El Rey Proletario, que no Mago, al que siempre esperaba un niño llamado José Saramago (II)

José Saramago (1922, Azinhaga, Golegã – Portugal – 2010, Tías, Lanzarote – España)

Dedicado hoy, especialmente, a las niñas y niños que viven en Sevilla en los barrios con profunda pobreza severa y exclusión social, los considerados «trasteros» de la ciudad, Polígono Sur, Pajaritos-Amate, Torreblanca, Cerro-Su Eminencia, La Oliva y Polígono Norte-Villegas, a sus familias, a los que malviven también en asentamientos chabolistas históricos como El Vacie; a los que viven aparentemente con recursos, pero con una realidad social próxima extremadamente grave, por violencia de género y desestructuración familiar, en cualquier lugar en el que habiten, en esta ciudad, en Andalucía o en los restantes territorios, tan desiguales, tan injustos, socialmente hablando, que conforman nuestro país.

Sevilla, 5/I/2025

A tal Niño, tal Honor de Rey. El niño Jesús proletario, que Saramago llevó también dentro, esperaba siempre que los Reyes le correspondieran según su deseo, porque no estaban en el Mercado sino en la Realidad Proletaria de su pequeño pueblo, Azinhaga, que lo vio nacer hace ya ciento dos años. Sencillamente, los Reyes, tal y como los conocemos hoy, no existían, porque el niño Jesús era el Rey: “En ese tiempo, los Reyes Magos todavía no existían (o soy yo quien no se acuerda de ellos), ni existía la costumbre de montar belenes con la vaca, el buey y el resto de la compañía. Por lo menos en nuestra casa. Se dejaba por la noche el zapato (“el zapatinho”) en la chimenea, al lado de los hornillos de petróleo, y a la mañana siguiente se iba a ver lo que el Niño Jesús habría dejado. Sí, en aquel tiempo era el Niño Jesús quien bajaba por la chimenea, no se quedaba acostado en la paja, con el ombligo al aire, a la espera de que los pastores le llevasen leche y queso, porque de esto, sí, iba a necesitar para vivir, no del-oro-incienso-y-mirra de los magos, que, como se sabe, solo le trajeron amargores para la boca. El Niño Jesús de aquella época era un niño Jesús que trabajaba, que se esforzaba por ser útil a la sociedad, en fin, un proletario como tantos otros” (1).

Esta imagen preciosa de Jesús, Rey Proletario, que nos contó José Saramago en su infancia rediviva de Azinhaga, donde nació hace ciento dos años, no la olvido. Me parece que coincide con la de miles de niños y niñas en Andalucía, que siguen viviendo en umbrales de pobreza, según los datos facilitados por la Red Andaluza de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social (EAPN de Andalucía), en su Informe 14º sobre el Estado de Pobreza en Andalucía 2024: “Como en años anteriores, Andalucía registra unas tasas elevadas de riesgo de pobreza y/o exclusión social, siempre superiores a las medidas a nivel nacional, lo que la lleva a ocupar el puesto más elevado de todas las comunidades autónomas en cuatro de los cinco principales indicadores de pobreza y exclusión: AROPE (2), tasa de riesgo de pobreza, pobreza severa, y carencia material y social severa. Además, este último año gran parte de esos indicadores se han deteriorado con mayor intensidad de lo que lo han hecho en el conjunto del territorio nacional. Por otra parte, su renta media por persona, aunque ha aumentado, es la segunda más baja de todas las regiones».

Ofrece datos concretos que son los que «matan los relatos» olvidados y muchas veces contaminados o falsos sobre la realidad social en Andalucía, que atacan sin piedad los objetivos trazados en la Agenda UE 2030: «En 2023 el 37,5 % de la población de Andalucía está en riesgo de pobreza y/o exclusión social, es decir, unos 3,2 millones de personas. Esta cifra es 1,7 puntos porcentuales superior a la registrada en 2022, lo que se traduce en unas 174.000 personas más en AROPE. Además, este incremento es 1,2 puntos porcentuales superior al registrado a nivel nacional (0,5 p.p.). Este aumento sitúa a Andalucía como la región con la tasa AROPE más elevada seguida de Canarias (33,8 %) y Extremadura (32,8 %). Respecto a 2015, designado año de control de la Agenda 2030 y en el que la tasa AROPE era de 43,6 %, este registro supone una mejora de 6,1 puntos porcentuales, lo que supone casi 440.000 personas que dejaron de estar en situación de riesgo pobreza y/o exclusión social».

En un día tan señalado socialmente como hoy, el Informe indica que «como se ha señalado en anteriores informes, las personas que viven en hogares con menores económicamente dependientes registran tasas mucho más elevadas que el resto para los principales indicadores de pobreza y vulnerabilidad. El siguiente gráfico muestra que, a lo largo de toda la serie histórica, la tasa AROPE entre personas en hogares con menores en Andalucía siempre es superior a la de aquellas en hogares sin menores. Así, mientras entre las personas en hogares sin menores la tasa AROPE continúa con su tendencia decreciente y se reduce en 2,1 puntos porcentuales, entre aquellas en hogares con menores se ha incrementado 5,0 puntos, por lo que alcanza su valor más elevado desde 2016»:

Fuente: Informe 14º sobre el Estado de Pobreza en Andalucía 2024, p. 6.


La lectura del Informe nos sitúa en identificar cuáles son los verdaderos regalos de Reyes que necesita este país y esta Comunidad en concreto. Nunca deseo aburrir con números en estos artículos, pero las cifras son elocuentes por sí mismas y recomiendo a tal efecto analizar con detalle el citado Informe en su proyección en Andalucía, sin descartar las consultas necesarias al Informe a nivel nacional para establecer las desigualdades clamorosas que existen en el país porque, en este informe, se constata una vez más que el territorio es una significativa fuente de desigualdad, por lo que la cohesión territorial debería ser, con carácter urgente y con base constitucional, un importante objetivo político. Andalucía lo sufre de forma especial.

En un día como hoy, de espera y esperanza en los Reyes Magos de Oriente, quiero hacer especial hincapié en la Pobreza Infantil, la del niño Jesús proletario de Saramago, que por ahí empecé y que al premio Nobel portugués le gustaría destacar en estos momentos, señalando un dato verdaderamente preocupante: en torno a 600.000 niños y niñas, en Andalucía, lo que esperan hoy es una respuesta a su situación verdaderamente injusta, triste e indigna.

Hoy vuelvo a abrir el libro de las pequeñas memorias de Saramago por las páginas 107 y 108, buscando el final de esta microhistoria navideña del Nobel portugués, aplicado a nuestra navidad y reyes en Andalucía. Y no me sorprende su reflexión de cierre y recuerdo de aquellos días: la ansiada presencia de los ángeles, una recreación de sus mayores, a los que nunca divisó en su cocina real, aunque los adultos que le rodeaban en aquella Nochebuena se empeñaban en demostrar que “lo sobrenatural, además de existir de verdad, lo teníamos dentro de casa”. Y Saramago niño, incluso ya mayor, aun dejándose llevar por el niño que siempre fue, nunca los vio, “ni uno como muestra”, porque el Niño Jesús que llevaba dentro estaba en otras cosas más mundanas, yendo del corazón a sus asuntos proletarios… Los que un día, no muy lejano, atendería como compromisos sociales el Niño-Ciudadano Jesús, un Niño especial que deberíamos recordar siempre en la historia actual y real de Andalucía, la de los niños y niñas, proletarios, en situación de riesgo o viviendo en pobreza extrema. Están, en Sevilla, más cerca de lo que parece. Basta recordar a los niños y a las niñas de los seis barrios más pobres de Sevilla (entre los 15 más pobres de España), por este orden: Polígono Sur, Pajaritos-Amate, Torreblanca, Cerro-Su Eminencia, La Oliva y Polígono Norte-Villegas, donde viven niños y niñas proletarios, como se demuestra en los estudios recientes a nivel europeo y de España, según los datos estadísticos irrefutables que se mencionan en el Informe tratado en estas palabras antecedentes, actualizados de acuerdo con el citado Informe 14º sobre el Estado de Pobreza en Andalucía 2024.

En el caso concreto de Las Tres Mil Viviendas, en Sevilla, un barrio que forma parte del Polígono Sur, a título de ejemplo muy preocupante, el aislamiento social es una realidad tangible, tal y como afirmaba en un reportaje reciente en el diario El País, el párroco del Polígono Sur, Emilio Calderón, desde hace más de 50 años y a quien conozco bien, cuando calificaba de forma rotunda «su barrio»: «Un trastero. Todas las casas del mundo tienen un trastero donde se guardan lo que no sabes dónde meter. Las Tres Mil Viviendas son el trastero de Sevilla. Así lo han querido siempre las administraciones: así tienes todo eso controlado”. Para que no se olvide en este día tan especial de celebración de unos reyes lejanos, no proletarios, a los que nunca conoció José Saramago.

(1) Saramago, J. (2008). Las pequeñas memorias. Madrid: Punto de Lectura, p. 107.

(2) El índice AROPE (ARisk OPoverty and/or Exclusion) mide el porcentaje de la población que se encuentra incluida en al menos una de las tres categorías siguientes (riesgo de pobreza, carencia material severa y baja intensidad laboral).

NOTA: la imagen se recuperó el 23 de octubre de 2018 de https://www.eldiario.es/cultura/libros/diario-oculto-Saramago_0_828017469.html

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.

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