Sevilla, 25/I/2025
Ayer se estrenó en cines comerciales de este país un documental, We have a Dream (Tenemos un sueño), presentado en su sinopsis oficial con sentidas palabras: “Ser albino en Uganda, ser ciego y querer ser corredor de fondo o ser sorda y tener una pierna amputada por las complicaciones en el parto. Estas son algunas de las historias de We have a dream, el nuevo documental del director francés Pascal Plisson. Esta cinta visibiliza la discapacidad y busca concienciar a los jóvenes de que la diferencia no debe ser sinónimo de desigualdad. «Si se cambia la mirada, la apuesta será victoriosa», ha expresado Plisson, y ha reconocido que su mirada «ha cambiado mucho» porque con esta historia le han enseñado”. Es importante conocer también la participación española en la película de la ONG Educo y de la Fundación La Caixa.
El documental narra las historias de personas que luchan por hacer realidad sus sueños y transformar el mundo: “Desde desafíos personales hasta grandes movimientos sociales, esta película muestra el poder de los sueños. ¿Quién dijo que vivir con una discapacidad significaba renunciar a tus mayores sueños? Pascal Plisson fue a conocer a Xavier, Charles, Antonio, Maud, Nirmala y Khendo, niños extraordinarios que demuestran que el amor, la educación inclusiva, el humor y el coraje pueden mover montañas, y que el destino a veces está lleno de sorpresas. Se trata de contar historias de superación y fortaleza”.
Me interesa mucho este mundo de las discapacidades infantiles, que según la Unesco, afecta entre 93 y 150 millones de niños y niñas en el mundo, bajo el denominador común de la exclusión en función de factores como el tipo de discapacidad, el lugar en el que viven, la cultura en la que se desarrollan y la situación económica de sus familias. Además, en este caso y a través de esta película se puede conocer con detalle el proyecto pedagógico que hay detrás, dirigido a estudiantes a partir de seis años para fomentar el debate sobre las diferencias, la discapacidad y la inclusión.
En este contexto recuerdo ahora a Martin Luther King, 60 años después de haber pronunciado el 28 de agosto de 1963, el discurso conocido por las palabras I have a dream (Tengo un sueño), en los escalones del monumento a Lincoln en Washington D.C. El documental citado anteriormente, We have a Dream, nos recuerda ese discurso inolvidable, porque nos permite seguir creyendo que los sueños y las utopías pueden ser una meta a alcanzar por millones de personas de bien que poblamos el planeta. Cada uno, cada una, en su pequeño mundo, porque no todos somos iguales desde nuestra forma de ser y estar en el mundo, como se puede demostrar por los desequilibrios escandalosos que nos rodean, sin ir más lejos en nuestra país, siendo mínimamente sensibles con la realidad más próxima a nosotros.
Es verdad que gracias a Martin Luther King, sus palabras vuelven a sonar hoy mejor que nunca: necesitamos más unidad, más igualdad y más democracia, más alma en definitiva para valorar estos proyectos de atención a la discapacidad, expuesto en esta ocasión y de forma extraordinaria en We have a Dream. Para que no se olvide, ni siquiera un momento.
CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.
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