Noam Chomsky y Pepe Mujica sobreviven en un mundo al revés

Sevilla, 28/IX/2023

Siempre busco alternativas de salida en este mundo al revés y en esta ocasión he encontrado una interpretación de búsqueda de sentido vital y esperanza en un mundo mejor a través de la reciente publicación de un libro muy recomendable, Chomsky y Mujica. Sobreviviendo al siglo XXI, en un encuentro personal en la casa del expresidente uruguayo, donde los dos entablan una conversación transcrita posteriormente por el documentalista mejicano Saúl Alvídrez. Las teorías de Chomsky sobre significante y significado tuve que estudiarlas a fondo en mis años jóvenes, después enseñé sus teorías en la Universidad oficial y en la de la calle y, más tarde, las asumí en mi persona de secreto y en la de todos, en pocas palabras, integré su eterna dialéctica en mi vida, hasta que comprendí bien aquel ejemplo fantástico de que “una pipa no es una pipa” (de Magritte) sólo por el mero hecho de verla. Por otra parte, me preocupa desde mis años jóvenes algo que Michel Foucault tradujo en una reflexión impecable: “La razón política no está al lado del poder, sino en su límite, en su borde” o lo que es lo mismo, el poder no se posee sino que se ejerce y la política no es solo una cuestión de poder, sino también de resistencia y lucha contra el poder. Esta es la razón principal de por qué Mujica, sobre todo, está muy presente en estas páginas y, también, por qué leo y escucho siempre sus palabras, porque expresan qué significan poder y política en el siglo XXI, en un auténtico mundo al revés, el que expuso magistralmente Eduardo Galeano en sus clases virtuales de la escuela de este mundo tan inhóspito.

La sinopsis oficial del libro deja abiertas las puertas de la esperanza para muchas personas, jóvenes sobre todo, que la buscan desesperadamente: “Dos referentes mundiales del pensamiento contemporáneo se reúnen en este libro para conversar acerca de temas trascendentales que afectan a la humanidad y debatir alternativas de cara al futuro. Por un lado, José Pepe Mujica, un expresidente y exguerrillero que ha logrado una enorme popularidad internacional por su mensaje de austeridad, sabiduría y sentido común. Por otro lado, Noam Chomsky, el intelectual que revolucionó la lingüística para luego abordar una amplia gama de temas humanísticos y filosóficos de profunda actualidad. El documentalista mexicano Saúl Alvídrez logró reunirlos y generar el clima propicio para el intercambio fecundo de ideas. Del encuentro de estas voces surgen reflexiones que permiten un acercamiento a los grandes temas que el mundo actual está afrontando: las consecuencias del cambio climático, los males de la política, la corrupción, los populismos, la crisis del capitalismo y sus sucesivas mutaciones, la lógica de la economía de mercado y los problemas de la producción, entre muchos otros. Frente a la amenaza de un colapso civilizatorio, y ante las contradicciones de las alternativas de izquierda, Chomsky y Mujica apuntan a los valores que deben tenerse en cuenta para avanzar hacia un cambio sostenible. La democracia, la libertad, la vida con propósito, el amor y la amistad, como pilares desde los que construir un nuevo rumbo. Convencido de que las generaciones millennial y centennial han heredado una civilización ecológica, económica, política y socialmente insostenible, Alvídrez afirma que su misión es intentar amplificar la conversación pública entre los jóvenes y enfocarla a la solución de problemas globales”.

En el ánimo de que esta referencia sirva exclusivamente para leer el libro, sin adelantar por mi parte más contenido que el expuesto por la editora, cumpliendo una norma ética de protección intelectual de todos los participantes en la citada publicación, comparto con la Noosfera mi pensamiento sobre la estrecha relación entre razón y política, expuesta ya por mi parte en estas páginas, pero que no me pertenecen sólo a mí desde la perspectiva de conocimiento compartido. Esto es así porque determinados mensajes éticos se pueden descubrir en la Universidad de la Calle. En un viaje que hice en 2010 a la sierra de Cádiz, descubrí en un pueblo muy querido por mí la preciosa frase de Foucault, LA RAZÓN POLÍTIKA NO ESTÁ AL LADO DEL PODER [así, con K], en una pintada mural, sobre la que sentí en esas fechas la necesidad de escribir desde la perspectiva de la ética de la razón política, que hoy rescato en su fondo y forma a la hora de enfrentarme a la lectura de la conversación entre Chomsky y Mujica. ¿Qué quiso expresar el autor o autora de la pintada, en la vertiente de significantes y significados en este aquí y ahora, de ambos protagonistas de la historia, supervivientes de este siglo XXI? Me pareció muy sugerente el planteamiento reflejado en aquella tapia de la Universidad de la Calle, con unas reflexiones que escribí en los siguientes términos y que, hoy, trece años después, comparto de nuevo porque creo que no han perdido su valor:

– La razón es una oportunidad para el poder, no para cualquier poder, pero a veces éste huye de ella, porque poder y razón son contrarios que están obligatoriamente obligados a entenderse en determinadas ideologías. A desentenderse, en otras, cuando el poder está fundado en la manipulación del conocimiento, de la ciencia, de la política y de la religión. En la sinrazón (Chomsky).

– La razón política suele vivir desesperadamente junto al poder autoritario, porque es irreconciliable para determinadas poderes fácticos con gran ausencia de valores (a pesar de que ostenten el poder).

– La razón política de determinados ciudadanos hace crisis con determinados poderes. Es cuestión de principios y de valores, porque no todo vale.

– La democracia suele estar muy atenta a la razón política, pero no a cualquiera. Esta es la razón de los partidos. Y por qué hay que elegir a uno en concreto (todos no son iguales).

– La inteligencia política es la capacidad de ser ciudadanos aun estando rodeados del poder.

– La auténtica razón política puede hacer libres a las personas que no buscan estrictamente cualquier poder, porque sabe que es mal consejero en determinadas ideologías, dado que ninguna es inocente, afortunadamente (pero no todas son iguales, afortunadamente).

– La auténtica razón política suele viajar en patera, al lado de los yates en los que suelen viajar siempre los que dicen que todas y todos viajamos en el mismo barco.

– El poder es necesario para cambiar la sociedad forjada en valores humanos y sociales, construidos de forma responsable con razones políticas.

Hace tan sólo cinco meses recordé a José Pepe Mujica en este cuaderno digital, a través de unas palabras escogidas del discurso que pronunció en la entrega del título de Doctor Honoris Causa de la Universidad Nacional de Quilmes (Argentina), el 10 de abril de 2023: “La vida es hermosa porque es la aventura, pero como es algo cotidiano no le damos valor y no nos hacemos la pregunta de si la vida tiene un sentido y si debemos vivir detrás de un sueño o si debemos vegetar, dejando que el mercado la maneje. La disyuntiva de las almas jóvenes es elegir o no un rumbo. Y esa es una decisión”. Por esta razón y por muchas más estoy atento siempre a la relación de razón política y poder que transmite en cada una de sus palabras el expresidente de Uruguay. Excelente maestro que, junto a Chomsky, nos aseguran reflexiones en este libro preparado por Saúl Alvídrez, que no nos dejarán indiferentes en este mundo al revés que hay que transformar sin dilación alguna, navegando a diario por mares procelosos y cada uno con su razón política, su poder, en yate o en patera y que, afortunadamente, no es lo mismo.

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.

UCRANIA, ¡Paz y Libertad!

Josephine Nivison retrató su soledad junto a Edward Hopper

Sevilla, 27/IX/2023

Es frecuente encontrar en este cuaderno digital páginas dedicadas a las compañeras de vida de grandes artistas, varones por más señas, que vivieron eclipsadas por múltiples motivos a la sombra de ellos, pasando a ser colas de cometas, como llamaba a esta situación María Teresa León, la compañera fiel de Rafael Alberti. Es el caso de Josephine Nivison, más conocida desgraciadamente como Josephine Hopper, también como Jo, a secas, modelo sempiterno de amante, compañera y esposa del pintor Edward Hopper, a quien una obra publicada recientemente en la emblemática editorial francesa Gallimard, Un pas de deux, escrita por Javier Santiso, le devuelve su sitio histórico de forma digna, así como el brillo y esplendor que nunca se le reconoció en su vida y obra junto al pintor. La sinopsis oficial, presentada por el autor de esta obra, no deja lugar a dudas: “Esta novela retrata la vida y obra de Edward Hopper a través de los ojos de su esposa, también artista. Josephine constata así sin concesiones una existencia amurallada a la sombra de un hombre por el que sacrificó su talento y su aspiración a la felicidad. Este amante, que nunca dejó de alejarse, sólo lo retuvo convirtiéndose en su modelo y, al final, en todas las mujeres a la vez, a falta de ser suya. La magnífica y cruel historia de esta pareja en la mano devoradora de la creación es llevada por un lenguaje lírico y habitado que explora la profundidad de los sentimientos, desde la esperanza de los comienzos hasta la inmensa pena por lo que se perdió inexorablemente en la noche”.

En la citada sinopsis de la editora figura también una frase del libro que recuerda los sentimientos cruzados de la pintora sobre Hopper: «A veces sueño que me veo dando pinceladas, la sangre sube a mis ojos, recupero el pelo de la bestia, destruyo los verdes, dejo caer diferentes capas de azules en el lienzo. Estoy entonces como un ángel en medio de los tubos, sorteando los charcos de colores, y el hombre que está a mi lado, sin estar allí, se convierte en nada más que un recuerdo lejano, un fuego loco, un grito en las vetas del lienzo”. Me he detenido en la portada del libro, un cuadro muy famoso de Hopper, Sol de la mañana (1952), en el que aparece su esposa Josephine (Jo), con 69 años, porque tiene un significado especial, que resumo en palabras ya publicadas en este cuaderno durante la pandemia del COVID-19: “Él abordaba con frecuencia la realidad de la espera en muchos cuadros con ventanas y puertas que suponen un respiro en la soledad de cada protagonista y en situaciones personales, familiares, de pareja, a modo de juego existencial en las que cada uno tenemos que buscar la mejor salida al conflicto de vivir confinados con virus o sin él. Los óleos representan muy bien nuestra situación actual, porque son retratos anticipados. Estamos muchas veces solos ante el peligro, en silencio y permitiéndonos algo muy importante: reflexionar, reflexionar, reflexionar y pasar a la acción, porque las ventanas de la vida ofrecen siempre oportunidades. Parando un momento. Estamos viviendo todavía, durante el estado de alarma, en espacios cerrados frente al enemigo único, atrincherados, aunque siempre nos quedan ventanas amplias o pequeñas, desnudas, como invitando a saltar a través de ellas observando los cuadros de Hopper, porque no tienen limitación alguna, solo el vértigo existencial legítimo para trascenderlas y volver a la vida para recorrer las grandes alamedas de la desescalada en libertad”.

Josephine Nivison, Obituary, s.d. Whitney Museum of American Art

Lo que nunca pudo pintar Hopper fue el pensamiento de Josephine en su soledad sonora, que ahora nos lo retrata en formato de novela Javier Santiso. Estoy muy interesado en leerla en su francés nativo, porque podré conocer sentimientos y emociones que harán brillar la vida y obra de Josephine. Sobre todo para acompañarla en ese sentimiento de soledad que tan admirablemente retrató siempre Hopper a Jo, su mujer, compañera , amante y, sobre todo, modelo permanente de inspiración en su presente vital y artístico. También, para comprenderla como cola de cometa en la vida del pintor. En esa clave están escritas estas palabras, algo que sucedió también a muchas mujeres en este país, sobre todo en una de las dos Españas que nos helaba siempre el corazón. Al buen entendedor de olvidos, con pocas palabras basta. Ellas, hoy, también Josephine Nivison, lo merecen todo, en letra grande, con emoción política y con la dignidad de la memoria histórica que merecen. Con melancolía.

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.

UCRANIA, ¡Paz y Libertad!

Amnistía significa esfuerzo coral democrático, comprensión y olvido

 ¿Qué hacer? Comprender (no tenemos nada mejor que hacer). ¿Comprender qué? Comprender la realidad (no tenemos nada más a mano).

Jorge Wagensberg

Sevilla, 26/IX/2023

La democracia es obra de millones de personas en este país. Esa es la razón de la frase de Joseph Brodsky, La verdadera tragedia no es cuando muere el héroe, sino cuando muere el coro, que aparece en la cita introductoria del libro Atenas 403, porque lo peor que puede pasar es que desfallezca el coro de millones de demócratas convencidos de que otro país plural y democrático es posible. Vivimos en un mundo al revés, porque utilizamos las palabras como armas arrojadizas, cuando nos viene en gana y dependiendo del contexto en que se digan. ¿Nos gusta la palabra “independencia” como imperativo categórico tanto personal como colectivamente hablando? Depende, todo depende. ¿Comprendemos qué significa amnistía, aplicado a Cataluña en su justo sentido? No tanto, pero resulta que también hemos evolucionado con otra palabra, fijada, que brilla y dar esplendor social, que se llama democracia, que está regulada por leyes, que no se debe saltar uno a la torera, también cuando nos viene en gana, porque quiero o me gusta ser legítimamente independiente (amparándome, dicen muchos, el derecho internacional que es el único que me vincula como ciudadano del mundo). Las Comunidades Autónomas en España, con una Constitución reguladora, que estoy seguro de que comprenden bien los alcances reales de las políticas independientes que hacen los Gobiernos correspondientes, con una independencia bien entendida, saben que hay una delgada o gruesa línea roja (según como se mire), que se llama soberanía popular que ampara los tres poderes para hacerla posible y que se recogen en la Carta Magna. Es todo el pueblo español el que decide, no solo una parte de él. La Constitución no prohíbe dialogar, ni que nunca se pueda cambiar su articulado, en fondo y forma. Hagámoslo y con urgencia absoluta, en beneficio de todos, porque este gran país lo necesita y porque hay que atender demandas territoriales y sociales muy concretas.

En este marco constitucional, creo que hay que hablar también de lo que significa la palabra amnistía en nuestro país y, concretamente, en el momento actual, referida al proceso independentista de Cataluña, que tuvo su culmen en los acontecimientos de 2017. No es la primera vez y no será la última en la que aborde esta situación tan compleja, pero que se debe tratar desde la estricta política, terreno en el que me quiero expresar a la hora de tratar un asunto tan complejo como la amnistía legal, un “instituto” en el argot jurídico que tiene su origen en un problema estrictamente político que sucedió en Atenas y que no es baladí recordarlo, que tiene un nombre inolvidable: Trasíbulo de Atenas, artífice de la amnistía en su sentido primigenio, cuando en el otoño del 403 a.C., ¡qué feliz coincidencia de equinoccio!, entró en Atenas de forma triunfal y proclamó una amnistía para los derrocados, los Treinta Tiranos, facilitando la concordia, hecho que recomiendo leer con detalle en una obra muy interesante para comprender lo ocurrido, Atenas 403, recogido en su capítulo segundo dedicado al héroe, Trasíbulo, con una sinopsis que lleva un título aleccionador, El año que cambió la historia de Occidente: “A finales del siglo V a. C., la guerra del Peloponeso condujo a la derrota de Atenas. Aprovechando la debacle, una comisión de treinta oligarcas abolió las instituciones democráticas que habían regido la vida política de la ciudad durante un siglo: fue el comienzo de una sangrienta guerra civil que duró algo más de un año. Pero los demócratas no se quedaron de brazos cruzados. A finales del 404, Trasíbulo reunió un ejército de voluntarios y, tras varias victorias contundentes y difíciles negociaciones, en el otoño del 403 se logró la reconciliación y la democracia quedó restablecida”. Quizás sea este origen el que pueda ayudarnos a hablar sin complejos de amnistía, sin demonizar la palabra, porque en esencia se trata de dar una solución política a un problema político y con una profunda carga histórica, democrática y, por tanto, política también.

Cambiando lo que haya que cambiar, ya me pronuncié en su momento sobre los indultos en este proceso. Entre estas aproximaciones al problema catalán, recuerdo especialmente una, cuando surgió en 2021 una nueva palabra en el argot político catalán, embate, que continúa posicionándose en el ranking de los nuevos hilos conductores de la comunicación política en Cataluña y que ahora, con la amnistía, ha pasado a ser una cuestión de Estado. La escuchamos por primera vez a raíz de “las negociaciones entre Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y la CUP para investir presidente de la Generalitat al vicepresidente del Govern, Pere Aragonès. El 26 de febrero de 2021, tan solo dos semanas después de las elecciones autonómicas, Sergi Sabrià, líder del equipo negociador de ERC, afirmó en Catalunya Ràdio: “Con la CUP hemos hablado de prepararnos para el embate definitivo y desbordar los límites autonómicos” (1).

¿Qué significa esta palabra? Mi apreciado Diccionario de Autoridades ya la definía bien en el siglo XVIII (RAE A, 1732, p. 384,1) : “El ímpetu y golpe de las olas del mar contra los peñascos, ocasionado de las olas del viento. Viene del verbo Batir”. En su segunda acepción, significa también “el viento fresco y suave, que suele correr en el Verano, y se experimenta más en las cercanías del mar”. Por último, hay una tercera acepción, que considero de gran interés, más cuando ya es una palabra de uso cotidiano en los enfrentamientos políticos en Cataluña: “Se llaman [embates] por analogía las repentinas mudanzas, casos y reveses, oposiciones y contrariedades que se suelen experimentar en las cosas del mundo, en sus bienes y honores temporales”. Dije en aquella ocasión y sin temor a equivocarme que “las tres acepciones, de forma escalonada, pueden ser un magnífico escenario para comprender la que se nos avecina en Cataluña y, probablemente en el Estado, con el “embate definitivo y desbordar los límites autonómicos”.

Hasta ahora, los pasos que enuncié en aquella ocasión se han cumplido taxativamente. En primer lugar, se constituyó un Govern, con mayoría independentista, en el que continuamente hemos asistido a ímpetu y golpes de efecto continuos en sede parlamentaria de palabras en discursos y propuestas que suenen a veces como si se rompieran las olas contra los peñascos de la oposición, atendiendo a los vientos a favor que soplaron en las primeras sesiones. Después vino el principio de realidad freudiano que ha llevado su “embate” a suavizar la confrontación, como viento fresco y suave, para finalizar en repentinas mudanzas, casos y reveses, oposiciones y contrariedades, que se suelen experimentar en las cosas políticas de ese mundo catalán, en sus bienes y honores temporales dentro y fuera del Parlamento.

Todo terminará, después de indultos y aproximación a la amnistía, que está todavía por conocer en su fondo y forma constitucional, con la definición que está vigente en la actualidad en el diccionario de la RAE, en su segunda acepción y usado el término en sentido figurado: una acometida [política] impetuosa que, como ocurre en el mar, acabará volviendo a la normalidad democrática, porque no nos engañemos, mientras que el mundo sea mundo, será una terca realidad que volverán a Cataluña esas repentinas mudanzas y reveses políticos, oposiciones y contrariedades que se suelen experimentar en toda vida política que se precie de tal.

Mi sentido del embate ante la presumible amnistía a todas las personas que participaron de una forma u otra en el “proceso”, es el último expuesto, porque creo que es cierto el desconcierto en el que nos estamos moviendo en la actualidad, que necesita con urgencia una reflexión urgente y amable en beneficio de todos. Lo he dicho en este cuaderno digital en varias ocasiones: nada catalán -por humano- me es ajeno y suspiro por una Cataluña integrada en España, cuestión que sigo defendiendo hoy con ardor guerrero y con la ardiente paciencia de Neruda. En ese sentido vuelvo a leer una y otra vez el discurso dedicado a las floristas de La Rambla de Barcelona, que Federico García Lorca leyó en una cena en el hotel Majestic de esa ciudad, el 22 de diciembre de 1935, porque se estaba representando allí su obra “Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores”, junto a la compañía de Margarita Xirgu. Todo es un símbolo, pero se me antoja necesario pensar en Cataluña, incluso cuando llegue la amnistía, como una calle larga, una Rambla rodeada de flores, “que no se acabara nunca, rica en sonidos, abundante de brisas, hermosa de encuentros y antigua de sangre”. ¡Qué mejor reconocimiento a una extraordinaria Comunidad, con palabras de un andaluz universal que supo cantar la quintaesencia de un pueblo al que tanto amamos!

Parafraseando una frase de Gaudí en relación con un símbolo cultural muy querido en Cataluña, el trencadís, “A puñados se tienen que poner [las piezas rotas de cerámica], si no, no acabaremos nunca”, es decir, una forma de unir piezas rotas de cerámica de forma aleatoria, es urgente recordar de nuevo esta técnica catalana como metáfora, salvando lo que haya que salvar, para unir de una vez por todas a las partes implicadas en el proceso catalán e intentar buscar la mejor argamasa para unir piezas rotas hoy pero que en un futuro pueden brillar en todo su esplendor. Trencadís político en estado puro, porque si no, “no acabaremos nunca” con esta situación política de ruptura civil del pueblo catalán y, por extensión, de este pueblo con España, sin necesidad de “embates definitivos para desbordar los límites autonómicos”.

Vuelvo a insistir que Cataluña usa una palabra de forma cotidiana, seny, que deberíamos rescatar ahora más que nunca en su justo sentido y como seña de su identidad, tal y como lo he expuesto ya en este cuaderno digital en ocasiones anteriores al hablar de esta Comunidad. Mi formación en el ámbito de la filosofía está en deuda permanente con José Ferrater Mora, que ahora vuelvo a rescatar en lo afirmado por él en su obra Las formas de la vida catalana y referido a esta palabra: “El seny no excluye, sino que muchas veces postula, el atrevimiento y la osadía, todo lo que, desde cierto punto de vista, puede parecer insensato, pero que, visto desde el horizonte de la continuidad, se convierte en una actitud sensata. El auténtico seny no se limita a perseguir lo más accesible, las realidades cotidianas e inmediatas; el auténtico seny, podríamos decir el ideal del seny, es perseguir lo que es justo, conveniente y correcto, aunque esta persecución sea en algunos momentos la acción más insensata que se pueda imaginar”. Transcendental para comprender su auténtico significado hoy. Dice también Ferrater Mora que la escuela escocesa que ha estudiado el sentido común se centra en la concepción de Reid cuando afirma este autor que “hay un cierto grado de sentido que resulta necesario para convertirnos en seres capaces de leyes y de gobierno propio” (2). El antecedente del seny demuestra que este sentido (común) es como una especie de facultad regulativa que “nos permite fundar nuestros juicios sin caer en el escepticismo ni en el dogmatismo”.

Seny tiene su antónimo, rauxa, con una traducción impecable, arrebato: “La oposición entre ambos conceptos se populariza con Jaume Vicens Vives, quien escribe en Notícia de Catalunya, en 1954, que «Ser arrauxat es, precisamente, andar falto de seny, obedecer a impulsos emocionales, actuar según determinaciones repentinas. En estas circunstancias nos dejamos llevar por la pasión, sin sopesar las realidades ni mesurar sus consecuencias. Somos entonces los hombres de la llamarada y de las actitudes extremistas. Nuestro sentido de la ironía nos falla y salimos a la calle devorados por un exceso de presión sentimental. El arrauxament es la base psicológica de las acciones subversivas catalanas, la justificación histórica del todo o nada, la negación del ideal de compromiso y pacto dictada por la sensatez colectiva” (3).

Necesitamos recordar siempre que durante las veinticuatro horas del día este país necesita rescatar segundos de preguntas, comprensión y perdón si el acontecer diario abre heridas de amor y muerte, que para unas y unos puede ser avanzar por sendas complejas como las de la amnistía política, y para aquellas y aquellos, entregar lo más querido, alcanzar el sueño mas esperado. Así recuperamos, al mismo tiempo, la dignidad, como cualidad de lo más digno, es decir, aquello que nos hace merecedores de algo tan importante como la comprensión de los demás. Además, sin necesitar el perdón, porque todas y todos aprendemos a comprender nuestras propias limitaciones, llevándonos de la mano al necesario tiempo de silencio nacional preconizado por Azaña: si los españoles habláramos sólo y exclusivamente de lo que sabemos, se produciría un gran silencio que nos permitiría pensar… Y… comprender, para no tener que perdonar tanto.

¡Salud mental y política, para este país!, -utilizando la palabra salud [en cursiva] con la que García Lorca finalizó su discurso de Barcelona- es lo que necesitamos todos cuidar en estos momentos difíciles en relación con la presumible amnistía, desconocida todavía en su planteamiento último legal de base constitucional. Se debe trabajar en la investidura final que persiga constituir un gobierno democrático que nos una a partir de ahora en un proyecto común de convivencia pacífica, sin necesidad de embate alguno, a lo sumo demostración diaria de seny en estado puro para contrarrestar estos ataques de rauxa que ahora y después no serán necesarios si existe voluntad de diálogo permanente. En definitiva, la amnistía debería ser una obra coral de la democracia en este país.

(1) “El embate”, el nuevo mantra del nacionalismo catalán | Cataluña | EL PAÍS (elpais.com)

(2) Ferrater Mora, José,  Diccionario de Filosofía (4). Madrid: Alianza Editorial, pág. 2985, (1980, 2ª ed.).

(3) https://verne.elpais.com/verne/2017/10/10/articulo/1507620898_691178.html

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UCRANIA, ¡Paz y Libertad!

Chile y Allende, muy presentes en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián

La sangre para ellos son medallas. La matanza es un acto de heroísmo ¿Es este el mundo que creaste, dios mío?

Palabras de Víctor Jara, dos horas antes de morir acribillado a balazos, en la madrugada del 16 de septiembre de 1973, en el estadio de Santiago de Chile que hoy lleva su nombre.

Sevilla, 25/IX/2023

Quien sigue de cerca este cuaderno digital sabe de mi amor al cine, sobre todo el de compromiso con la vida digna, con ideología social de fondo y forma. Esta es la razón de por qué dedico hoy unas palabras a la película presentada como estreno mundial en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián (Zinemaldia), El realismo socialista, con un subtítulo no inocente e imprescindible para comprenderlo mejor, Como una de las bellas artes, que el cineasta chileno Raúl Ruiz (Puerto Montt, 1941-París, 2011) dejó inconclusa por el golpe de Estado de Augusto Pinochet contra el presidente Salvador Allende el 11 de septiembre de 1973 y que gracias al cuidado y reconstrucción de las escenas rodadas con anterioridad, en bobinas que pudieron salir ocultas de Chile y guardadas a buen recaudo por su viuda, Valeria Sarmiento, también directora como él y colaboradora fiel en todos sus proyectos cinematográficos, así como fragmentos localizados en la Universidad de Duke (Durham, Carolina del Norte EEUU) y el Archivo Real de Cine de Bélgica, la podemos contemplar hoy como un testimonio realista y casi profético de lo que ocurrió finalmente en aquella fecha inolvidable, en un país en ebullición política continua, no inocente.

Una vez más, recurro a la sinopsis oficial presentada en el Festival, para intentar comprender la intrahistoria realista del socialismo chileno vivido desde dentro, como antesala del golpe de Pinochet: “Una lectura satírica del proceso de la Unidad Popular del presidente Salvador Allende, previa al golpe cívico militar de 1973 en Chile. La película es un relato coral, donde se van encadenando distintos mundos. Por un lado, el de los obreros y el lumpen, con el personaje Lucho a la cabeza, y por otro, el de un grupo de intelectuales partidarios de la Unidad Popular que se agrupan en un frente poético más representantes de la pequeña burguesía. En determinado momento, estos personajes se cruzan en una aparente amistad que termina en escenas de mucha violencia, que producen una lectura satírica de la época”.

El realismo socialista figura en el segmento Klasikoak, la sección del Festival que reúne clásicos antiguos y modernos de la historia del cine universal proyectados en versiones restauradas. Según he podido verificar, la película se rodó entre 1972 y 1973, no pudiéndose finalizar el rodaje por el golpe de Estado, tan cruento para el país: «En los años ochenta se distribuyó una versión declaradamente inconclusa del filme, editada por Ruiz y Sarmiento para el British Film Institute. Y en 2008 se exhibió en el Festival Internacional de Cine de Valdivia un corte de poco menos de una hora. La película llega ahora a San Sebastián con un metraje de ochenta minutos y bajo la producción de Poetastros, entidad liderada por la actriz Chamila Rodríguez y el montajista y director Galut Alarcón; ambos se encargaron también de “la recuperación y finalización de otras dos obras póstumas del célebre director chileno: La telenovela errante (2017), estrenada en el 70o Festival de Locarno, y El tango del viudo y su espejo deformante (2020), presentada en la sección Forum de la 70a Berlinale”, explica una nota de prensa a propósito del estreno de El realismo socialista. Alarcón se encargó además del montaje final de esta versión, mientras la música original fue compuesta por Jorge Arriagada, otro colaborador frecuente de Ruiz y Sarmiento. En 2019, durante la búsqueda de fragmentos desaparecidos de El tango del viudo y su espejo deformante, Alarcón y Rodríguez tuvieron la suerte de encontrar alrededor de nueve horas de material sin editar –más de dieciocho mil pies de película– entre la Universidad de Duke, Durham, Estados Unidos, y el Archivo Real de Cine de Bélgica; tal descubrimiento posibilitó componer la película que debutará durante las jornadas del más prestigioso evento cinematográfico en español» (1).

Lo que me ha llamado poderosamente la atención es el análisis «político» que se hace de la película en el foro «Rialta», citado anteriormente, del que he tomado las siguientes palabras, referidas a la obra final creada sobre esta película por la viuda de Raúl Ruiz, Valeria Sarmiento: «Autora también de una obra insólita, Sarmiento recupera una película fundamental para entender uno de los aspectos más discutidos del quehacer cinematográfico de Ruiz: el modo en que incorporaba una visión política a su densa experimentación estética. El realismo socialista posibilitará constatar la originalidad con que el autor de Tres tristes tigres (1968), Palomita blanca (1973), La hipótesis del cuadro robado (1979), se negó a subordinar su fábrica audiovisual a los códigos del cine militante de su época. Ruiz no creía necesario registrar épicamente el mundo ni supeditar la imagen a ninguna clase de compromiso ideológico para consumar un cine político. Su producción anterior al exilio ensayaba una alternativa radical al registro de realizadores como Patricio Guzmán y Miguel Littín, paradigmas del Nuevo Cine. No sólo el paisaje temático del filme, su propio título ya da cuenta de la voluntad de Ruiz de ironizar/cuestionar las posturas políticas y la estética enarbolada por la izquierda. Las intrincadas tramas tejidas por el realizador, su propensión a desnaturalizar la imagen, su voluntad de explorar las múltiples posibilidades combinatorias de los planos sonoro y visual, consuman interrogantes a las formas de instrumentar el cine a partir de creencias políticas».

Me permito agregar a estas palabras un modesto aviso para navegantes. En tiempos de polarización política, pensamiento único, deserciones políticas, corrupción, desencanto con casi todo lo que se mueve, justificaciones imposibles, desafección del compromiso social y mala prensa del sector público, junto a una desmemoria crónica de nuestra historia de dictadura, es fácil iniciar conversaciones en las que los que piensan de forma diametralmente opuesta a nuestras convicciones suelen rematar la faena dialógica diciendo con sonrisa sarcástica algo que me enerva: al fin y al cabo, da igual lo que estamos discutiendo porque estamos diciendo lo mismo. Por si había alguna duda sobre este aserto tan vano, agregan un estrambote final más impresentable todavía: es que todos vamos en el mismo barco. No. Hay que huir como de la peste de las personas que opinan de esta forma con maniobras envolventes, querulantes, para agregarnos al Club de los Tibios e Indignos, que todos los días fletan barcos de desencanto y conformismo, porque no soportan verte en la cola del Club que está siempre enfrente: el de las Personas Dignas, siempre abierto, sobre todo para los que navegan en patera, en mares sociales procelosos y no suelen tirarse al mar cuando la sociedad en general va a la deriva.

He expuesto un análisis sobre esta película y su dramática circunstancia, que no dejará indiferente a nadie. Me interesa mucho verla cuando sea posible en la distribución comercial, aunque le auguro escaso éxito visto lo visto en este país, tan olvidadizo de su propia memoria democrática e histórica. Una vez más, en el día y mes en el que se ha cumplido el 50 aniversario del golpe de Estado en Chile, reivindico la persona y la obra política de Salvador Allende, porque quiero mantener viva su memoria en mi persona de secreto, que diría Ortega y Gasset, junto a la de todos, cuando seguimos defendiendo su presencia en nuestras vidas, como presidente, siempre presente en democracia, siempre.

(1) https://rialta.org/amp/version-definitiva-de-el-realismo-socialista-filme-inconcluso-de-raul-ruiz-se-estrenara-en-san-sebastian/

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.

UCRANIA, ¡Paz y Libertad!

La Niña de Sierra Nevada avisa

La Niña de Sierra Nevada

¿Cuándo lee la mariposa lo que vuela escrito en sus alas?

Pablo Neruda, Libro de las preguntas, LXVIII

Sevilla, 24/IX/2023

La que avisa no es traidora. Es lo que hace una mariposa, la Niña de Sierra Nevada, andaluza por más señas, que demuestra algo que los negacionistas se jactan en desmentir: el cambio climático existe y ella está viviendo un progresivo peligro de extinción. Ella sola, tan pequeña, tan hermosa, se crece a sí misma para gritar a los cuatro vientos en Sierra Nevada (Granada), que tiene que cambiar de sitio para vivir, volar y entregar a la naturaleza algo que a ella se le roba: la supervivencia como especie.

Puede parecer un cuento de Andersen o de Perrault, de final no feliz, porque es una triste realidad. Lo he leído recientemente en un artículo esclarecedor en elDiario.es, Holocausto mariposa: una historia de terror en el paraíso, en el que se aborda el ocaso de la Niña de Sierra Nevada entre otras especies de mariposas: «Cuando llegó el aviso de que algo estaba ocurriendo en lo alto de la montaña de Sierra Nevada (Granada) no sonaron alarmas estridentes. Fue algo mucho más sutil. Solo podían detectarlo las pocas personas que, desde hace décadas, suben a los montes y cuentan mariposas. No es una forma de hablar. La única manera de saber si una especie crece o decrece es a base de paseos y recuentos. Caminar, contar y anotar. Algunos ejemplares ya no estaban en el mismo lugar en el que antes habían revoloteado. Unas mariposas estaban un poco más arriba, otras en otro rincón del cono que forma la montaña. Las mariposas se habían mudado para huir del calor. En lo alto del macizo vive la Polyommatus golgus [la Niña de Sierra Nevada]la segunda especie oficialmente en peligro de extinción en España. Esta mariposa lleva tiempo demostrando que el clima está sufriendo fuertes cambios. La niña de Sierra Nevada se muda hacia las partes más altas de la montaña en busca del frío en un ejercicio de supervivencia»

Así lo he leído y así lo he contado con la brevedad de un cuento, la triste realidad de una mariposa «pequeña y azulada», que «destaca por su gran belleza y es fácil de diferenciar. Los machos tienen el anverso de sus alas del característico azul cielo. Esta mariposa vuela entre los 2.150 y los 2.750 metros». Vuela alto, cada vez más alto, cada vez con menos sitio, porque las montañas son así. Para mí, las mariposas siempre han tenido un significado especial, desde que las intentaba capturar con un instrumento ad hoc o las cogía con dos dedos de sus alas, con paciencia infinita, cuando era niño y hacía las cosas de niño, en los veranos de La Granja de San Ildefonso, dejándome en ellos, sin saberlo, su mensaje y códigos secretos a través del polvillo de camuflaje. Sabía que si eran blancas, que había muchas en aquellos años felices, presagiaban que al volver a casa tenía seguro una carta, según la leyenda familiar. Siempre, siempre, las dejaba volar de nuevo.

En este cuaderno digital hay muchas páginas dedicadas a las mariposas, muy vinculadas siempre a mi asombro por su belleza y porque irradian libertad. En el primer caso, la admiración, porque siempre he considerado que yo podría ser Pardal, el niño protagonista del maravilloso relato de mi gran maestro Manuel Rivas, La lengua de las mariposas, llevado posteriormente al cine con secuencias ideológicas, no inocentes, que no he olvidado en relación con este ser alado de preciosos colores. También, porque aprendí de Neruda una pregunta inquietante en el capítulo 48 (LXVIII) de su Libro de las preguntas, ¿Cuándo lee la mariposa lo que vuela escrito en sus alas?, a la que busqué no hace tantos años una respuesta adecuada. Neruda se acerca a la naturaleza para sorprendernos sobre la misión didáctica de las mariposas, junto a las abejas y hormigas. Leyendo sus preguntas he recordado hoy en torno a Niña de Sierra Nevada lo que puedo aportar como respuestas posibles en este aquí y ahora del inexorable cambio climático, no las únicas por supuesto, a sus interrogantes existenciales, que pueden tener ahora todo su sentido. En relación con las mariposas sé que lo que vuela escrito en sus alas son letras que componen el abecedario actual de la lengua española, curiosamente el español sustentado en sus raíces latinas. Como escribí hace años, “No, no me he confundido, no me refiero a lo más conocido, su lengua o a sus trajes multicolores, sino a las letras del alfabeto que ha descubierto en sus alas el fotógrafo noruego Kjell Sandved, a lo largo de su vida profesional. Resulta que poco a poco fue descubriendo que en las alas de las mariposas que vuelan sobre el globo terráqueo, figuran todas las letras del abecedario latino y los diez números arábigos. Sí, sí, sorprendente pero real como la vida misma.

Quien me alumbró este descubrimiento fue, de nuevo, mi admirado escritor Manuel Rivas, en una columna sorprendente por su fondo y forma: El día de las mariposas, haciéndonos partícipes de sus sentimientos y emociones al leer el libro El alfabeto alado, de Mario Satz (1): “Mirando el microscopio, Kjell Sandved, naturalista y fotógrafo, descubrió la letra F en una de las alas de una mariposa nocturna tropical. Después de visitar muchos países y fotografiar miles de mariposas, consiguió completar el resto del alfabeto. En una Papilio de Nueva Guinea, de colores negro y amarillo, encontró la letra A. También en África, en la que llaman cola de golondrina, le apareció la C. Cómo no, la letra X la descubrió en México, estampada en verde iridiscente, en cada una de las cuatro alas de una mariposa nocturna”.

Libertad alada

Todo lo anterior me inspiró unas palabras trenzadas como libertad alada, porque si uno las imágenes, no las alas disecadas, de las mariposas de la especie Metálica, de la Selva peruana y de las Guayanas, la Satúrnida de Ghana, la Noctuida negra de Venezuela, la Tigre nocturna de Boston, la Marrón de Guatemala, la Papilio de Nueva Guinea y la Apolo de Suiza, conformo con ellas la palabra LIBERTAD, porque ordenadas como acrónimo, todas ellas, enumeradas por el orden que he expuesto, nos brindan la oportunidad de leer en sus alas esta palabra mágica, libertad, a la que aspiramos alcanzar cuidando con esmero las quimeras de la dignidad. He unido las dos Metálicas, con la L y la I en sus alas; la Satúrnida, mostrándome una B hermosa; la Noctuida, son la E bien trazada; la Tigre, con una R resplandeciente; la Marrón, dibujando una T de Tierra; la Papilio, mostrando una A de asombro y, finalmente, la Apolo, con una D de decisión para volar siempre en sueños posibles. Me he paseado en ellas por el mundo, volando de norte a sur y de este a oeste, en mi mapamundi imaginario de libertad, mostrándome siempre que es urgente no faltar al respeto de la madre naturaleza, en todas y cada una de sus manifestaciones.

Hoy, las alas de la Niña de Sierra Nevada, me dejan un mensaje muy claro: quiere seguir siendo libre, pero cada vez tiene menos sitio. Lo he leído en sus alas recordando la libertad alada que construí hace años sobre las alas de otras especies que, en muchos casos, también sufren el cambio climático. Ese es su verdadero mensaje de libertad. Este planteamiento de la libertad alada, creo que puede ser una interesante respuesta a la pregunta de Neruda que me hago de nuevo contemplando a la Niña de Sierra Nevada: ¿Cuándo lee la mariposa lo que vuela escrito en sus alas?, porque en un acto de generosidad extrema nos ofrece la gran oportunidad de que seamos nosotros los que leamos en sus alas la palabra libertad, una palabra maravillosa que ya sabemos que vuela en sus alas uniendo especies y países en una alianza perfecta. ¡Qué gran lección! Algo así como con tu quiero y me puedo, ¡vamos juntos compañeros!, porque entre todas forman millones de libertades en el mundo alado. Libertad alada, libertad. Naturaleza libre y alada, naturaleza. Alma alada y libre, solo alma…, en libertad.

NOTA 1: la imagen de la palabra “LIBERTAD” es un montaje fotográfico de elaboración propia, sobre el alfabeto alado descubierto por el naturalista y fotógrafo noruego Kjell Sandved.

NOTA 2: la imagen de cabecera se ha recuperado hoy de https://andaltura.com/andalucia/flora-y-fauna-de-andalucia/fauna-de-andalucia/catalogo-fauna-de-andalucia/polyommatus-golgus-nina-de-sierra-nevada/

(1) Satz, Mario, El alfabeto alado. Barcelona: Acantilado-Quaderns Crema, 2019.

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.

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En España se habla poco de política

Sevilla, 23/IX/2023

Como decía recientemente en este cuaderno digital, en tiempos de mediocracia absoluta, donde la indiferencia se mezcla de forma explosiva con la mediocridad galopante de determinada clase política ultraderechista o de derecha extrema, junto a la ciudadanía que pregona a los cuatro vientos que “no es política”, por tanto, que no hablan de ello, que “no los llamen para nada”, ni siquiera para votar (más de doce millones de electores no votaron en las últimas elecciones generales de julio en nuestro país), conviene conocer bien la posición de Gramsci ante tanta indiferencia política: “Odio a los indiferentes también por esto: porque me fastidia su lloriqueo de eternos inocentes. Pido cuentas a cada uno de ellos: cómo han acometido la tarea que la vida les ha puesto y les pone diariamente, qué han hecho, y especialmente, qué no han hecho. Y me siento en el derecho de ser inexorable y en la obligación de no derrochar mi piedad, de no compartir con ellos mis lágrimas”.

En este contexto, la Fundación de Cajas de Ahorro, FUNCAS, acaba de publicar un informe, Focus on Spanish Society, en el que aborda asuntos de especial relevancia para nuestro país en su interrelación con Europa. Yo diría que con el mundo extenso también. En la primera sección, se hace un análisis de la carencia material severa en nuestro país, en el que se informa que “una de cada 12 personas en España (8,1%) sufría en 2022 carencia material severa, más del doble que antes de la crisis financiera (2007: 3,5%) e incluso un punto por encima de la cifra de 2014 (7,1%), la más alta registrada hasta ese momento desde que el Instituto Nacional de Estadística (INE) comenzó a realizar la Encuesta de Condiciones de Vida en 2004. Por tanto, […] todas las ganancias de este indicador entre 2014 y 2019, quinquenio en el que la carencia material severa se redujo del 7,1% al 4,7%, se «perdieron» en 2020 (7%). A pesar del crecimiento del PIB y del empleo, la carencia material severa ha seguido aumentando entre 2020 y 2022, situándose por encima de los niveles prepandémicos”. La consulta del informe es obligada para constatar la realidad de la pobreza severa en nuestro país, que tantas veces he analizado en este cuaderno digital y que, una vez más, se demuestra con datos alarmantes. ¿Sigue este país indiferente sobre esta cruda realidad?

Si importante es lo manifestado anteriormente, cuestión de la que seguiré publicando datos para alertar sobre una situación lacerante en nuestro país, me ha llamado poderosamente la atención el apartado 2 de la sección primera del informe, dedicado a una realidad muy preocupante: en España se habla cada vez menos de política y lideramos esta realidad en Europa. Esta situación se detalla en su blog, con un título muy sugerente: Ni hablar de política: “Según el último Eurobarómetro estándar (julio de 2023), más del 40% de españoles adultos reconocen que nunca hablan con familiares o amigos sobre temas de política nacional. Este comportamiento tan extendido puede deberse, bien a que a los interpelados no les interesan esos temas,  bien a que los eluden para evitar discusiones. En todo caso, el dato revela una debilidad del debate público español y sugiere la existencia de una amplia desafección política por indiferencia o por temor a discusiones. De hecho, España es el país de la Unión Europea en el que la proporción de personas que no discuten nunca sobre temas políticos (43%) es mayor, seguido de Francia (35%), Irlanda (33%) y Portugal (32%). En el otro extremo se encuentran Alemania, Países Bajos y Suecia, donde los porcentajes de personas que hablan frecuentemente sobre política nacional con gente cercana superan a los de quienes nunca lo hacen. Por el contrario, en España las personas que nunca hablan de política con familiares y amigos casi triplican a las que lo hacen frecuentemente (gráfico 1)”.

Fuente: FUNCAS – Ni hablar de política

También se hace una incursión en el análisis de esta realidad desde la perspectiva de género: “En general, abstenerse de conversar sobre política es más frecuente entre las mujeres que entre los hombres. En España, aproximadamente una de cada dos mujeres adultas admite no hablar nunca con familiares o amigos sobre temas políticos, una proporción que duplica a la italiana y quintuplica a la alemana (gráfico 2). La educación formal también adquiere particular importancia en esta cuestión: cuanto menor es el nivel educativo, mayor es el porcentaje de personas que permanecen ajenas a las conversaciones sobre política. Seis de cada diez personas con menor nivel educativo reconocen no conversar acerca de asuntos políticos nacionales con personas cercanas. El patrón de desigualdad que evidencia este indicador es muy notable (gráfico 3)”.

Fuente: FUNCAS – Ni hablar de política 

Fuente: FUNCAS – Ni hablar de política

Por último, “La estrecha relación entre educación y frecuencia de las conversaciones políticas haría esperar que la proporción de personas que no hablan sobre política tendiera a disminuir a medida que aumenta el nivel educativo de la población. Sin embargo, los datos no respaldan esta expectativa. Los Eurobarómetros publicados desde 2010, además de mostrar que la proporción de personas que no hablan de política en España se ha mantenido invariablemente por encima de la media de la UE durante este periodo, indican desde 2020 una tendencia al alza (gráfico 4)”.

Fuente: FUNCAS – Ni hablar de política

Es muy interesante constatar que desde hace más de doce años, esta realidad ha cambiado en el tiempo, aunque hemos vuelto a las cifras de 2011. Puede parecer innecesario para muchas mentes conformistas, pero sería necesario entrar en profundidades para conocer cuales son las razones de fondo para abordar una respuesta urgente. Este país necesita que hablemos de política todos los días, porque es la quintaesencia de la democracia y porque estamos cayendo en una desafección, conformismo, indiferencia y polarización política alarmantes. Vivimos unos momentos que exigen mucho rigor en la toma de decisiones que facilita la democracia y no todos los programas políticos son iguales, ni los políticos que los ejecutan tampoco. Ser de derechas, centro o izquierda, de sus extremos, también del arriba o abajo actual, en este país, parece que imprime carácter hasta que la muerte te separe y está mal visto socialmente que haya alternancia en la pertenencia a un determinado partido o a otro. Peor todavía, si se habla de ello, porque una gran mayoría de personas dicen a boca llena “no ser políticos o políticas”.

Es verdad que aparentemente parece una gran contradicción estar defendiendo un día los valores de la socialdemocracia más exigente y al otro los del liberalismo más feroz. Normalmente pasa porque las ideologías son un flanco muy débil en nuestro país dado que los partidos no han estado muy finos a la hora de aceptar militantes en sus filas y la formación en la «creencia» en sus idearios brilla muchas veces por su ausencia. Esta es una realidad que hay que aceptar pero lo que no es normal es que haya unos desplazamientos de pertenencia a partidos o de votos, tan agresivos, como a los que estamos asistiendo en la actualidad. El llamado voto de castigo existe, pero deja detrás una gran incógnita: ¿se conocían bien las ideologías y los programas de los partidos a los que se han votado con anterioridad?, ¿se puede cambiar tan fácilmente de chaqueta por los errores de determinados miembros de un partido?, ¿se conocía bien el ideario de un programa, más allá de acciones concretas de algunos representantes eximios del mismo? ¿Por qué no se habla de ello en la familia, en el barrio, en las escuelas, en la Universidad, en el trabajo, en el ocio y negocio de todos los días? Lo que ocurra en este país es asunto de todos y debemos hablar de ello. El escritor Emilio Lledó (1) nos ha recordado muchas veces que la palabra es un medio político inalienable para construir nuestras casas, nuestras ciudades, nuestras amistades, nuestras familias, nuestro trabajo, nuestra ideología, tal y como nos lo recuerda siempre Aristóteles en un texto muy querido para este autor: “Pues la voz es signo del dolor y del placer, y por eso la poseen también los demás animales, porque su naturaleza llega hasta tener sensación de dolor y de placer e indicársela unos a otros. Pero la palabra es para manifestar lo conveniente y lo perjudicial, así como lo justo y lo injusto. Y eso es lo propio del hombre frente a los demás animales: poseer, él sólo, el sentido del bien y del mal, de lo justo y de lo injusto, y de los demás valores, y la participación comunitaria de estas cosas constituye la casa y la ciudad” (2). En definitiva, la auténtica política, porque al igual que afirma de forma rotunda Emilio Lledó en su obra Sobre la educaciónme preocupa la corrupción mental de determinados representantes políticos, de algunos partidos globalmente o lo que es lo mismo, que un ignorante con poder determine nuestra vida, ante la que hay que vacunarse urgentemente.

Obviamente, en estos tiempos difíciles hay que tomar partido y se debe hablar de ello, como decía Gramsci: “Soy partidista, estoy vivo, siento ya en la conciencia de los de mi parte el pulso de la actividad de la ciudad futura que los de mi parte están construyendo. Y en ella, la cadena social no gravita sobre unos pocos; nada de cuanto en ella sucede es por acaso, ni producto de la fatalidad, sino obra inteligente de los ciudadanos. Nadie en ella está mirando desde la ventana el sacrificio y la sangría de los pocos. Vivo, soy partidista. Por eso odio a quien no toma partido, odio a los indiferentes”.

(1) Lledó, Emilio, Sobre la educación. Barcelona: Penguin Random House Grupo Editorial, p. 127, 2018.

(2) Aristóteles, Política. Madrid: Biblioteca Básica Gredos, 1253 a., 2000.

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Comienzo a otoñar leyendo a Ángel González

Ángel González

Sevilla, 22/IX/2023

Mi escritura es circular y quien frecuenta estas páginas sabe mi aprecio por Ángel González. Estas palabras que siguen las escribí el año pasado y siguen manteniendo su valor cuando se acerca el otoño de este año. Confieso que lo vivo de forma especial al recordarlo hoy de nuevo con emoción y conciencia de clase humana.

Cuando mañana, a primera hora, sean las 8 horas y 50 minutos en horario peninsular (08:50 en Canarias), se igualarán el día y la noche en el hemisferio norte, en una ceremonia temporal y puntual que nunca falla y que los sabios del lugar llaman equinoccio de otoño (aequinoctium, aequus nocte, «noche igual»). Es un aviso para los que nos gusta otoñar, porque también se puede humanizar este tiempo y su momento si somos capaces de aprehenderlo en su justo sentido. Por ejemplo, acudir prestos a compartir esta estación con el poeta Ángel González, aunque él me acompaña siempre a lo largo del año y sus otras estaciones, siendo consciente de que estamos saliendo hoy de un verano obstinado en perpetuarse, / cuya suntuosa cola aún brilla hacia el oeste.

Vuelvo a leer en las horas preparatorias del nuevo equinoccio de otoño sus poemas dedicados a los Otoños, en plural, porque existen millones de otoños, los que vive cada ser humano a su forma y manera: mi otoño, tu otoño, su otoño, nuestro otoño, vuestro otoño, el otoño de ellos, de ellas…, el otoñar de todos. De todas formas, los otoños de González me inspiran otra forma de comprender la vida y me gusta compartirlo para hacer más llevadero ese ser y estar en el mundo de todos y cada uno, otoñando la vida. Comienza su entrega de sentimientos y emociones con un poema precioso, El otoño se acerca, que vuelvo a compartir hoy:

El otoño se acerca con muy poco ruido:
apagadas cigarras, unos grillos apenas,
defienden el reducto
de un verano obstinado en perpetuarse,
cuya suntuosa cola aún brilla hacia el oeste.

Se diría que aquí no pasa nada,
pero un silencio súbito ilumina el prodigio:
ha pasado
un ángel
que se llamaba luz, o fuego, o vida.

Y lo perdimos para siempre.

Lo he manifestado en otoños anteriores y hoy, vuelvo a buscar el ángel que se llamaba luz, fuego, o vida, y no lo encuentro, rodeado de malas noticias por todas partes, en un país con desasosiego permanente desde hace ya varios años, en este otoño tan especial que sigue entrando con el ruido de los malos augurios de desastres climatológicos, guerras y economía maltrecha, estando obligatoriamente obligados a entenderlo. Al menos, podemos encontrar un ángel, en medio de tantos demonios, de apellido González. Lo agradezco una vez más, porque necesitamos momentos amables en esta azarosa vida, en este otoño en el que también estamos obligatoriamente obligados a otoñar, que es soñar de una forma diferente, para no perder para siempre ángeles que necesita este país, que necesitamos todos, con nombres preciosos y que hoy día tienen más valor que nunca: luz, fuego y vida.

Gracias, Ángel González, un otoño más, porque sé que te llamas así por los solsticios y equinoccios que alumbraron con su cambiante luz, su vario cielo, el viaje milenario de tu carne trepando por los siglos y los huesos (1). No te olvido.

(1) González, Ángel. Para que yo me llame Ángel González, en Áspero mundo, 1956. Madrid: Rialp.

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Hacer el canelo o de majo valentón, esa no es la cuestión

Adolfo de Castro y Rossi (1823-1898)

Sevilla, 21/IX/2023

Corría el siglo XIX y un diccionario bastante desconocido en este país tan olvidadizo de su cultura, de sus palabras, de su memoria democrática, concretamente el del historiador y escritor Adolfo de Castro y Rossi (1823-1898), gaditano por más señas, con un título rimbombante, Biblioteca Universal. Gran Diccionario de la Lengua Española […]. Tomo I [único publicado], Madrid, publicado por las oficinas y establecimiento tipográfico del Semanario Pintoresco y de La Ilustración, en 1852 (NTLLE, CAS G 1852, pág.: 488,1), recogía por primera vez el lema “canelo” con la siguiente definición como sustantivo masculino: “Andalucía. Lo mismo que majo valentón”. A partir de ahí me queda claro, desde mi perspectiva andaluza, que la locución que utilizó Borja Sémper, portavoz del grupo popular en el Congreso de los Diputados, el pasado martes, en la sesión plenaria en la que se tomó en consideración la posibilidad de utilizar lenguas cooficiales junto al castellano en esa sede del pueblo, cuando dijo que el Partido Popular “no haría el canelo” y utilizaría siempre el castellano en el Parlamento, salpicando esta frase con otras en euskera, fue la de un auténtico majo valentón, expresión vinculada al cante flamenco, trianero por más señas, según he podido verificar en mi análisis de la locución, de alguien que se las de algo pero que, si escarbas en él, compruebas que no hay nada digno de mención. Curiosamente, es en el año 1983 cuando se incorpora por primera vez el lema “canelo” en el Diccionario manual e ilustrado de la lengua española (Tercera edición revisada, Tomo I. A-Capachero. Madrid: Espasa-Calpe), como frase figurada y familiar, “hacer el canelo”, entendida como “hacer el primo, hacer el tonto”. Desapareció en la edición del nuevo diccionario “Usual” de 1984, recuperándose de nuevo en el “Manual” de 1989 y así hasta la última edición del Tricentenario, en la actualización de 2022, como locución adverbial exclusivamente: hacer el primo. Desde el Gran Diccionario de 1852, citado anteriormente, nunca más se utilizó la expresión de raíces andaluzas asociada a “canelo”: majo valentón.

Me ha quedado claro que hacer el canelo, es decir, el primo o tonto inútil, nada tiene que ver tampoco con el color de la canela, “dícese de los animales y especialmente de los perros y los caballos”, ni con el árbol de Ceilán, cuya segunda corteza es la canela, sino con la comparación andaluza de majo valentón, porque cuando te acercas a él, a esa persona con apariencia de majo, va desnudo, todo es pura apariencia, lo mismo que le ocurría al emperador del cuento de Andersen, rodeado de los admiradores falsos de siempre. El que quiera entender que entienda, porque Sémper, como majo valentón, lo utilizó para sí mismo, nada más, al hablar también en euskera ante sus señorías como si no pasara nada.

Cuando redacto estas palabras, me llega la noticia de que el Congreso ha aprobado que se hablen las lenguas cooficiales en la Cámara, con los votos en contra del PP y Vox. Ayer publiqué los antecedentes de este momento histórico necesario para garantizar la convivencia de las diferentes culturas lingüísticas en este país, como un elogio de las diferentes lenguas para hablar y dialogar en el Congreso de los Diputados. Con esta aprobación se demuestra que los representantes de más de doce millones de votos en las últimas lecciones generales no han hecho el canelo, ni de mozos valentones. Ahí radica el valor de la democracia.

NOTA: la imagen se ha recuperado hoy de https://www.perfil.com/noticias/textum/el-autor-espanol-que-en-1847-lamentaba-la-expulsion-de-los-judios.phtml

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Elogio de las diferentes lenguas para hablar y dialogar en el Congreso de los Diputados

Intervención en catalán del congresista Gabriel Rufián – Sesión de 19 de septiembre de 2023 en el Congreso de los Diputados – España.

Sevilla, 20/IX/2023

Hubiera preferido, al igual que Bartleby el escribiente, no haber tenido que escribir hoy sobre las hablas en el Parlamento, pero lo sucedido ayer en la sede de la soberanía del pueblo español me lleva a ello, por la conducta reprobable en democracia de las señorías de VOX, al ausentarse físicamente del hemiciclo y depositar sus denostados “pinganillos” para la traducción simultánea de los intervinientes en euskera, catalán y gallego, por ahora, en el escaño vacío del Presidente en funciones, junto a la postura obstruccionista del Partido Popular, que claman al cielo por utilizar una expresión castellana sacrosanta que se puede traducir a todas las lenguas cooficiales que se aprobarán mañana en dicha sede. Llevaron a cabo sus actuaciones grotescas en la sesión plenaria en la que figuraba en el Orden del Día la toma en consideración de la proposición de reforma del Reglamento del Congreso de los Diputados, presentada por los Grupos Parlamentarios Socialista, Plurinacional SUMAR, Republicano, Euskal Herria Bildu, Mixto y Vasco (EAJ-PNV), con objeto de que se puedan utilizar diferentes lenguas cooficiales, catalán, euskera y gallego, en la Cámara Baja.

En este contexto, he recordado un diálogo precioso entre Antonio y Damasio, en una obra, El Diálogo de las lenguas, de Damasio de Frías, que fue fuente de inspiración para Cervantes al escribir las preciosas páginas del Quijote y Sancho Panza, ambos por igual, en sus respectivas formas de hablar, donde uno de los participantes, el propio autor, Damasio, se esfuerza ante Antonio en demostrar que una lengua no tiene por qué seguir necesariamente a un Imperio, algo así como ocurre con el castellano en el Parlamento, para entendernos, sintetizado en unas palabras que vienen al caso: “He querido con este breve discurso y con lo que aquí acaso se me ha ofrecido de las lenguas, de su pronunciación y sonido, mostraros cómo cada una gente d’éstas está contenta con el suyo, y le parece aquél sin dubda que el mejor y cualquiera otro no tal […]. Y pensad que esta variedad de pronunciaciones y este diferente sonido de lenguas […] nos muestra con mucha razón y certeza ser los hombres en universal todos los de cada nación, y las naciones todas cada una diferentes de la otra, en condiciones, complexiones, costumbres, afectos de ánimo y al fin ser el mundo todo cuales somos vos e yo. (DLL, fols. 153r-153v).

No sé si se podrá decir mejor y más claro, pero qué curioso es constatar que esta obra iluminó las mentes preclaras de este país en 1579, hace casi cinco siglos, para abrirse a las necesarias mudanzas del idioma, no cerrando puerta alguna a la transición del latín a lenguas romances,  dialectos y lenguas peninsulares, cobrando especial interpretación esta obra en nuestros días a la luz de lo expuesto por Selena Simonatti en un artículo publicado en el Centro Virtual Cervantes acerca de la importancia de la conciencia también política que hay en la obra de Damasio de Frías, resumida en las palabras finales del artículo citado, fundamentalmente porque lo ocurrido ayer en el Parlamento español es, sobre todo, una cuestión política en la que hay que reconocer, sin más dilación, el plurilingüismo de este país, sin daño alguno para la oficialidad del castellano: “Únicamente en el espacio utópico de la literatura, el “libertinaje” de Damasio, amigo de novedades e ynvençiones, aficionado a las mudanças y fervoroso y temerario “italianizante”, puede resultar más razonable que el sueño purista de Antonio, no tan fácilmente cuestionable fuera de esos límites ficticios. Contra una “estandardización” del idioma que promueve criterios de superioridad hegemónica, Damasio no solo acomete un distinto ideal lingüístico, sino que opone un ideal político que rechace el gobierno absoluto del hombre y las leyes infranqueables del poder autoautorizado. Lo sugieren también sus últimas palabras, en las que deja deslizar un italianismo tan emblemático como parlar, operando la más consecuente lección de tolerancia: Yo aquí, como con tan amigo, he holgado de parlar este rato que a solas hemos venido. Que sea lo que digo o lo que vos, va poco. Las disputas no por eso dexan de ser buenas, pues siempre, tractadas con ánimo amigo o sin ambiciosa competencia, se saca d’ellas algún provecho, a lo menos hele yo sacado muy grande en tan buen rato de entretenimiento. (DLL, fol. 155v).

Es lo que ocurrió ayer, cuando después de hablar los portavoces de los partidos en liza por la cuestión de su idioma, cada uno en su lengua nativa, se aprobó la toma en consideración para permitir el uso del catalán, gallego o euskera, como reforma del Reglamento del Congreso, por una mayoría de 179 votos. Damasio tenía razón, operando en la sesión la más consecuente lección de tolerancia.

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.

UCRANIA, ¡Paz y Libertad!

¡Bienhallado, Miguel Ríos, gracias por haber estado aquí!

Fotocomposición del concierto / JA COBEÑA

¡Buenas noches, bienvenidos / Hijos del rock and roll / Os saludan los aliados de la noche // Bienvenidos al concierto / Gracias por estar aquí / Vuestro impulso nos hará seres eléctricos!

Miguel Ríos, Bienvenidos

Sevilla, 18/IX/2023

A sus setenta y nueve años, Miguel Ríos, un trabajador de la música no inocente, cantor de profesión, que no sólo cantante (tal y como lo aprendí de Facundo Cabral, porque sabe que debe cantar como saben hacerlo los cantores, con ideología dentro, frente a los cantantes, que sólo pueden cantar), demostró el sábado pasado en esta ciudad que su forma de interpretar la vida a través del rock nunca muere. Fui al concierto que ofreció junto a su excelente banda, con motivo de su 40 aniversario sobre los escenarios, celebrando la presentación en sociedad de una banda sonora, mítica, Rock & Ríos, que sigue sonando con idéntica calidad después de cuarenta años. Cuando apareció en el escenario con su saludo multisecular, ¡Bienvenidos al concierto, gracias por estar aquí, vuestro impulso nos hará seres eléctricos!, me sonó igual que cuando lo escuché por primera vez en el antiguo estadio del Recreativo de Huelva, hace cuarenta años, saludándome en el siglo pasado como amigo de la noche. Fueron dos horas y media, ininterrumpidas, sin descanso posible, en un clima propicio para poner en funcionamiento miles de moviolas personales e intransferibles, donde cada uno, cada una, rememoró los años jóvenes de Cliff Richard también, una canción que tampoco he olvidado a pesar del tiempo transcurrido.

La verdad es que fue un reencuentro emotivo por diversas razones. El público asistente era de una edad media-alta, no nos engañemos, aunque cubiertos del tupido velo de un dicho popular: los rockeros nunca mueren. Personalmente, no me considero como tal, pero en 1983 vivíamos en este país una oleada de libertad, sin ira, libertad, que nos llevaba en volandas junto a Miguel Ríos, aunque no fuera de mi cuerda musical. Aquél recibimiento, aquella bienvenida, me sonó igual el pasado sábado, con cuarenta años más, una matusalénica edad que diría Benedetti. Miguel demostró que sigue con la misma fuerza vital e ideológicamente sin cambiarse la chaqueta, algo milagroso en los tiempos que corren, que expresó en vivo y en directo cuando le dio la vuelta a la roja –¡qué casualidad!– que había llevado a lo largo del concierto y la enseñó plagada, en el envés, de cabezas cadavéricas, mostrando cómo el tiempo pasa para todos, sin piedad, viviendo en determinados momentos sólo la espera del tiempo en el día después o en cuarenta años después que es lo mismo, tempus fugit.

Me sentí muy cerca de él cuando cantó El río, acompañada por Rocío Márquez, cantora de Huelva (otra vez Facundo Cabral), a la que admiro en mi persona de secreto por su arte inconfundible y porque tengo el honor de haber siso profesor de su padre en mis años jóvenes (de tal palo tal astilla) y ahora me devolvía sin saberlo un recordatorio a través de su hija junto a Miguel: Yo recuerdo aquel día / Que nos fuimos a bañar / Aquel agua tan fría / Y tu forma de nadar / En el río aquel / Tú y yo y el amor / Que nació de los dos. En mi caso, junto a mi compañera de singladura vital, cuarenta años después también, recordando un baño en el océano, cambiando lo que hay que cambiar, tal y como lo conté en este cuaderno digital un día ya lejano, con un título para mí inolvidable: Memoria de desván.

Cuarenta años después, al igual que el rotundo motivo declarado del concierto de Miguel Ríos, entoné bajito en la grada en la que lo contemplaba, una estrofa de los compases finales de El río, acompañado por Miguel y Rocío, como si fuera ayer (los corchetes son míos): Allí nada ha cambiado / Nuestro río [océano] sigue igual / Con sus aguas tan claras / Que se pierden en ese mar / En el río [océano] aquél / Tú y yo y el amor / Que nació de los dos.

¡Hasta pronto, Miguel Ríos, gracias por haber estado aquí, en Sevilla! Tu impulso nos devuelve las ganas de vivir como seres eléctricos, digitales, en un mundo nuevo, desconocido en el después de hace tan sólo cuarenta años. Tu Fundación cultural y social, con el objetivo encomiable de devolver a la sociedad aquello que la sociedad te ha dado, algo que te honra, es tu mejor estela. Por ese motivo, gracias de nuevo.

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.

UCRANIA, ¡Paz y Libertad!