Palestina y su cultura sumud en Belén

Pintura mural de Banksy en Belén

Sevilla, 15/VIII/2024

En Belén, la «casa del pan» en hebreo que conocí en mi infancia cristiana, la población palestina vive ahora separada de los colonos judíos en Cisjordania, por un tramo que forma parte del muro de hormigón de 700 kilómetros de longitud y 8 metros de altura, que hace visible la terrible realidad territorial de la guerra entre Israel y Gaza. En esta realidad defensiva del muro, el pueblo palestino ha encontrado una forma de manifestar su resistencia, inspirada en lo que llaman en su vida ordinaria «sumud», entendido «como «firmeza» o «perseverancia constante», un valor cultural palestino, un tema ideológico y una estrategia política que surgió por primera vez entre el pueblo palestino al experimentar la opresión y organizar la resistencia ante la ocupación israelí tras la guerra de los Seis Días de 1967″.

En el citado muro y, concretamente, en la calle de la Caridad, hay una exposición permanente muy especial, al estar colmatado de pinturas y grafitis en los que se ensalza el sumud palestino en múltiples manifestaciones. Quizás sea una representación especial lo que se encuentra en esta calle, en su número 182, un hotel inaugurado en 2017, The Walled off Hotel, El Hotel Amurallado, bajo los auspicios del artista oculto Banksy, que se cerró temporalmente el 12 de octubre del año pasado, como consecuencia del asalto de Hamás, de infeliz memoria, el día 7 de ese mes. El hotel explica así su vinculación con el mundo artístico: «Si te alojas en el Walled Off, podrías dormir literalmente dentro de una obra de arte. Hasta ahora, Banksy, Sami Musa y Dominique Petrin han personalizado habitaciones para huéspedes y seguirán haciéndolo más», mostrando una galería de imágenes que así atestiguan esas palabras. Cuenta con una habitación nominada como Panorama, al contar «con vistas panorámicas al hormigón lleno de grafitis desde casi todas las habitaciones. Y para los más exhibicionistas, muchas de ellas se encuentran dentro del alcance de la torre de vigilancia del ejército. Todas las habitaciones panorámicas tienen baño privado y están equipadas con wifi, nevera, radio, caja fuerte personal y aire acondicionado». Asimismo, la habitación rotulada como, Presupuesto, que se presenta como «equipada con elementos sobrantes de un cuartel militar israelí, ofrece una cama desde 70 dólares la noche. No tiene lujos, incluye taquilla, caja fuerte personal, baño compartido y tapones para los oídos gratuitos». Por último, se dan detalles escalofriantes de la Suite Presidencial: «está equipada con todo lo que un jefe de estado corrupto necesitaría: un jacuzzi con capacidad para cuatro personas, obras de arte originales, biblioteca, cine en casa, jardín en la azotea, bar tiki y una fuente de agua hecha con un tanque de agua acribillado a balazos. Incluye un juego completo de minerales para el baño del Mar Muerto y servicio de comedor en la habitación disponible a petición expresa. Tiene capacidad para cuatro adultos».

La mezcla casi imposible de lo expuesto por Banksy, fundamentalmente, en la intencionalidad ética del hotel como mensaje para visitantes, junto a las múltiples obras expuestas en el museo al aire libre de las pinturas y grafitis en el muro, algunas también de Banksy, traducen una realidad muy dura para la población palestina, haciendo de su concepción de sumud una manifestación artística múltiple a través de sus expresiones fijadas en las paredes frías del hormigón ciclópeo que las rodea, para quien lo quiera comprender así. Es triste constatar la realidad actual en aquél lugar, porque el Hotel cuenta también con una Galería de Arte que «goza de total autonomía respecto del resto del hotel. Es la plataforma permanente más grande para que los artistas palestinos muestren su trabajo en Palestina. Se invita a los comisarios locales a organizar la lista de exposiciones, que cambia periódicamente. Aquí se exhiben muchas de las obras de los artistas palestinos más destacados, entre ellos Suliman Mansour y Nail Anani. Un espacio contiguo está dedicado a exposiciones temporales de artistas emergentes. La galería vende obras originales, grabados y postales». Desgraciadamente, esta realidad artística ya no es posible en estos momentos. La guerra ha acabado con casi todo para el pueblo palestino. Belén es testigo de ello. Sólo quedan ahora las pinturas murales y los grafitis, símbolo del sumud palestino, que aún les queda.

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓNJosé Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.

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