Ante el año nuevo, debemos creer lo que no vimos, porque nos invita a negar lo que miramos

Tal como siempre, pues, pedid conmigo:
Más fe, mucha más fe.
Que en cierto modo,
creer con fuerza tal lo que no vimos
nos invita a negar lo que miramos.

Ángel González, en Alocución a las veintitrés

Sevilla, 31/XII/2024

Dedicado a todas las personas que siguen viajando conmigo en la amura de babor, no inocente por su posición, de ‘La isla desconocida’, la carabela imaginaria de José Saramago de su ‘Cuento de la isla desconocida’, en singladuras para ‘personas imperfectas’, que soñamos en mundos reales más dignos, aunque no perfectos, para todos, porque creemos que cada día puede ser nuevo, sin tener que esperar a la celebración anual, como la de hoy, auspiciada y financiada por los mercados y sus mercancías. Esa es la razón de por qué debemos creer más en lo que no vimos en el cada día de este año, para así negar lo que miramos y contemplar un futuro diferente en el cada día próximo de 2025.

Gracias por compartir la lectura de este cuaderno digital, que en 2025 cumplirá veinte años como cuaderno de “derrota” en el lenguaje del mar, el de navegación por la Noosfera, la malla pensante de la humanidad. Gracias sinceras.

Recurro de nuevo, un año más, al poeta Ángel González para buscar luz en este túnel ético en el que nos encontramos, ante el ocaso de la democracia, porque nos ofrece una visión personal de la vida en una alocución de fin de año cargada de historia de problemas recientes en este país y en el mundo que nos rodea, salvando lo que haya que salvar. Lleva por título “Alocución a las veintitrés” (1). Hoy, cuando quedan muy pocas horas para que finalice un año complejo, para olvidarlo quizás, vuelvo a leerla detenidamente porque siempre calma mi ardiente paciencia y conmueve mi alma de secreto.

Alocución es un discurso o razonamiento breve por lo común y dirigido por un superior a sus inferiores, secuaces o súbditos [sic, según la RAE]. Lo que sí tengo claro es que cuando cambie el año, suenen las campanadas y nos enfrentemos a las uvas, esta alocución va a ser un revulsivo a las veinticuatro horas para que aprendamos del valor de la libertad de la palabra de ciudadanos imperfectos que aún nos queda en este año bastante complejo y que, afortunadamente, no está a la venta en Amazon ni en los mercados porque, seamos sinceros, interesa escucharla solo a unos pocos. Porque la libertad de la palabra, que aún nos queda, nos ofrece, entre otras muchas cosas, tener fe en ella, aunque la terca realidad nos complique a veces la vida. Porque ahí está, a pesar de que algunos ciudadanos perfectos, instalados en la mediocridad, sólo ven el mundo del nunca jamás en todo lo que les rodea, sin mezcla de esperanza alguna. Lo que necesitamos esta noche es recordar, al tomar las uvas, junto a Ángel González, que hace falta Más fe, mucha más fe. / Que en cierto modo, / creer con fuerza tal lo que no vimos / nos invita a negar lo que miramos.

Lo he dicho en referencias anteriores a este poema, a estas alturas del calendario: estas palabras de Ángel González son un símbolo de lo que a veces no queremos ver aunque es evidente lo que está pasando, aplicando el principio de realidad de Freud, el más terco de todos los principios, cuando finaliza este año, Las preguntas serias son las que enuncia metafóricamente el poeta: ¿quién se dirige a quién? ¿quién, con poder suficiente, sean reyes, reinas, presidentes, presidentas o ministros y ministras, se dirige así a sus subordinados con un discurso paradigmático de doble moral? ¿lo pronuncian solo algunos políticos (todos no son iguales) o todas las personas que no quieren ver lo que miramos todos, solo por ejercer cierta prepotencia sobre los demás, sin compasión alguna?, ¿afecta sólo a los de arriba o a los de abajo también, a los de izquierdas o a los de derechas en su amplio espectro?, o ¿quizás, a todos los que se consideran ciudadanos perfectos?

ALOCUCIÓN A LAS VEINTITRÉS

Ciudadanos perfectos a estas horas,
honorables cabezas de familia
que lleváis a los labios vuestra servilleta
antes de pronunciar las palabras rituales
en acción de gracias por la abundante cena:

vuestra responsabilidad de sólidos pilares
de la civilización y de Occidente,
del consumo de bicarbonato sódico
y del paternalismo hacia la servidumbre,
exige de vuestra parte
cierta ignorancia de hechos también ciertos,
un esfuerzo final en bien de todos,
la tozuda incomprensión de algunas realidades,
la fe más meritoria, en resumen,
que consiste en no creer en lo evidente.

Yo podría jurar que la tierra está fija
–ya lo juré otras veces–
y que el sol gira en torno a ella;
yo podría negar que la sangre circula
–lo seguiré negando, si hace falta–
por las venas del hombre; yo podría
quemar vivo a quien diga lo contrario
–lo estoy quemando ahora–.

No es que sean importantes los asuntos
objeto de polémica:
lo importante es la rígida
firmeza en el error.
Pues las mentiras viejas se convierten
en materia de fe, y de esa forma
quien ose discutirnos
debe afrontar la acusación de impío.
Con esto, y una buena cosecha de limones,
y la ayuda impagable de nuestros coaligados,
podemos esperar algunos lustros
de paz como ésta de hoy,
en una noche semejante a ésta de hoy,
tras una cena lo mismo que ésta de hoy.

Tal como siempre, pues, pedid conmigo:
Más fe, mucha más fe.
Que en cierto modo,
creer con fuerza tal lo que no vimos
nos invita a negar lo que miramos.

(1) González, Ángel, Palabra sobre palabra, 2018. Barcelona: Austral, p. 176s.

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.

UCRANIA, GAZA, SAHEL Y PAÍSES EN GUERRA O LO MÁS PARECIDO A ELLA, EN GENERAL

¡Paz y Libertad!

Riccardo Muti nos mostrará en el Concierto de Año Nuevo la música transgresora de Johann Strauss II

Riccardo Muti

La ignorancia de la música es la ignorancia de las propias raíces y sin raíces la planta muere.

Riccardo Muti

Sevilla, 31/XII/2024

Mañana nos sorprenderá el maestro Riccardo Muti, en la Sala Dorada del Musikverein (Casa de la Música) de Viena, con un concierto de Año Nuevo preparado como homenaje a Johann Strauss II (hijo), al celebrarse el 200 aniversario de su nacimiento.

Es la séptima vez que el famoso director italiano, napolitano por más señas, es invitado por la Orquesta Filarmónica de Viena, a dirigir este concierto tan prestigioso. En este cuaderno digital figuran unas palabras de reconocimiento a su trayectoria profesional con motivo de la participación en el concierto del año nuevo, en 2020, con una característica especial, la celebración a puerta cerrada, sin público, a consecuencia de las medidas restrictivas por la COVID-19. En aquella ocasión destaqué de él un aspecto vital que escribió en su autobiografía, Primero la música, después las palabras, cuando afirmó que quizás ese título (no suyo, sino de Giovanni Battista Casti) se podría interpretar como una contradicción, pero a lo largo de su vida la palabra escrita e interpretada por la partitura ha tenido un lugar especial, sobre todo en las representaciones teatrales de las óperas, donde la palabra de los libretos suelen ir siempre más allá a través de la música que las interpreta. También, porque en su autobiografía sólo quería encerrarse y reflexionar sobre su vida, sobre sí mismo y dar la importancia que en sí misma tiene la palabra para un músico como él.

En esta ocasión, el maestro Muti va a ensalzar la figura transgresora de Johann Strauss, hijo (1825-1899), violinista extraordinario, al introducir en los círculos clásicos de Viena una composición musical revolucionaria, el vals, que rompió todos los esquemas de una sociedad burguesa, mediatizada por la separación de géneros incluso en el baile, donde el contacto físico se convirtió en una representación necesaria para que esta forma de interpretar sus partituras adquiriera todo su esplendor.

Johann Strauss, hijo (1825-1899)

Una muestra clara del largo camino de aceptación profesional y social de la música excelsa y rompedora de Johann Strauss (hijo) en Viena y, obviamente, por parte de la Filarmónica, lo explican con detalle en la página oficial de la Orquesta: “El primer encuentro entre Johann Strauss, Jr. y los músicos de la Filarmónica de Viena fue un estreno. Strauss había compuesto el vals «Wiener Blut» [Sangre vienesa], op. 354, para el Baile de la Ópera de Viena, que se celebró en la sala principal del Musikverein el 22 de abril de 1873, y dirigió personalmente su primera representación en este evento, como era su costumbre, con violín en mano. Su siguiente encuentro tuvo lugar el 4 de noviembre de 1873, cuando Strauss interpretó obras de su padre y Josef Lanner, así como su propio vals «Danubio Azul» como parte de un concierto de gala presentado por el comité chino de la Exposición Mundial. El 11 de diciembre de 1877 tuvo lugar una «velada» en la Ópera de la Corte, en la que Strauss dirigió la orquesta en el estreno de sus «Reminiscencias de la vieja y la nueva Viena», un popurrí basado en temas de sus propias obras, así como de las de su padre, cuyo manuscrito se ha perdido desde entonces. El 14 de octubre de 1894, la Filarmónica participó en un concierto en el festival para conmemorar el 50 aniversario de Strauss en el negocio de la música, y el maestro expresó su gratitud con la presentación de una medalla conmemorativa y un telegrama en el que decía: «Mientras tanto, envío mi más caluroso agradecimiento a los grandes músicos de la famosa Filarmónica por su magistral interpretación y también por la demostración de su buena voluntad que me ha traído mucho placer: Johann Strauss». El encuentro final tuvo consecuencias trágicas. El 22 de mayo de 1899, Strauss dirigió la obertura de «Die Fledermaus» [El murciélago] por primera y única vez en la Ópera de la Corte. En ese momento, contrajo un resfriado que se convirtió en neumonía, de la que murió el 3 de junio de 1899”.

La trayectoria musical de Riccardo Muti se puede conocer con detalle en su página oficial, donde describe su marcha iniciática a Milán desde su Nápoles natal, donde empezó a consagrarse como un excelente director de orquesta, hasta nuestros días, en los que dirige oficialmente la Orquesta Sinfónica de Chicago. Desde 2015 está volcado en la formación de jóvenes músicos a través del Proyecto Riccardo Muti Italian Opera Academy.

No olvido tampoco lo que Strauss supuso para Federico García Lorca, cuando incluyó en Poeta en Nueva York el poema Pequeño vals vienés, al que Leonard Cohen puso su característica cadencia musical que contribuyó a popularizar con su canción Take this Waltz, tan próxima también a una época en nuestro país través de versiones inolvidables de Ana Belén, Silvia Pérez Cruz o Enrique Morente.

Ay, ay, ay, ay!
Toma este vals, este vals del «Te quiero siempre».
En Viena bailaré contigo
con un disfraz que tenga
cabeza de río.

Federico García Lorca, Pequeño vals vienés (1929-1930)

El Concierto, que comenzará a las 11:15 horas (UTC+1), se desarrollará con el espíritu interpretativo de la Filarmónica de Viena, respetando el lema que figura como representación de la misma, Tradición e Historia:

Johann Strauss I.

Freiheits-Marsch (Marcha de la libertad), op. 226

Josep Strauss

Dorfschwalben aus Österreich (Golondrinas del pueblo austriaco) – Walzer (Vals), op. 164

Johann Strauss II.

Demolirer-Polka. Polka francaise (Polca francesa de los demoledores), op. 269

Johann Strauss II.

Lagunera-Walzer (Vals de la laguna), op. 411

Eduard Strauss

Luftig und duftig (Aireado y fragante) Polka schnell (Polca rápida), op. 206

Johann Strauss II.

Ouvertüre zur Operette «Der Zigeunerbaron» (Obertura de la opereta “El barón gitano”).

Johann Strauss II.

Accelerationen (Aceleraciones) Walzer (Vals) op. 234

Josep Hellmesberger (Hijo)

Fidele Brüder. Marsch aus der Operette «Das Veilchenmädchen» (Hermanos Fidele. Marcha de la opereta «La Niña Violeta»)

Constanza Geiger

Ferdinandus (Fernando) Walzer (Vals), op. 10 [Arr. W. Dörner]

Johann Strauss II.

Entweder – oder! (¡O bien!) – Polka schnell (Polca rápida), op. 403

Josep Strauss

Transactionen (Transacciones) Walzer (Vals), op. 184

Johann Strauss II.

Annen-Polka (Ana – polca), op. 117

Johann Strauss II.

Tritsch-Tratsch (Cotilleo), Polka schnell (Polca rápida), op. 214

Johann Strauss II.

Wein, Weib und Gesang (Vino, mujeres y canciones) Walzer (Vals), op. 333

Una vez más y a través de este Concierto de Año Nuevo, tendremos la oportunidad de experimentar en nuestra vida el gran aserto musical del barroco y del clasicismo: musica laetitiae comes, medicina dolorum, es decir, la música puede ser compañera en la alegría y medicina para el dolor. Ahora, de la mano de Riccardo Muti, interpretando junto a la Filarmónica de Viena, la música transgresora de Johann Strauss. Para que no la olvidemos, en los momentos actuales de turbación y mudanza en los que, a nivel mundial y local, estamos inmersos.

NOTA: la imagen de Riccardo Muti se ha recuperado hoy de la página oficial del Concierto de Año Nuevo 2025.


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: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.

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