoria ayer de los socialdemócratas alemanes, que frenan de esta forma el ascenso ultra en las elecciones de Brandeburgo. Una buena noticia para democracia universal.

Concierto de Brandenburgo N.º 1 en Fa mayor BWV 1046 

Guía práctica

[00:28~] 1º. Allegro

[04:23~] 2º. Andante (en re menor)

[08:12~] 3º. Allegro

[12:53~] 4º. Menuetto; Trío I (2 oboes y fagot);
Menuetto Polacca (violines y violas); Menuetto Trío II (2 cornos y 3 oboes); Menuetto.

Concierto de Brandenburgo N.º 2 en Fa mayor BWV 1047 

[20:50~] 1º. Allegro

[26:00~] 2º. Andante (en re menor)

[29:44~] 3º. Allegro assai

Concierto de Brandenburgo N.º 3 en Sol mayor BWV 1048 

[32:35~] 1º. Allegro

[38:38~] 2º. Adagio

[39:41~] 3º. Allegro

Concierto de Brandenburgo N.º 4 en Sol mayor BWV 1049 

[45:06~] 1º. Allegro

[52:44~] 2º. Andante (en mi menor)

[56:44~] 3º. Presto

Concierto de Brandenburgo N.º 5 en Re mayor BWV 1050

[1:01:48~] 1º. Allegro

[1:11:44~] 2º. Affettuoso (en si
menor)

[1:16:38~] 3º. Allegro

Concierto de Brandeburgo N.º 6 en Simayor BWV 1051 

[1:22:00~] 1º. Moderato

[1:28:22~] 2º. Adagio ma non tanto
(en Mi♭ mayor)

[1:33:07~] 3º. Allegro

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.

UCRANIA, GAZA, SAHEL Y PAÍSES EN GUERRA, EN GENERAL

¡Paz y Libertad!

¡Si tanto defiendes a los inmigrantes, llévatelos a tu casa!

Cayuco que llegó ayer a la playa El Puertito en Adeje (Tenerife), con 48 migrantes, de los cuales 37 eran hombres, nueve mujeres y dos niños.

Sevilla, 22/IX/2024

El país anda muy revuelto con la situación de la inmigración en general, pero sobre todo con la de los menores no acompañados. Si algo faltaba para coronar esta ceremonia de confusión social, la encuesta del CIS publicada esta semana, en la que se ha situado la inmigración como primer problema en nuestro país, ha puesto sobre nuestras conciencias que nos detengamos a analizar objetivamente el problema en toda su magnitud verdadera. Estoy convencido de que la realidad social no es tal y como la pinta el CIS, sino que como los sondeos tampoco son inocentes, depende mucho de cómo se realizan las preguntas para teledirigir o no las respuestas, que en este caso sorprenden por su impacto mediático y político, casi siempre muy interesados en algunas siglas porque reafirma “lo mal que está el país” y “si va a peor” con este resultado de la inmigración, “pues mejor”.

No se puede negar la realidad de llegada masiva de cayucos a Canarias, su derivada archiconocida ya de la respuesta de acogida a los menores que van en ellos y el escándalo del rechazo parlamentario por mayoría de la reforma de la Ley de Extranjería, que hubiera permitido aliviar la situación en principio y consolidar desde su aprobación un principio solidario de Estado, la acogida proporcional de estos menores por parte de todas las Comunidades Autónomas del país, sin excepción alguna. Todo ello trufado con el discurso antiinmigración y racista de fondo, por parte de la derecha ultramontana y su más allá, que no se sostiene cuando se contrasta con los datos reales de lo que está ocurriendo y, por supuesto, con un olvido doloroso de la memoria histórica de este país cuando se habla de migración en general, porque la historia de este país, no tan lejana, nos recuerda lo sucedido realmente con los emigrantes españoles durante la dictadura.

Centrándonos en el Barómetro último, correspondiente al mes de septiembre de este año, en el contexto social y político antes citado, mediante una encuesta realizada exactamente a 4.027 ciudadanos, uno de sus resultados estrella es que la inmigración se ha convertido en el principal problema para los españoles, desbancando al paro, que pasa a un tercer lugar, un clásico de primera fila durante mucho tiempo atrás. En solo tres meses, la inmigración ha pasado de ser la novena inquietud para la ciudadanía a la primera, con un dato sorprendente: la suma de quienes señalan la inmigración como primer, segundo o tercer problema ha pasado en ese tiempo de un 11,2% registrado en el barómetro de junio a un 30,4% en el de septiembre. Me ha llamado poderosamente la atención que ante la pregunta 9 del barómetro, que ha arrojado los datos anteriores tan sorprendentes, “¿Cuál es, a su juicio, el principal problema que existe actualmente en España? ¿Y el segundo? ¿Y el tercero? (RESPUESTA ESPONTÁNEA). (MULTIRRESPUESTA)”, la que sigue como 10, “¿Y cuál es el problema que a Ud., personalmente, le afecta más? ¿Y el segundo? ¿Y el tercero? (RESPUESTA ESPONTÁNEA). (MULTIRRESPUESTA)”, los ciudadanos que responden cambian radicalmente la jerarquía de problemas que más les afectan, “la crisis económica, los problemas de índole económica; la sanidad; los problemas relacionados con la calidad del empleo y la vivienda”, por este orden, bajando el problema de inmigración al quinto lugar.

Sigo de cerca a un experto en estadística social, Kiko Llaneras, y él atribuye este ascenso a un matiz técnico: “El abrupto salto del indicador entre julio y septiembre seguramente se explica, en parte, por un matiz técnico. Como han señalado los expertos Paco Camas y Alejandro Solís, el cuestionario del CIS de este mes incluía, antes de preguntar sobre los problemas, otras dos cuestiones que mencionaban las “desigualdades entre países” y “el aumento de población inmigrante”. Es plausible un efecto ancla o marco, es decir, que al poner la inmigración en la cabeza de los encuestados, esto empuje esa respuesta al interrogarlos sobre los problemas del país. Es cierto al mismo tiempo que el repunte de este mes tiene precedentes. El porcentaje de gente que citaba la inmigración como problema alcanzó cotas similares a las actuales en los meses de septiembre de 2018 y 2019. Ese es otro patrón: los picos de inquietud suelen ocurrir tras el verano, quizás por efecto de las llegadas de migrantes a las costas españolas que, aunque sean solo una parte, dejan más imágenes e impacto”. Con independencia del análisis técnico de Llaneras, en el que confío plenamente, señalé al principio otras razones que no se deben pasar por alto: la actitud política ante el problema de los inmigrantes en el país y, sobre todo, de los menores no acompañados, amplificada por sus medios de noticias y redes sociales afines, así como la derechización europea a la hora de abordar estas cuestiones, donde se suele atajar el problema con desembolsos de grandes sumas de dinero, en general, cuando la realidad estriba en que el problema hay que atajarlo en origen, en los países de los que provienen estas llegadas de inmigrantes a nuestras costas, bajo el imperio del terrorismo migrante en origen y destino, que también existe.

Otra realidad que asola el país es que el problema de la inmigración no acaba de abordarse con respuestas de Estado, casi siempre muy burocratizadas, dejando el peso de las mismas a las organizaciones no gubernamentales que trabajan por doquier y se multiplican en miles de respuestas que se pueden constara a diario. El fenómeno social por excelencia es que la respuesta a la migración la deben dar siempre otros, no tomándose conciencia de que es un problema de solidaridad en la acogida a los que necesariamente se juegan la vida en el mar todos los días en busca de una felicidad para ellos posible. Por ello, me irrita cuando veo en manifestaciones contra la inmigración pancartas con el texto, dirigido al presidente del país o a las autoridades correspondientes, el texto siguiente: “¡llévatelos a tu casa!”, como señalaba recientemente elDiario.es en un artículo excelente: “Si tanto te gustan, llévatelos a tu casa”, es el grito de guerra favorito de esta xenofobia a la española. Paradójicamente, muchos entre quienes lo gritan ya tienen a uno o varios migrantes en su casa, limpiándola o cuidando a sus hijos por una miseria, o en su empresa, trabajando por la comida o por la habitación”. Estoy plenamente de acuerdo en que esta frase maldita es el mejor ejemplo de la xenofobia a la española. Triste realidad celtibérica, que se convierte en grito de guerra por parte de la derecha extrema y parte de la prudente, extensible, cuando vociferan de esta forma, a tenernos que llevar a casa a todos los que no les gustan, a la gente -para ellos- de mal, incluidos los que defendemos a los nadies, sin ir más lejos.

En este contexto, he recordado que cuando ejercía responsabilidades públicas importantes en mi Comunidad en relación con la salud mental y buscaba desesperadamente nuevas fórmulas de acogida de pacientes mentales en hogares especializados, insertos en los barrios de la ciudad, para que hicieran una experiencia de convivencia humana fuera del hospital psiquiátrico de toda la vida, me decían casi siempre en las comunidades de vecinos que sondeaba para alquilar una vivienda de acogida la misma frase: “Si tanto los defiende, lléveselos a su casa”. Así, muchas veces, aunque tengo que manifestar que a pesar de esta dura carga profesional, emocional y sentimental en las gestiones realizadas en aquél tiempo, también encontré personas, comunidades de vecinos y organizaciones dispuestas a vivir una experiencia nueva y solidaria en su lugar de residencia. Muy pocas, pero las hubo, comprobando que en ese caso muchas personas se llevaban esos pacientes a sus conciencias, a sus bloques de viviendas también. Una gran lección que no olvido, menos en los tiempos que corren, por ejemplo con la atención errática a los menores migrantes no acompañados, que estamos contemplando y viviendo en un clima político enrarecido, no inocente, que no es capaz de comprender en el Congreso -nuestra casa, porque el poder emana del pueblo-, esta realidad flagrante que afecta al mundo entero, a nuestro país, inserto en la aldea global en la que vivimos, estamos y, cuando nos dejan, somos.

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UCRANIA, GAZA, SAHEL Y PAÍSES EN GUERRA, EN GENERAL

¡Paz y Libertad!

Otoñar con muy poco ruido también se puede

Ángel González

Sevilla, 21/IX/2024

Mi escritura es circular y quien frecuenta estas páginas sabe mi aprecio por el poeta Ángel González. Estas palabras que siguen las escribo cada año y siguen manteniendo su valor cuando se acerca el otoño de 2024. Confieso que lo vivo de forma especial al recordarlo hoy de nuevo con emoción y conciencia de clase humana y solidaria con “los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada. Los nadies: los ningunos, los ninguneados”, reconociendo que fue Eduardo Galeano quien los identificó como nadie para que marcaran mi vida olvidando nuestro olvido hacia ellos. Los recuerdo en este otoño porque estamos obligatoriamente obligados a otoñar, que es soñar de una forma diferente, para no perder para siempre ángeles que necesita este país, como son la luz, el fuego y la vida, que cuiden de ellos, de nosotros, de todos, sin dejar a nadie, a los nadies, atrás.

Cuando mañana, a las 14 horas y 44 minutos en horario peninsular (13:44 en Canarias), se igualen el día y la noche en el hemisferio norte, en una ceremonia temporal y puntual que nunca falla y que los sabios del lugar llaman equinoccio de otoño (aequinoctium,  aequus nocte, «noche igual»), las personas a las que nos gusta otoñar sentiremos una especie de aviso, porque también se puede humanizar este tiempo y su momento si somos capaces de aprehenderlo en su justo sentido. Por ejemplo, acudir prestos a compartir esta estación con el poeta Ángel González, aunque en mi caso él me acompaña siempre a lo largo del año y sus otras estaciones, siendo consciente de que estamos saliendo hoy de un verano obstinado en perpetuarse, / cuya suntuosa cola aún brilla hacia el oeste.

Entrando en mi clínica del alma, mi biblioteca, vuelvo a leer en las horas preparatorias del nuevo equinoccio de otoño sus poemas dedicados a los Otoños, en plural, porque existen millones de otoños, los que vive cada ser humano a su forma y manera: mi otoño, tu otoño, su otoño, nuestro otoño, vuestro otoño, el otoño de ellos, de ellas…, el otoñar de todos. De todas formas, los otoños de González me inspiran otra forma de comprender la vida y me gusta compartirlo para hacer más llevadero ese ser y estar en el mundo de todos y cada uno, otoñando la vida. Comienza su entrega de sentimientos y emociones con un poema precioso, El otoño se acerca, que vuelvo a compartir hoy:

El otoño se acerca con muy poco ruido:
apagadas cigarras, unos grillos apenas,
defienden el reducto
de un verano obstinado en perpetuarse,
cuya suntuosa cola aún brilla hacia el oeste.

Se diría que aquí no pasa nada,
pero un silencio súbito ilumina el prodigio:
ha pasado
un ángel
que se llamaba luz, o fuego, o vida.

Y lo perdimos para siempre.

Lo he manifestado en otoños anteriores y hoy, vuelvo a buscar el ángel que se llamaba luz, fuego, o vida, y no lo encuentro, rodeado de malas noticias por todas partes, en un país con desasosiego permanente desde hace ya varios años, en este otoño tan especial que sigue entrando con el ruido de los malos augurios de desastres climatológicos, guerras y economía maltrecha, estando obligatoriamente obligados a entenderlo. Al menos, podemos encontrar un ángel, en medio de tantos demonios, de apellido González. Lo agradezco una vez más, porque necesitamos momentos amables en esta azarosa vida, en este otoño en el que también estamos obligatoriamente obligados a otoñar, que es soñar de una forma diferente, para no perder para siempre ángeles que necesita este país, que necesitamos todos, con nombres preciosos y que hoy día tienen más valor que nunca: luz, fuego y vida.

Gracias, Ángel González, un otoño más, porque sé que te llamas así por los solsticios y equinoccios que alumbraron con su cambiante luz, su vario cielo, el viaje milenario de tu carne trepando por los siglos y los huesos (1). No te olvido.

(1) González, Ángel. Para que yo me llame Ángel González, en Áspero mundo, 1956. Madrid: Rialp.

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.

UCRANIA, GAZA, SAHEL Y PAÍSES EN GUERRA, EN GENERAL

¡Paz y Libertad!