
Sevilla, 9/XII/2023
Este año, cada décimo de la “capilla”, en argot lotero, del Sorteo Extraordinario de Navidad, lleva la reproducción de un cuadro del Maestro de Sopetrán, La Natividad, autor que según el Museo Nacional del Prado, la prestigiosa pinacoteca que colabora un año más con este Sorteo, es un “artista flamenco del que no se conserva ninguna otra obra firmada ni documentada más que las tablas que proceden del Retablo de la Virgen, en la ermita [benedictina] de Santa María de Sopetrán (Guadalajara), por lo que se recurrió a este nombre convencional. La ermita fue fundada por el marqués de Santillana y finalizada por su hijo el I duque de Infantado, probablemente la persona que aparece retratada en una de las tablas, cuya indumentaria ha sido fechada hacia 1470. Las características técnicas de las tablas (ver Laura Alba, María Dolores Gayo y Maite Jover “Maestro Viajeros, obras importadas. Las tablas del Maestro de Sopetrán», en Rogier van der Weyden y España, Actas del Congreso Internacional (Lorne Cambell, José Juan Perez Preciado (eds.), Madrid, Museo del Prado, 2016, pp. 131-141) han probado que se trata de obras hechas en los Países Bajos, por lo que se trataría de obras realizadas allí por encargo de la familia Mendoza y posteriormente importadas a España, justificándose así la amalgama de influencias puntuales de artistas como Rogier van der Weyden o Hugo van der Goes, que demuestra el Maestro de Sopetrán en sus obras”.
En la presentación oficial del sorteo de este año, la Sociedad Estatal de Loterías y Apuestas del Estado ha expresado el alcance del mismo, 185 series, cada serie con 100.000 billetes y cada billete con 10 décimos, lo que hace un total de 185 millones de décimos de Lotería de Navidad, una ocasión imprescindible desde la óptica de difusión de la cultura, que al elegir este año la tabla de La Natividad del Maestro de Sopetrán, tiene un significado especial por su calidad artística, en primer lugar, “un cuadro de estilo flamenco en el que se aprecian los detalles y la belleza de los elementos que la componen y cuyos colores adquieren especial importancia. Asimismo, se da la circunstancia de que se desconoce la identidad del autor, fue anónimo, por lo que la elección de esta obra es un reconocimiento también a las miles de personas anónimas que trabajan cada día de forma excelente, y aunque no sean conocidos, aportan un valor incalculable a toda la sociedad y hacen de España un país que progrese y avance”.
Con los datos anteriores, debemos considerar que el alcance cultural de difusión de la obra La Natividad, del Maestro de Sopetrán, es inigualable en términos cuantitativos. Si lo interpretamos desde la óptica cualitativa, lo considero una oportunidad y una fortaleza para la cultura, siempre y cuando contribuyamos entre todos a la difusión de este acontecimiento artístico, más allá del verdadero alcance e hilo conductor del sorteo, la obtención de un premio con el señuelo del “gordo” de fondo, que poderoso caballero es. Cuando escribo estas palabras, hasta el infinito y más allá de la motivación cultural, hay un regusto no inocente en lo que se mueve unos días antes del Sorteo de Navidad de este año, lo que me lleva a recordar la dialéctica continua en nuestras vidas de azar y necesidad, todo ello jaleado por la mercadotecnia de la navidad. Al final, todo es lotería en la vida de este país y de este mundo al revés, en un sorteo continuo, con premios y sin ellos, quizás con un regusto borgiano a través de su relato La lotería en Babilonia, publicado en 1941 (1) en un contexto político mundial muy especial, un cuento muy profundo en contenidos y con un mensaje muy claro, que se explica al final del mismo: el azar es una necesidad social para que todo funcione y así hasta el infinito, porque todo, absolutamente todo, se sortea, incluso la muerte. Es el propio Borges quien manifiesta sin rubor alguno que este cuento no es inocente en sus simbolismos y que trata de una ficción política. El problema radica es saber identificar quién es el dueño de la Organización que está detrás de “la lotería” mundial, la Compañía actual, porque existir… existe.
El que quiera entender que entienda o que juegue al azar en su vida. Esa Compañía, bajo diversos nombres hoy, sigue viva. Tenemos un origen común, sin lugar a dudas también babilonio, una condición humana que compartimos, probablemente complicada y compleja, pero muchas personas, millones, no son culpables de nada, ni de la mala suerte en la lotería de la vida, porque a esa señora, la culpa de los falsos compañeros de viaje, nunca se la han presentado, ni se han quedado con su cara, no la conocen. Unos pocos, la Compañía actual según Borges, vinculados casi siempre a los fondos de inversión y que caben en un taxi, deciden en este momento que escribo estas palabras, en un piso de cualquier rascacielos de Manhattan, cómo se reparte hoy la miseria en la lotería del mundo al revés y la respuesta es pulsar un botón para distribuirla, nada más, bajo la apariencia de suerte en un sorteo nada inocente. Esa acción no está al alcance de cualquiera y la mayoría silenciosa o ruidosa mundial no acaba de entender nunca por qué viniendo de donde venimos, ya sean creacionistas o evolucionistas, incluso con interpretaciones tan bellas como La Natividad del Maestro de Sopetrán, estamos alcanzando la más alta cota de la miseria y mala suerte actual. Y lo que es peor, con el solo esfuerzo de algunos que han demostrado hasta la saciedad que no son inocentes. De lo que estoy convencido es de que la culpa de todo esto no la tenemos ni yo, ni usted, ni el vecino, ni siquiera sus parientes, ni la gente común, mucho menos los nadies de Galeano, los hijos de nadie, los dueños de nada. Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre, muriendo la vida. Los jugadores anónimos de una lotería mundial que reparte de todo menos esperanza y dignidad humana. La Compañía del siglo XXI, según la Historia.
(1) Borges, Jorge Luis, en Ficciones (El jardín de senderos que se bifurcan), Madrid: Alianza Editorial, 1996.
CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.
UCRANIA, ¡Paz y Libertad!

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