Sevilla, 7/XII/2023
Es verdad que se podría decir que soy como ´el rayo que no cesa´, al abordar en bastantes ocasiones´, en este cuaderno digital, la realidad de la pobreza infantil en España y, por cercanía, en mi Comunidad, Andalucía, pero creo que es una obligación ética acercarme a esta situación lacerante, que nos debería conmover y conturbar de forma directa, desde mi condición de ciudadano que hace ciudad (polis) y país, es decir, que hace política en su sentido más primigenio, con independencia de las obligaciones de Estado en este ámbito de responsabilidad pública, que son obvias, para buscar las mejores respuestas posibles a unos hechos irrefutables que afectan a un 28% de los niños y niñas de este país y, por proximidad física, de Andalucía. Escribo de nuevo con alma estas palabras, sobre lo que amo, la felicidad digna de los niños y niñas de este territorio en el que vivo, porque aprendí de Miguel Hernández su capacidad de amar, salvando lo que haya que salvar: Este rayo ni cesa ni se agota: / de mí mismo tomó su procedencia / y ejercita en mí mismo sus furores. / Esta obstinada piedra de mí brota / y sobre mí dirige la insistencia / de sus lluviosos rayos destructores.
En esta ocasión, traigo a colación un informe publicado recientemente por UNICEF, España: pobreza infantil en medio de la abundancia, para que se conozca, divulgue y podamos emitir los juicios pertinentes, bien informados siempre. Para comenzar, es importante señalar que este documento se emite por los Report Card de la Oficina de Investigación de UNICEF (Innocenti), como un “informe de investigación sobre la realidad del bienestar y los derechos de los niños y niñas en los países ricos que comenzó hace 23 años. Estos informes, con distintos enfoques temáticos, comparan la realidad y los datos en estos países respecto a distintos aspectos relacionados con la infancia (como la pobreza, la exclusión, la contaminación, la educación o la salud) y los clasifican según su mejor o peor desempeño. El Report Card nº18 (en adelante RC 18) está centrado en el análisis y la evolución de la pobreza infantil en los países ricos (Unión Europea y Unión Europea (UE) y de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Este RC 18 retoma la línea de anteriores informes como el RC 10 (sobre pobreza infantil) y el 12 (sobre los impactos en la infancia de la Gran Recesión). Los contenidos principales son el análisis de la situación actual de pobreza de ingreso y el progreso en los últimos siete años. Con estos indicadores elabora una tabla clasificatoria en la que se incluyen 39 países, incluida España. Además, el RC 18 hace un recorrido por otras dimensiones no monetarias de la pobreza como la privación material y la percepción subjetiva, por la repercusión de la pobreza en determinados colectivos, y por las distintas políticas de protección social de las familias y los niños y su impacto en la reducción de la pobreza. El informe contribuye a responder a preguntas clave como: ¿Cuál es la situación de la pobreza infantil en los países más ricos? ¿En qué medida han sido estos países capaces de reducir la pobreza infantil durante los años de bonanza desde la Gran Recesión? ¿Cuál ha sido el impacto de la crisis del COVID? ¿Qué políticas están siendo más o menos eficaces para la reducción de la pobreza de los niños, niñas y adolescentes? En este documento, elaborado por UNICEF España, se hace un repaso de los resultados, los datos y los contenidos del RC 18 con una especial atención a los resultados de España. Además, incorpora puntualmente algunos datos adicionales, no mencionados en el Report Card, que contribuyen a completar el panorama de la pobreza infantil en nuestro país (señalados con un asterisco) y unas propuestas de políticas públicas adaptadas a la realidad de España”.
Del contexto explicado anteriormente, extraigo hoy algunas consideraciones que reflejan la situación en nuestro país, con datos suficientemente explicativos en sí mismo, así como siete recomendaciones generales y cinco propuestas. En relación con la pobreza infantil monetaria en la infancia (basada en los ingresos de los hogares) de la UE y la OCDE, se analizan dos indicadores, en los que primero responde a la situación actual, basada en una media de las tasas de pobreza infantil entre los años 2019 y 2021 (para evitar los problemas de datos derivados de la epidemia del COVID), mientras que el segundo indicador refleja la evolución de esa tasa de pobreza desde la media de 2012-2014 hasta 2019-2021. Un puesto alto en la tabla significa un mejor desempeño en la lucha contra la pobreza infantil y donde se puede observar que España está entre los países peor clasificados, en el puesto 36 de 39:

Respecto de la situación actual de la pobreza infantil, el informe señala que “se pueden remarcar algunos aspectos relevantes en relación con España, que se sitúa en la parte final de la clasificación, solo por encima de Rumanía, Turquía y Colombia. En este apartado del RC se analiza no solo la pobreza monetaria (usada para la tabla clasificatoria) sino también la privación material y la pobreza subjetiva como parte del concepto de “pobreza multidimensional”, es decir, usando sólo el dato más reciente, de ingresos de 2021, España es el país de la UE con la tasa de pobreza infantil más alta, con un 27,8%:

Los hallazgos fundamentales en este indicador, que reproduzco literalmente, muestran que:
• La pobreza infantil no depende en exceso de los niveles de renta de los países: España y Eslovenia tienen similares niveles de renta por habitante, pero Eslovenia tiene una tasa de pobreza del 10% y España del 28%. También se da el caso de países con rentas per cápita muy dispares con niveles semejantes de pobreza infantil, como la República Checa y Suiza (ver gráfico superior).
• En España el porcentaje de niños y niñas en pobreza persistente (dos o más años en situación de pobreza) es el cuarto más alto de los países europeos analizados, por encima del 20% en el periodo 2027-2019. La pobreza crónica o persistente se asocia con mayores problemas de aprendizaje, de salud o problemas emocionales y de comportamiento respecto a aquellos niños que no sufren la pobreza o lo han hecho de manera puntual.
En relación con el indicador de privación material, este informe solo contempla la situación en los países de Unión Europea, los únicos para los que hay datos disponibles y comparables. Nuestro país se sitúa el sexto de la UE respecto a las tasas de privación material y social severa de niños, niñas y adolescentes, con un 10,3% en 2022 (cerca de 825.000) por detrás, entre otros, de Rumanía (30,8%), Bulgaria y Hungría. Los países con mejor desempeño (Finlandia, o Eslovenia) están por debajo del 2%. La evolución de la privación material y social severa de personas menores de 18 años en el conjunto de la UE, desde 2015 (el primer dato disponible de este nuevo indicador) hasta 2021, ha sido en general positiva, pasando del 11,8 al 7,5% en el conjunto de la Unión. La excepción son España y Suecia [la negrita es mía], con pequeños incrementos en ese periodo, pero partiendo de niveles de privación muy distintos. Suecia aumentó del 1,2 hasta el 1,7% y España del 10,5 al 10,8%. Respecto a los problemas de vivienda (presencia de goteras, humedades en las paredes, ventanas en mal estado…) la tasa de niños y niñas que se encuentra en esta situación en nuestro país es del 21,3% (uno de cada cinco) y sitúa a España en la cuarta peor posición de Europa junto a Francia. El informe también recoge una dimensión de la privación de la carencia material especialmente diseñada para los niños, niñas y adolescentes (en este caso menores de 16 años): La privación material infantil. El cálculo está basado en un listado de 17 artículos, especialmente pensados desde el punto de vista de los derechos de la infancia. La carencia de tres o más de ellos se considera privación. En este caso España, con un 19,7% de niños y niñas que están en esta situación, se coloca en la sexta peor posición de la UE, lejos de los datos de Rumanía (42,5%) o Bulgaria, pero también de los países en mejor situación: Eslovenia, Estonia, Finlandia o Suecia, todos ellos por debajo del 4%:

Cuando se aborda el indicador de desigualdad, es decir, situaciones en las que la pobreza infantil se agrava o se producen grandes inequidades en su impacto, se descubren inequidades flagrantes en las familias migrantes, como es el caso de España, donde la tasa de pobreza infantil se dispara al 70% cuando los dos progenitores son extranjeros, casi el triple que la tasa cuando ambos son españoles (24%). Respecto de los niños y niñas de la comunidad gitana, se aporta el dato facilitado por la Fundación Secretariado Gitano, al estimar que en 2018 existía un 89% como tasa de pobreza infantil en esta comunidad, triplicando la tasa general. El componente territorial también es importante, dando como resultado que en España se dan diferencias de tasas de pobreza infantil de más del doble entre distintas CCAA. También se aborda el indicador de ´tipo de familia´, donde “en Europa un niño o niña en un hogar con un solo adulto (mayormente una mujer) sitúa a ese hogar con el triple de posibilidades de estar en riesgo de pobreza respecto a hogares con dos adultos. En nueve países del RC (incluidos Bélgica, Canadá o Islandia) esta diferencia puede elevarse hasta cinco veces. Seis de estos países están entre los que mejores resultados alcanzan en la tabla clasificatoria, lo que demuestra que las tasas medias a veces esconden grandes diferencias. Según el RC 18 en España esta diferencia de pobreza entre hogares con uno y con dos adultos sería de algo más del doble”.
Cuando se aborda en el informe la evolución de la pobreza infantil en la última década, es decir, entre 2012-2014 y 2019-2021, se analizan dos periodos, “desde 2012 a 2018, años de crecimiento económico sostenido en la mayoría de los países y entre 2019 y 2021, periodo afectado por la crisis del COVID. Los años entre 2012 y 2018 fueron una excelente oportunidad para la reducción de la pobreza infantil. ¿Cuál fue el resultado?:
• 18 de los 32 países con datos disponibles, redujeron la pobreza, desde el 1% de la Republica Checa hasta más del 30% en Lituania y Polonia.
• España y Turquía permanecieron igual (en España comenzó la recuperación en 2014).
• 12 países incrementaron sus tasas de pobreza infantil, desde el 3% de Francia a más del 20% de Noruega Y Reino Unido.
• El promedio de pobreza infantil del conjunto de países pasó del 20,1% y 18,5% en esos seis años. Entre 2019 y 2021 las tendencias no son tan claras, en general se puede apreciar un limitado efecto del COVID en los ingresos de las familias, probablemente por las medidas de protección social que establecieron la mayoría de los países. El RC 18 se unen estos dos periodos en una tabla general de progreso desde el promedio 2012- 2014 y el de 2019-2021. Los países en verde han reducido su pobreza infantil en más de un 10%. En azul aquellos que han permanecido más o menos estables, con avances o retrocesos relativamente pequeños, entre los que se encuentra España. En naranja aquellos que han incrementado significativamente (más de un 10% sus cifras de pobreza de niños y niñas, con un destacado incremento en el Reino Unido”.

En la recta final del informe se aborda la protección social de la infancia, desde la Gran Recesión de 2008, que “mostró el devastador efecto de las crisis globales pueden tener en los niños y niñas”. Tiene un especial interés para nuestro país esta parte del informe cuando dice que “en los posteriores años de estabilidad económica muchos países, entre ellos España, perdieron la oportunidad de reducir la pobreza infantil. Sin embargo, la mayoría de los países fueron capaces de contener o, incluso, reducir la pobreza durante la crisis asociada al COVID 19”. Es por ello que “para lograr mejoras significativas y duraderas en los derechos y el bienestar de los niños, niñas y adolescentes, los gobiernos deben invertir y mejorar las políticas en diferentes ámbitos (por ejemplo, educación o sanidad). Sin embargo, la protección social es una herramienta fundamental de los gobiernos porque permite aliviar directamente la pobreza complementando los ingresos de los hogares. Esto tiene un impacto inmediato en la capacidad de los hogares para satisfacer sus necesidades y, además, este tipo de políticas también puede tener efectos positivos a largo plazo para la salud, la nutrición, el logro educativo y el desarrollo de los niños. Respecto a las políticas de protección social, (en este RC el análisis está especialmente centrado en políticas de ayudas y prestaciones monetarias) se pueden destacar algunos datos en clave nacional”, donde interesa conocer las referencias a España, fundamentalmente por su escaso impacto en relación con las soluciones a los problemas de pobreza infantil señalados :
• La capacidad para reducir la pobreza infantil mediante transferencias monetarias en España es la segunda más baja de los países europeos. Solo es capaz de hacerlo en un 21,5% (7,6 puntos porcentuales). Junto con Turquía, Rumanía y Grecia lo hace en menos de un 25%, mientras países como Alemania, Irlanda o Finlandia se acercan e incluso superan el 60%. Además, esta capacidad ha disminuido sustancialmente desde 2012 hasta 20217.
• Clasificando los países por tipo y cobertura de las ayudas a familias e infancia: (universales o casi universales/limitadas por nivel de renta/ambas) 10 de los 43 países cuentan con ayudas universales, 17 solo con ayudas condicionadas por nivel de renta (entre ellos España) y 16 con ambos tipos.
• Inversión: España redujo ligeramente la inversión por niño como porcentaje del PIB per cápita en ayudas monetarias a familias e infancia desde 2010 hasta 2019.
• Adecuación: España tiene un grado de adecuación de las ayudas medio/bajo para las familias en desempleo y nulo en las familias de ingreso medio. Esta adecuación ha crecido entre 2012 y 2022 en España para una familia vulnerable (en desempleo) en un 37,9%, mientras que decae en la mayoría de los países. En general el informe insiste en la necesidad de indexar las ayudas monetarias a los índices del coste de la vida para evitar, como sucede en muchos casos, que vayan perdiendo capacidad a lo largo de los años.

Por último y quizás la parte más importante por señalar acciones de presente y futuro, se exponen en el infirme siete recomendaciones y cinco propuestas de actuación para abordar la pobreza infantil en esta legislatura, a la luz de los datos expuestos:

En relación con las propuestas, recojo literalmente las cinco señaladas en el informe:
1. Expandir las políticas sociales orientadas a la infancia. Ampliar la deducción fiscal reembolsable por hijo menor de tres años de 1.200 € hasta los 18 años de forma progresiva. Incrementando su importe, universalizando su alcance, eliminando las condiciones relacionadas con la situación laboral o contributiva y estableciendo su efectiva complementariedad con el IMV y su complemento a la infancia. Se establecería así un nivel mínimo a nivel nacional de protección social y económica para la infancia semejante al de la mayoría de los países de nuestro entorno. Este nivel mínimo de protección social debería ser completado y apoyado por las políticas autonómicas y locales, por ejemplo, focalizando su esfuerzo en los grupos de niños y niñas más vulnerables en cada territorio.
2. Mejorar el acceso a servicios esenciales para todos los niños y niñas. Impulsar la efectiva implementación y financiación de la Garantía Infantil Europea y su Plan de Acción por parte de todas las administraciones públicas y con el foco en los niños y niñas más vulnerables. La Garantía Infantil Europea tiene como objetivo garantizar en 2030 el acceso a: educación y atención a la primera infancia gratuitas; educación y actividades escolares gratuitas; una comida sana diaria en la escuela; asistencia sanitaria gratuita; acceso efectivo a la vivienda y una alimentación adecuada.
3. Ampliar la cobertura de medidas de conciliación y garantizar la educación 0-3. Aprobar una Ley de familias. Universalizar la gratuidad de la educación de 0 a 3 años comenzando por las familias vulnerables y de menores ingresos, como plantea la Garantía Infantil Europea. Ampliar la prestación de pago único por nacimiento o adopción de un hijo a todos los nacimientos, adopciones y acogimientos de larga duración. Incluir las situaciones no cubiertas ni por la actual prestación (en este momento acceden familias numerosas, monoparentales, y con discapacidad) ni por la prestación por nacimiento y cuidado de menor. Incorporar en el diseño de los servicios un enfoque desde los derechos de los niños y niñas.
4. Avanzar en la garantía de acceso a una vivienda adecuada. Garantizar el acceso a la vivienda adecuada para todos los niños y niñas y sus familias, proporcionando apoyo en términos de coste económico (incluyendo los suministros básicos) como mejorando la calidad y accesibilidad de la misma. Prevenir las situaciones de desahucio, garantizar soluciones alternativas de alojamiento que no pasen por la tutela pública, y acabar con el chabolismo y la infravivienda.
5. Involucrar a los niños y las niñas en el debate. Asegurar la participación infantil en el desarrollo y la gobernanza de los planes y estrategias tanto nacionales como autonómicas y locales relacionados con la pobreza y la exclusión social de la infancia. Seguir potenciando los consejos de participación infantil y adolescente a todos los niveles territoriales. Incorporar estudios y datos de forma sistemática sobre la percepción subjetiva de la pobreza y la exclusión entre los niños, niñas y adolescentes.
Si ha llegado hasta aquí en la lectura de estas reflexiones objetivadas con datos, ¡enhorabuena!, porque es una demostración de que le interesa evaluar lo que acontece en estos momentos en el país en relación con la pobreza infantil. Estoy muy de acuerdo con las palabras pronunciadas por el actual presidente de UNICEF España, cuando ha manifestado en la presentación de este informe que la pobreza infantil en este país es un problema estructural, con unas tasas inaceptables, porque “detrás de estas cifras hay niños, niñas y adolescentes que no pueden permitirse comer carne, pollo o pescado al menos una vez cada dos días, ni fruta y verdura a diario, que viven en casas sin una temperatura adecuada, que no cuentan con ropa, calzado o libros adecuados, o que no pueden participar en actividades de ocio o irse de vacaciones una vez al año”. Por estas razones y otras de profunda entidad, no se debe “volver la vista a otro lado” ante cualquier menor que no disfrute de unas “condiciones de vida dignas” […] El problema de la pobreza infantil en España es estructural y debe ser abordado como tal. Su reducción es posible, pero es una decisión política. Es necesario hacer un esfuerzo mayor y más rápido”.
Personalmente, creo que estamos ante un reto que el nuevo Gobierno progresista puede abordar ya sin más dilación y una muestra de ello es la creación del nuevo Ministerio de Juventud e Infancia, que sustituye al Alto Comisionado para la lucha contra la pobreza infantil, elevando su rango político y decisorio, reforzando de esta forma las piedras angulares del Estado de Bienestar.
CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.
UCRANIA, ¡Paz y Libertad!


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