
Y vio Dios que todo era bueno
Cita del Génesis (1, 31), que figura en la base de la nueva puerta central para la Catedral de Burgos, obra de Antonio López.
Sevilla, 30/XI/2025 – 07:47 h (CET+1)
Ayer se inauguró en Burgos una exposición, patrocinada por la Archidiócesis de la ciudad, para dar a conocer las tres nuevas puertas de acceso a su grandiosa Catedral, una magna obra en bronce diseñada y realizada por el pintor y escultor manchego Antonio López (Tomelloso, Ciudad Real, 1936), maestro del realismo artístico contemporáneo. El proyecto se ha desarrollado en un clima de profunda controversia desde que se adjudicó, durante su realización y ante el resultado final, con una sinopsis oficial del mismo en este momento expositivo, elaborada por la Archidiócesis burgalesa, que ayuda a entender bien esta magna obra: “Cada generación ha querido sumar algo a la Catedral de Burgos: una idea, una restauración, un gesto que mantiene viva su historia. Las nuevas puertas continúan ese camino. No llegan para sustituir, sino para aportar una mirada actual a un monumento que sigue evolucionando con el paso del tiempo. Estas puertas diseñadas por Antonio López representan la forma en que nuestra época se relaciona con la Catedral: respetando su esencia y, al mismo tiempo, ofreciendo un puente hacia el presente. Nacen dentro del VIII Centenario (2021), no como un cambio radical, sino como un gesto natural de continuidad, una forma contemporánea de mostrar lo que la Catedral significa para tantas personas. El proyecto responde a una idea sencilla: Abrir la Catedral. Abrirla a nuevos públicos, abrir nuevas conversaciones sobre el patrimonio y abrir nuevas maneras de que lo antiguo y lo actual conviven en perfecta armonía. Estas puertas son una invitación a mirar de nuevo, a entrar sin prisa y a descubrir que la tradición puede seguir creciendo sin perder profundidad ni identidad”.

En principio nada que objetar a estas bases históricas sobre el pasado, presente y futuro de la Catedral: no sustituyen nada, sino suman, no interrumpen la historia, sino la prolongan y no borran el pasado, sino lo hacen futuro: “En este proyecto, Antonio López lleva su trabajo al bronce para contar tres momentos clave de la tradición cristiana: la Creación, la Encarnación y la Anunciación. Cada puerta es una escena pensada para ser leída con calma, como quien se acerca a un libro que guarda distintos niveles de significado. Más que una obra ornamental, lo que propone es una forma actual de acercarse a los relatos bíblicos y de integrarlos en la Catedral. El artista entiende la escultura como un espacio convertido en puente donde la historia, la fe y el arte contemporáneo conviven coherentemente”.

El proyecto ha sido un claro ejemplo de trabajo compartido, que no ha desarrollado en solitario el autor: “Durante más de seis años Antonio López trabajó junto a un equipo de escultores y técnicos que hicieron posible la escala y complejidad de las puertas. Coordinado por Consuelo de la Cuadra, el equipo combinó conocimientos tradicionales con soluciones actuales para llevar cada detalle a su material definitivo”.
Es imprescindible conocer el detalle de la obra, a través de una fuente oficial: “El conjunto escultórico está formado por tres grandes portones de bronce diseñados por Antonio López, cada uno con su propia escena y personalidad. Aunque están inspirados en la tradición, su planteamiento es muy contemporáneo: buscan ser comprensibles para cualquier visitante. Cada puerta funciona como un pequeño relato visual, lleno de detalles que conectan lo divino con lo humano: la acogida de María, la cercanía del Niño Jesús y la fuerza creadora del Padre. Juntas forman la nueva manera en que la Catedral se presenta al mundo, invitando a entrar y descubrir su interior con una mirada renovada”.


Con estos antecedentes no es extraño que la obra ya finalizada, después de seis años de duro trabajo artístico y cooperativo, sea ahora fuente de controversia en Burgos, protagonizada por colectivos patrimonialistas y entidades culturales, que ha llevado al Cabildo catedralicio a tomar una medida singular, celebrar esta exposición de las tres puertas dentro de la catedral, antes de su instalación definitiva, para que sean evaluadas tanto por las autoridades civiles y eclesiásticas como por los ciudadanos, también por la UNESCO, por si peligra su reconocimiento como Patrimonio de la Humanidad (1984), a modo de un plebiscito popular en un auténtico totum revolutum sobre la idoneidad temporal y sacrosanta de esta magna obra.
Antonio López está muy presente en este cuaderno digital y no es la primera vez que escribo sobre él como acto de desagravio a su persona y obra. En la primera ocasión, lo hice por el trato que recibió en 2021 por el cuadro dedicado a la familia real, en un trasiego institucional impresentable para su exhibición final. Hoy, lo reitero, por el que está recibiendo por su magna obra de las tres puertas en bronce que sustituirán a las actuales, en la Catedral de Burgos, realizadas con madera de olmo, sin gran valor artístico, sí histórico, por sus doscientos años de antigüedad. La obra realizada de las tres nuevas puertas, considero que es excepcional, más cuando he conocido todos los detalles de su proceso artístico a través del portal web elaborado por la Archidiócesis de Burgos, que recomiendo leer y visualizar con la atención que Antonio López merece.
Me quedo con la reflexión de Antonio López que recogí en este cuaderno digital hace años: “el arte está por encima de todo, de las creencias; el arte es algo sagrado, es lo que queda”. Ahora, por encima de la controversia por las puertas de la Catedral de Burgos. La realidad que pinta o esculpe maravillosamente, es terca cuando la situamos en el marco de la temporalidad, porque es verdad que todo fluye y nada permanece, porque cada cosa tiene su tiempo y cada tiempo su momento. Incluso en el arte. En el caso de Antonio López, como su propio nombre anuncia, todo es sencillo en él, tal y como ya he hablado de él en este cuaderno digital: su pintura realista, la escultura viva hasta la muerte, inacabadas, los dibujos en blanco y negro, gracias a su tío maestro de Tomelloso. Su forma de ver la vida a través del color del membrillo, paciente hasta la extenuación para que no se escape nada de lo rutinario, de lo cotidiano que verdaderamente es porque está ahí, pendiente de que alguien lo capte. Un trabajador del arte, que se siente ahora más libre que cuando era joven, que le ha costado mucho llegar a algo parecido a la estima por la vida y por él mismo, que el camino ha sido complicado y que ha sido doloroso hacerse a sí mismo. Una persona de alma grande, en un modo de vivir y ser muy sencillo.
A la luz de todo lo sucedido y expuesto, creo que la cita del Génesis (1,31), Y VIO DIOS QUE TODO ERA BUENO, que figura en la base de la nueva puerta central de la Catedral de Burgos, diseñada y trabajada en bronce por Antonio López, hace honor expreso al trabajo realizado por el pintor y escultor manchego.
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