Las pesadas mochilas de 2,7 millones de niños y niñas de nuestro país, en riesgo de pobreza y exclusión

Sevilla, 7/IX/2024

Reconozco que soy como el rayo que no cesa cuando abordo en este cuaderno digital un asunto espinoso, la pobreza infantil en nuestro país, pero creo que es justo y necesario escribir sobre esta realidad social, mucho más lacerante cuando comienza en estos días el curso escolar, con una injusta discriminación social por la pesada carga en las mochilas de 2,7 millones de niños y niñas en riesgo de pobreza y exclusión.

La organización no gubernamental Educo, de la que me siento muy cerca, acaba de publicar un informe, Vuelta al cole, ¿vuelta al comedor?, en el que se analizan las dificultades de las familias más vulnerables para asegurar la alimentación de sus hijos e hijas y poder llevarlos al comedor escolar en la escuela pública.

La directora general de Educo afirma que “Nuestra denuncia sigue en pie este curso por todas estas familias que sienten como su economía se tambalea, pero, sobre todo porque el 34,5 % de la infancia en España está en riesgo de pobreza y exclusión y, sin embargo, las becas comedor solo llegan al 13,14 %. Es decir, se queda sin beca un millón de niños, niñas y adolescentes que deberían tener asegurado el uso y disfrute del comedor a diario”. En el informe citado se actualizan los datos de cobertura y asistencia al comedor, así como las becas que se dan, y se muestran las grandes desigualdades entre las distintas CC.AA.

Fuente: EDUCO, Vuelta al cole, ¿vuelta al comedor?, p. 13

Me ha llamado la atención conocer que “la brecha principal se da, sin lugar a duda, en el paso de primaria a secundaria. Tan solo el 16,7 % de los centros educativos públicos de ESO cuentan con comedor escolar. La asistencia en esta etapa no llega ni al 3 % (en primaria el 84,2 % de los centros tienen comedor y asiste el 47,4% del alumnado). “Son cifras muy preocupantes. La adolescencia es un periodo crítico a nivel educativo, pero también de desarrollo físico y psicológico. Los y las adolescentes han de tener asegurada una alimentación completa y nutritiva a diario, pero la mayor parte de institutos carecen de esta infraestructura”. 

La organización nos recuerda una vez más, que “septiembre, con la vuelta al cole, es el momento en el que más se evidencia que el derecho a la educación no es igual para todas y todos y lamentamos que esa inequidad además de visibilizarse en las neveras casi vacías lo haga en las pesadas mochilas que cargan los 2,7 millones de niños y niñas en riesgo de pobreza y exclusión. Muchas familias no han podido hacer vacaciones, sus hijos e hijas se han pasado el verano en casa, sin campamentos ni tiempo libre de calidad, y sin la comida nutritiva y completa que se da en la escuela”.

Fuente: EDUCO, Vuelta al cole, ¿vuelta al comedor?, p. 15

Ante la crudeza de lo expuesto, Educo reclama “incluir en los Presupuestos Generales del Estado para 2025 una nueva línea de transferencia estatal a las comunidades autónomas para ayudas de comedor de 468 millones de euros, tal como sucede, por ejemplo, con los libros de texto. “Además, volvemos a incidir en la necesidad de mejorar el diseño y la cobertura del sistema de ayudas y becas. También aumentar las plazas y conseguir mayor flexibilidad administrativa”, sentencia la directora general de la ONG. Todo ello como paso previo hasta llegar al comedor escolar universal y gratuito, como parte del derecho a la educación, del que puedan disfrutar todas los niños, niñas y adolescentes independientemente de la situación familiar y las capacidades de su hogar, un camino que han iniciado otros países”. 

Finaliza el informe con cinco recomendaciones:

  1. El comedor escolar debe ser universal y gratuito.
  2. Es necesario aumentar la inversión en becas y ayudas al comedor, así como su cobertura, intensidad y ofertas de plazas para garantizar el acceso a todos los niños, niñas adolescentes en riesgo de pobreza y exclusión social.
  3. Para que esta inversión sea realmente efectiva deben revisarse las características de los sistemas a través de los cuales se otorgan estas ayudas y así asegurar la equidad educativa y que toda la infancia en situación de riesgo de pobreza tenga acceso gratuito al comedor escolar.
  4. Deben establecerse líneas de acción para que los centros de educación secundaria obligatoria ofrezcan servicio de comedor o alternativas que garanticen una comida saludable al día, y que se priorice el acceso al alumnado en riesgo de pobreza y exclusión social.
  5. Como medida efectiva para reducir la pobreza infantil, pedimos el aumento de la ayuda por menor a cargo hasta alcanzar los 2.600 euros anuales para las familias con rentas más bajas, como primer paso en el avance paulatino hasta conseguir la universalidad de la ayuda.

He querido compartir aspectos sustanciales del informe citado, Vuelta al cole, ¿vuelta al comedor, que recomiendo leer con la atención y respeto que merece y que viene a completar el que ya había publicado Educo anteriormente, Los derechos de la infancia no se van de vacaciones. Infancia en riesgo y alimentación saludable en verano, al comienzo del verano, sobre el que escribí también un artículo en este cuaderno digital, informes que deberíamos leerlos con atención casi reverencial, como documentos de obligado conocimiento para un nuevo curso ético, que también existe. Es la única forma de contrarrestar las noticias falsas y bulos, al respecto, para que se emitan juicios bien informados. porque sólo ante un gobierno de Estado o Comunidad Autónoma, pre-ocupado (así, con guion) por la desigualdad actual económica, laboral y social en la población, no cualquier gobierno, porque todos no son iguales, se deben denunciar estas cifras que afectan a tantas personas, a tantos niños, a tantas niñas, a tantos jóvenes, con un objetivo claro: que se aprueben leyes y disposiciones con urgencia para solucionar esta situación. Es la única vía para que se transforme la sociedad española, permitiendo que la igualdad, solidaridad y justicia social permita a todos avanzar en derechos y libertades que mejoren las condiciones de vida para salir de la pobreza en cualquiera de sus estadios, que afectan a millones de ciudadanos en este país, de andaluces y andaluzas también, niños y niñas sobre todo, los más desfavorecidos, los pobres severos, los nadies, tantas veces citados en este cuaderno digital desde la visión expuesta por Eduardo Galeano, que procuro no olvidarlos aunque a veces yo sea un pájaro herido por el principio de realidad de la pobreza severa y exclusión social que nos asola, con cifras -desde mi punto de vista- insoportables para atender como merece la dignidad humana.

Para que no se olvide: los 2,7 millones de niños y niñas de nuestro país, en riesgo de pobreza y exclusión, merecen nuestra atención, la que corresponda a cada uno, porque hoy, sin esperar a mañana, es una obligación ética dar visibilidad a esta situación y denunciarla, ofreciendo alternativas. Fundamentalmente, porque existe otra forma de atender esta situación tan dolorosa e inhumana y porque es un deber hacerlo y una responsabilidad pública del Gobierno correspondiente.

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.

UCRANIA, GAZA, SAHEL Y PAÍSES EN GUERRA, EN GENERAL

¡Paz y Libertad!

Balbino, un niño campesino, un ´neno labrego´, vuelve hoy a Galicia

Xosé Neira Vilas, Memorias dun neno labrego

Sevilla, 6/IX/2024

Un año y medio después vuelvo a escribir sobre una historia breve, real como la vida misma, que deseo compartir con la Noosfera, porque se ha repetido en una singladura reciente, personal, buscando islas desconocidas. En febrero de 2023 hice un viaje a Ibiza, siguiendo la estela del que hicieron Rafael Alberti y María Teresa León a esa isla en 1936 y donde vivieron de forma compleja los primeros días de la guerra civil. De forma fortuita, tuve un encuentro mágico con mi paisano Vicente Aleixandre, poeta al que admiro y al que he dedicado varias páginas en este cuaderno digital. Fue en un mercadillo hippie, muy conocido en la isla, en el que encontré una obra suya preciosa, Historia del corazón (1), editada en 1977, que conocía bien, porque en ella figura un poema, Mano entregada, al que dediqué un artículo en este cuaderno en 2015, Elogio de la mano, como pequeño homenaje a su obra y por una razón del corazón, como su historia: me apasiona la contemplación de la mano humana.

Al abrir el libro de Aleixandre, antes de comprarlo, descubrí que pertenecía al fondo de la “Casa de Cultura y Biblioteca Pública de Ibiza”, con páginas selladas y con el registro y signaturas oficiales de la citada Biblioteca. No me lo pensé dos veces y lo compré por una módica cantidad comparándola con el valor inmenso de lo que significaba para mí, no confundiendo la relación valor y precio que aprendí hace ya muchos años de otro paisano nuestro, Antonio Machado, con una finalidad clara: devolverlo a su legítima “dueña”, una Biblioteca Pública a la que le pertenece y, simbólicamente, a la ciudadanía de Ibiza, concretamente a la Biblioteca Pública Insular, con una denominación actual diferente a la de los registros y sellos que figuran en el libro, para que los niños y niñas, jóvenes y personas mayores, en Ibiza, puedan leer a este autor extraordinario a través de una obra simbólica y de una calidad excepcional, que vuelve a esa tierra preciosa desde la ciudad en que nació y para tener un sitio en sus estanterías de uso público. Vicente Aleixandre volvió a su casa, a Ibiza, a su Biblioteca Pública, lugar de donde nunca debía haber salido. Lo deposité en Correos para que volviera a esa Biblioteca Pública, un lugar en el que creí que volvería a estar a disposición de quien lo quisiera leer y comprender qué significa una historia preciosa del corazón. Nada más.

Un año y medio después, me ha ocurrido algo similar al regresar de mi último viaje a Galicia, donde visité un lugar emblemático, Sargadelos, fundamentalmente para conocer su paradigmático proyecto cultural, unido a la manufactura cerámica, con una dilatada historia de compromiso social desde 1963, a través del Laboratorio de Formas, con dos miembros fundadores de recuerdo obligado, Isaac Díaz Pardo y Luis Seoane. También conocí la creación de Ediciós do Castro, vinculada a este proyecto, “una editorial que pretendía recoger y difundir las distintas manifestaciones de la cultura gallega y recuperar la memoria histórica, sobre todo la de las décadas anteriores a la Guerra Civil y a la del exilio, silenciadas por la Dictadura franquista”, que facilitó la publicación de una obra, “Memorias de un niño campesino” (Memorias dun neno labrego), escrita por Xosé Neira Vilas y publicada por primera vez en Argentina en 1961, considerado como el libro más leído de la literatura gallega.

Lo que me ha vuelto a ocurrir ha sido algo similar a lo narrado anteriormente sobre el libro de Aleixandre en Ibiza. Habiéndome quedado con la idea de leer con profunda atención, en gallego, el libro de Xosé Neira, Memorias dun neno labrego (Memorias de un niño campesino), intenté localizarlo inmediatamente en su edición clásica de la citada editorial Do Castro, ejemplar que conseguí comprar, en la edición 21ª, de 2001, a través de una plataforma online de compraventa de libros. Lo recibí ayer y al abrirlo descubrí que tenía un sello oficial de un Colegio de Educación Infantil y Primaria (CEIP) situado en Covelo (Pontevedra), que me ha recordado la experiencia ibicenca, llevándome a “devolverlo” hoy a su legítimo dueño, ese Colegio, lugar de donde nunca debería haber salido, porque imagino que figuraría en su Biblioteca y porque estimo que, como dice el autor en su dedicatoria, a mí no me pertenece sino “a todos os nenos que falan galego”.

Puedo asegurar que me ha conmovido leerlo en la lengua galega, porque es una historia que refleja a la perfección una parte de la memoria histórica y democrática de esa Comunidad, de este país. Al devolverlo al Colegio Público de Covelo creo que he cumplido un deber ético de solidaridad y respeto con Galicia y con una obra emblemática de esa preciosa Comunidad, a la que tanto admiro. De ese lugar, nunca debió salir.

(1) Aleixandre, Vicente, Historia del corazón, 1977 (3ª ed.), Madrid: Espasa-Calpe.

(2) Neira Vilas, Xosé, Memorias dun neno labrego, 2001 (21ª ed.), Sada: A Coruña: Ediciós do Castro.

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.

UCRANIA, GAZA, SAHEL Y PAÍSES EN GUERRA, EN GENERAL

¡Paz y Libertad!

Quienes mienten la palabra, traicionan el alma humana (II)

Eduardo Galeano

Sevilla, 4/IX/2024

Me queda la palabra. Escribo hoy, de nuevo, sobre esta realidad existencial, gracias a Blas de Otero, que me acompaña desde que tengo uso de razón, frase que aprendí durante la etapa vivida en el discreto encanto de la burguesía madrileña, en el siglo pasado. En este cuaderno de escritura circular, me he referido en alguna ocasión a un hecho irrefutable: las palabras, a pesar de los esfuerzos encomiables de la Real Academia Española de la Lengua, al limpiarlas, fijarlas y darles esplendor, están atravesando momentos complicados, porque están sobrepasadas por las imágenes y los símbolos que se han atrincherado en las redes sociales y en los teléfonos móviles, reforzando a diario la expresión que conocemos bien: “una imagen (o un emoticono) vale más que mil palabras”. Además, están muy devaluadas en el contexto político actual en nuestro país, ante tanta mentira y fango que las envuelven, lanzado por máquinas perfectamente identificadas y financiadas por el poder de siempre, no democrático por cierto.

Personalmente, no creo que ocurra en todos los casos, porque pertenezco a una escuela vital que sigue defendiendo el poder de la palabra, al estar convencido de que lleva dentro el alma de cada uno, de cada una, como seña de identidad humana. No lo digo como una ocurrencia a título de salvavidas del momento, sino que sé que “en lengua guaraní ñe’e significa «palabra» y también «alma». Creen los indios guaraníes que quienes mienten la palabra, o la dilapidan, son traidores del alma”, tal y como lo conocí a través de Eduardo Galeano en una obra sugerente, Las palabras andantes (1), que recomiendo como manual de supervivencia en estos tiempos tan modernos, en los que se falta tanto a la palabra con alma, verdadera, en los que tanto se miente. Es un mal endémico, “un mundo sin alma, desalmado, que practica la superstición de las máquinas y la idolatría de las armas: un mundo al revés, con la izquierda a la derecha, el ombligo en la espalda y la cabeza en los pies”, en palabras suyas también.

Como casi todos los días, he entrado en mi clínica del alma, mi biblioteca, buscando desesperadamente este libro de Galeano, que publicó en 1993 como un conjunto de reflexiones personales -ventanas e historias las llamaba él-, que me recordó algo que aprendí cuando me acerqué hace ya muchos años a la filosofía presocrática y descubrí que los atenienses, que amaban las palabras quietas y andantes, corrían todos los días hacia el Areópago porque estaban “ávidos de las últimas noticias”, que “volaban” también, aunque su primer deseo, el de los emisores de aquellas palabras fugaces, fuera andar acompañando a la ciudadanía política, en su sentido primigenio, a las personas que a través de ellas conformaban con sus actos la Ciudad, la Polis. Era un círculo saludable y perfecto, que ha perdurado a lo largo de los siglos.

En este contexto, comprendo mejor que nunca lo que significa “mentir la palabra” y las traiciones que vivimos cada día tan cerca y en este aquí y ahora. Es lo que justifica que recuerde hoy la conceptualización doble de los guaraníes para expresar al mismo tiempo palabra y alma. Galeano lo explica también en este sentido, cuando abre su “ventana” del libro que quería escribir con palabras andantes, con alma, que, personalmente, me sobrecogió cuando lo leí por primera vez: “Una mesa remendada, unas viejas letritas móviles de plomo o madera, una prensa que quizás Gutenberg usó: el taller de José Francisco Borges en el pueblo de Bezerros, en los adentros del nordeste del Brasil. El aire huele a tinta, huele a madera. Las planchas de madera, en altas pilas, esperan que Borges las talle, mientras los grabados frescos, recién despegados, se secan colgados de los alambres. Con su cara tallada en madera, Borges me mira sin decir palabra. En plena era de la televisión, Borges sigue siendo un artista de la antigua tradición del cordel. En minúsculos folletos, cuenta sucedidos y leyendas: él escribe los versos, talla los grabados, los imprime, los carga al hombro y los ofrece en los mercados, pueblo por pueblo, cantando en letanías las hazañas de gentes y fantasmas. Yo he venido a su taller para invitarlo a que trabajemos juntos. Le explico mi proyecto: imágenes de él, sus artes de grabado, y palabras mías. Él calla. Y yo hablo y hablo, explicando. Y él, nada. Y así sigue siendo, hasta que de pronto me doy cuenta: mis palabras no tienen música. Estoy soplando en flauta quebrada. Lo no nacido no se explica, no se entiende: se siente, se palpa cuando se mueve. Y entonces dejo de explicar; y le cuento. Le cuento las historias de espantos y de encantos que yo quiero escribir, voces que he recogido en los caminos y sueños míos de andar despierto, realidades deliradas, delirios realizados, palabras andantes que encontré —o fui por ellas encontrado. Le cuento los cuentos; y este libro nace”.

Al final, las auténticas palabras deben ser cuentos, porque las palabras no se explican, son auténticas cuando se mueven y van a todas partes, así como las noticias decimos que “vuelan”, aunque nosotros “volemos” menos para escucharlas a diferencia de los atenienses en el Areópago. Es lo que le ocurrió a Galeano en su encuentro con José Francisco Borges y así lo transmito: “Le cuento las historias de espantos y de encantos que yo quiero escribir, voces que he recogido en los caminos y sueños míos de andar despierto, realidades deliradas, delirios realizados, palabras andantes que encontré —o fui por ellas encontrado. Le cuento los cuentos; y este libro nace”. O lo que es lo mismo, hoy, en este artículo: las palabras que lo integran nacen llevando el alma dentro, porque cuentan lo escuchado contando palabras, voces, que he recogido en los caminos y sueños míos de andar despierto. Lo que tengo claro es que al comunicarlas, no traiciono el alma humana, porque no las miento, son verdaderas. Las escribo hoy haciendo uso de la razón, aquellas palabras que me enseñaron cuando sólo era un niño.

(1) Galeano, Eduardo, Las palabras andantes. Madrid: Siglo XXI, 2003.

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.

UCRANIA, GAZA, SAHEL Y PAÍSES EN GUERRA, EN GENERAL

¡Paz y Libertad!

Confirmado el vuelo transoceánico de la mariposa Vanessa Cardui

Sevilla, 3/IX/2024

Cuando constatamos que el turismo se ha incrementado potencialmente en el mundo, alcanzando cifras extraordinarias de viajes imaginarios de personas que dan muchas veces la vuelta a este curioso mundo al revés, más acá o allá de los ochenta días de la novela homónima, se demuestra científicamente que una sencilla mariposa, de nombre científico Vanessa Cardui, con un cierto toque de diva cinematográfica y con el sobrenombre de «Dama pintada», acaba de batir un récord de su largo viaje por el mundo, tal y como se acaba de publicar en la revista Nature, en un artículo sorprendente con amplia participación de científicos españoles en su elaboración y redacción final.

El resumen del citado artículo, Un vuelo transoceánico de mariposas pintadas, más de 4.200 km, explica esta realidad científica en los siguientes términos: “La extensión de los flujos aéreos de insectos que circulan alrededor del planeta y su impacto en los ecosistemas y la biogeografía siguen siendo enigmáticos debido a los desafíos metodológicos. Aquí informamos sobre una travesía transatlántica de mariposas Vanessa Cardui que se extendió al menos 4200 km, desde África occidental hasta Sudamérica (Guayana Francesa) y duró entre 5 y 8 días. Aún más, inferimos un probable origen natal para estos individuos en Europa occidental, y el viaje Europa-África-Sudamérica podría expandirse a 7000 km o más. Este descubrimiento fue posible a través de un enfoque integrador, que incluyó estudios de campo costeros, modelado de trayectorias de viento, genómica, metacodificación de barras de polen, modelado de nichos ecológicos y geolocalización multiisótopos de orígenes natales. El viaje general, que fue energéticamente factible solo con la asistencia de los vientos, es uno de los más largos documentados para insectos individuales y potencialmente el primer cruce transatlántico verificado. Nuestros hallazgos sugieren que podemos estar subestimando la dispersión transoceánica de los insectos y resaltan la importancia de las autopistas aéreas que conectan los continentes mediante los vientos alisios”.

Conozco las aventuras viajeras de Vanessa Cardui desde 2016, cuando ya dije en este cuaderno digital que no era muy conocida en el mundo del arte, pero que desde hace millones de años viaja por el globo terráqueo desde que un día decidió abandonar África, como hicimos los primeros humanos hace más de 50.000 años, para asentarse en los cinco continentes posteriormente, aunque se caracteriza por algo especial: huye del frío constantemente y busca siempre calor, aunque tenga que hacer miles de kilómetros al año y pasar por una evolución continua de seis generaciones anuales. Esta mariposa, pintada como una dama, pertenece al género Vanessa, según la taxonomía de Linneo en 1758 y desde entonces se la conoce por este atractivo nombre, aunque su campo de asentamiento sea siempre algo no tan atractivo como los cardos, de ahí su denominación científica, Vanessa Cardui. En América se la conoce también con el sugerente nombre de “La dama pintada”, citado anteriormente. Hay que pensar también qué ha aportado África al mundo, cuando sabemos que, efectivamente y como decía anteriormente, los africanos, que brillaban por ser magníficos cazadores-recolectores, decidieron hace 50.000 años, aproximadamente, salir de su territorio y comenzar la aventura jamás contada. ¿Igual que Vanessa Cardui? Aprovechando, además, un salto cualitativo, neuronal, que permitía articular palabras y expresar sentimientos y emociones. Había nacido la corteza cerebral de los humanos modernos, de la que cada vez tenemos indicios más objetivos de su salto genético, a la luz de los últimos descubrimientos de genes diferenciadores de los primates, a través de una curiosa proteína denominada “reelin”. Empezó la aventura de una mente maravillosa que sigue siéndolo en nuestros días y que ya alcanza la cima de más de ocho mil millones de mentes pensantes.

Hablar hoy de esta elegante dama pintada, de nombre cinematográfico, Vanessa Cardui, es solo una metáfora de la vida. Los humanos buscamos continuamente calor para vivir mejor, porque el frío nos enmudece, no digamos la tibieza y deberíamos copiar sin rubor alguno la experiencia de esta mariposa que como pasa en la vida, se asienta en los cardos cuando no hay nada mejor donde estar. En un país que nos hiela el corazón con tanta frecuencia últimamente, es interesante saber que científicos catalanes, hace ya más de diez años y hasta hoy, han descubierto que estas mariposas “son capaces de recorrer 4.000 kilómetros hasta asentarse en la sabana tropical africana” y que gozan de unos recursos extraordinarios para llevar a cabo estas hazañas voladoras y de subsistencia, según manifiesta uno de sus principales investigadores de campo, Roger Vila: “Durante unos días migran hasta donde su instinto les dice […] detectan el norte magnético, perciben la temperatura y la presión atmosférica, son capaces de seleccionar los vientos adecuados y pueden guiarse por el sol” (1). Ahora, con la publicación citada anteriormente en este año, sabemos que gracias a la reconstrucción de los 10 años de investigaciones llevadas a cabo sobre esta asombrosa realidad de una mariposa alada y de colores elegantes, se demuestra el insólito vuelo transoceánico de tres ejemplares de Vanessa Cardui, desde África a la Guayana Francesa, en un viaje de 4.200 kilómetros, explicado con profundo detalle en un artículo reciente publicado en el diario El País, del pasado 26 de agosto (2), El autor finaliza con una reflexión muy actual, cuando estamos sobrecogidos por el llamado «virus del Nilo»: «Pasados 10 años, los científicos han podido resolver el gran misterio de las mariposas Vanessa Cardui aparecidas al otro lado del océano, aunque siguen siendo muchas las preguntas. ¿Hasta qué punto ha sido una casualidad? ¿Este tipo de viajes son más habituales de lo que pensamos? ¿Cómo puede afectar a un ecosistema la llegada de insectos migrantes transmisores de virus y bacterias?

La mariposa Vanessa Cardui nos muestra hoy que científicos españoles dignifican este país desde Barcelona y Harvard, y nos dan el calor que nos falta para comprender lo que en 2013 decía el eminente cardiólogo Valentín Fuster: “Yo puedo estar hablando todo el rato del desastre que hay en España. Pero igual podemos sacar unos minutos para saber si algo funciona…” o lo que es lo mismo, puedo estar hablando todo el rato de las cosas que se hacen mal en Andalucía, pero igual podemos sacar unos minutos para saber si algo funciona…. Y comprobaremos que es verdad, que funcionan muchas cosas en este controvertido país y en esta maravillosa región. Lo que ocurre es que no nos ponemos a ello, como lo hace siempre Vanessa Cardui, porque lo único que sabemos que nos pasa es que no sabemos a veces lo que nos pasa. Ella, sorprendentemente, sí y esa es su gran lección a lo largo de los siglos. Lección magistral, por cierto.

(1) Quinteros, Micaela (2016, 7 de octubre). La mariposa que recorre 4.000 kilómetros en busca del calor. El País.com.

(2) Sánchez, Diego, 2024, 26 de septiembre). El misterio de las mariposas que aparecieron al otro lado del Atlántico. El País.com.

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓNJosé Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.

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