Obra de Mercedes Rodriguez Elvira, (Santander, 1950), realizada en 2009
Sevilla, 31/VIII/2024
En mi reciente visita al Museo Provincial de Lugo, con un fondo histórico extraordinario, descubrí en una exposición temporal, Ver y tocar: escultoras en el Museo Tiflológico, con el patrocinio de la ONCE, un espacio que permite interactuar con 12 obras de artistas de forma diferente, a través del tacto, para todo tipo de visitantes, incluyendo aquellos que no tienen discapacidad visual grave, como era mi caso. Como se expone en el catálogo de la exposición, el Museo Tiflológico de la ONCE, de donde proceden las 12 obras elegidas, «fue inaugurado en Madrid en el año 1992 , con la misión de facilitar el acceso a la cultura a las personas con discapacidad visual, promocionar a artistas con discapacidad visual afiliados y afiliadas a la ONCE; y ofrecer a todas las personas que nos visitan una forma diferente de disfrutar de las colecciones, ya que se define como un Museo para ver y tocar».
Entre la selección de obras expuestas, me impresionó una de Mercedes Rodriguez Elvira (Santander, 1950), en la que la cabeza de la madre está realizada en cemento armado patinado, y la del niño en bronce, con un título conmovedor, Ojos que no ven, corazón que sí siente, que ella presenta con palabras que llevan su sentimiento dentro: “Concebí Ojos que no ven, corazón que sí siente, como homenaje a los sentimientos de las personas invidentes. La idea más concisa de la maternidad, me pareció la mejor para tal fin. Para ello adapté un retrato de uno de mis hijos pequeños e imaginé la caricia amorosa de una madre invidente, rozando su sien; para lo cual, vendé sus ojos y escribí en braille, el título en la parte inferior de la obra“.
Creo que esta exposición temporal ayuda a comprender que los Museos tienen que cambiar y cumplir una función de cercanía con quienes los visitan, permitiendo que interactúen con las obras expuestas siempre que técnicamente sea posible. La función museística tiene que cambiar radicalmente y esta exposición trifológica es una muestra de ello, entendiendo que la palabra trifología viene del griego τυφλός typhlós ‘ciego’ y logía ´ciencia´, como una parte de la medicina que estudia la ceguera y los medios de curarla. Si, además, se acompañan estas muestras de diversidad existencial con actividades culturales e integradoras de todo tipo, el éxito del interés público museístico estará garantizado. La ciudadanía pasará de visitarlos de forma pasiva, para interactuar plenamente. Ese es el giro copernicano que se debería producir ya en nuestro país, donde en el Directorio de Museos y Colecciones de España, publicado por el Ministerio de Cultura, aparecen registrados más de 1500 instituciones museísticas que «se caracterizan por presentar una gran diversidad tipológica, territorial, de colecciones o incluso de titularidad y gestión, destacando que en España la mayoría de ellas son públicas». Todas las posibilidades están abiertas y desde el Ministerio se deberían definir directrices en el ámbito de participación anteriormente expuesto, fijando políticas museísticas públicas en tal sentido.
CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.
UCRANIA, GAZA, SAHEL Y PAÍSES EN GUERRA, EN GENERAL
Decía Manuel Rivas en su libro Galicia, Galicia, que “Ni Otero Pedrayo ni Álvaro Cunqueiro tenían coche propio, como tampoco lo tiene Manuel María. He comentado muchas veces con Paco Martín la desgracia de tener coche e ir por la vida de volantista. Gentes como Novoneyra, Pepe de Nora y algún otro no conducen y por eso conocen tan bien Galicia y ven cosas que los demás no vemos. El carecer de coche, y renunciar al volante, tiene además la ventaja añadida de que puedes escoger quien te lleve. Allá van los pasajeros gozando en la ventana de ese filme de culto llamado Galicia. Y donde tú ves un tractor, ellos ven la comitiva de Merlín. Y cuando tú ves un ceda el paso, ellos contemplan una hermosa cruz de piedra, las espinas del Cristo también de piedra. Y mientras tú maniobras para esquivar una gallina, ellos van viendo el crepúsculo del Antiguo Reino en pancolor”.
He regresado de un viaje reciente a Galicia, como “volantista“ a ratos, acompañado por una pasajera esencial en mi peregrinar diario, contemplando en esta ocasión su territorio oriental y cantábrico, como si fuera un espectador o pasajero que ama los filmes de culto, que decía Rivas en la cita anterior, porque ese es el título que retengo de esta hermosa película, Galicia, que he vivido y sentido en primera persona, con escenas que no olvido y que retengo en mi memoria de hipocampo, en pancolor, por más señas.
Comencé el viaje en Ribadeo localizando a sus vecinos ilustrados e indianos, destacando dos, uno por cada lado: Antonio Raimundo Ibáñez Gastón de Isaba y Llano Valdés (1750-1809), conocido como Marqués de Sargadelos, y José María Alonso y Trelles Jarén (1857-1924), conocido como El Viejo Pancho. Aprendí del ilustrado Ibáñez lo que hizo por su tierra, incorporándome como “actor” de un teatro de calle que la Compañía Os Quinquillans, se esforzó en sintetizar en una representación teatral con ideología dentro, no inocente por cierto. Me emocionó tanto la historia del Marqués, que visité su primera obra industrial, las Reales Fábricas de Siderurgia integral y la primera fábrica de cerámica, ambas en Sargadelos (Cervo). Sobre El Viejo Pancho, descubrí su vida y obra en Uruguay, donde encumbró la presencia gallega en ese país, con su producción literaria. Gran lección.
En la fábrica actual de Sargadelos, pude conocer su proyecto cultural, unido a la manufactura cerámica, con una dilatada historia de compromiso social desde 1963, a través del Laboratorio de Formas, con dos miembros fundadores de recuerdo obligado, Isaac Díaz Pardo y Luis Seoane. Un ejemplo claro de su compromiso de respeto a la memoria democrática de Galicia fue la creación de Ediciós do Castro, vinculada a este proyecto, “una editorial que pretendía recoger y difundir las distintas manifestaciones de la cultura gallega y recuperar la memoria histórica, sobre todo la de las décadas anteriores a la Guerra Civil y a la del exilio, silenciadas por la Dictadura franquista”, que facilitó la publicación de una obra, “Memorias de un niño campesino” (Memorias dun neno labrego), publicada por primera vez en Argentina en 1961, de José Neira Vilas, considerado como el libro más leído de la literatura gallega. Sus primeras palabras nos llevan a comprender siempre el mundo de los nadies, a los que retrató perfectamente Eduardo Galeano y que nunca olvido: Yo soy Balbino. Un chico de aldea. Como quien dice, un nadie. Y, además, pobre. Fue una experiencia conmovedora e inolvidable.
El filme imaginario continuó con escenas en la Playa de las Catedrales, un entorno que sobrecoge, convertido hoy en fenómeno turístico que pierde su encanto por la masificación descontrolada que nos asola por tierra, aire y, en este caso, la mar, que cada día es la que da permiso para contemplarla de forma laica, únicamente cuando ella quiere. Creo que exige una reflexión pública, para salvar su interés general.
La película avanzaba por caminos sorprendentes en su capital oriental, Lugo (Locus Augusti), donde Roma se afincó durante siglos, hasta que la Iglesia capitalizó esta secuencia histórica a través de La Virgen de los Ojos Grandes, tal como suena. Así hasta hoy, sin olvidar el descubrimiento de la casa del centurión que adoraba, probablemente de forma oculta, al dios Mitra.
De allí era fácil avanzar en el filme imaginario, siempre de culto, de Galicia hasta Burela, puerto de identidad ballenera, hoy bonitero, que se refugia -¡como no!- en un barco bonitero construido con la madera de antes, Reina del Carmen, visitable y varado ya en puerto seguro, donde un capitán también imaginario, Lino, eleva el esfuerzo de hombres marineros y mujeres, las rederas, hasta los cielos, dejando bien patente que Sorolla tenía mucha razón cuando pintó como nadie una obra fresca siempre y no perecedera: ¡Aún dicen que el pescado es caro!.
Este filme, dedicado a Galicia, finalizó su rodaje en San Andrés de Teixidó. He ido vivo (fun de vivo) como mandan los cánones, he dejado una piedra en un milladoiro junto a la puerta principal de la ermita, bajé a la fuente para cumplir con el rito de beber allí, aunque una triste pintada, No potable, me desaconsejó hacerlo. Preparé mi deseo, como peregrino de la vida y contemplé el Cantábrico con mar fuerte ese día. Me regalaron unas herbiñas de enamorar y escuché a Luar na Lubre interpretando Romeiro ao lonxe, que sonó en aquel entorno de manera especial. Enamorados.
Finalizó ayer la película, Galicia, un filme de culto, contemplando el faro de la isla Pancha. Sólo me queda decirle algo a Manuel Rivas, siempre con saudade: “Ándele Don Manuel, cuénteme un poco cómo es Galicia”.
CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.
UCRANIA, GAZA, SAHEL Y PAÍSES EN GUERRA, EN GENERAL
Reina de la noche, c. 1750 a.C., arcilla pintada, Irak – British Museum
Sevilla, 19/VIII/2024
Ayer visité una exposición muy interesante en Caixaforum Sevilla, bajo el título Veneradas y temidas, con un subtítulo no inocente: El poder femenino en el arte y las creencias, preparada con la colaboración inestimable del British Museum, cuya sinopsis oficial deja entrever su objetivo en esta ocasión: “un viaje a través de 5.000 años de creencias del poder espiritual: desde la divinidad hinduista Shakti hasta Oshun, el orisha de la fertilidad en la cultura yoruba de Nigeria. Con esculturas, objetos sagrados y obras de arte de varios continentes y desde el mundo antiguo hasta la actualidad, esta exposición nos muestra cómo diosas, demonios, santas y otros seres espirituales han tenido un rol relevante para nuestra comprensión del mundo. Desde la sabiduría, la pasión y el deseo hasta la guerra, la justicia y la misericordia, se hace un recorrido transcultural por diferentes expresiones de los poderes espirituales femeninos en todo el mundo. La selección de 154 piezas del British Museum, en diálogo con una selección de artistas contemporáneos de renombre, nos invita a reflexionar alrededor del poder femenino y de la feminidad hoy”.
Algunas de las piezas expuestas llevan siglos de historia dentro. Es el caso del relieve protobabilónico conocido en la actualidad como Reina de la noche, datado con aproximación en el año 1750 a.C. y tallado durante el reinado de Hammurabi en Mesopotamia, en un lugar privilegiado entre los ríos Tigris y Eúfrates, tan cercanos en los relatos bíblicos del Génesis, obra que observé detenidamente por su profunda simbología, junto a la información detallada que nos ofrecía una guía, en la urna en la que mostraba, casi cuatro siglos después, todo su esplendor. En este proceso pude contemplar que el relieve representaba con una simetría perfecta como conjunto, una mujer desnuda, con alas invertidas, a modo de mensaje sobre una expresión de cercanía al mundo terrenal, con sus pies convertidos en garras sobre los lomos de dos leones en reposo, con un tocado ya presente en deidades mesopotámicas. También, que sostiene en sus manos una cuerda y un aro, símbolo de justicia, siendo sus pies unas garras similares a las de las lechuzas que la acompañan. La presencia finalmente de estas aves engrandece esta figura, al atribuírsele también poderes de sabiduría infinita, tal y como luego perduró el símbolo de estas aves en la historia de la filosofía griega. Creo que la descripción oficial que ofrece el Museo Británico sobre este relieve así lo atestigua también: “Placa rectangular de arcilla cocida, modelada en relieve en el frente que representa una figura femenina desnuda con alas y garras afiladas y emplumadas, de pie con las piernas juntas; mostrada de frente, con un tocado que consiste en cuatro pares de cuernos rematados por un disco; con un elaborado collar y brazaletes en cada muñeca; sosteniendo sus manos al nivel de sus hombros con una vara y un anillo en cada una; figura sostenida por un par de leones adornados sobre un patrón de escamas que representa montañas o terreno montañoso, y flanqueada por un par de búhos de pie; arcilla cocida, fuertemente templada con paja u otra materia orgánica; resaltada con pigmento rojo y negro y posiblemente yeso blanco; dorso plano; reparada”.
A lo largo de estos casi cuarenta siglos, muchas representaciones han intentado explicar el proceso de la creación del mundo. Lo que llama poderosamente la atención es que, en este caso, es una mujer la que detenta amplios poderes para explicar la historia de la humanidad. Cualquiera de las atribuciones que se le confían, nos lleva a reflexionar qué importancia ha tenido para nuestra historia multisecular la existencia de estas deidades, hasta llegar al relato del Génesis, que adquiere carta de naturaleza desde que tenemos noticias fehacientes del relato tal y como lo conocemos hoy. Cuando aparecen de nuevo en nuestras vidas, las preguntas son múltiples y podrían acabar en un nuevo libro de preguntas, a modo de nueva edición del que en su momento escribió Pablo Neruda, por no hablar de la dialéctica sempiterna entre creacionismo y evolucionismo, que tantas vidas se ha llevado por delante.
En 2005 publiqué una carta, El Génesis de Salgado, en una revista dominical de amplia difusión en el país, en la que decía que “Existe un versículo en el Génesis que ha marcado la existencia humana: el 1, 31. El narrador que recogió la tradición oral de la creación agregó un adverbio hebreo no inocente: muy (meod). Mientras que en el relato de la creación, las sucesivas creaciones eran “solo” buenas, los cielos, la tierra, las aguas, los animales, las semillas, cuando se creó al hombre y a la mujer el texto hebreo recoge literalmente: “y vio Dios que muy bueno”. La lectura del “viaje a las raíces del ser humano”, texto de Sebastião Salgado publicado en el Magazine de 5/VI/2005, me ha recordado este gran matiz, mucho más al fijar el objetivo principal de su proyecto “Génesis”: “volver a conectarnos con cómo era el mundo antes de que la humanidad lo dejase prácticamente irreconocible”. Sebastião Salgado ha iniciado una obra encomiable. Aun así, le pediría que hiciera un esfuerzo a sus 61 años por encontrar y fotografiar algún lugar o momento de la humanidad que siguiera engrandeciendo la lectura del Génesis. Aunque sólo fuera para creer, en el desconcierto actual, que el ser humano es lo mejor que le ha podido ocurrir al mundo en siete días mágicos: algo muy bueno”.
Salí de la exposición Veneradas y temidasen silencio, haciéndome de nuevo muchas preguntas ante la Reina de la Noche. Contemplándola ayer comprendí que desde hace “sólo” tres mil ochocientos años, hay vida en la Tierra y que también es posible que hubiera vida antes en otros planetas, sobre todo en el planeta rojo, Marte. Que la mujer siempre ha tendido un papel transcendental en la historia de la humanidad por el mero hecho de poder transmitir vida. También, que existe consenso sobre la datación de nuestros antepasados más próximos, en unos 50.000 años, cuando decidieron “salir de viaje” desde África a otros lugares desconocidos. Por ello es apasionante conocer cómo comenzó la vida y saber en un futuro próximo si ya hubo vida en otros planetas al margen o antes que en el planeta que actualmente habitamos. Descifrar al ser humano, mujer y hombre, hombre y mujer, también la diversidad de géneros, es probablemente el “código de vida” que puede dar parte de la solución, porque la vida ya estaba antes. Incluso los creacionistas más radicales y las revelaciones cosmogónicas más arraigadas aceptan el principio antecedente de la vida: los cielos, el suelo o tierra, la haz de las aguas, etcétera, fueron antes que el ser humano (berechit bará elohim at achamayim uet aarest, en perfecto hebreo, en las primeras palabras del Génesis: “en el principio creó Dios los cielos y la tierra”, tal y como lo decían los pueblos ribereños del Tigris y Éufrates, en el actual Irak, en la transmisión oral de abuelos a nietos). Llegar al Omega de la vida, es harina de otro costal existencial. Mesopotamia, Tigris y Eúfrates, Irak en definitiva, el lugar donde vivió y transmitió vida la Reina de la Noche, también su cara más amarga, siempre venerada y temida, hace tan sólo 1750 años antes de Cristo, aproximadamente.
CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.
UCRANIA, GAZA, SAHEL Y PAÍSES EN GUERRA, EN GENERAL
Estamos asistiendo a una contestación generalizada al turismo que nos invade en toda la geografía española, sin excepción, porque se constata que morimos de éxito ante tantos desmanes y desbordamiento de situaciones que hacen la convivencia insoportable. Pronto lo veremos en las encuestas del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), como una de las preocupaciones principales en nuestro país. El ejemplo de la proliferación descontrolada de las viviendas de uso turístico que, en algunas zonas como Baleares, hacen un desalojo salvaje de los que residían en ellas hasta ahora, ha alcanzado unos límites también insoportables, injustos y faltos de toda ética. Otra realidad es la gentrificación galopante de los cascos históricos de muchas ciudades importantes del país, con desalojos abusivos por el capital de fondos de inversión que todo lo pueden, a cualquier precio y sin compasión alguna.
Sé que es un asunto controvertido, pero en este contexto he recordado un texto precioso que leí hace ya algunos años en Galicia, Galicia (1), del escritor al que admiro tanto, Manuel Rivas, que recupero hoy por su calidad intrínseca y porque pone muchas cosas en su sitio. En este libro, un libelo de repudio al conservacionismo gallego de viejo cuño, político incluido, Rivas explica un método para conocer su tierra que cobra hoy una especial actualidad. Viajamos a partir de ahora con él, porque al final, caemos siempre en lo mismo: criticamos hasta la saciedad a este turismo que nos invade, a los otros, sin caer en la cuenta de que nosotros también hacemos a veces un turismo descontrolado, por imperativo del mundo actual, acabando como turistas al uso, a veces sin sentido y viajando hacia ninguna parte.
Comienza Manuel Rivas su exposición, con una referencia a un escritor autóctono, Ramón Otero Pedrayo, que escribió la afamada Guía de Galicia, que también he leído personalmente al recuperarla para mi biblioteca desde una librería de viejo, sobre todo porque no la escribió como “volantista” en un coche, sino viajando en un autobús público de la empresa Castromil: “Y nosotros [dice Rivas], con la miseria de tener coche propio, debemos contentarnos con leer lo que él vio o poner, de viaje, una de las grabaciones de este patriarca que rescató Alfonso Monxardín. Encendemos el radiocasete y, con la mirada puesta en el cambio de rasante, murmuramos con saudade: “Ándele Don Ramón, cuénteme un poco cómo es Galicia”.
A continuación recojo el texto completo de este método para conocer Galicia, a título de ejemplo de dignidad turística por mi parte, con saudade, intentando comprender qué significan las herbiñas de enamorar visitando una vez en la vida San Andrés de Teixidó, siguiendo las indicaciones de Luar na Lubre, recomendando que cada uno, cada una, al leerlo, cambie nombres, apellidos y situaciones, pero intentando quedarse con el fondo de lo expuesto. Comprenderán entonces qué significa el turismo digno y ético que tanto necesitamos recuperar en nuestro país, abandonando el rol de volantistas por un tiempo y escogiendo un libro como la mejor guía para iniciar el mejor viaje posible a nuestra persona de secreto.
Método para conocer Galicia
Ahora que se multiplican las ofertas de viaje, yo no sé lo que escoger. El año pasado por estas fechas me dirigí a la agencia Otero Pedrayo, pagué un billete en la aeronave ‘Os camiños da vida’, e hice un viaje inolvidable por el tiempo y el espacio. Todo muy económico y maravilloso. Tengo otra agencia de confianza que nunca me falla, la Compañía Álvaro Cunqueiro. Ofrece unos vuelos charter, que ni Halcón Viajes. Y unos programas alternativos, tipo ‘Tesouros novos e vellos’, que ya quisieran los de Port Aventura. A precio de bicoca, con asiento asegurado en ventanilla, y parada con siesta de primera clase debajo de un roble que te toca ‘Para Elisa’ mientras duermes. Incluye una vuelta al mundo de feria en feria y un masaje curandero con las hierbas de San Juan. Vuelves como del trinque.
Otra propuesta para conocer bien Galicia por su envés más hechizante es la de la agencia Hortas Vilanova Tours, de la que es acionista mayoritario el poeta Manuel María, con una abundancia de opciones recogidas en el ‘Andando a terra” (Ediciones ANT). Trekking literario, Surfing imaginativo. Parapente auténtico. Desde el robledal de San Xusto a Florencia y desde Florencia a la Ribeira Sacra en una cabriola de sofá y libro.
Yo no sé cómo la gente se complica tanto la vida a la hora de viajar. Te sientas en casa, al fresquito de los libros y pronto te sientes un comandante de jetgaviota tomando pista en la playa de Traba de Laxe. Hablas por megafonía y anuncias con voz de vocalista de verbena: “Amigos viajeros, primero vamos a Carcasona y luego a los Caneiros de Betanzos, con paradita en Cuba y en el Ribeiro”.
Hay un dato para la meditación en lo relativo a los mejores pasajeros que dio Galicia. Ni Otero Pedrayo ni Álvaro Cunqueiro tenían coche propio, como tampoco lo tiene Manuel María. He comentado muchas veces con Paco Martín la desgracia de tener coche e ir por la vida de volantista. Gentes como Novoneyra, Pepe de Nora y algún otro no conducen y por eso conocen tan bien Galicia y ven cosas que los demás no vemos. El carecer de coche, y renunciar al volante, tiene además la ventaja añadida de que puedes escoger quien te lleve. Allá van los pasajeros gozando en la ventana de ese filme de culto llamado Galicia. Y donde tú ves un tractor, ellos ven la comitiva de Merlín. Y cuando tú ves un ceda el paso, ellos contemplan una hermosa cruz de piedra, las espinas del Cristo también de piedra. Y mientras tú maniobras para esquivar una gallina, ellos van viendo el crepúsculo del Antiguo Reino en pancolor.
Ramón Otero Pedrayo fue capaz de escribir la magnífica ‘Guía de Galicia’ porque viajaba siempre en el autobús Castromil. Y nosotros, con la miseria de tener coche propio, debemos contentarnos con leer lo que él vio o poner, de viaje, una de las grabaciones de este patriarca que rescató Alfonso Monxardín. Encendemos el radiocasete y, con la mirada puesta en el cambio de rasante, murmuramos con saudade: “Ándele Don Ramón, cuénteme un poco cómo es Galicia«.
CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.
UCRANIA, GAZA, SAHEL Y PAÍSES EN GUERRA, EN GENERAL
Lápidas funerarias en la base de la Giralda / JA COBEÑA
Sevilla, 16/VIII/2024
En mi singladura imaginaria de ayer por esta sacrosanta ciudad, fotografié por primera vez lápidas funerarias que sustentan una zona de la base de la Giralda, recuperadas junto a otras en obras de mantenimiento de este grandioso monumento, pertenecientes a ciudadanos de la Bética, que murieron en esta ciudad en el siglo II d.C., conocida entonces como la Colonia Julia Romula – Hispalis, denominación que se atribuye a Julio César, que fue “el instaurador de Hispalis, a la cual dio el nombre de Julia Rómula haciéndolo derivar del suyo y del de Roma. Debe su denominación de Hispalis al lugar en que fue emplazada porque se levantó sobre un suelo palustre, sostenida por maderos fijos en el fondo de las aguas, para que no se hundiera en aquel terreno resbaladizo e inestable”, tal y como lo recogió San Isidoro de Sevilla en sus Etimologías. Se sabe desde hace siglos de la existencia de estas lápidas, pero probablemente pocas personas conozcan los textos de ambas en latín, que explican quienes fueron las personas a las que dedicaron palabras de reconocimiento a su trayectoria personal y profesional.
Ambas lápidas, que los arquitectos almohades utilizaron junto a otras para la construcción de su gran alminar en el siglo XII d.C., por la consistencia que ofrecía el mármol para su sustentación, están situadas en la esquina del monumento, entre la Plaza Virgen de los Reyes y la calle Cardenal Carlos Amigo Vallejo. Respetando el orden de izquierda a derecha en la Giralda, en el enclave descrito, los textos que figuran en ellas son los siguientes:
Lápida funeraria en la base de la Giralda (detalle, en vertical, para facilitar la lectura) / JA COBEÑA
SEX. JULIO SEX. F. QUIR POSSESORI PRAEF. COH.III GALLOR, PRAEPOSITO NUMERI SYROR SAGITTARIOR. ITEM. ALAE. PRIMAE HISPANOR CURATORI CIVITATIS ROMULEMSIUM MAIUENSIUM TRIBUNO MILIrr. XII FULMINATAE CURATORI COLONIAE ARCENSIUM ADLECTO IN DECURIAS AB OPTIMIS MANISMISQUE IMP. ANTONINO ET VERO AUGG. ADIVTORI ULPH. SATURNINI PRAEFF. ANNON AD OLEUM A… UM ET HISPANUM RECENSENDUM. ITEM SOLAMINA TRANSFERENDA. ITEM VECTURAS NAUCULARIIS EXSOLVENDAS PROC. AUGG. AD RIPAM BAETISSCAPHARI HISPALENSIS OB INNOCENTIAM JUSTITIAM QUE EIUS SINGULAREM (C.A. 174 d.C.).
A Sexto Julio Posesor hijo de Sexto de la Tribu Quirina, prefecto de la tercera cohorte de los Galos, prepósito de número de los Flecheros de Siria, item de la primera ala de la Caballería Hispánica, curador de la ciudad de los romulenses maivenses, tribuno militar de la Legión XII Fulminata; curador de la Colonia de los Arcenses [Arcos de la Frontera], agregado a las decurias por los óptimos y máximos emperadores Antonino y Vero Augustos; adjunto de Ulpio Saturnino prefecto de los víveres para hacer la estadística del aceite de Africa y España; item para transportar los tributos en granos; item para pagar los fletes a los navieros; procurador de los Augustos en la ribera del Betis. Los navegantes hispalenses le consagran esta memoria por su probidad y singular justicia (traducción de Francisco Mateos Gago).
Lápida funeraria en la base de la Giralda (detalle, en vertical, para facilitar la lectura) / JA COBEÑA
L. CASTRICIO Q. F.
HONORATO P. P. HOMINI BONO
SCAPHARI ROMUL. CONSISTOR;
INNOCENTIAM ET SINGULAREM JUSTITIAM EIUS D. S. P. P. (siglo II d.C.).
A Lucio Castricio hijo de Quinto Honorato, primipilo [centurión] y hombre bueno, los navegantes del municipio de Rómula por su probidad y singular justicia dedicaron a su costa este recuerdo.
Las sensaciones experimentadas ayer simbolizan la necesidad de que respetemos la memoria histórica y democrática de nuestro país, de nuestras ciudades, asentadas sobre acontecimientos que no debemos olvidar. Lo que sucedió por ejemplo en el siglo XII en Sevilla, el siglo en el que se construyó e inauguró definitivamente el minarete (1195) que derivaría posteriormente en una Giralda, refleja también la acción pública de un emir, al-Muminin, a través de un ingeniero al-Hayy Ya´is, que se preocuparon, por ejemplo, de que la ciudad dispusiera de agua potable, respetando también lo que la cultura romana había dejado en la ciudad a través de huellas antiguas de un acueducto. Sobre esas huellas, construyeron e inauguraron un acueducto subterráneo y aéreo, lo que se denominaría posteriormente Caños de Carmona, una obra ciclópea que se mantuvo viva casi ocho siglos. Ayer, viendo de nuevo las lápidas que sustentan en parte la Giralda, me trajo a la memoria el valor de las obras públicas como bien común, gracias al esfuerzo de culturas anteriores, a las que hoy reconozco su probidad y singular justicia. Para que no se olvide.
CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.
UCRANIA, GAZA, SAHEL Y PAÍSES EN GUERRA, EN GENERAL
En Belén, la «casa del pan» en hebreo que conocí en mi infancia cristiana, la población palestina vive ahora separada de los colonos judíos en Cisjordania, por un tramo que forma parte del muro de hormigón de 700 kilómetros de longitud y 8 metros de altura, que hace visible la terrible realidad territorial de la guerra entre Israel y Gaza. En esta realidad defensiva del muro, el pueblo palestino ha encontrado una forma de manifestar su resistencia, inspirada en lo que llaman en su vida ordinaria «sumud», entendido «como «firmeza» o «perseverancia constante», un valor cultural palestino, un tema ideológico y una estrategia política que surgió por primera vez entre el pueblo palestino al experimentar la opresión y organizar la resistencia ante la ocupación israelí tras la guerra de los Seis Días de 1967″.
En el citado muro y, concretamente, en la calle de la Caridad, hay una exposición permanente muy especial, al estar colmatado de pinturas y grafitis en los que se ensalza el sumud palestino en múltiples manifestaciones. Quizás sea una representación especial lo que se encuentra en esta calle, en su número 182, un hotel inaugurado en 2017, The Walled off Hotel, El Hotel Amurallado, bajo los auspicios del artista oculto Banksy, que se cerró temporalmente el 12 de octubre del año pasado, como consecuencia del asalto de Hamás, de infeliz memoria, el día 7 de ese mes. El hotel explica así su vinculación con el mundo artístico: «Si te alojas en el Walled Off, podrías dormir literalmente dentro de una obra de arte. Hasta ahora, Banksy, Sami Musa y Dominique Petrin han personalizado habitaciones para huéspedes y seguirán haciéndolo más», mostrando una galería de imágenes que así atestiguan esas palabras. Cuenta con una habitación nominada como Panorama, al contar «con vistas panorámicas al hormigón lleno de grafitis desde casi todas las habitaciones. Y para los más exhibicionistas, muchas de ellas se encuentran dentro del alcance de la torre de vigilancia del ejército. Todas las habitaciones panorámicas tienen baño privado y están equipadas con wifi, nevera, radio, caja fuerte personal y aire acondicionado». Asimismo, la habitación rotulada como, Presupuesto, que se presenta como «equipada con elementos sobrantes de un cuartel militar israelí, ofrece una cama desde 70 dólares la noche. No tiene lujos, incluye taquilla, caja fuerte personal, baño compartido y tapones para los oídos gratuitos». Por último, se dan detalles escalofriantes de la Suite Presidencial: «está equipada con todo lo que un jefe de estado corrupto necesitaría: un jacuzzi con capacidad para cuatro personas, obras de arte originales, biblioteca, cine en casa, jardín en la azotea, bar tiki y una fuente de agua hecha con un tanque de agua acribillado a balazos. Incluye un juego completo de minerales para el baño del Mar Muerto y servicio de comedor en la habitación disponible a petición expresa. Tiene capacidad para cuatro adultos».
La mezcla casi imposible de lo expuesto por Banksy, fundamentalmente, en la intencionalidad ética del hotel como mensaje para visitantes, junto a las múltiples obras expuestas en el museo al aire libre de las pinturas y grafitis en el muro, algunas también de Banksy, traducen una realidad muy dura para la población palestina, haciendo de su concepción de sumud una manifestación artística múltiple a través de sus expresiones fijadas en las paredes frías del hormigón ciclópeo que las rodea, para quien lo quiera comprender así. Es triste constatar la realidad actual en aquél lugar, porque el Hotel cuenta también con una Galería de Arte que «goza de total autonomía respecto del resto del hotel. Es la plataforma permanente más grande para que los artistas palestinos muestren su trabajo en Palestina. Se invita a los comisarios locales a organizar la lista de exposiciones, que cambia periódicamente. Aquí se exhiben muchas de las obras de los artistas palestinos más destacados, entre ellos Suliman Mansour y Nail Anani. Un espacio contiguo está dedicado a exposiciones temporales de artistas emergentes. La galería vende obras originales, grabados y postales». Desgraciadamente, esta realidad artística ya no es posible en estos momentos. La guerra ha acabado con casi todo para el pueblo palestino. Belén es testigo de ello. Sólo quedan ahora las pinturas murales y los grafitis, símbolo del sumud palestino, que aún les queda.
CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.
UCRANIA, GAZA, SAHEL Y PAÍSES EN GUERRA, EN GENERAL
Una vez más me aproximo a la vida y obra de la fotógrafa y polifacética en otras artes, Lee Miller (Poughkeepsie, Nueva York, 1907 – Chiddingly, ReinoUnido, 1977), a la que he dedicado páginas especiales en este cuaderno digital por la admiración que la profeso. En esta ocasión, con motivo de la exposición que se inauguró el pasado 4 de agosto en Palafrugell, en la XIII Bienal de Fotografía Xavier Miserachs, cuya sinopsis oficial orienta bien sobre el objetivo de destacar la memoria histórica de la obra de Miller, con un hilo conductor como título: EL DESEO DE LIBERTAD: “Lee Miller es una de las fotógrafas imprescindibles del siglo XX. Modelo y fotógrafa de moda, fotógrafa surrealista, corresponsal y fotoperiodista de guerra, su vida se convirtió en una búsqueda y un ejercicio de libertad constantes que la han convertido en una personalidad vital y profesionalmente fascinante. Posó para importantes fotógrafos, convivió y aprendió con los representantes de las corrientes intelectuales y artísticas europeas más vanguardistas (Man Ray, André Breton, Jean Cocteau, Paul Éluard, Dalí, Picasso…) y se convirtió en una de las primeras mujeres fotógrafas y corresponsales de guerra que documentó, entre otros episodios bélicos, los bombardeos del ejército nazi sobre Londres, el desembarco de Normandía y la liberación de los campos de concentración de Buchenwald y Dachau. Pionera, precoz y creativa, con un importante bagaje de conocimientos técnicos y artísticos, imprimió en toda su obra un sello personal de gran fuerza expresiva y original composición. Esta exposición quiere ser un viaje a través de imágenes de cada uno de los ámbitos que abordó: la moda, el surrealismo, el retrato y la guerra, incidiendo especialmente en este último por su relevancia testimonial e histórica, así como por la mirada privilegiada que otorga en su obra a las mujeres en general y a las que participaron en la contienda en particular”.
¿Cómo descubrí la vida y obra de Lee Miller? Ocurrió al acercarme también a la obra de otro fotógrafo de talla internacional, Man Ray, en una imagen que no olvido, Le somneil, realizada en 1937 y en la que aparecen Consuelo de Saint-Exupéry (esposa-rosa del autor de El principito, tan de actualidad siempre) y Germaine Huguet, que figuraba en el programa oficial de una exposición sobre El surrealismo y el sueño, celebrada en Madrid, en 2014 en el Museo Thyssen-Bornemisza. Además, ese año se publicó un excelente artículo sobre la vida y obra de Lee Miller, Lee Miller: mucho más que la musa de Man Ray o la mujer en la bañera de Hitler, que sigo recomendando en una lectura atenta, en el que se reivindicaba el papel tan importante que jugó como mujer comprometida con su oficio de fotografiar la vida, reinterpretándola en determinados momentos de su carrera vital y profesional con toques surrealistas ante un mundo tan adverso con ella, sobre todo en su niñez americana. Con tan sólo 24 años saltó de América a París, un centro artístico mundial y en permanente ebullición para acercarse a Man Ray: “Pensé que la mejor forma era empezar estudiando con uno de los grandes maestros en la materia, Man Ray”, recordaba la propia Miller en una entrevista en In Town Tonight en 1946. “En aquel tiempo estaba en París, así que me acerqué a él y le dije: ‘Hola, soy tu nueva alumna y aprendiz’. Él respondió: ‘Yo no tengo alumnos ni aprendices’. Y yo le dije: ‘Ahora sí”. Aquel desparpajo le valió un puesto como ayudante en su estudio. Ella tenía 24 años y él, 40; pronto se hicieron amantes”. Gracias al trabajo desarrollado en el cuarto oscuro de Man, descubrió la técnica de la solarización, de la que se conservan imágenes extraordinarias realizadas en solitario por ella. Picasso y Dalí también estuvieron presentes en esta fase de reinterpretación de su azarosa vida.
Lee Miller, en su trágico mundo existencial se reinventó continuamente, dando un paso transcendental en su vida, olvidando el pasado en Vogue como modelo, para inmiscuirse en el difícil arte del fotoperiodismo de guerra, contribuyendo en las revistas Vogue (edición británica) y Life (edición mundial), con su testimonio gráfico, en mostrar al mundo su cara menos amable, terrible en ocasiones: “En abril de 1945, con unas ojeras inmensas, la bella Lee llega al campo de concentración de Dachau junto a los aliados. Así se lo contaba poco después a Withers [editora de la edición británica de Vogue] en un telegrama: “Te ruego que creas que esto es cierto. Generalmente no hago fotos de horrores, pero creo que abundan en cada pueblo y en cada zona. Espero que Vogue sienta que puede publicar estas fotos”. Acordaron sacarlas en las ediciones americana e inglesa, junto a un reportaje que titularon Believe It, Lee Miller cables from Germany. Por primera vez las brillantes páginas de la revista se abrieron a las atrocidades y el espanto. Las fotografías de Miller sin duda se encuentran entre los contenidos más cruentos que ha publicado la cabecera en más de 125 años de historia”.
Mi amor por la fotografía me lleva hoy a hacer un pequeño homenaje a la aportación profesional que Lee Miller hizo a la memoria histórica del mundo. Sigo creyendo que hay fotógrafos y fotógrafas que retratan almas especiales, en blanco y negro, como Man Ray, Lee Miller, Marc Riboud, Robert Capa, Kati Horna, Sebastião Salgado o Ramón Masats en España, entre otras y otros grandes profesionales de la fotografía en todas y cada una de sus manifestaciones, que valoramos hoy de forma especial porque muchas veces estamos ciegos ante el color que dio al mundo la creación transcendental del hombre y la mujer, que tuvieron la oportunidad de ver durante un tiempo el paraíso de sus almas, como nos recuerda siempre y de forma magistral el fotógrafo brasileño Sebastião Salgado en su obra Génesis. Gracias, hoy, a ellos y a tantos profesionales anónimos que aun jugándose a diario la vida nos han aportado y entregan tanta verdad a través de sus enfoques de momentos transcendentales de la vida, de sus ojos en definitiva, como aprendimos un día de Machado, ya que no son ojos porque los veamos, sino que son ojos porque a través de sus fotografías, nos ayudan a contemplar y amar mejor la vida. Incluso la vida compleja y atormentada de Lee Miller. No olvido qué significa esta profesión, fotografiar instantes de la vida, por una frase de un especialista en los cuidados del ojo, del siglo XIII, Pietro Spanno, que llegó a ser Papa bajo el nombre de Juan XXI: “El ojo es un miembro noble, redondo y radiante. Ver es el paraíso del alma”. Ese es el secreto y la magia del ojo humano cuando ordena el clic que fija momentos especiales de la vida para la posteridad. Igual que cuando se fotografía el dolor o la muerte, muchas veces con alto riesgo personal de profesionales excelentes, comprometidos, facilitando imágenes recientes sobre la invasión de Ucrania o el sufrimiento insoportable de la población civil en Gaza a manos del ejército de Israel, que desgraciadamente ya son habituales para el procesamiento de nuestra retina y que tanto nos deberían obligar a pensar y actuar consecuentemente, cumpliendo su función.
Lo expuesto anteriormente justifica de forma sobrada estas palabras de recuerdo, reconocimiento y respeto a la vida y obra de Lee Miller. Que esta exposición en Palafrugell se haga en este país, en pleno mes de agosto, con la que está cayendo políticamente hablando, me reconforta anímicamente por el cuidado que necesita hoy más que nunca la cultura, respetándola a través de obras tan trascendentales como las que llevó a cabo Lee Miller, con una vida azarosa dentro. No la olvido. Sólo me queda hoy dar las gracias a la vida y a la cultura, que me han dado y siguen dando tanto. Dentro de muy pocos días se estrena un biopic dedicado a esta excelente artista, Lee, que ayudará a comprender mejor su trayectoria vital y artística.
CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.
UCRANIA, GAZA, SAHEL Y PAÍSES EN GUERRA, EN GENERAL
Un día trece de agosto y martes, me embarco imaginariamente en «La isla desconocida» y me caso de nuevo con la poesía de Rafael Alberti, al que tanto aprecio, como se puede comprobar buscando en este cuaderno digital mis reflexiones acerca de él, de su vida y obra. Por esta razón, vuelvo a publicar unas palabras que resumí en un artículo en agosto del año pasado, El verano, según el joven Alberti, porque una vez más descubro la profundidad del poeta gaditano a pesar de la aparente levedad en sus palabras.
Intentaré descubrir hoy, en un cine de verano imaginario, que la mar, ¡sólo la mar!, aunque no la vea aquí en Sevilla, es.
El verano, según el joven Alberti
Tenía tan solo 21 años cuando Rafael Alberti publicó, en 1924, Marinero en tierra, una de sus obras emblemáticas y por la que obtuvo el primer premio del Concurso Nacional de Literatura, en la modalidad de Poesía, en junio de 1925. En esta obra iniciática, excelente, figura un poema, Verano, que a pesar de su brevedad, dos veces buena, es de un calado especial, que hoy rescato del olvido para dar sentido a un verano complejo para la gobernabilidad del país:
—Del cinema al aire libre vengo, madre, de mirar una mar mentida y cierta, que no es la mar y es la mar.
—Al cinema al aire libre, hijo, nunca has de volver, que la mar en el cinema no es la mar y la mar es.
Es verdad que la aparente sencillez expresiva de Alberti en este poema no tiene nada que ver con su profundo mensaje, como bien se analiza en el Centro Virtual Cervantes cuando aborda la sinopsis de esta obra. “En lo que se refiere al lenguaje poético, la obra queda lejos de la espontaneidad irreflexiva. Muy al contrario, analizado en las sucesivas ediciones —y mudanzas— que Alberti revisó, Marinero en tierra es un conjunto ligado mediante un alto sentido de la madurez poética. Es Jesús Fernández Palacios quien destaca las virtudes del engranaje: «Desde “Sueño del marinero”, como prólogo en tercetos encadenados, pasando por los diez sonetos de la primera parte, las treinta y tres canciones de la segunda hasta los sesenta y cuatro poemas de la tercera —introducida esta última parte por una hermosa y alentadora carta de Juan Ramón Jiménez, fechada el 31 de mayo de 1925—, la obra entera se resume como un compendio de tradición y modernidad, donde se mezclan versos endecasílabos y alejandrinos con los de arte menor, las estrofas clásicas con las nuevas canciones, el lenguaje convencional con el experimental, los usos normales con los juegos de palabras, y las comparaciones más elementales con atrevidas, alógicas metáforas». («Marinero en tierra», Cuadernos Hispanoamericanos, n.º 485-486, nov.-dic. 1990, p. 288).
Verano, es la canción 22 en este poemario tan querido por mí y tantas veces leído y sentido. Creo que Juan Ramón Jiménez, cuando le escribió la carta entusiasta que se cita anteriormente, estaba convencido de la excelencia de las canciones a incorporar en la edición final de Marinero en tierra, tal y como lo expresaba con bellas y sentidas palabras, respetando la ortografía juanramoniana, dirigidas a su “querido amigo” Rafael Alberti: “[…] Las poesías de este libro -que yo había visto ya, el año pasado, en La verdad de nuestro fervoroso Juan Guerrero y en las copias que usted tuvo la bondad de enviarme para el primer Sí– me sorprendieron de alegría; y sospechando que un brote así de una juventud poética no podía ser único, tenía grandes deseos de conocer el resto de sus canciones. No me había equivocado. Desde el arranque: … Y ya estarán los esteros rezumando azul de mar, hasta el final: Si mi voz muriera en tierra, llevadla al nivel del mar y dejadla en la ribera, la serie ésta del Puerto -que yo he elejido- es una orilla, igual que la de la bahía de Cádiz, de ininterrumpida oleada de hermosura, con una milagrosa variedad de olores, espumas, esencias y músicas. Ha trepado usted, para siempre, al trinquete del laúd de la belleza, mi querido y sonriente Alberti. La retama siempre verde de virtud es suya. Con ella, en grácil golpe, ha hecho usted saltar otra vez de la nada plena el chorro feliz y verdadero. Poesía «popular», pero sin acarreo fácil: personalísima; de tradición española, pero sin retorno innecesario: nueva; fresca y acabada a la vez; rendida, ájil, graciosa, parpadeante: andalucísima. ¡Bendita sea la Sierra de Rute, en donde la nostaljia de nuestro solo mar del sudoeste le ha hecho exhalar a usted, hiriéndole a diario con la espada de sal de su brisa, esa esquisita sangre evaporada! Le voy a decir a El Andaluz Universal que adelante un Sí, paraque pueda lucir todavía en el aire lijero de esta goteante primavera, la tremolante cinta celeste y plata de su Marinerito”.
El poema Verano me ha recordado en este agosto presente el aviso clásico que figura a veces en los títulos de crédito de las películas, porque cualquier parecido de la mar en el cinema con la mar verdadera es sólo pura coincidencia: Al cinema al aire libre, / hijo, nunca has de volver, / que la mar en el cinema / no es la mar y la mar es. Al fin y al cabo como nos pasa en la vida diaria, cuando representamos determinados papeles en la película vital que, a veces, no es la verdadera vida, porque nuestra vida no es esa sino la que es. O lo que es lo mismo, cambiando lo que haya que cambiar en nuestra experiencia vital en cualquier forma que se exprese: los personajes y hechos retratados en esta película son completamente ficticios. Cualquier parecido con personas verdaderas, vivas o muertas, o con hechos reales es pura coincidencia. Es verdadera la reflexión de Alberti: en el cinema, la mar no es la mar, porque la mar es.
CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.
UCRANIA, GAZA, SAHEL Y PAÍSES EN GUERRA, EN GENERAL
Librería en el Centro Comercial Lagoh, en Sevilla, inaugurada el 8 de agosto / JA COBEÑA
Lo hermoso no es el brillo momentáneo, la atracción inmediata, sino la silenciosa persistencia de la estela. La belleza es una rezagada. No es hasta un tiempo después cuando las cosas revelan su fragante esencia, compuesta de sedimentos temporales de lenta fosforescencia.
Byung-Chul Han, en La tonalidad del pensamiento
Sevilla, 11/VII/2024
Es verdad, es una gran noticia la apertura de una nueva librería en esta ciudad, que es muy «de bares», acostumbrada ya en los últimos tiempos a asistir a cierres de otras, tal y como lo he recogido en páginas de este cuaderno digital. Para mí es un gran acontecimiento, culturalmente hablando, con la que está cayendo por tierra, mar y aire en el terreno ideológico de este país, donde la cultura es pariente pobre de determinadas políticas, uno más en la gran familia de la derecha ultramontana y su más allá, con sus censuras incluidas. Además, en el caso de La Casa del Libro, es algo especial para mí porque me recuerda mis primeras aproximaciones, cuando era un niño y hacía las cosas de niño, a sus grandes escaparates en lo que se denominaba la «casa madre» de esta librería, en la Gran Vía de Madrid, lugar al que iba con frecuencia porque en mi casa la llamaban también El Palacio del Libro, que así era su nombre fundacional, algo muy sugerente para mi alma lectora de niño. No en vano, el año pasado se cumplieron los cien años de su primera apertura, decían que con gran asombro de los que la visitaron por primera vez porque vieron que se podían hojear los libros en mostradores y así tocarlos, olerlos, no sólo pedirlos a dependientes para que los bajaran de las estanterías, muy lejos de los presuntos implicados en su compra.
Ayer fui a visitar la nueva librería con la ilusión rediviva de mi infancia en Madrid, como si fuera una cita obligada. Durante la obra de adaptación del local, aparecía ya un reclamo interesante: «una vida de libros, una vida más libre«. Me sentí como ese niño de Madrid con zapatos nuevos, Gorila por supuesto, hojeando los libros clasificados por materias en una superficie pequeña, sólo 200 metros, pero ajustada a las necesidades actuales de sedes físicas. Disfruté con algo que me llamó la atención: la presencia de bastantes familias, donde cada miembro cogía un libro, creo que porque les llamaba la atención, contando con el asesoramiento, en su caso, de una librera muy joven (¡que rol tan fundamental, perdido en muchas ocasiones!), que también acabó orientándome dónde podía encontrar un libro que andaba buscando desde que supe de su publicación este año. Se trataba de La tonalidad del pensamiento, del escritor norcoreano pero nacionalizado berlinés, Byung-Chul Han (1), porque coincido con él en el amor a la música y lo que es capaz de transmitir cada momento que se la escucha, así como la confianza plena en que el amor mueve el mundo y que la esperanza justifica nuestra ardiente impaciencia de vivir apasionadamente. También, porque la edición de este libro, es muy original por petición expresa del autor, en el sentido de que no quiere que sus intervenciones públicas aparezcan en las grandes plataformas de internet, convirtiéndolas en mercancía pura y dura, sino que a través de la editora, Paidós, a la que personalmente manifiesto un profundo respeto profesional desde hace ya muchos años, se pongan al alcance de los lectores los textos, las filmaciones y las fotografías de sus más recientes conferencias. ¿Cómo? utilizando el código QR al inicio de cada uno de los textos que figuran en el libro citado, dando acceso a los vídeos de dichas conferencias. Esta decisión ética del autor, justifica de forma sobrada que su libro se incluya en el equipaje cultural de cada uno, cada una, este verano.
Para comprender el alcance de lo expuesto por el autor, nada mejor que leer la sinopsis oficial de su libro: «En abril de 2023, Byung-Chul Han viajó por primera vez a Portugal e impartió unas conferencias en Oporto y Lisboa. Días después ofreció, también por primera vez, una conferencia musical en Leipzig. De ahí nace La tonalidad del pensamiento, el libro que el lector tiene hoy en sus manos y que reúne estas conferencias. En la primera de ellas, de título «Amor / Eros», el autor se pregunta por el sentido del amor en una sociedad en la que el otro se desvanece por falta de contacto físico y personal. La segunda, «Sobre la esperanza», es una reflexión sobre la transcendencia de esta virtud que, en palabras del filósofo, «es el espíritu de una idea que va más allá de lo que podemos imaginar». La última ponencia da título a esta obra: en «La tonalidad del pensamiento», Han expone los tonos y temas que atraviesan su filosofía. Sus libros, dice, no son repeticiones, sino variaciones: notas que van desplegándose en torno a grandes conceptos. Por ello, la conferencia contó con la interpretación en piano de las piezas favoritas del autor: las Variaciones Goldberg y las Suites francesas de Bach y las Kinderszenen de Schumann».
Profeso un respeto reverencial a la librerías y por esta razón recomiendo la lectura de un artículo que publiqué en enero de este año, Hay que cuidar las librerías de Sevilla, del país en general, porque son las clínicas del alma, porque en él expresaba mi dolor por el cierre de librerías en Sevilla. Creo que se comprende bien mi alegría, como lector empedernido, al conocer esta nueva apertura y disfrutar de ella. Las librerías permiten cuidar el alma con la lectura (dispensación) de libros. Recuerdo que sobre las estanterías o nichos (bibliotecas, en griego) donde se colocaban los rollos de papiros que se podían leer en la Biblioteca de Alejandría, figuraba siempre un letrero sobrecogedor: lugar del cuidado del alma o más exactamente “Clínicas del alma”, tal y como nos lo ha transmitido el historiador siciliano Diodoro de Sículo en el siglo I a. C. Amo la lectura, los libros, las librerías y tengo un respeto casi reverencial a las personas que están detrás de cada página bien escrita, sobre todo con alma. De los que critican cada publicación y aconsejan su lectura. De cada persona que está detrás de este círculo virtuoso del libro en todas sus proyecciones posibles, librerías incluidas y sobre las que he escrito en muchas ocasiones en este cuaderno digital porque las admiro. Las librerías son la antesala de las bibliotecas, a modo de atención primaria del alma, si consideramos lo manifestado anteriormente al considerar las citadas bibliotecas como lugares del cuidado del alma o más exactamente “Clínicas del alma”. No olvido tampoco el mensaje de Guido Orefice, el protagonista de La vida es bella, por su ilusión de poner una librería (que también tuve yo en una época de mi vida), que le jugaría al final una mala pasada por la invasión nazi en Italia, teniendo que explicar a su hijo Josué, de nombre hebreo, qué cartel van a poner en la librería para prohibir determinadas entradas como la que han leído al detenerse en un escaparate para ver un posible regalo para su madre: prohibida la entrada a hebreos y perros. Para quitar hierro a la dramática situación que está viviendo con su hijo, lo resuelve con una respuesta genial:
Josué: – Pero nosotros dejamos entrar a todo el mundo en la librería. Guido: – ¡No, mañana mismo también pondremos un cartel! A ver dime algo que te caiga mal. Josué: – Las arañas. ¿Y a ti? Guido – ¡A mí, los visigodos! A partir de mañana vamos a poner un cartel que diga. “prohibida la entrada a las arañas y a los visigodos”. Me tienen frito los visigodos. Se acabó.
Ayer, cuando salía de la nueva librería en Lagoh, recordé aquellas palabras de compromiso activo de Guido Orefice, a través de uno de sus sueños, abrir una librería, sin dejar atrás los otros dos, leer a Schopenhauer y aprender a distinguir el Norte del Sur, que también existe… Inolvidable, en agosto de 2024.
CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.
UCRANIA, GAZA, SAHEL Y PAÍSES EN GUERRA, EN GENERAL
Imagen última de Carles Puigdemont antes de fugarse de nuevo, en Barcelona, el 8 de agosto de 2024
Sevilla, 10/VIII/2024
Hay personas que recuerdan con cierto asombro cinematográfico las actuaciones del gran escapista húngaro, Harry Houdini, que se hizo famoso por esta especialidad como mago. Lo he recordado estos días al presenciar el último número circense de la aparición y fuga de Carles Puigdemont, como por ensalmo, el pasado jueves en Barcelona, una hora antes de comenzar la sesión del Parlamento de Cataluña, un lugar soberano para el pueblo catalán y en el que Puigdemont tiene un escaño, en la que se votaba la candidatura, propuesta democráticamente, para la presidencia de la Generalitat de Cataluña. Fue una actuación deplorable desde el ámbito democrático de “su país” y del nuestro, porque mientras no se diga lo contrario, constitucionalmente hablando, compartimos el territorio nacional a todos los efectos, políticos, judiciales y legales, sin excepción alguna como Estado. Fue visto y no visto, con un velo sospechoso de inacción deplorable de la policía catalana.
Estoy convencido de que Puigdemont se ha equivocado al elegir su carrera política. Es la segunda vez que lo hace, porque la primera vez ya dejó a los suyos tirados en la cuneta política, en 2017, en plena debacle del llamado “procés”, escapando de forma impresentable para hacer su batalla particular desde Waterloo, en una sesión pública de escapismo político de infeliz memoria, haciendo un auténtico Houdini, una representación imaginaria del mago húngaro. El jueves pasado se liberó de unos grilletes que pudieron ser reales, tan cerca de sus muñecas, acción que siempre llevaba a cabo y de forma impecable el gran mago húngaro.
Como la cosa va de magia Borrás, visto lo visto en el inmenso fraude político de Puigdemont, me quedo hoy con la frase seria de nuestro mago mentalista, Anthony Blake, con la que despedía siempre sus actuaciones: «Todo lo que has visto ha sido producto de tu imaginación, no le des más vueltas, no tiene sentido». Lo verdaderamente triste es constatar que lo visto el miércoles pasado, con su texto y contexto escapista, no ha sido producto de nuestra imaginación, por muchas vueltas que le demos. Lo que ha vuelto a hacer el mago político Puigdemont no tiene sentido, o mejor dicho, en roman paladino (el lenguaje directo de Berceo), es que no tiene nombre, democráticamente hablando.
CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.
Debe estar conectado para enviar un comentario.