De nuevo, ¡preferiría no escucharle, Mr. Trump!

Donald Trump – Retrato oficial presidencial del segundo mandato

Sevilla, 20/I/2025

Al igual que el 20 de enero de 2017 y horas antes de la proclamación como presidente 47º de los Estados Unidos de América, he vuelto a recordar a Henry Melville en un relato, Bartleby, el escribiente, que me ha sonado cercano a la hora de repasar las últimas amenazas mundiales, a modo de perlas cultivadas, anunciadas por Donald Trump entre otras muchas, durante la campaña electoral y fechas posteriores, hasta llegar a hoy, recogidas en este cuaderno digital, escenario que nos quita las ganas de intentar comprender lo que no tiene por dónde cogerlo, leerlo, escucharlo, seguirlo y, lo que es peor, aplicarlo en un futuro próximo.

También por lo que pueda afectar a nuestro país esta presidencia, tan falta de ética, porque todo lo “americano” llega finalmente, acogiéndolo tal y como lo hizo aquél alcalde bonachón de Bienvenido Mr. Marshall, incorporándolo a nuestro acervo cultural, político y social, como si no pasara nada. No hay que olvidar que todo tiene una clave “americana y capitalista”, por supuesto: ¡Es el dinero, idiota!, como dijo un asesor presidencial avispado en otra campaña electoral americana de infeliz memoria.

Sinceramente, preferiría no escuchar a Mr. Trump con estas proclamas bélicas e incendiarias a pocos horas de su toma de posesión como presidente de los Estados Unidos. Las últimas, ayer, en Washington, bajo el mantra de que hoy “vamos a recuperar nuestro país”, comenzando por la inmigración, que la va a poner en su sitio: “Vamos a poner fin al reinado de un establishment político fracasado y corrupto en Washington, una Administración fracasada. No vamos a soportarlo más. Vamos a detener la invasión de nuestras fronteras. Vamos a recuperar nuestra riqueza. Vamos a liberar el oro líquido que está bajo nuestros pies. Vamos a devolver la ley y el orden a nuestras ciudades. Vamos a restaurar el patriotismo en nuestras escuelas. Vamos a sacar las ideologías radicales de izquierda fuera de nuestro ejército y de nuestro gobierno, y vamos a hacer América grande otra vez”. Siento escalofríos al escucharlo.

Reconozco que la lectura del relato de Herman Melville, me marcó durante una etapa de mi vida. Recuerdo en bastantes ocasiones la frase preferida de Bartleby, ante cualquier petición de su patrón: “preferiría no hacerlo”. Es muy difícil en la vida ordinaria tomar este tipo de decisiones, sin llegar al absurdo del protagonista del relato citado, pero en muchas ocasiones habría que copiarle sin temor alguno.

Hoy, debería nacer un nuevo Bartleby, eso sí, lleno de esperanza, que nos ayudara a dar un giro copernicano sobre determinadas realidades hirientes en nuestras vidas y que nos permitiera gritar, en el caso de Trump, a los cuatro vientos: ¡preferiría no escucharlo! Y cambiar de canal de vida, si es posible.

OFICINA EN UNA CIUDAD PEQUENA
Despacho en una ciudad pequeña. Edward Hopper, 1953.

Sinceramente, prefiero no comentar hoy nada más y refugiarme junto a una de las ventanas discretas de la vida, la de la lucha por la verdad buscada en común, guardándome la mía, tal y como lo aprendí de Antonio Machado. En mi soledad sonora juanramoniana, porque escuchar y saber determinadas cosas trumpistas no debería ocupar lugares dignos en mi vida ordinaria. Sé que el saber no ocupa lugar, pero el problema radica en que cada vez me queda menos sitio en mi cerebro para aislarme de tanta infamia, ante el acoso de personajes indignos y mediocres, con inmenso poder, que andan por la vida con sus vicios privados y condenas penales, presentándose ante el mundo como personas con públicas virtudes. Ese es el auténtico problema del ocaso de la democracia. Soy consciente, eso sí, de que estamos avisados.

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.

UCRANIA, GAZA, SAHEL Y PAÍSES EN GUERRA O LO MÁS PARECIDO A ELLA, EN GENERAL

¡Paz y Libertad!