Augusto Monterroso (Tegucigalpa, 21 de diciembre de 1921- Ciudad de México, 7 de febrero de 2003)
Sevilla, 30/I/2025 – 21:25 (CET+1)
Visto lo visto en estos días, sobre todo con la irrupción del terremoto Trump, azote de la democracia mundial, me ha venido a la memoria el cuento precioso y breve, El dinosaurio, de Augusto Monterroso , que por bueno, es dos veces bueno:
Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.
Al recordarlo y casi sin pensarlo, he hecho un paralelismo con mi sueño permanente de defender la democracia, como pilar básico del entendimiento y del respeto a las personas de este país, del mundo en general, viniéndome a la mente otro relato, breve como el anterior, que lo pensaba así:
Cuando desperté, la democracia todavía estaba aquí.
Ítalo Calvino, el escritor italiano al que debo tanto en mi forma de pensar y escribir, reconoció el valor incalculable de la rapidez y concisión en la literatura y así lo expresó en una conferencia titulada Rapidez, que desgraciadamente nunca llegó a pronunciar porque falleció una semana antes de trasladarse a la Universidad de Harvard (Cambridge, Massachusetts) en septiembre de 1985, para llevar a cabo su compromiso de participar en las Charles Elliot Norton Poetry Lectures, que luego se recopilaron como obra póstuma bajo el título de Seis propuestas para el próximo milenio (1). Esta obra la he citado en numerosas ocasiones en este cuaderno digital porque a lo largo de los casi veinte años de vida que ya tiene, Calvino siempre ha estado presente en él ante el fenómeno de la hoja en blanco, precisamente utilizando el título de la conferencia que se incorporó a aquellos borradores de Harvard con el título de El arte de empezar y el arte de acabar, cuya introducción sigue siendo un norte en mi vida intelectual, procurando siempre que lo que escriba sea algo especial, siguiendo las recomendaciones de Calvino, tantas veces citadas en hojas digitales anteriores: “…es un instante crucial, como cuando se empieza a escribir una novela. Es el instante de la elección: se nos ofrece la oportunidad de decirlo todo, de todos los modos posibles; y tenemos que llegar a decir algo, de una manera especial”.
En este sentido, si traigo hoy también a colación a Ítalo Calvino, es por su cita del relato de Monterroso en la citada conferencia, Rapidez, cuando se refiere a él reflexionando sobre una literatura basada en la concisión, como presagio de que sería una realidad inexorable en el siglo venidero [XXI]: “La concisión es sólo un aspecto del tema que quería tratar, y me limitaré a deciros que sueño con inmensas cosmogonías, sagas y epopeyas encerradas en las dimensiones de un epigrama. En los tiempos cada vez más congestionados que nos aguardan, la necesidad de literatura deberá apuntar a la máxima concentración de la poesía y del pensamiento. Borges y Bioy Casares recopilaron una antología de Cuentos breves y extraordinarios. Yo quisiera preparar una colección de cuentos de una sola frase, o de una sola línea, si fuera posible. Pero hasta ahora no encontré ninguno que supere el del escritor guatemalteco Augusto Monterroso: «Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”.
Mi relato breve, Cuando desperté, la democracia todavía estaba aquí, me ha alegrado el día y quería compartirlo con la malla pensante de la Humanidad, la Noosfera. Nada más.
(1) Calvino, Ítalo, Seis propuestas para el próximo mileno, 1998, Madrid: Siruela.
CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.
UCRANIA, GAZA Y ORIENTE MEDIO, REPÚBLICA DEL CONGO, SAHEL Y PAÍSES EN GUERRA, EN GENERAL
Luz López y Mario Benedetti / Zenobia Camprubí y Juan Ramón Jiménez
Sevilla, 29/I/2025 – 08:30 h (CET+1)
Dedico hoy estas palabras a una persona que me acompaña en la vida desde hace ya cuarenta y dos años, María José, en su cumpleaños y cumpledías anual, con la calidad en este recuerdo que manifestó Mario Benedetti en su poema Como siempre, en su fondo y forma, sintiendo al mismo tiempo la influencia de Luz López, su compañera de vida, recordándome también que María José ha recorrido ya un camino vital de setecientos sesenta y ocho meses en su cumpledías vital, aplicándole hoy las palabras de su poema en primera persona, porque así lo he leído una y otra vez en lo más íntimo de mi propia intimidad agustiniana, adaptándolo a sus circunstancias, que diría Ortega y Gasset.
Como siempre
Aunque hoy cumplas trescientos treinta y seis meses la matusalénica edad no se te nota cuando en el instante en que vencen los crueles entrás a averiguar la alegría del mundo y mucho menos todavía se te nota cuando volás gaviotamente sobre las fobias o desarbolás los nudosos rencores buena edad para cambiar estatutos y horóscopos para que tu manantial mane amor sin miseria para que te enfrentes al espejo que exige y pienses que estás linda y estés linda casi no vale la pena desearte júbilos y lealtades ya que te van a rodear como ángeles o veleros es obvio y comprensible que las manzanas y los jazmines y los cuidadores de autos y los ciclistas y las hijas de los villeros y los cachorros extraviados y los bichitos de san antonio y las cajas de fósforo te consideren una de los suyos de modo que desearte un feliz cumpleaños podría ser tan injusto con tus felices cumpledías acordate de esta ley de tu vida si hace algún tiempo fuiste desgraciada eso también ayuda a que hoy se afirme tu bienaventuranza de todos modos para vos no es novedad que el mundo y yo te queremos de veras pero yo siempre un poquito más que el mundo.
Es verdad, cambiando lo que hay que cambiar en el poema para adaptarlo a la realidad de ella, porque esta edad que alcanza hoy “no se le nota cuando en el instante en que vencen los crueles entra a diario a averiguar la alegría del mundo, volando gaviotamente sobre las fobias, desarbolando los nudosos rencores. Ha alcanzado una buena edad para cambiar estatutos y horóscopos, dejando que su manantial mane amor sin miseria”. También vuelvo a tener presente a Juan Ramón Jiménez, tan próximo, el poeta con el que compartí su casa de juventud en Moguer durante algún tiempo, junto a ella y nuestro hijo Marcos, que escribió unas palabras hace más de cien años que rescato hoy en la celebración de este cumplevidas, concretamente en una bella introducción a su querido diario (1), recogidas del sánscrito -¡ay, la influencia de Zenobia Camprubí!-, porque resumen perfectamente la atención que debemos prestar a cada día, espacio y tiempo en el que se desarrolla la vida personal e intransferible de cada uno y las compañeras de vida, por ejemplo Luz, Zenobia y María José:
¡Cuida bien de este día! Este día es la vida, la esencia misma de la vida. En su leve transcurso se encierran todas las realidades y todas las variedades de tu existencia: el goce de crecer, la gloria de la acción y el esplendor de la hermosura.
El día de ayer no es sino sueño y el de mañana es sólo una visión. Pero un hoy bien empleado hace de cada ayer un sueño de felicidad y de cada mañana una visión de esperanza. ¡Cuida bien, pues, este día!
En este cumpleaños, cumpledías y cumplevidas, sólo sé que los dos hemos perseguido sueños que hoy no quiero olvidarlos, ni siquiera un momento, porque no quiero dejarme apesadumbrar por la desmemoria, ni dejar de soñar despierto como tantas veces he escrito en este cuaderno digital. Hoy, sólo quiero cantar la canción de los soñadores (Waldo Leyva, poeta cubano), entrando a diario a averiguar la alegría del mundo, volando;gaviotamente sobre las fobias, desarbolando los nudosos rencores (Benedetti), porque sé que el día de ayer no es sino sueño y el de mañana es sólo una visión. Pero un hoy bien empleado hace de cada ayer un sueño de felicidad y de cada mañana una visión de esperanza. Por esas razones, sueños en definitiva, sé que lo que aprendí un día ya lejano de Juan Ramón Jiménez, ¡Cuida bien, pues, este día!, es lo que nos permite seguir viviendo, porque un hoy bien empleado hace de cada ayer un sueño de felicidad y de cada mañana una visión de esperanza. Sé queel fin no es tocarlos, como a las rosas, sino perseguir los sueños de felicidad y esperanza. Sólo eso. ¡Ah!, junto a Benedetti, no olvido tampoco un mensaje para María José que, como siempre, mantengo vivo:
[…] de todos modos para ti no es novedad / que el mundo / y yo / te queremos de veras / pero yo siempre un poquito más que el mundo.
(1) Jiménez, Juan Ramón, Diario de un poeta recién casado (1916), 2005. Madrid: Alianza Editorial.
CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.
UCRANIA, GAZA, REPÚBLICA DEL CONGO, SAHEL Y PAÍSES EN GUERRA, EN GENERAL
Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan / decir que somos quien somos, / nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno. / Estamos tocando el fondo.
Gabriel Celaya, en La poesía es un arma cargada de futuro
Sevilla, 28/I/2025 – 07:40 (CET+1)
Disculpa, querido lector, querida lectora, que recurra a la escritura circular sobre determinados asuntos tratados en los casi más de dos mil quinientos artículos publicados en este cuaderno digital, desde la apertura de sus páginas en 2005, veinte años, que no son nada o mucho, según se mire, como cantaba Carlos Gardel: Sentir que es un soplo la vida, que veinte años no es nada, que febril la mirada errante en las sombras, te busca y te nombra. Lo que ocurre es que en estos tiempos modernos de trumpismo, muskismo, desafección política y ocaso de la democracia, hay que buscar reforzadores éticos, el suelo firme de los actos humanos, de la existencia (como decía el profesor López-Aranguren), para seguir navegando en mares procelosos.
Es la razón de por qué vuelvo a retomar hoy, salvando lo que haya que salvar, la importancia del carpe diem, locución maltratada a lo largo de su historia literaria, manipulada en muchas ocasiones, porque se obvia su texto completo y su contexto.
Todavía resuenan en mi memoria de hipocampo las palabras del profesor John Keating, interpretado por el excelente actor Robin Williams, en la inolvidable película El club de los poetas muertos: Carpe Diem: Vivid el momento. Coged las rosas mientras aún tengan color pues pronto se marchitarán. La medicina, la ingeniería, la arquitectura son trabajos que sirven para dignificar la vida pero es la poesía, los sentimientos, lo que nos mantiene vivos.
Cuando Robin Williams subió a su cielo particular en 2014, escribí unas palabras que estoy seguro que podría compartir hoy con Bertrand Tavernier hablando de su aleccionadora película Hoy empieza todo, porque cuando todo comienza cada día estamos dando rienda suelta a cada “carpe diem” particular, un sentimiento que nunca se refleja en las esferas de los relojes de nuestra vida. Carpe diem era lo que John Keating/Robin Williams intentaba transmitir a sus alumnos desde la primera clase: que amaran el tiempo real de cada uno, cada momento, porque nada se repite, porque nadie se baña dos veces en el mismo río. A través de la poesía, porque siempre que se crea y piensa en algo, se puede dar el énfasis que cada persona necesita en su momento personal e intransferible y así se rompen esquemas. Esa es su verdadera razón, que Juan Ramón Jiménez también nos transmitió de forma excelente en una frase magistral: amor y poesía, cada día. Además, la libertad debe estar presente en esta acción poética, tal y como nos lo transmitió también Miguel Hernández en una conferencia en el Ateneo de Alicante, el 21 de agosto de 1937, con el título “La poesía como un arma”, La poesía […] en la guerra, la escribo como un arma, y en la paz será un arma también, aunque reposada o Gabriel Celaya, a través de la poesía social, en su precioso poema La poesía es un arma cargada de futuro, publicado en 1955: Cuando ya no se espera nada personalmente exaltante […] Tal es mi poesía: poesía–herramienta / a la vez que latido de lo unánime y ciego. / Tal es, arma cargada de futuro expansivo /con que te apunto al pecho.
John Keating lo enseñó a los cuatro alumnos que copiaron su experiencia vital: crear un nuevo Club de los poetas muertos, amando la transgresión de la vida cuando sus pilares se tambalean, tal y como está sucediendo en la actualidad. Ellos decidieron apostar por la libertad personal y colectiva frente a los cuatro pilares de su colegio: tradición, honor, disciplina y excelencia. El desenlace de la película es conocido y doloroso. Al final, como a casi todas las personas que introducen cambios en la vida, en la sociedad, se las expulsa de la misma, con silencios cómplices. No es de extrañar que todos los alumnos firmaran la expulsión del profesor Keating. Un final, salvando lo que hay que salvar, que tiene un parecido extraordinario con los planos finales de La lengua de las mariposas, en el momento que los alumnos tiran piedras a su profesor, D. Gregorio, que tanta felicidad les había proporcionado, en un silencio cómplice desolador ante la cordada de presos.
Hoy, entrando en mi biblioteca, mi clínica del alma, he vuelto a encontrarme con esas palabras del poeta romano Horacio (Venosa, Basilicata, 8 de diciembre de 65 a. C. – Roma, 27 de noviembre de 8 a. C), en su Oda(Carminum) I, 11, dedicada a Leucónoe, contextualizadas en un viaje hacia su lugar querido, un territorio espléndido en la región del Lazio, a unas cuantas leguas de Roma, algo así como el arte de disfrutar del momento en su villa, Licenza, que se conserva para ofrecerla al placer de los sentidos y las emociones de cada persona que quiera descubrirla, completando en primer lugar las cuatro palabras que seguían a las dos más famosas, Carpe diem,quam minimum credula postero, que sólo se recuerdan en contadas ocasiones, descontextualizándolas del sentido pleno que quiso Horacio darles al presentarlas en sociedad. Para ello, he escogido una traducción del latín original que considero impecable, la del filólogo y poeta Luis Alberto de Cuenca, porque es importante saber por qué Horacio las escribió aunque sólo hayan pasado a la posteridad dos, Carpe diem:
No pretendas saber, pues no está permitido, el fin que a ti y a mí, Leucónoe, nos tienen asignados los dioses, ni consultes los números Babilónicos. Mejor será aceptar lo que venga, ya sean muchos los inviernos que Júpiter te conceda, o sea éste el último, el que ahora hace que el mar Tirreno rompa contra los opuestos escollos.
Sé prudente, filtra el vino y adapta al breve espacio de tu vida una esperanza larga. Mientras hablamos, huye el tiempo envidioso. Vive el día de hoy [Carpe diem]. Captúralo. No te fíes del incierto mañana.
Las dos palabras, carpe diem, ya contextualizadas, cobran si cabe todo su esplendor cuando descubrimos en qué contexto las escribió Horacio. Para mí, tienen un sentido especial cuando las recuerdo en el contexto de la película citada, que hizo historia en mi vida a través de sus planos principales, destacando sobre todo los momentos estelares de la forma de entender la vida el profesor John Keating y transmitirla a los demás, fundamentalmente a sus cuatro alumnos especiales por su condición de seguidores de un gran maestro. Desde el comienzo de la película, un nuevo profesor iba a cambiar la vida de alumnos en la mejor tradición de maestría de la vida, que tanto he valorado siempre en mis profesores de diferentes ciclos vitales, tanto académicos como profesionales, porque todos no han sido iguales.
Mi maestra especial, Dª Antonia, me enseñó, por ejemplo, la primera versión del carpe diem infantil casi en un alma adulta, que siempre recuerdo de forma entrañable. Cuidó mucho mis sueños en paraísos perdidos, porque mi vida pequeña no daba para más, porque para ella era muy importante cada momento mío, en definitiva mi tiempo y para que no olvidara nunca que a veces es envidioso, como lo susurraba Horacio a Leucónoe, una mujer con mente blanca, limpia, que podía adaptar al breve espacio de la vida, o de cada momento particular, una esperanza larga. Ahí estaba el secreto, porque cada día lleva siempre el tiempo dentro, su carpe diem, su necesaria captura, porque no vuelve, mucho menos hoy día ante el incierto mañana. Por cierto, es lo que dijo y nos legó el poeta Quinto Horacio Flaco, hace tan solo veintidós siglos. Para que no se olvide, ni siquiera un momento.
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UCRANIA, GAZA, REPÚBLICA DEL CONGO, SAHEL Y PAÍSES EN GUERRA, EN GENERAL
Entrevista al poeta y teólogo nicaragüense Ernesto Cardenal, en la entrega del premio Theodor Wanner en 2015.
Hay hombres y [mujeres] que luchan un día y son buenos, otros [y otras] luchan un año y son mejores, hay quienes luchan muchos años y son muy buenos, pero están los [hombres y mujeres] que luchan toda la vida, y esos son los imprescindibles
Adaptado (corchetes) de un texto de Bertolt Brecht en Elogio a los combatientes
Sevilla, 27/I/2025 – 07:30 h (CET+1)
Ayer leí una tribuna en el diario El País, con respeto reverencial, Cien años de Ernesto Cardenal, de una persona excepcional, Sergio Ramírez (Managua, 1942), escritor, periodista, político y abogado nicaragüense, que recibió el Premio Cervantes en 2017, con triple nacionalidad, española, ecuatoriana y colombiana, por razón de exilio, recordando el centenario del nacimiento de una persona excepcional, Ernesto Cardenal (1925-2020), que me ha conmovido y conturbado, porque también le profeso ese tipo de respeto al formar parte de los maestros ejemplares e imprescindibles en mi vida. Es una reflexión preciosa, cargada de sentimiento que, como decía Alberti, debe escucharse más fuerte que el viento, porque una tribuna sin sentimiento puede quedarse en eso, solo una tribuna: “Para él la elevación mística fue siempre el abandono de la envoltura terrenal, y decía que había aprendido de San Juan de la Cruz que un líquido no puede recibir otro líquido si antes el recipiente no se vacía. Vaciarse, para llenarse de Dios, y viendo a Dios en cada uno de sus semejantes marginados y oprimidos, el reino de Dios en la tierra. Terrenal y místico, creyó en la comunión del espíritu con la materia y en la inmensidad irreal del universo, empeñado en una búsqueda que dejó anunciada en el poema Con la puerta cerrada: “Somos semillas que para nacer tienen que morir / es el precio necesario de la nueva vida…”.
Este cuaderno digital conserva páginas dedicadas a Ernesto Cardenal, motivo por el que he escogido una, la última, que escribí el 2 de marzo de 2020, en plena pandemia, con motivo de su fallecimiento. La vuelvo a publicar íntegra, porque los principios que me llevaron a redactarla siguen inalterables. Son los que tengo y si no gustan, no tengo otros. Lean la tribuna de Sergio Ramírez, porque es impecable y aleccionador en el tiempo de turbación en el que vivimos en la actualidad. Él, también, es necesario e imprescindible en estos momentos.
oooooOooooo
En memoria de Ernesto Cardenal
Sevilla, 2/III/2020
Ernesto Cardenal falleció ayer a los 95 años de edad, persona a la que he admirado siempre por su compromiso activo con la Teología de la Liberación, tan alejada de Roma. Creo que la humanidad ha perdido a una persona de las llamadas imprescindibles, en el sentido que Bertolt Brecht calificaba a las personas singulares como Cardenal, porque luchó toda la vida por un mundo mejor en un pequeño rincón de Nicaragua. En homenaje póstumo a él recupero un post que escribí en 2015 en este cuaderno digital con motivo de la entrega en Alemania del premio Theodor Wanner por la Paz, el Entendimiento entre los Pueblos y el Diálogo Intercultural.
El compromiso revolucionario de Ernesto Cardenal
Siempre he admirado a Ernesto Cardenal. Lo conocí hace más de cuarenta y cinco años, cuando vivía este profeta en Solentiname, un enclave revolucionario de Nicaragua. Eran años muy difíciles para un pueblo desatendido globalmente en plena dictadura del general Somoza. Vivíamos en España una situación crítica, también desatendida por el general Franco, desde la perspectiva democrática a la que aspirábamos vivir un día no muy lejano.
El pasado 20 de enero cumplió 90 años y puse a trabajar la moviola de mi vida, no para hablar de homenajes y panegíricos para celebrar su cumpleaños, porque me consta que no le gusta, sino para agradecerle lo que me aportó en momentos cruciales de mi experiencia vital. La admiración personal se debía a su discurso permanente de no violencia para alcanzar objetivos que hicieran la vida más amable a las personas que vivían con él en Solentiname, en los años setenta, aunque al final fuera necesaria una acción de fuerza del Frente Sandinista para derrocar a Somoza y formar parte del primer gobierno revolucionario nicaragüense como ministro de cultura.
¿Por qué lo he recordado estos días? Fundamentalmente, porque su compromiso me animó un día a querer acompañarle en su lucha, ante una situación en España que se demoraba y que se hacía insoportable en mi persona de secreto, perteneciente a la iglesia católica, apostólica y romana, que a veces no veía a Dios por ningún sitio, como le ocurría a Rafael Alberti en sus paseos por Roma, peligro para caminantes.
Le escribí una larga carta. Le explicaba con ilusión inquebrantable que España y la Iglesia me habían helado el corazón y que quería incorporarme a su lucha porque era un líder creíble, que pertenecía a una iglesia diferente, comprometida con los más débiles.
Nunca recibí respuesta. No sé si la llegó a leer, pero no inicié el viaje hacia esa parte del mundo, tan querida para mí en ese momento. Me quedé para trabajar por un mundo mejor en este país y hoy tengo que reconocer que era necesario que fuera así, porque aquí, con tu quiero y mi puedo de muchas personas, pudimos caminar juntos como compañeros en momentos cruciales para nuestra democracia.
Gracias, Ernesto Cardenal, por tu gran ejemplo. Me consta que estás convencido de que otro dios es posible a través de ese otro mundo, bastante más humano, por el que luchamos todavía muchas personas sin descanso alguno.
Sevilla, 30/I/2015
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UCRANIA, GAZA, SAHEL Y PAÍSES EN GUERRA, EN GENERAL
La obispa episcopaliana Mariann Edgar Budde y el presidente Trump, en la catedral de Washington, el pasado 21 de enero – RTVE / NOTICIAS – 22/I/2025
Sevilla, 26/I/2025 – 09:30 h (CET+1) – Actualizado 14:08
Lo dijo la RAE en 2021: “En español, con sentido equivalente al inglés «woke», existe el adjetivo tradicional «concienciado, -da»”. También hay que recordar que en 2017, el diccionario Oxford definió la nueva acepción de «woke», como: «Ser consciente de temas sociales y políticos, en especial el racismo».
Esta palabra inglesa, woke (desperté, despierto), está haciendo estragos y resulta que su traducción correcta al español, concienciado o concienciada, denuncia que es más antigua que el hilo negro, aunque no ha cobrado protagonismo especial hasta que ha llegado en tromba a nuestro país por el impulso ultraderechista americano en la última década. Hay que recordar que su origen está en la lucha antirracista en Estados Unidos, cuando esa palabra se utilizó por primera vez en 1938 por el músico afroestadounidense Lead Belly, en una entrevista para advertir sobre los peligros de la discriminación racial en el sur del país, por lo que había que despertar.
Hoy día lo woke no gusta a las derechas, como casi nunca lo hizo en el túnel del tiempo americano, por lo que deciden que hay que acabar como sea con la cultura DEI que la representa, a través de tres iniciales como acrónimo, Diversidad, Equidad e Igualdad en la sociedad actual, con proyecciones concretas en la defensa del multiculturalismo, el uso de vacunas, el activismo ecológico y el derecho a abortar. O lo que es lo mismo para las derechas ultramontanas y su más allá, en una traducción limpia de la cultura woke: hay que eliminar como sea la concienciación que propugna el Estado Woke, socialmente hablando, con proyección a cuidar de ciudadanos concienciados de cómo acabar con las desigualdades sociales, es decir, acabar con legislaciones políticas DEI expuestas anteriormente, que defiendan la diversidad, la equidad y la igualdad, como derechos humanos incontestables.
En el Foro de Davos clausurado en l viernes pasado, hemos escuchado al presidente argentino Milei vociferar contra la cultura woke, a la que él llama wokeísmo o socialismo cool, un virus mental y un “cáncer que hay que extirpar en la sociedad actual”. Tampoco se han quedado atrás Trump y Musk, en una semana para olvidar, cuando nos referimos al nuevo orden mundial que pretenden imponer desde la nueva presidencia. A Trump le viene de antiguo esta alergia a todo lo que suene a woke, cultura a la que ha calificado como una auténtica tiranía y fascismo de extrema izquierda. En estos días de investidura presidencial, la ha vuelto a atacar en un acto relevante llevado a cabo en la Catedral Nacional de Washington, en un servicio religioso con motivo de su toma de posesión el pasado 21 de este mes, en el que la obispa episcopaliana Mariann Edgar Budde, le dijo cara a cara lo siguiente, en un discurso o sermón calificado de woke para el presidente: “En nombre de nuestro Dios, le pido que se apiade de las personas de nuestro país que ahora tienen miedo. Hay niños gays, lesbianas y transexuales en familias demócratas, republicanas e independientes, algunos de los cuales temen por sus vidas”. Trump no se cortó un pelo y la llamó radical de izquierda, que lo odiaba: “Tenía un tono desagradable y no era ni convincente ni inteligente”. Igualmente se manifestó Elon Musk, llegando a decir de la obispa, en su red social, que “ella contrajo el virus woke, muy grave”.
Vienen tiempos de guerra abierta a todo lo que suene a woke y debemos estar preparados para adoptar las actitudes de coherencia para acabar con las desigualdades sociales, es decir, votar a partidos políticos que permitan legislar políticas DEI, que defiendan la diversidad, la equidad y la igualdad entre otras decisiones progresistas como consecuencia de ese voto, tomar conciencia de que hay que responsabilizarse de seguir defendiendo día a día, segundo a segundo, el progreso social que permite transformar la sociedad, no solo cambiarla. Al fin y al cabo, lo que hace ya muchos años llamábamos tener conciencia crítica o ética, incluso de clase, es decir, la que nos llevaba a someter a juicio (del griego “crisis”) lo que pasaba a nuestro alrededor, la que nos permitía y nos sigue permitiendo hoy día ser coherentes y defender, concienciados y despiertos, la diversidad humana y el progreso social en sus múltiples manifestaciones, con una actitud clara y convincente ante la realidad social que nos rodea.
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UCRANIA, GAZA, SAHEL Y PAÍSES EN GUERRA, EN GENERAL
Ayer se estrenó en cines comerciales de este país un documental, We have a Dream (Tenemos un sueño), presentado en su sinopsis oficial con sentidas palabras: “Ser albino en Uganda, ser ciego y querer ser corredor de fondo o ser sorda y tener una pierna amputada por las complicaciones en el parto. Estas son algunas de las historias de We have a dream, el nuevo documental del director francés Pascal Plisson. Esta cinta visibiliza la discapacidad y busca concienciar a los jóvenes de que la diferencia no debe ser sinónimo de desigualdad. «Si se cambia la mirada, la apuesta será victoriosa», ha expresado Plisson, y ha reconocido que su mirada «ha cambiado mucho» porque con esta historia le han enseñado”. Es importante conocer también la participación española en la película de la ONG Educo y de la Fundación La Caixa.
El documental narra las historias de personas que luchan por hacer realidad sus sueños y transformar el mundo: “Desde desafíos personales hasta grandes movimientos sociales, esta película muestra el poder de los sueños. ¿Quién dijo que vivir con una discapacidad significaba renunciar a tus mayores sueños? Pascal Plisson fue a conocer a Xavier, Charles, Antonio, Maud, Nirmala y Khendo, niños extraordinarios que demuestran que el amor, la educación inclusiva, el humor y el coraje pueden mover montañas, y que el destino a veces está lleno de sorpresas. Se trata de contar historias de superación y fortaleza”.
Me interesa mucho este mundo de las discapacidades infantiles, que según la Unesco, afecta entre 93 y 150 millones de niños y niñas en el mundo, bajo el denominador común de la exclusión en función de factores como el tipo de discapacidad, el lugar en el que viven, la cultura en la que se desarrollan y la situación económica de sus familias. Además, en este caso y a través de esta película se puede conocer con detalle el proyecto pedagógico que hay detrás, dirigido a estudiantes a partir de seis años para fomentar el debate sobre las diferencias, la discapacidad y la inclusión.
En este contexto recuerdo ahora a Martin Luther King, 60 años después de haber pronunciado el 28 de agosto de 1963, el discurso conocido por las palabras I have a dream (Tengo un sueño), en los escalones del monumento a Lincoln en Washington D.C. El documental citado anteriormente, We have a Dream, nos recuerda ese discurso inolvidable, porque nos permite seguir creyendo que los sueños y las utopías pueden ser una meta a alcanzar por millones de personas de bien que poblamos el planeta. Cada uno, cada una, en su pequeño mundo, porque no todos somos iguales desde nuestra forma de ser y estar en el mundo, como se puede demostrar por los desequilibrios escandalosos que nos rodean, sin ir más lejos en nuestra país, siendo mínimamente sensibles con la realidad más próxima a nosotros.
Es verdad que gracias a Martin Luther King, sus palabras vuelven a sonar hoy mejor que nunca: necesitamos más unidad, más igualdad y más democracia, más alma en definitiva para valorar estos proyectos de atención a la discapacidad, expuesto en esta ocasión y de forma extraordinaria en We have a Dream. Para que no se olvide, ni siquiera un momento.
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UCRANIA, GAZA, SAHEL Y PAÍSES EN GUERRA, EN GENERAL
El presidente de EE UU, Donald Trump, firma un decreto en el Despacho Oval de la Casa Blanca, el pasado lunes. JIM LO SCALZO / POOL (EFE)
Sevilla, 24/I/2025
Han pasado sólo unos días de la firma de estilo electrocardiográfico, compulsiva y estrambótica, no inocente, por parte de Mr. Trump, de órdenes ejecutivas revocando y desmantelando de un «plumazo» (dice él textualmente) regulaciones múltiples de Biden, las salidas de Estados Unidos del Acuerdo Climático de París o de la OMS, ordenando redadas en busca y captura de inmigrantes, entre otras lindezas, actos llevados a cabo en diferentes escenarios, públicos y privados, inmediatamente después de su toma de posesión, con un protagonista de excepción, el rotulador negro de marca Sharpie, punta gruesa, que los lanzaba a sus seguidores de forma circense después de estampar su firma en los documentos oficiales, en el pabellón deportivo Capital One Arena de Washington DC, entre atronadores aplausos y vivas del público asistente al “espectáculo”. Se sabe que la relación de Trump con los rotuladores Sharpie es una auténtica historia de amor o guerra (se habla incluso del hashtag #SharpieGate y memes virales por lo que ocurrió con su pronóstico tan particular del huracán Doria en 2019, dibujado con este rotulador en el despacho oval de la Casa Blanca), de tal forma que la empresa americana que los fabrica, perteneciente al conglomerado Newell Brands, creó un rotulador personalizado para él, grabado con su firma en oro, según lo anunció en 2019 The New York Times y Business Insider, ocupando un lugar preferencial en su despacho.
Ayer leí en una fuente de información creíble, el diario El País, en referencia a lo comentado anteriormente, que “Gobernar a golpe de decreto puede proporcionar victorias rápidas para un público desencantado con el sistema, pero este enfoque centrado en el presidente distorsiona los límites constitucionales del cargo, fomenta la inestabilidad política y socava el espíritu colaborativo de un sistema democrático. Alimentando el ansia de una acción inmediata, Trump ha garantizado desde el primer día la continuidad de esta tendencia hacia la acción unilateral. Le domina la sensación de urgencia con solo un mandato por delante. ¿Por qué esforzarse en llegar a un compromiso en el Congreso cuando una sola firma ofrece una gratificación inmediata? Sin embargo, es un enfoque frágil. Las acciones ejecutivas pueden ser anuladas por un tribunal, por la oposición legislativa o simplemente por el siguiente presidente, lo que demuestra que la tinta de la pluma presidencial no es permanente”.
Es verdad, la tinta negra del rotulador Sharpie de Trump, es un símbolo de la fugacidad de un instrumento que ojalá se parezca un día no lejano, a lo que le ocurrió al famoso lápiz azul que utilizaba la censura durante la dictadura de Salazar en Portugal, de la marca Viarco, modelo Olímpico 291: ”Los censores de revistas y periódicos de la dictadura de Salazar solo usaban el color azul para sus anotaciones y tachones porque, en el caso de que acabaran en imprenta por error, no salían: las máquinas solo reproducían el negro sobre blanco. Un lápiz concreto se convirtió en símbolo de la censura: el Viarco Olímpico 291. Con la llegada de la democracia, la propia marca hizo una nueva versión que llamó “mi libertad”.
Como una imagen vale más que mil palabras, adjunto a continuación uno de los memes que se publicaron en Twitter, en septiembre de 2019, durante el primer mandato presidencial de Trump, al que sobran comentarios, porque se entiende a la perfección en el momento político actual, sobre todo al firmar las nuevas órdenes ejecutivas relacionadas con la deportación y el envío del ejército al muro construido en la frontera entre EE. UU. y México. El título del meme se explica por sí solo: La Casa Blanca publica nueva fotografía del muro fronterizo terminado por Trump, con el trazado simulado del muro, utilizando el famoso rotulador Sharpie.
Ojalá llegue el día en el que la marca Sharpie haga también unanueva versión en formato low cost de este rotulador, que lleve impresa la leyenda “mi libertad es la de todos”, la de millones de personasafectadas por la firma en negro de las órdenes ejecutivas de Trump, que tanto daño humano hará a partir de la fecha de su estampación en documentos que nunca se tendrían que haber firmado. La edición de ese nuevo rotulador Sharpie, al igual que pasó con el lápiz azul, Olímpico 291, utilizado por la censura de la dictadura portuguesa, podría llevar esa nueva leyenda que repito: mi libertad es la de todos. Ese es el verdadero mensaje aleccionador, metafórico por supuesto, que quiero compartir hoy con la malla pensante de la humanidad, la Noosfera, según Teilhard de Chardin. Al buen entendedor con pocas palabras basta.
CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.
UCRANIA, GAZA, SAHEL Y PAÍSES EN GUERRA, EN GENERAL
La ONG Oxfam-Internacional publicó el pasado 20 de enero un informe de actualidad plena, en plena celebración del 55º Foro Económico Mundial en Davos, con un título clarificador y preocupante al mismo tiempo, El saqueo continua. Pobreza y desigualdad extrema, la herencia del colonialismo, cuyo resumen ejecutivo sintetiza bien la profundidad del problema abordado a lo largo del documento. La carta de presentación no ofrece dudas al respecto: “En 2024, la riqueza conjunta de los milmillonarios creció tres veces más rápido que en 2023. Según las previsiones actuales, dentro de una década habrá cinco billonarios. En cambio, el número de personas que viven en la pobreza apenas ha variado desde 1990, debido a las crisis económica y climática, así como a los conflictos mundiales. La mayor parte de la riqueza de los milmillonarios no es fruto del esfuerzo: el 60 % es heredada, o bien está marcada por el clientelismo y corrupción, o vinculada al poder monopolístico. Vivimos en un mundo profundamente desigual. Las personas más pobres, las personas racializadas y las mujeres y los grupos excluidos se han visto sometidos, y continúan siéndolo, a una explotación sistemática que conlleva un elevadísimo costo humano”.
En abril de 1955, representantes de 29 Gobiernos de Estados asiáticos y africanos se reunieron en Bandung, Indonesia, con el objetivo de debatir cuestiones relacionadas con la paz y con la función que debían desempeñar los países del sur global —a los que se hacía referencia con el término “Tercer Mundo”— en la Guerra Fría, el desarrollo económico y la descolonización. La Conferencia de Bandung y su resolución final sentaron las bases del Movimiento de Países No Alineados (MNOAL) durante la Guerra Fría). En ese encuentro, el presidente de Indonesia, Sukarno, pronunció unas palabras premonitorias sobre los efectos del colonialismo, que aún perdura, pero bajo nuevas formas, que el informe rescata por su importancia y perspectiva histórica: “Suelen decirnos que el colonialismo ha muerto. No nos dejemos engañar ni apaciguar por esta idea. El colonialismo está muy vivo, se lo aseguro. Cómo es posible que hagan esta afirmación cuando enormes zonas de Asia y África siguen sin ser libres. Y, les ruego que, cuando piensen en el colonialismo, no lo hagan únicamente en su modalidad clásica, que hemos conocido en Indonesia y que han sufrido también nuestros hermanos y hermanas en distintas partes de Asia y África. El colonialismo también se ha revestido de modernidad, adoptando la forma de control económico, control intelectual o de un poder físico muy real que ejerce una pequeña comunidad extranjera dentro de un país. Se trata de un enemigo hábil y decidido, con múltiples caras. No renunciará fácilmente a su expolio. Independientemente de dónde, cuándo y cómo se presente, el colonialismo es nocivo y debe ser erradicado de la faz de la Tierra”.
El informe resume perfectamente su contenido, que rescato íntegramente para no contaminar su sentido primigenio: “[…] Las personas más pobres, las personas racializadas y las mujeres y los grupos excluidos se han visto sometidos, y continúan siéndolo, a una explotación sistemática que conlleva un elevadísimo costo humano. El colonialismo continúa estando presente en el mundo actual de diversas maneras. El voto de un ciudadano o ciudadana belga promedio en el Banco Mundial vale 180 veces más que el de una persona de Etiopía. El sistema actual sigue extrayendo la riqueza del sur global en beneficio del 1 % más rico de la población, que reside mayoritariamente en el norte global, a un ritmo de 30 millones de dólares por hora. Debemos revertir urgentemente esta situación. Las personas que se han visto afectadas por la brutalidad de la esclavitud y la colonización deben recibir reparaciones por los daños ocasionados. Si queremos acabar con la pobreza, es esencial transformar radicalmente nuestro sistema económico basado en el colonialismo para que sea más equitativo. Los más ricos, que son los principales beneficiarios de este sistema, deben ser quienes asuman el costo relacionado con esta transformación”.
Pertenezco a la escuela del dato, que mata a los relatos plagados de medias verdades, cuando no mentiras escandalosas y manipulaciones no inocentes de proporciones indeseadas. Por esta razón, he extraído del informe los datos más relevantes para comprender el problema real del neocolonialismo que nos invade, una de cuyas manifestaciones se exponen con detalle en una publicación que he comentado en este cuaderno digital, Tecnofeudalismo, con un subtítulo calculado, El sigiloso sucesor del capitalismo, escrito por Yanis Varoufakis.
En el citado informe figura un cuadro con los siguientes ítems, que ayudan a comprender bien el problema denunciado:
CUADRO 1: UN MUNDO, DOS REALIDADES: LAS EVIDENCIAS
• En 2024, la riqueza conjunta de los milmillonarios se incrementó en dos billones de dólares estadounidenses y surgieron 204 nuevos milmillonarios, lo cual supone un promedio de casi cuatro nuevos milmillonarios a la semana.
• En 2024, la riqueza conjunta de los milmillonarios se incrementó tres veces más rápido que en 2023.
• La fortuna de cada milmillonario creció, en promedio, a un ritmo de dos millones de dólares al día y, en el caso de los diez milmillonarios más ricos, a un ritmo de 100 millones de dólares al día.
• El año pasado, Oxfam preveía que, en una década, podríamos tener el primer billonario del planeta. Sin embargo, datos actualizados apuntan a que, de mantenerse las tendencias actuales, dentro de una década podrían ser cinco. Mientras tanto, de acuerdo con el Banco Mundial, el número de personas que viven en la pobreza apenas ha variado desde 1990.
• El 60 % de la riqueza de los milmillonarios bien es heredada, o bien está marcada por el clientelismo y corrupción, o vinculada al poder monopolístico. En 2023, por primera vez en la historia, han surgido más milmillonarios gracias a herencias que como resultado del emprendimiento.
• En 2023, el 1 % más rico de la población del norte global obtuvo 263 000 millones de dólares estadounidenses de los países del sur global a través del sistema financiero; esta cifra equivale a más de 30 millones de dólares cada hora.
• Durante su dominio colonial sobre India, que se prolongó más de un siglo, el Reino Unido extrajo 64,82 billones de dólares estadounidenses, de los cuales 33,8 billones fueron a parar a manos del 10 % más rico de su población. Con esta cantidad se podría empapelar casi cuatro veces la ciudad de Londres con billetes de 50 libras esterlinas.
CUADRO 2
CUADRO 2: TRES DATOS SOBRE LOS DIEZ HOMBRES MÁS RICOS DEL MUNDO
1. En 2024, la riqueza conjunta de los diez hombres más ricos del mundo se incrementó, en promedio, en casi 100 millones de dólares al día.
2. Incluso si cualquier ciudadano corriente hubiera ahorrado 1000 dólares estadounidenses al día desde el principio de los tiempos, hace 315 000 años, seguiría siendo menos rico que cualquiera de estos 10 hombres.
3. Aunque perdiesen un 99 % de su riqueza, cualquiera de las diez personas más ricas del mundo seguiría siendo milmillonaria.
Con estos antecedentes, tan injustos y discriminadores para la igualdad en la Humanidad, el informe resume en pocas palabras su calificación ética: la mayor parte de la riqueza de los milmillonarios es fruto del saqueo, no del esfuerzo. El colonialismo milmillonario tiene una historia clara que se perpetúa en nuestros días, adquiriendo valores vergonzantes, denominándose en el informe como “el fruto del árbol envenenado”: “El colonialismo es un fenómeno tanto histórico como moderno. El denominado colonialismo histórico hace referencia al período de ocupación y dominación formal por parte de los países ricos, que en gran medida llegó a su fin tras las luchas de liberación nacional que tuvieron lugar en las décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial. El colonialismo actual o colonialismo moderno (también llamado neocolonialismo) es el término que se utiliza para definir los distintos mecanismos, en general más informales, que utilizan sobre todo los países ricos del norte global para continuar ejerciendo poder y control sobre los países del sur global, perpetuando así los efectos del colonialismo formal y las prácticas e ideas que lo sostuvieron. En la actualidad, casi 60 años después del fin de la época colonial a nivel histórico, resulta evidente que la economía mantiene una estructura que facilita el trasvase de riqueza desde el sur hacia el norte global y, en particular, de la gente corriente del sur global hacia las personas más ricas del norte global”.
Lo que es evidente es que “Las instituciones globales, los mercados financieros y las grandes empresas multinacionales, todos ellos actores moldeados por el colonialismo y el dominio de los países ricos, continúan facilitando la transferencia diaria de billones de dólares del sur al norte global”. La gran pregunta surge siempre ante estos datos abrumadores, que se pueden conocer con detalle a lo largo del informe. Aún así, se adelantan varias vías de actuación urgente, que en Davos se deberían tener muy presentes en estos días, partiendo de una base urgente y necesaria, descolonizar nuestra economía y destronar a los superricos, mediante acciones concretas:
• Reducir de manera drástica la desigualdad, estableciendo metas a nivel global y nacional para conseguirlo.
• Reparar los daños del colonialismo histórico.
• Acabar con los sistemas que conforman el colonialismo moderno.
• Hacer que los más ricos paguen más impuestos para acabar con la riqueza extrema.
• Promover la solidaridad y la cooperación Sur-Sur.
• Acabar con todas las manifestaciones formales de colonialismo en la actualidad.
Visto lo visto en la ceremonia de toma de posesión del nuevo presidente de los Estados Unidos, el pasado lunes, siendo paradójico que coincidiera con la fecha de publicación de este informe, en la que figuraban en lugar preferente tres milmillonarios del mundo más conocidos, no presagia nada bueno en relación con el llamado neocolonialismo de nuevo cuño, aunque es verdad que casi todos presentes están vinculados al mundo de las tecnologías de la información y comunicación, nativas o aplicadas en negocios de todo tipo: Elon Musk (Tesla y otras empresas, con un patrimonio de 433.900 millones de dólares, según Forbes), Jeff Bezos (Amazon, 239.400 millones), Mark Zuckerberg (Meta, 211.000 millones), seguidos de otros directivos de empresas también tecnológicas, sin olvidar el patrimonio del propio presidente, estimado en 6.700 millones de dólares. Estamos avisados y creo que informados bastante bien con el documento de referencia de Oxfam Internacional, El saqueo continua. Pobreza y desigualdad extrema, la herencia del colonialismo. Es lo que nos permitirá obtenerinformación veraz y contratada para que podamos emitir juicios bien informados.
CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.
UCRANIA, GAZA, SAHEL Y PAÍSES EN GUERRA O LO MÁS PARECIDO A ELLA, EN GENERAL
La obispa Mariann Edgar Budde y el presidente Trump, ayer, en la catedral de Washington RTVE / NOTICIAS – 22/I/2025
En nombre de nuestro Dios, le pido que se apiade de las personas de nuestro país que ahora tienen miedo. Hay niños gays, lesbianas y transexuales en familias demócratas, republicanas e independientes, algunos de los cuales temen por sus vidas.
Mariann Edgar Budde, obispa episcopal, en el discurso en la Catedral Nacional de Washington, el 21 de enero de 2025, ante el presidente Donald Trump.
Sevilla, 22/I/2025
Ocurrió ayer en la Catedral Nacional de Washington, en un Servicio Nacional de Oración al que acudió el presidente Trump, acompañado de su esposa, del nuevo vicepresidente y de altos cargos del nuevo Gobierno del país. En el discurso o «sermón» de la obispa episcopal Mariann Edgar Budde, que ofició la ceremonia oficial, se expresaron frases que no gustaron al todopoderoso Trump y, tampoco, a Elon Musk, llegando a decir el magnate tecnológico en su red social que “ella contrajo el virus woke, muy grave”. Creo que esta obispa ha sido la única persona con autoridad, eclesial en su caso, que se ha atrevido a contrarrestar en público y mirándole a la cara, la oleada de amenazas, improperios y actos de estado que han asustado al mundo. En argot eclesial, imploró piedad del presidente Trump, sobre todo para los nadies, según Eduardo Galeano, tantas veces citados en este cuaderno digital: los hijos de nadie, los dueños de nada. Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre, muriendo la vida.
De su discurso extraigo a continuación y en principio, las frases literales, finales, que tanto han molestado al presidente y a su élite tecnológica, para general conocimiento de quien quiera escucharlas en su justo sentido, que permite -a las personas de bien- emitir juicios bien informados. Hoy mismo se ha conocido la opinión de Trump sobre la obispa y sus palabras de ayer, en su red propia: “La llamada obispa que habló en el Servicio Nacional de Oración, el martes por la mañana, era una radical de izquierda que odiaba a Trump. Tenía un tono desagradable y no era ni convincente ni inteligente”. Juzgue usted, lector o lectora de estas páginas.
“Permítanme un último ruego. Señor Presidente, millones de personas han depositado su confianza en usted y, como dijo ayer a la nación, ha sentido la mano providencial de un Dios amoroso.
En nombre de nuestro Dios, le pido que se apiade de las personas de nuestro país que ahora tienen miedo. Hay niños gays, lesbianas y transexuales en familias demócratas, republicanas e independientes, algunos de los cuales temen por sus vidas.
Y las personas que recogen nuestras cosechas, limpian nuestros edificios de oficinas, trabajan en granjas avícolas y plantas de envasado de carne, lavan los platos después de comer en los restaurantes y trabajan en los turnos de noche en los hospitales: puede que no sean ciudadanos o no tengan la documentación adecuada, pero la gran mayoría de los inmigrantes no son delincuentes. Pagan impuestos y son buenos vecinos. Son fieles miembros de nuestras iglesias, mezquitas, sinagogas, viharas [templos budistas] y templos.
Le pido que tenga piedad, Señor Presidente, con aquellos en nuestras comunidades cuyos hijos temen que se lleven a sus padres, y que ayude a aquellos que huyen de zonas de guerra y persecución en sus propias tierras a encontrar compasión y acogida aquí. Nuestro Dios nos enseña que debemos ser misericordiosos con el extranjero, porque todos fuimos extranjeros en esta tierra.
Que Dios nos conceda la fuerza y el valor para honrar la dignidad de todo ser humano, para decirnos la verdad unos a otros con amor, y para caminar humildemente unos con otros y con nuestro Dios por el bien de todas las personas de esta nación y del mundo.
Amén”.
oooooooOooooooo
PALABRAS DE LA OBISPA MARIANN EDGAR BUDDE, EN LA CATEDRAL NACIONAL DE WASHINGTON – 21 de enero de 2025
Estamos asistiendo a un espectáculo vergonzoso a través del populismo del nuevo presidente americano, llevado a extremos insospechados, que basta comprobar con el seguimiento de los actos oficiales de su proclamación, pagados por cierto y en parte por los multimillonarios que ayer ocuparon la primera fila del acto y que le acompañarán durante su mandato como guardia pretoriana en su acción de estado. Destaco por su fuerte impacto social, las órdenes ejecutivas y decretos sobre la eliminación de protecciones a la discriminación de los miembros de la comunidad LGTB, ya que sólo existirán en Estados Unidos dos sexos, masculino y femenino, dejando fuera de todo ámbito de reconocimiento y protección a las personas trans; cierre de fronteras a la inmigración y refugiados, trabas insoportables para las solicitudes de asilo y, sobre todas, la deportación de inmigrantes, llevando al ejército a las murallas actuales, extendiendo estas últimas actuaciones a redadas migratorias en iglesias, mezquitas, templos de todo tipo, hospitales y guarderías.
Como personalmente doy una importancia extrema a la divulgación de datos que permitan construir la verdad de lo que sucede en el mundo y no de relatos interesados que desvirtúan y contaminan hasta extremos insospechados lo que está pasando y estamos viendo segundo a segundo, adjunto también el discurso completo de la obispa episcopal Mariann Edgar Budde, del que he extraído las frases finales anteriores, aunque recomiendo la lectura completa del mismo porque no tiene desperdicio alguno en su texto y contexto:
“Como país, nos hemos reunido esta mañana para rezar por la unidad, no por un acuerdo, político o de otro tipo, sino por el tipo de unidad que fomenta la comunidad por encima de la diversidad y la división. Una unidad que sirva al bien común. La unidad, en este sentido, es un requisito previo para que las personas vivan en libertad y juntas en una sociedad libre. Es la roca sólida, como dijo Jesús, sobre la que construir una nación.
No es conformidad. No es victoria. No es cansancio cortés ni pasividad nacida del agotamiento. La unidad no es partidista. Más bien, la unidad es una forma de estar con los demás que abarca y respeta nuestras diferencias. Nos enseña a considerar las múltiples perspectivas y experiencias vitales como válidas y dignas de respeto. Nos permite, en nuestras comunidades y en las esferas de poder, preocuparnos de verdad los unos por los otros, incluso cuando no estamos de acuerdo.
Quienes en todo el país dedican su vida o se ofrecen como voluntarios para ayudar a los demás en situaciones de catástrofe natural, a menudo con gran riesgo para ellos mismos, nunca preguntan a quienes ayudan por quién votaron en las pasadas elecciones o qué postura mantienen sobre un tema concreto. Lo mejor que podemos hacer es seguir su ejemplo, porque la unidad a veces es sacrificada, como lo es el amor: darnos a nosotros mismos por el bien de los demás.
En su Sermón de la Montaña, Jesús de Nazaret nos exhorta a amar no solo a nuestro prójimo, sino también a nuestros enemigos, a rezar por quienes nos persiguen, a ser misericordiosos como nuestro Dios es misericordioso, a perdonar a los demás como Dios nos perdona a nosotros. Jesús se desvivió por acoger a quienes su sociedad consideraba parias.
Ahora bien, reconozco que la unidad, en este sentido amplio y expansivo, es una aspiración, y es mucho por lo que rezar. Es una gran petición a nuestro Dios, digna de lo mejor de lo que somos y de lo que podemos ser. Pero nuestras oraciones no servirán de mucho si actuamos de forma que ahondemos aún más las divisiones entre nosotros. Las Escrituras son muy claras al respecto: Dios nunca se impresiona con las oraciones cuando las acciones no están informadas por ellas. Dios tampoco nos libra de las consecuencias de nuestros actos, que siempre, al final, importan más que las palabras que rezamos.
Los que estamos aquí reunidos en la catedral no somos ingenuos ante las realidades de la política: cuando están en juego el poder, la riqueza y los intereses contrapuestos, cuando las visiones de lo que debería ser Estados Unidos están en conflicto, cuando hay opiniones firmes en todo un espectro de posibilidades y comprensiones marcadamente diferentes de cuál es el curso de acción correcto. Habrá ganadores y perdedores cuando se emitan votos o se tomen decisiones que marquen el rumbo de la política pública y la priorización de los recursos.
Ni que decir tiene que, en una democracia, no todas las esperanzas y sueños particulares de todo el mundo pueden hacerse realidad en una determinada sesión legislativa o en un mandato presidencial, ni siquiera en una generación. Es decir, no todas las plegarias específicas de todo el mundo tendrán la respuesta que desearíamos. Pero para algunos, la pérdida de sus esperanzas y sueños será mucho más que una derrota política: será una pérdida de igualdad y dignidad, y de sus medios de vida.
Teniendo esto en cuenta, ¿es posible la verdadera unidad entre nosotros? ¿Y por qué debería importarnos? Bueno, espero que nos importe. Espero que nos importe porque la cultura del desprecio que se ha normalizado en este país amenaza con destruirnos. Todos somos bombardeados a diario con mensajes de lo que los sociólogos llaman ahora el “complejo industrial de la indignación”, algunos de ellos impulsados por fuerzas externas cuyos intereses se ven favorecidos por un Estados Unidos polarizado. El desprecio alimenta las campañas políticas y las redes sociales, y muchos se benefician de ello, pero es una forma preocupante y peligrosa de dirigir un país.
Soy una persona de fe, rodeada de personas de fe, y con la ayuda de Dios, creo que la unidad en este país es posible —no perfectamente, porque somos personas imperfectas y una unión imperfecta—, pero sí lo suficiente como para que todos sigamos creyendo en los ideales de los Estados Unidos de América y trabajando para hacerlos realidad. Ideales expresados en la Declaración de Independencia, con su afirmación de la igualdad y la dignidad humanas innatas. Y tenemos razón al pedir la ayuda de Dios en nuestra búsqueda de la unidad, porque necesitamos la ayuda de Dios, pero solo si nosotros mismos estamos dispuestos a cuidar los cimientos de los que depende la unidad. Al igual que la analogía de Jesús de construir una casa de fe sobre la roca de sus enseñanzas, en contraposición a construir una casa sobre arena, los cimientos que necesitamos para la unidad deben ser lo suficientemente sólidos como para resistir las muchas tormentas que la amenazan.
¿Cuáles son los fundamentos de la unidad? Basándome en nuestras tradiciones y textos sagrados, permítanme sugerir que hay al menos tres. El primer fundamento de la unidad es honrar la dignidad inherente a todo ser humano, que, como afirman todas las religiones aquí representadas, es el derecho de nacimiento de todas las personas como hijos de nuestro único Dios. En el discurso público, honrar la dignidad de los demás significa negarse a burlarse, descartar o demonizar a aquellos con los que discrepamos, optando en su lugar por debatir respetuosamente nuestras diferencias y, siempre que sea posible, buscar un terreno común. Y cuando el terreno común no es posible, la dignidad exige que nos mantengamos fieles a nuestras convicciones sin despreciar a quienes tienen convicciones propias.
El segundo fundamento de la unidad es la honestidad, tanto en las conversaciones privadas como en el discurso público. Si no estamos dispuestos a ser sinceros, no sirve de nada rezar por la unidad, porque nuestras acciones van en contra de las propias oraciones. Puede que, durante un tiempo, experimentemos un falso sentimiento de unidad entre algunos, pero no la unidad más sólida y amplia que necesitamos para abordar los retos a los que nos enfrentamos. Ahora bien, para ser justos, no siempre sabemos dónde está la verdad, y ahora hay muchas cosas que van en contra de la verdad. Pero cuando sabemos lo que es cierto, nos corresponde decir la verdad, incluso cuando, especialmente cuando, nos cuesta.
El tercer y último fundamento de la unidad que mencionaré hoy es la humildad, que todos necesitamos porque todos somos seres humanos falibles. Cometemos errores, decimos y hacemos cosas de las que luego nos arrepentimos, tenemos nuestros puntos ciegos y nuestros prejuicios, y quizá seamos más peligrosos para nosotros mismos y para los demás cuando estamos convencidos sin lugar a dudas de que tenemos toda la razón y de que los demás están totalmente equivocados. Porque entonces estamos a un paso de etiquetarnos como las buenas personas frente a las malas. Y la verdad es que todos somos personas: ambos somos capaces de lo bueno y de lo malo. Como observó astutamente Alexander Solzhenitsyn: “La línea que separa el bien del mal no pasa a través de los Estados, ni entre las clases, ni entre los partidos políticos, sino justo a través de cada corazón humano, a través de todos los corazones humanos”.
Y cuanto más nos demos cuenta de ello, más espacio tendremos en nuestro interior para la humildad y la apertura mutua por encima de nuestras diferencias. Porque, de hecho, nos parecemos más de lo que creemos y nos necesitamos.
Es relativamente fácil rezar por la unidad en ocasiones de gran solemnidad. Es mucho más difícil de conseguir cuando nos enfrentamos a diferencias reales en nuestra vida privada y en el ámbito público. Pero sin unidad, estamos construyendo la casa de nuestra nación sobre arena. Y con un compromiso con la unidad que incorpore la diversidad y trascienda el desacuerdo, y con los sólidos cimientos de dignidad, honestidad y humildad que esa unidad requiere, podemos hacer nuestra parte, en nuestro tiempo, para hacer realidad los ideales y el sueño de América.
Permítanme un último ruego. Señor Presidente, millones de personas han depositado su confianza en usted y, como dijo ayer a la nación, ha sentido la mano providencial de un Dios amoroso. En nombre de nuestro Dios, le pido que se apiade de las personas de nuestro país que ahora tienen miedo. Hay niños gays, lesbianas y transexuales en familias demócratas, republicanas e independientes, algunos de los cuales temen por sus vidas. Y las personas que recogen nuestras cosechas, limpian nuestros edificios de oficinas, trabajan en granjas avícolas y plantas de envasado de carne, lavan los platos después de comer en los restaurantes y trabajan en los turnos de noche en los hospitales: puede que no sean ciudadanos o no tengan la documentación adecuada, pero la gran mayoría de los inmigrantes no son delincuentes. Pagan impuestos y son buenos vecinos. Son fieles miembros de nuestras iglesias, mezquitas, sinagogas, viharas [templos budistas] y templos.
Le pido que tenga piedad, Señor Presidente, de aquellos en nuestras comunidades cuyos hijos temen que sus padres sean llevados, y que ayude a quienes huyen de zonas de guerra y persecución en sus propias tierras a encontrar compasión y acogida aquí. Nuestro Dios nos enseña que debemos ser misericordiosos con el extranjero, porque todos fuimos extranjeros en esta tierra.
Que Dios nos conceda la fuerza y el valor para honrar la dignidad de todo ser humano, para decirnos la verdad unos a otros con amor, y para caminar humildemente unos con otros y con nuestro Dios por el bien de todas las personas de esta nación y del mundo.
CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.
UCRANIA, GAZA, SAHEL Y PAÍSES EN GUERRA O LO MÁS PARECIDO A ELLA, EN GENERAL
Con la que está cayendo, a nivel local e internacional, me hago hoy una pregunta urgente y necesaria: ¿quién anima al animador? Estoy convencido de que la persona que anima es una especie en extinción, porque los agoreros mayores de este reino humano están haciendo continuamente de las suyas. Animar es un verbo que admite hasta diez acepciones, según el Diccionario de la lengua española (RAE): infundir vigor a un ser vivo, infundir ánimo o energía moral a alguien, incitar a alguien a una acción, dar vida o animación a una obra de arte, comunicar a una cosa inanimada vigor, intensidad y movimiento, dar movimiento, calor y vida a un concurso de gente o a un paraje; dicho del alma, dar vida al cuerpo, vivir, habitar, cobrar ánimo y esfuerzo, decidirse, determinarse a hacer o decir algo. Son diez interpretaciones que equivalen a una sola, de las que destaco la última sobre las demás: animar es dar vida al cuerpo, vivir en definitiva. Cambiar todo lo que haya que cambiar.
Todo está cambiando en nuestras vidas porque hay muy pocas zonas que nos animen a habitar seguros y de forma estable en el microcosmos que nos rodea. La cantora Mercedes Sosa (cantante es el que puede y cantor el que debe, según Facundo Cabral), cantó Todo cambia (con letra y música del músico chileno Julio Numhauser, fundador de mi querido grupo Quilapayún) para animarnos a continuar siempre hacia adelante mediante su compromiso activo a través de la música, por ejemplo, habiéndolo grabado personalmente en la razón y en el corazón a lo largo de mi vida, en etapas que han quedado registradas en mi memoria de secreto, situada como estructura muy valiosa en una región profunda del cerebro, el hipocampo. La recuerdo en ocasiones como ésta porque era una auténtica animadora, infundiéndonos siempre ánimo o energía moral a todos: Cambia lo superficial / Cambia también lo profundo / Cambia el modo de pensar / Cambia todo en este mundo.
Es bueno que como animadores hablemos de esto, por higiene mental, en el Club de las Personas Dignas, al que pertenezco desde hace bastante tiempo, para reforzar las actitudes cotidianas en lo que vivimos, hacemos y sentimos, aunque reconozcamos que la situación de conformismo e inmovilismo reaccionario nos hace daño, sabiendo que debemos compartir la realidad cambiante, por dura que sea, hasta que al animarnos y respetar a los que animan a los animadores, integremos en nuestra inteligencia de todos y en la de secreto, el hecho de que cambiar no es extraño…, porque no cambiamos el amor a lo que queremos y creemos, por mucho que nos cueste, porque somos coherentes, porque los principios permanecen, aunque tomemos conciencia plena de que para los Tristes y los Tibios, cada uno en su Club, tanto cambio no lleva a nada bueno. Y en los momentos difíciles que estamos atravesando, propiciados por Mr. Trump, por ejemplo, quizás se frotarán las manos, en su presunto triunfo anímico, porque piensan que estábamos advertidos. Me alegra pensar que así no será…, porque el cambio no es ya algo extraño en nuestras vidas: Lo que cambió ayer / Tendrá que cambiar mañana / Así como cambio yo / En esta tierra lejana // Cambia el rumbo el caminante / Aunque esto le cause daño / Y así como todo cambia / Que yo cambie no es extraño.
He dicho anteriormente que hay que respetar a los animadores frente a los agoreros mayores del reino que, instalados en su mediocridad eterna, no hacen nada más que cantar las desgracias propias y ajenas sin mezcla de cambio o progreso personal y social alguno. Es una especie en extinción, aunque el gran espectáculo del mundo continúe.
En un momento histórico de tiempos revueltos, sigo creyendo en el amor como primer motor que anima la vida, aunque siga siendo necesario responder en pocos minutos a la gran pregunta de la vida: ¿qué es el amor? La verdad es que todo se nubla en la mente y en el corazón cuando llueve y se moja el alma, que también sucede, siempre no a gusto de todos, pero tomando conciencia de que ese todo se puede limpiar también con el amor líquido del limpiaparabrisas de la vida, porque al final todo depende del color del cristal con el que se mira cada aquí y ahora de esa turbulenta forma de ser y estar en el mundo que cada uno vive. Juan Ramón Jiménez me lo enseñó hace ya muchos años, cada vez que traspasaba la cancela de su casa en Moguer, en la calle Nueva: “[…] era de hierro y cristales blancos, azules, granas y amarillos. Por las mañanas. ¡qué alegría de colores pasados de sol en el suelo de mármol, en las paredes, en las hojas de las plantas, en mis manos, en mi cara, en mis ojos! […] Yo miraba sucesivamente todo el espectáculo, el sol, la luna, el cielo, las paredes de cal, las flores -jeranios, hortensias, azucenas, campanillas azules-, por todos los cristales, el azul, el grana, el amarillo, el blanco. El que más me atraía era el amarillo. Por el cristal amarillo todo se me aparecía cálido, vibrante, rejio, infinito […] Todo allí acababa bien; era un término como el del beso en el amor, como el de la gloria verdadera e íntima en el arte; después de mirar por el cristal amarillo ya no quería yo más y me quedaba contento”.
Los animadores menores del reino practicamos la defensa a ultranza del “principio esperanza”, que he mantenido en mi vida y que he ido alimentando hasta hoy de lecturas ideológicas no inocentes. El éxito filosófico de Ernst Bloch, por ejemplo, con su teoría de ese “principio esperanza”, fue demostrarnos que tenemos que llegar a ser “ateos” por la gracia de Dios, es decir, hay que creer en la trascendencia de la vida sin un Trascendente alienador. Por ello, hay que rechazar de base la superstición y la mitología de la religión. Sólo así, el ser humano adquirirá su desarrollo pleno. En definitiva, permitirá regar con rocío, todos los días, las esperanzas legítimas que cada uno tiene, animarnos, en una palabra, dando respuesta a la pregunta profunda de Neruda, ¿Es verdad que las esperanzas deben regarse con rocío? (Libro de las preguntas, IV), aprendiendo a ser felices cada día. Una experiencia de esperanza en el amor, entre otras, como hambre cósmica en tiempos revueltos, aprendiendo de una vez por todas que animar nuestra vida y la de los demás es cosa de cuidar el alma, dando vida al cuerpo, vivir y habitar la vida. En definitiva, cobrar ánimo y esfuerzo, decidirse, determinarse a hacer o decir algo que nos permita mantener viva la esperanza de dar respuesta a los problemas de la vida, a sus continuas preguntas. Siendo así, que yo cambie no será ya extraño y como animador…, la verdad es que, hoy por hoy, me siento animado, siguiendo al pie de la letra la definición de la RAE, porque dicho del alma (ánima), doy vida y calor al cuerpo, viviendo y habitando la vida.
CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.
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