Cuando las empresas de la salud, sin alma, cuidan exclusivamente los resultados económicos

Sevilla, 7/XII/2025 – 09:47 h (CET+1)

Creo, sinceramente, que la guinda del pastel empresarial de la salud, gestionada con responsabilidades manifiestamente públicas, se ha puesto con lo sucedido recientemente en el hospital universitario de Torrejón (Madrid), un escándalo de gestión que ya dura 30 años en Madrid, según hemos conocido a través de lo publicado estos días por el periodismo veraz, digno y objetivo, que haberlo haylo en nuestro país, afortunadamente.

Es verdad que desde el principio de estas experiencias, muy cacareadas en Valencia, hace ya muchos años con el Modelo Alzira, se cuestionó el modelo público-privado de la gestión sanitaria, fundamentalmente porque creo que el carácter público de la atención sanitaria es indelegable, al chocar frontalmente con el negocio de la salud, cuya finalidad siempre es la rentabilidad pura y dura del “negocio sanitario, cueste lo que cueste”, que no entro en cuestionarlo en su esencia, ¡allá esas empresas, algunas sin alma!, pero sí lo hago cuando caminan de la mano de responsabilidades públicas indelegables.

Leer y escuchar lo sucedido en el hospital de Torrejón, es un botón de muestra de lo que planteo como una mala decisión de gestión delegada que se permite en el Sistema Nacional de Salud. ¿Qué quiere decir esto, que desde la Administración Pública Sanitaria, se debe acabar de una vez por todas con el mantra de que las técnicas de gestión más avanzadas de gestión sanitaria no se pueden o deben llevar a cabo exclusivamente en el Sistema Nacional de Salud y por eso hay que externalizar la gestión pública? Sí, rotundamente sí, porque lo que se niega es la transferencia de la responsabilidad de cuidar la sanidad pública en todas y cada una de sus facetas, sencillamente porque esta responsabilidad pública es indelegable en un Estado de Bienestar como el nuestro, constitucionalmente hablando también, incluida su gestión técnica de forma inexcusable. Solo se debería recurrir a la delegación de la gestión pública de la sanidad, cuando legalmente sea justificada esa responsabilidad irrenunciable, pero que por causas exclusivamente justificadas, extraordinarias y de emergencia, tienen que llevarse a cabo por entidades privadas dedicadas a la atención de la salud, en sus múltiples actividades, con una inspección férrea de la citada “delegación”, que debe ser temporal y no eterna y, nunca mejor dicho, “hasta que la muerte nos separe”.

Es la lucha que se mantiene en la actualidad contra la gestión privatizadora de la sanidad pública en nuestra Comunidad Autónoma, por mucho que lo niegue su Gobierno actual, jactándose hasta la saciedad de que han puesto muchos más millones que nunca en los presupuestos desde que llegaron al poder en 2018, a modo de ¡más madera!, sin darse cuenta de que aunque pongan todo el oro del mundo, el problema del Sistema Sanitario Público de Andalucía, no sólo es de financiación, que también lo es, indudablemente, pero ocupando siempre un segundo lugar, porque el primer problema es el de Modelo Sanitario Público en Andalucía, que según lo demostrado en siete años de gestión es claro, con una ideología manifiesta para llevar a cabo el desmantelamiento progresivo y calculado del Sistema Público actual.

Una vez que se tiene claro y fundamentado el Modelo, que debe ser siempre de base estrictamente constitucional, en el marco de los derechos y deberes públicos en relación con la sanidad, apoyados en la legislación sanitaria vigente en la Comunidad, la gestión tiene que ser siempre pública, con las contrataciones con la gestión sanitaria privada que, en su caso, sean necesarias y que sólo tienen que contemplarse en situaciones excepcionales y de deberes públicos en la emergencia sanitaria que las justifiquen, de carácter siempre reversible desde el momento que la gestión pública pueda llevar a cabo de nuevo lo contemplado en esos encargos a entidades privadas de la salud.

Creo que la iniciativa legislativa popular, defendida en sede parlamentaria el pasado 26 de noviembre, muestra que otro modelo de gestión de carácter público en el Sistema Sanitario Público de Andalucía es posible. Si no se logra cambiar el actual, que luego no nos llamemos a engaño, porque lo sucedido en el hospital universitario de Torrejón es un aviso muy serio de cómo puede acabar gestionándose la sanidad pública en Andalucía. Hay que decirlo alto y claro: el problema actual en nuestra Comunidad es de Modelo Sanitario, de ideología no inocente y no solo económico, cada vez más alejado de responsabilidades constitucionales y responsabilidades públicas recogidas en la legislación vigente.

José Antonio Cobeña Fernández

Exsecretario General del Servicio Andaluz de Salud (2000-2004)

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CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.

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¡Paz y Libertad!

Cuentos para el invierno y la navidad de 2025

Yo, una vez, dijo ahora O’Chanel, una vez me comí un alma

Manuel Rivas, en La barra de pan (Cuentos de un invierno, 2005).

Sevilla, 07/XII/2025 – 07:42h (CET+1)

Hoy recupero en mi permanente escritura circular en este cuaderno digital, unas palabras escritas en 2023 desde el atrás de la vida, pero con alma. Verán por qué.

La esencia del título de este artículo se la debo a un gran maestro de la literatura española, Manuel Rivas, de cuyo nombre quiero acordarme especialmente en estas fechas porque cuida como nadie las formas y los lugares del alma, que lo desarrolla en un libro breve, Cuentos de un invierno, de por sí, por breve, dos o muchas veces bueno, que también es de una navidad, según se mire, recopilado en una obra conjunta, Lo más extraño, cuya sinopsis oficial los integra ofreciendo un hilo conductor en el arte de escribir relatos: “Manuel Rivas reúne todos sus relatos en esta obra, que es también una psicogeografía, una zona de rescate de la memoria frente a la amnesia, donde el deseo lucha con la muerte y la imaginación levanta el vuelo. Así, emerge un mundo que parecería estar a la espera de su invención. En Lo más extraño aparecen relatos ya célebres como «La barra de pan» o «La lengua de las mariposas», cuentos extraordinarios por descubrir como «La llegada de Ingrid», y otros sorprendentes como «La sombra del sueño». Autor de novelas como El lápiz del carpinteroLos libros arden mal o Todo es silencio, Rivas presenta con este volumen una constelación narrativa singular, donde cada relato es un avance de la mirada, un logro sensorial. Los miedos, las pasiones, la emigración, la guerra, los naufragios, la religión, la culpa, la depredación, el arte y la vida, el poder y sus máscaras, el humor insurgente, la incomunicación, la resistencia de las voces bajas, el andar vagabundo del ser y las palabras a la búsqueda de una segunda existencia… Lo más extraño ahonda en el enigma humano, con un lenguaje incandescente e indócil”.

La lectura de nuevo, por mi parte, de este conjunto de cuentos, ocho en total, en su publicación original (hace veinte años, que para mí, con acento gardeliano no son nada), considero que es un excelente trabajo preparatorio para “celebrar” estas fiestas, bastante alejado de los fastos acostumbrados, porque me lleva de la mano a conocer la quintaesencia de lo que Manuel Rivas quiere transmitirnos a través de unos relatos, en los que el telón de fondo es siempre el invierno pero, sobre todo, la navidad, como he podido leer en un trabajo didáctico, excelente, llevado a cabo por la Universidad Complutense de Madrid, centrado en esta obra para diseccionarla hasta el último detalle, en una relación profesor-alumno en la que hoy entro a formar parte como aprendiz de escritor con alma: “El invierno es el telón de fondo para este conjunto de cuentos escritos por Manuel Rivas como sólo él sabe hacer, relatos evocadores, nostálgicos, con una gota de humor y de ternura que transforma lo cotidiano en algo muy bello. Con el dominio de las técnicas narrativas, Manuel Rivas aborda con especial sensibilidad cuentos que hablan entre otras cosas de su Galicia natal, de la Guerra Civil y sus consecuencias etc… personajes, reflexiones, sentimientos que nos permitirán disfrutar leyendo, que nos gustarán, que conseguirán interesarnos y conmovernos. Los ocho cuentos presentan argumentos independientes, con el único nexo de la Navidad o el invierno como trasfondo, tanto en el presente, como en el recuerdo de los personajes. A partir de ese trasfondo, encontramos ocho tramas basadas en la emigración, la posguerra, la navegación, la resistencia al franquismo, el fútbol, el tráfico de drogas o las vacas locas; ocho historias que, además abordan temas universales como el desamor y la infidelidad, el egoísmo y el sentimiento de culpa, la superstición, la soledad y la idealización de los recuerdos, el amor como motor que nos impulsa contra cualquier adversidad, la integración de las personas con deficiencias psíquicas, la traición, la venganza y el amor a los animales. En «La llegada de Ingrid» una niña cuenta con inocencia, cómo la estabilidad familiar se vino abajo cuando su padre emigró a Alemania y en este tiempo, su mejor amigo siempre estuvo cerca de la familia. «La barra de pan» narra cómo una mísera barra de pan es considerada un objeto de ensueño… en tiempos del racionamiento de posguerra. «OK; OK; OK» narra la historia de un pescador que se resiste a aceptar su culpabilidad en el hundimiento del barco en el que navegaba. «El amor de las sombras» cuenta cómo un emigrante vuelve por Navidad con la mujer que cree sigue esperándole. En «El enamorado de María» narra cómo un ex-actor que había renunciado al amor de su vida por temor a la guerra, conocerá a un pobre diablo, el jefe de uno de los pocos grupos de maquis que aún existían en los montes gallegos, quien es capaz de meterse en la boca del lobo sólo para poder ver a su amada y al hijo de ambos. «El partido de Reyes» cuenta cómo un muchacho recuerda a Félix, un amigo con síndrome de Down, que vive su instante de gloria en un partido de fútbol contra los chicos de otro barrio. «El cartero de Papá Noel» presenta la historia de alguien que quiere retirarse de su vida de narcotraficante e intenta burlar a la policía y a los secuaces de su «jefe» disfrazándose de cartero de Papa Noel. En «Madonna» conocemos por boca de una niña, algunas historias de vacas, vacas individuales, con nombre, con humildes dueños que las amaban antes de que la locura de la enfermedad se las llevara”.

Fantástica tarea la que tengo por delante y a la que invito a participar a quienes lean estas líneas, porque ¿existe mejor tarea que escribir, por ejemplo, hacia atrás, sobre lo que de verdad nos emociona hoy, como le ocurre a la protagonista de “Madonna”? Lo comprendo perfectamente, porque así lo guardo en mi persona de secreto en esta forma de proceder anímicamente, siguiendo al pie de la letra la frase que regaló el escritor y psiquiatra portugués, António Lobo Antunes, en el acto de recepción del Premio de Literatura en Lenguas Romances, en la Feria Internacional del Libro en la ciudad de Guadalajara (México), en noviembre de 2008, transfiriendo una idea preciosa aportada por un enfermo esquizofrénico al que atendió tiempo atrás: “Doctor, el mundo ha sido hecho por detrás”, por si detrás de todo esto está el alma humana, alada, que fabrica el cerebro. Porque al igual que manifestó en ese acto: “ésta es la solución para escribir: se escribe hacia atrás, al buscar que las emociones y pulsiones encuentren palabras. “Todos los grandes escribían hacia atrás”. También, porque todos los días escribimos así en las páginas en blanco de nuestras vidas, entusiasmados con nuestras almas aladas. Lo mismo que me ocurre hoy, al aproximarme a una lectura responsable de unos cuentos preciosos y peregrinos, al ir del timbo al tambo de la vida en este invierno y en una navidad próxima, en las postrimerías de 2025. Hago, de todas formas, una confesión: me ha emocionado leer La barra de pan, porque he comprendido lo que significa comerse el alma humana, por azar o necesidad, por cosas que nos ocurren en el atrás de la vida. También en el presente o cuando frecuentamos el difícil futuro amable de cada día, incluso si es invierno y navidad al mismo tiempo.

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