
Sevilla, 18/VI/2024
Hoy se ha inaugurado en Madrid, en el Museo Thyssen-Bornemisza, una exposición temporal dedicada a la pintora figurativa Rosario de Velasco (Madrid, España, 1904 – Barcelona, España, 1991) que, como en otras ocasiones, pretende olvidar el olvido al que esta artista ha estado sometida en nuestro país, que ahora cobra toda su expresión en la presentación de esta muestra comisariada por Miguel Lusarreta y Toya Viudes de Velasco, sobrina nieta de la artista, en la que se han logrado reunir «treinta pinturas de los años 20 a los 40 del siglo pasado —los primeros y los más destacados de su trayectoria artística— y una sección dedicada a su trabajo como ilustradora gráfica. Junto a pinturas bien conocidas y conservadas en museos, como su famoso óleo Adán y Eva, del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, con el que obtuvo en 1932 la segunda medalla de pintura en la Exposición Nacional de Bellas Artes, o La matanza de los inocentes (1936), del Museo de Bellas Artes de Valencia». Este conjunto de obras, se expone por primera vez por un esfuerzo encomiable de su sobrina nieta, Toya Viudes de Velasco, tal y como narra en un podcast, que sigue a estas líneas, que recomiendo escuchar con atención plena para comprender el alcance de las obras de esta genial pintora, para sacarlas del olvido y devolverle el esplendor ético que merecen, guardadas en su mayor parte por la familia y en colecciones particulares, algunas hasta ahora en paradero desconocido y que se han ido localizando y recuperando en los últimos años a través de redes sociales.
Según la sinopsis oficial de la exposición, «a través de esta selección de pinturas, dibujos e ilustraciones, y con un planeamiento que combina aspectos generales de la historia del arte y que explora también conceptos estéticos, sociales y políticos, la exposición pretende redescubrir y poner en valor el trabajo de una de las grandes artistas del arte español de la primera mitad del siglo XX». De la obra expuesta he escogido una pintura extraordinaria, “Adán y Eva», que el Museo Reina Sofía presenta como una obra representativa de Rosario de Velasco, «al haber obtenido en 1932 la segunda medalla de pintura en la Exposición Nacional de Bellas Artes con este lienzo, Adán y Eva, datado en ese año. De igual modo, presentará esta misma pintura en las muestras organizadas por la Sociedad de Artistas Ibéricos en Copenhague y en la galería Flechteim de Berlín, entre diciembre de 1932 y enero de 1933. Centrada en la representación de dos personajes –un hombre y una mujer, recostados en una pradera, sobre una tupida vegetación que recuerda la elaborada factura del aduanero Rousseau–, en esta composición se encuentran las principales constantes de la trayectoria plástica de su autora, una producción figurativa que en el período anterior al año 1936 se aproxima al realismo de los colectivos identificados con la corriente europea de recuperación del clasicismo, como la Nueva Objetividad alemana o los italianos Valori Plastici. Si bien la iconografía de Velasco se inspirará siempre en los motivos pictóricos tradicionales (naturalezas muertas y composiciones con figuras, como en el propio caso de Adán y Eva), la aproximación a esos mismos temas se caracteriza en estos momentos por un innovador tratamiento formal, que incluye los aspectos técnicos y el empleo del color (Paloma Esteban Leal)».
Es importante saber que la postal de Adán y Eva es la postal más vendida en la tienda del del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, obra que también se conoció durante bastante tiempo como Un hombre y una mujer en el campo, en un esfuerzo sacrosanto por salvar las interpretaciones dudosas de las creencias, presumiblemente del régimen franquista, a pesar de sus devaneos falangistas, reconociéndose por su trayectoria profesional y vital que fue una mujer muy avanzada para su tiempo, compartiendo también, por ejemplo, su obra iniciática como ilustradora en Cuentos para soñar, de una jovencísima María Teresa León. Es la razón de su pintura figurativa y su más allá, terrenal o celestial, dependiendo siempre del los ojos con los que se contemple su obra. Casi siempre, a través de mujeres representadas en la vida ordinaria, con su alma extraordinaria dentro.
CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.
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