Atocha sigue siendo, veinte años después, una verdad incómoda

Nuevo espacio de recogimiento y homenaje a las víctimas en la estación de Atocha (Madrid)

No a la violenciatodos íbamos en ese trennunca os iréis del todono hay camino para la paz, la paz es el camino; por todos vosotros seremos mejores

Frase que figuraba en el monumento anterior, ahora desmontado, recuperada -entre otras- en el espacio que se inaugura hoy.

Sevilla, 10/III/2024

Mañana se cumple el 20º aniversario de la tragedia de Atocha. Con tal motivo, la Comunidad de Madrid inaugura hoy, víspera del vigésimo aniversario de los atentados terroristas del 11 de marzo de 2004, “un nuevo espacio de recogimiento y homenaje a las víctimas en la estación de Atocha, justo debajo del lugar que ocupaba el monumento conmemorativo que se encontraba en superficie”.

Aprendí en su día de Eduardo Galeano que «no hay nada mejor que olvidar el olvido», recuperar de la mejor forma posible la memoria de un país, de su pasado: “Olvidar el olvido: don Ramón Gómez de la Serna contó de alguien que tenía tan mala memoria que un día se olvidó de que tenía mala memoria y se acordó de todo. Recordar el pasado, para liberarnos de sus maldiciones: no para atar los pies del tiempo presente, sino para que el presente camine libre de trampas. Hasta hace algunos siglos, se decía recordar para decir despertar, y todavía la palabra se usa en este sentido en algunos campos de América latina. La memoria despierta es contradictoria, como nosotros; nunca está quieta, y con nosotros cambia. No nació para ancla. Tiene, más bien, vocación de catapulta. Quiere ser puerto de partida, no de llegada. Ella no reniega de la nostalgia: pero prefiere la esperanza, su peligro, su intemperie. Creyeron los griegos que la memoria es hermana del tiempo y de la mar, y no se equivocaron”. Excelente reflexión.

En este contexto, reproduzco a continuación, de nuevo y porque olvido el olvido, el post que escribí en 2007, recordando que la verdad de lo ocurrido en Atocha sigue estando todavía allí y aquí. Lo dedico hoy, de nuevo, a los familiares de las víctimas, a los profesionales que las atendieron, sin dejar a nadie atrás, y a las personas que confían siempre en la búsqueda de la verdad y la paz, en cualquier ámbito de la vida, siendo conscientes de que el yihadismo está todavía aquí y allí, tal y como comprobamos el verano pasado en Barcelona. Para que no olvidemos a los que lo siguen sufriendo, buscando desesperadamente refugio en países de acogida que les entreguen solidariamente una forma diferente y digna para ser y estar en el mundo. Es verdad, Atocha sigue siendo una verdad incómoda. Allí y aquí. Para que no lo olvidemos ni siquiera un momento.

Atocha, una verdad incómoda

Cuando me he despertado esta mañana, la verdad estaba todavía allí (y aquí: en una sentencia ejemplar, en un juicio modélico, en la muerte sin sentido, real, en quienes lucharon por devolver vida a quienes se les escapaba en segundos de terror, en las personas y organizaciones que quisieron saber siempre la verdad machadiana, es decir, aquella que se busca en común, guardándose cada una, cada uno, la propia; en el Estado de Derecho, en aquellas personas afectadas por el atentado, que todavía no comprenden nada del absurdo de las creencias en algunos responsables del más allá que –paradojas del destino- hacen la vida imposible a los del más acá; en los silencios de los dioses a favor de la inteligencia humana, y en la democracia que se construye con las pequeñas acciones y cosas del día a día).

Cuando me he despertado esta mañana, la verdad estaba todavía allí (y aquí: he decidido cuidarla porque he crecido en las contradicciones de un país lleno de oportunidades en los últimos treinta años, que está más cerca de las culturas desconcertadas que de la educación para la ciudadanía).Cierto.

Cuando me he despertado esta mañana, una verdad incómoda estaba todavía allí.

Sevilla, 4/XI/2007

NOTA: la imagen se ha recuperado hoy de https://www.comunidad.madrid/noticias/2024/03/04/comunidad-madrid-crea-nuevo-espacio-homenaje-victimas-11m-estacion-atocha

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.

UCRANIA, ¡Paz y Libertad!