
Sevilla, 10/VIII/2024
Hay personas que recuerdan con cierto asombro cinematográfico las actuaciones del gran escapista húngaro, Harry Houdini, que se hizo famoso por esta especialidad como mago. Lo he recordado estos días al presenciar el último número circense de la aparición y fuga de Carles Puigdemont, como por ensalmo, el pasado jueves en Barcelona, una hora antes de comenzar la sesión del Parlamento de Cataluña, un lugar soberano para el pueblo catalán y en el que Puigdemont tiene un escaño, en la que se votaba la candidatura, propuesta democráticamente, para la presidencia de la Generalitat de Cataluña. Fue una actuación deplorable desde el ámbito democrático de “su país” y del nuestro, porque mientras no se diga lo contrario, constitucionalmente hablando, compartimos el territorio nacional a todos los efectos, políticos, judiciales y legales, sin excepción alguna como Estado. Fue visto y no visto, con un velo sospechoso de inacción deplorable de la policía catalana.
Estoy convencido de que Puigdemont se ha equivocado al elegir su carrera política. Es la segunda vez que lo hace, porque la primera vez ya dejó a los suyos tirados en la cuneta política, en 2017, en plena debacle del llamado “procés”, escapando de forma impresentable para hacer su batalla particular desde Waterloo, en una sesión pública de escapismo político de infeliz memoria, haciendo un auténtico Houdini, una representación imaginaria del mago húngaro. El jueves pasado se liberó de unos grilletes que pudieron ser reales, tan cerca de sus muñecas, acción que siempre llevaba a cabo y de forma impecable el gran mago húngaro.
Como la cosa va de magia Borrás, visto lo visto en el inmenso fraude político de Puigdemont, me quedo hoy con la frase seria de nuestro mago mentalista, Anthony Blake, con la que despedía siempre sus actuaciones: «Todo lo que has visto ha sido producto de tu imaginación, no le des más vueltas, no tiene sentido». Lo verdaderamente triste es constatar que lo visto el miércoles pasado, con su texto y contexto escapista, no ha sido producto de nuestra imaginación, por muchas vueltas que le demos. Lo que ha vuelto a hacer el mago político Puigdemont no tiene sentido, o mejor dicho, en roman paladino (el lenguaje directo de Berceo), es que no tiene nombre, democráticamente hablando.
CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.
UCRANIA, GAZA Y PAÍSES EN GUERRA, EN GENERAL
¡Paz y Libertad!

Debe estar conectado para enviar un comentario.