Perdonen mi tristeza

la lengua de las mariposas1
Fotograma de La lengua de las mariposas (1999)

Lo aprendí leyendo a César Vallejo, en un poema póstumo, Fue domingo en las claras orejas de mi burro, de mi burro peruano en el Perú (Perdonen la tristeza). Llevo bastantes días sin escribir en este blog tan querido, pero los últimos acontecimientos de la Comunidad y las últimas actuaciones desconcertantes del Parlamento andaluz, sede de la política auténtica, en la que creo como expresión necesaria y activa del voto, nunca inocente por cierto, no me dejan escribir sin sentirme atenazado por el desencanto, que exige un compromiso especial en el día a día de mi persona de todos, de mi persona de secreto.

Sobre todo porque lo escribía recientemente en un post declarativo del interés público en tiempos revueltos, por aprecio a la mayoría de personas decentes, que pertenecen al Club de las Personas Dignas: “Por este motivo, no quiero callarme en estos tiempos difíciles, de tanta desazón, como los lugareños de las últimas escenas de una película extraordinaria, La lengua de las mariposas, presa del terror de la indecencia, con silencio cómplice, ante la cordada de personas dignas, que piensan de forma diferente, que creen por encima de todo en el interés público”.

Sevilla, 2/XII/2012