Hoy recordamos a las víctimas del golpe militar del 18 de julio de 1936, la Guerra Civil y la Dictadura franquista

Sevilla, 31/X/2024

Creo que estamos atravesando una etapa muy preocupante en nuestro país, donde sigue avanzando de forma imparable el ocaso de la democracia existente, que muchos millones de ciudadanos y ciudadanas deseamos defender, día a día, con ardor guerrero. Como ciudadano político, que cuido la democracia de este país y su memoria, así como la de mi Comunidad Autónoma, mi ciudad y mi barrio, como tantas veces he escrito en este cuaderno digital, considero imprescindible volver a leer hoy esta Ley, con motivo de la conmemoración en nuestro país del día de recuerdo y homenaje a todas las víctimas del golpe militar del 18 de julio de 1936, la Guerra Civil y la Dictadura franquista, una fecha establecida por la Ley 20/2022, de Memoria Democrática.

En esta disposición figuran páginas imprescindibles que ordenan en su objeto y finalidad la recuperación, salvaguarda y difusión de la memoria democrática, entendida ésta como conocimiento de la reivindicación y defensa de los valores democráticos y los derechos y libertades fundamentales a lo largo de la historia contemporánea de España, con el fin de fomentar la cohesión y solidaridad entre las diversas generaciones en torno a los principios, valores y libertades constitucionales: “Asimismo, es objeto de la ley el reconocimiento de quienes padecieron persecución o violencia, por razones políticas, ideológicas, de pensamiento u opinión, de conciencia o creencia religiosa, de orientación e identidad sexual, durante el período comprendido entre el golpe de Estado de 18 de julio de 1936, la Guerra de España y la Dictadura franquista hasta la entrada en vigor de la Constitución Española de 1978, así como promover su reparación moral y la recuperación de su memoria personal, familiar y colectiva, adoptar medidas complementarias destinadas a suprimir elementos de división entre la ciudadanía y promover lazos de unión en torno a los valores, principios y derechos constitucionales. Se repudia y condena el golpe de Estado del 18 de julio de 1936 y la posterior dictadura franquista, en afirmación de los principios y valores democráticos y la dignidad de las víctimas. Se declara ilegal el régimen surgido de la contienda militar iniciada con dicho golpe militar y que, como consecuencia de las luchas de los movimientos sociales antifranquistas y de diferentes actores políticos, fue sustituido con la proclamación de un Estado Social y Democrático de Derecho a la entrada en vigor de la Constitución el 29 de diciembre de 1978, tras la Transición democrática”.

El artículo 7 de esta Ley designa el 31 de octubre como un día dedicado a recordar a todas las víctimas de la represión que marcó una de las etapas más oscuras de la historia contemporánea española, que no se debe olvidar y menos minimizar o intentar borrar en el olvido no inocente, su conocimiento por parte de las generaciones actuales, porque es necesario, ahora más que nunca, mantener vivo el recuerdo de aquellos hechos traumáticos y trágicos, y al deber de evitar que las violaciones de derechos humanos ocurridas durante ese periodo puedan repetirse. La ley señala que este día debe contribuir a mantener en la memoria colectiva tanto los desastres de la guerra como los de toda forma de totalitarismo, así como a promover la reparación de la dignidad de las víctimas, ayudando a que estas sean reconocidas no solo por la ciudadanía actual, sino también por las generaciones venideras.

Si escribo hoy sobre esta conmemoración es porque sé que estamos avisados de que la democracia está entrando en nuestro país en un ocaso imparable. Estamos avisados, por tanto, aunque nos queda algo grandioso en democracia, la palabra de denuncia, tal y como aprendí en un día ya lejano de Blas de Otero: Si abrí los labios para ver el rostro / puro y terrible de mi patria, / si abrí los labios hasta desgarrármelos, / me queda la palabra. También, la música de Salvador Bacarisse, la Romanza del Concertino para guitarra y orquesta en La menor, que compuso desde su exilio a consecuencia de la guerra civil, en París, en 1952, tantas veces recordada en este cuaderno digital.

NOTA: escogí en 2017 el vídeo de cabecera de estas palabras en YouTube, porque el mensaje de la persona que lo colgó me parecía necesario para transitar por la memoria histórica de este país, como es el caso de Salvador Bacarisse: “Con este vídeo, hago un pequeño y humilde homenaje a Bacarisse y a los que fueron víctimas de sus propios días, sobre todo, a los que tras perder la guerra, por si fuera poco, tuvieron que marcharse. Murieron, perdieron y se marcharon, la gran mayoría lo hizo para siempre, y nunca han tenido el reconocimiento que también ellos merecen. Jamás olvidemos la historia, y aprendamos siempre de ella. Es por eso que, sin demonizar ni buscar culpables, sólo emito un reflejo más de esa época que, espero, al menos nos haya servido para aprender y no volver a cometer los mismos errores nunca más. Sé que este es un tema no superado en España y tenemos que buscar todos los medios para que así sea. Ha pasado más de ochenta años y no veo que haya habido un perdón de verdad. Sólo tratando esta época sin rencores podremos avanzar como sociedad, y este país podrá ser algo mucho mejor. Hay que encontrar algún nexo de unión, porque, aunque siempre existan divergencias políticas, la herida de la Guerra Civil española nunca se cierra porque nunca nadie parece querer curarla, sobre todo los que tan malamente nos gobiernan hoy día”.

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.


UCRANIA, GAZA, LÍBANO, SAHEL Y PAÍSES EN GUERRA, EN GENERAL

¡Paz y Libertad!

Manuel Rivas, Premio Nacional de las Letras 2024 por su coherencia ética y literaria

Dedicatoria firmada y dibujada por Manuel Rivas, en su libro ¿Qué me quieres, amor?, 2016

Sevilla, 30/X/2024

El jurado que ha otorgado el Premio Nacional de las Letras 2024 a Manuel Rivas (A Coruña, 1957), ha justificado con bellas palabras, su justa decisión, tomada por “la extraordinaria calidad narrativa que aúna fuerza emocional y belleza formal y por la solidez de una trayectoria versátil y coherente construida con la sensibilidad y la defensa de la memoria histórica, la responsabilidad social y la lengua gallega. Pocos autores del panorama literario español, partiendo de un compromiso firme con su lengua, han conseguido alcanzar tal reconocimiento a nivel mundial. Su obra “acompaña su activismo, con una pluma que, sin adoctrinamiento, agita conciencias, induce a la reflexión y estimula el pensamiento hacia la defensa de la pluralidad lingüística y cultural y hacia la igualdad de género. Manuel Rivas, con una voz poderosa y singular, crea literatura y, con ella, vuelve a situar la escritura gallega en el olimpo de las Letras Nacionales”.

Siempre he admirado a este escritor polifacético, gallego por más señas, militante activo de su cuna y orígenes, muy presente en este humilde cuaderno digital. Es uno de mis maestros, al que recurro con frecuencia, porque aprendo mucho de él. La última vez, ha sido preparando un viaje a Galicia, porque su método para conocer su Comunidad no lo he olvidado nunca, recogido en un libro suyo, Galicia, Galicia. Este libro es un libelo de repudio al conservacionismo gallego de viejo cuño, político incluido, Rivas explica un método para conocer su tierra que cobra hoy una especial actualidad. Nos enseña a viajar con él, porque al final, caemos siempre en lo mismo: criticamos hasta la saciedad a este turismo que nos invade, a los otros, sin caer en la cuenta de que nosotros también hacemos a veces un turismo descontrolado, por imperativo del mundo actual, acabando como turistas al uso, a veces sin sentido y viajando hacia ninguna parte. Su lectura me ayudó a comprender qué significan las herbiñas de enamorar visitando una vez en la vida San Andrés de Teixidó, siguiendo también las indicaciones de Luar na Lubre, recomendando que cada uno, cada una, al leerlo, cambiando nombres, apellidos y situaciones, se quede con el fondo de lo expuesto. Es la única forma de comprender qué significa el turismo digno y ético que tanto necesitamos recuperar en nuestro país, abandonando el rol de volantistas (conductores sempiternos) por un tiempo y escogiendo un libro como la mejor guía para iniciar el mejor viaje posible a nuestra persona de secreto.

Este Premio, tan merecido “en vida”, en un país que se caracteriza por frecuentar los panegíricos de personas ilustres de todo tipo, profesión y lugar, eso sí, una vez fallecidas, cumple uno de sus objetivos cuando se creó en 1984, en tiempos de un Ministerio de Cultura que contempló la necesidad de poner en práctica, a través de acciones concretas, el artículo 149.2 de la Constitución Española, que señala el servicio de la cultura como deber y atribución esencial del Estado, destinado a reconocer el conjunto de la obra literaria de un autor vivo escrita en cualquiera de las lenguas españolas oficiales.

Además, aquí radica uno sus éxitos, porque la intención con la que se creó el premio era doble. A la vez que se reconoce la trascendencia de un autor y de la totalidad de su obra literaria, se incide -de acuerdo con el mandato constitucional- en la presencia de las lenguas españolas en la configuración de la cultura de nuestro presente y de nuestro futuro, integrada por una pluralidad de aportaciones lingüísticas que representan, cada una de ellas, una tradición literaria que forma parte de todo nuestro legado cultural.

Manuel Rivas es un maestro de la coherencia ética llevada a su forma de escribir en diferentes géneros, como periodista, poeta, novelista o columnista memorable en El País, siempre con su activismo ético dentro. Da igual el asunto que aborde, porque nunca defrauda. Se lo dije a él en una de sus visitas a Sevilla, en diciembre de 2016, para participar en una conferencia-diálogo, en el marco de los Diálogos Literarios en conmemoración de la primera circunnavegación de la Tierra, la Vuelta al Mundo de la expedición de Magallanes que completó Juan Sebastián Elcano. Cuando finalizó el encuentro, me acerqué para agradecerle lo aprendido a lo largo de los años de su lectura de compromiso activo. Le enseñé el libro que llevaba y que tanto quiero, ¿Qué me quieres, amor? Y nos lo dedicó con la maestría de los «alicientes» que tan bien conoce y que nos explicó en su intervención: la línea del horizonte que separa el mar del cielo, la luz que necesitamos siempre para iluminar cualquier viaje, con dos peces que van a en ambas direcciones porque suministran ideas en las idas y venidas de la vida, el libro abierto que escribimos a diario si nos comprometemos a defender el derecho a soñar y la unión íntima de humor y libertad, como mensaje explícito de su forma de ser en el mundo. Por cierto, libro editado por Bolboreta, mariposa en gallego, de quién aprendí el sentido de su alargada lengua, en un relato suyo precioso que no he olvidado nunca, La lengua de las mariposas. Sobre todo, para no participar en silencios cómplices en momentos cruciales de la vida, de este país, como ante la cordada de presos en los planos finales de su película homónima que tanto aprecio.

Aquél día, recibí de él un gran premio, el de su mensaje de que nos está permitido soñar, a través de un dibujo y palabras preciosas «con sentido», sus alicientes. Ayer, el país, le entregó uno muy importante, sobre todo por su coherencia ética y literaria, el Premio Nacional de las Letras, por “la extraordinaria calidad narrativa que aúna fuerza emocional y belleza formal y por la solidez de una trayectoria versátil y coherente construida con la sensibilidad y la defensa de la memoria histórica, la responsabilidad social y la lengua gallega”. ¡Mi enhorabuena más sincera, Manuel Rivas!, sobre todo porque me reafirma que otro mundo es posible con personas como tú, tan honesto y ligero de equipaje.

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.


UCRANIA, GAZA, LÍBANO, SAHEL Y PAÍSES EN GUERRA, EN GENERAL

¡Paz y Libertad!

Reconocimiento y reparación democrática, de la vida y obra de Miguel Hernández

Josefina Manresa y Miguel Hernández, 1937

Recordar a Miguel Hernández es un deber de España, un deber de amor.

Pablo Neruda

Sevilla, 29/X/2024

No por conocida es menos triste la forma y fondo del fallecimiento de Miguel Hernández en la cárcel de Alicante, el 28 de marzo de 1942. Me lo ha recordado un artículo excelente publicado en elDiario.es, Sumario 21001: Franco contra Miguel Hernández, con una entradilla que nos reconforta en democracia, cuando se respeta la memoria democrática en este país: El Gobierno otorgará el próximo 31 de octubre a los descendientes del escritor una declaración de reconocimiento y reparación en la que se detallará que su condena a pena de muerte “por adhesión a la rebelión” es nula en virtud de la Ley de Memoria Democrática. Sus primeras palabras sitúan perfectamente la trágica muerte del poeta: «Josefina, la fiebre se va poco a poco y estoy mejor. Manda hoy mismo otra caja de inyecciones BISEPTISEN. No eches nada a la sustancia. El primer día me gustó, solo que estaba muy espesa. Da besos a Manolillo: Miguel”. En un trozo de papel higiénico al que le falta una esquina, en lápiz y sin fecha, escribió Miguel Hernández por última vez a su mujer Josefina Manresa y su hijo, que entonces tenía tres años y había nacido estando él encerrado en la cárcel de Alicante. Había sido condenado a prisión por defender ideas republicanas y allí moriría en la madrugada del 28 de marzo de 1942 de una tuberculosis. En su tumba, donde sus restos reposan con los de su esposa y su hijo, la piedra reza: Miguel Hernández. Poeta».

El pasado 20 de octubre se cumplió dos años la entrada en vigor de la Ley de Memoria Democrática, que recoge el compromiso del Estado en la búsqueda de desaparecidos de la Guerra Civil y la dictadura franquista y el estudio de posibles vulneraciones de derechos humanos entre 1978 y finales de 1983. La Ley actual ha permitido llevar a cabo las siguientes actuaciones hasta la fecha, a través de más de 600 acciones y movilizado más de 20 millones de euros, según información facilitada por Radio Televisión Española, a través de fuentes oficiales del Ministerio de Política Territorial y Transición Democrática:

  • Plan Cuatrienal de Exhumaciones para la búsqueda e identificación de personas desaparecidas.
  • Hasta la fecha los cuerpos exhumados ascienden a 5.600 y ya se está iniciando la elaboración del segundo plan, cuya ejecución se prolongará hasta 2028.
  • El 2 de noviembre de 2022 fueron exhumados los restos del general franquista Gonzalo Queipo de Llano y del auditor de guerra Francisco Bohórquez Vecina de la basílica de la Macarena, de Sevilla, y el 24 de abril de 2023 fueron exhumados los restos de José Antonio Primo de Rivera del Valle de Cuelgamuros (antes Valle de los Caídos).
  • A ello se suman los trabajos en las criptas del Valle para la exhumación de los 166 cuerpos de víctimas que han sido reclamados por sus familias. Por el momento, las labores de recuperación han dado como resultado el hallazgo de la caja 198 y la exhumación de doce víctimas asesinadas en 1936 en Aldeaseca y Fuente de Sauz (Ávila), de las que once han sido identificadas genéticamente y entregadas a sus familiares.
  • También han sido identificadas tres víctimas de Borja (Zaragoza), de las 17 provenientes de esta localidad actualmente en proceso de investigación, y han sido localizados más de 200 restos procedentes de distintas localidades.
  • En permanente actualización se trabaja en el mapa integrado de localización de personas desaparecidas a nivel nacional.

Abordo hoy estas actuaciones de reconocimiento y reparación democrática, eligiendo la figura del poeta Miguel Hernández, como símbolo de lo ocurrido en la guerra civil y durante la dictadura franquista, para demostrar que es imprescindible y necesario olvidar el olvido. De acuerdo con lo previsto en la Ley vigente, es importante señalar que «ya han sido concedidas y entregadas 572 declaraciones de reconocimiento y reparación a personas que durante la guerra civil y la dictadura padecieron persecuciones, condenas, sanciones u otras formas de violencia personal por razones políticas, ideológicas o de creencia religiosa. La relación incluye a Lluis Companys, general Escobar, Pau Casals, Pablo Picasso, Manuel Fernández Montesinos, María Teresa León, Nicolás Sánchez Albornoz, José Luis López Aranguren, Puig Antich y los encarcelados de CCOO en la causa 1.001, entre otros. El próximo 31 de octubre serán entregadas 20 declaraciones más, coincidiendo con el Día de las Víctimas del Golpe Militar, declarado por la ley y que este año alcanza su tercera edición, entre la que se incluye la del poeta Miguel Hernández. Además, el pasado 8 de mayo se celebraron por primera vez los actos de Estado en homenaje a las víctimas del exilio con la ley vigente».

La sentencia de pena de muerte de Miguel Hernández, de 18 de enero de 1940, dictada en el juicio sumarísimo 21001, fue conmutada por 30 años de cárcel unos meses después, muriendo el poeta en un evidente abandono no inocente, casi dos años después, en el Reformatorio de Adultos de Alicante, con un recuerdo permanente a Josefina y su hijo Manolillo. Fueron las últimas palabras que escribió a Josefina: “Da besos a Manolillo. Miguel”.

Este cuaderno tiene muchas hojas dedicadas al poeta de Orihuela. No le olvido, porque para mí, recordar a Miguel Hernández, en este aquí y ahora de ocaso programado de la democracia en nuestro país, como me enseñó Neruda, es un deber de España, un deber de amor. También, un deber mío.

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.


UCRANIA, GAZA, LÍBANO, SAHEL Y PAÍSES EN GUERRA, EN GENERAL

¡Paz y Libertad!

El traje nuevo de Errejón

Javier Gomá Lanzón, Universal concreto

Ejemplar (edificativo): lo que da buen ejemplo y, como tal, es digno de proponerse por dechado para la imitación a otros (RAE, 1817).

Sevilla, 28/X/2024

Vivimos en un mundo en el que falta ejemplaridad pública y sobran los silencios cómplices, también en el ámbito público, por supuesto. El caso del político y politólogo Íñigo Errejón, que ha explotado como una bomba de relojería suiza en nuestras conciencias, es un botón de muestra paradigmático y la punta del iceberg en el mundo al revés de determinadas políticas institucionales y políticos profesionales o amateurs en nuestro país.

Creo que ha llegado la hora de exigir ejemplaridad pública, comenzando por abandonar los silencios cómplices de los graves errores o comisiones de delitos de los y las presuntas políticos y políticas en ejercicio, que aparecen siempre con “trajes impolutos de ética” en público, aún a sabiendas de todos los que están cerca, muy cerca, que desde hace tiempo van literalmente “desnudos de dignidad” por la vida, recordando la quintaesencia del cuento de Andersen, El traje nuevo del emperador. Pero se impone l’omertá napolitana, el silencio cómplice, porque en el fondo todos tienen o tenemos algo que callar. Vicios privados, públicas virtudes, en estado puro. Se impone el “no vi, no escuché, no lo entendí así, creí que no era tan importante”. Por tanto, se conjugó el verbo “callarse” en todos tiempos posibles, sin salvar a casi nadie: “yo me callé, tú te callaste, él se calló, nosotros nos callamos, vosotros os callasteis y ellos se callaron”.

Creo que a la luz de lo que está pasando y estamos viendo, debemos hablar ya a diario de la urgente ejemplaridad universal y particular, porque falta hace. No es la primera vez que me aproximo al mundo filosófico y ético de la ejemplaridad universal, algo imprescindible en nuestro acontecer diario y a todos los niveles imaginables. Abordé esta cuestión en un artículo publicado en 2021 en este cuaderno digital, Ejemplaridad pública, ética y real, en el que hacía referencia a un libro publicado por Javier Gomá Lanzón (Bilbao, 1965), Ejemplaridad pública, porque es un escritor y filósofo al que admiro, sabiendo que “la propuesta de perfección” a través de la llamada “ejemplaridad” es un desiderátum de cualquier persona, para sí mismos y a la hora de analizar la de los demás, porque “[…] la perfección no existe en nuestro mundo imperfecto en el modo que existe una cosa o una persona. Su modo de ser es ideal y su residencia habitual está domiciliada en la conciencia de los ciudadanos, desde donde sugiere orientaciones, ilumina la experiencia individual y moviliza el deseo” (palabras escritas por el autor en el décimo aniversario de la publicación de Ejemplaridad pública” (2009-2019)”.  

Como hay que pasar de la ansiada ejemplaridad universal a la concreta de cada uno, cuento con lo aprendido en el último libro publicado por este autor, Universal concreto (1), cuya sinopsis oficial explica sucintamente el gran objetivo personal de su obra: “Universal concreto expone la filosofía de la ejemplaridad de manera integral, directa, breve y unitaria”. Es el propio autor el que expone que “Podría entenderse este libro como un discurso de contestación a las dos preguntas fundamentales que se plantea la filosofía sistemática: qué hay en el mundo, qué hacer con lo que hay. En ambos casos, la respuesta que da es la que luce en su título, dos palabras que definen la esencia del ejemplo. Un ejemplo es siempre ejemplo para alguien, un caso concreto que enuncia una regla universal válida para más casos, y es a esta duplicidad a la que llamo universal concreto. Interpreto el sintagma como universalidad sin concepto, en un sentido opuesto, por tanto, al usado en sus obras por Hegel”.

En el artículo citado de 2021, hacía una referencia expresa al Rey, a la Corona en este país, en un momento de horas muy bajas, de una falta de ejemplaridad alarmante. Ha pasado el tiempo y todo lo allí expuesto se podría aplicar en estos momentos a determinados políticos en la actualidad, con su nombres y apellidos, especialmente a los que no son precisamente ejemplares, como es el caso de Errejón, porque todos no son iguales, a pesar de los esfuerzos de la derecha de toda la vida y la extrema por salvarse siempre, debido a que ellos son “gente de bien”, frente a la izquierda global catalogada globalmente como “gente de mal”, algo que ya expliqué también en su momento en este cuaderno digital. Lo dije entonces y lo vuelvo a repetir ahora: el pueblo, una vez más, espera siempre actitudes ejemplares de sus gobernantes, aunque las actitudes propias “ejemplares” de quienes los critican sin compasión alguna, sean muchas veces harina de otro costal (que por ahí deberíamos empezar a manejar la cosa).

Porque, ¿qué significa ser ejemplar? Llama la atención que en este país no se introdujo la palabra “ejemplar” hasta el siglo XVIII, como adjetivo, con una sola palabra para definirla: edificativo, según el diccionario castellano con las voces de ciencias y artes y sus correspondientes en las tres lenguas francesa, latina e italiana […], tomo segundo (1767), de Esteban de Terreros y Pando, publicado en Madrid por la Viuda de Ibarra, en 1787. Ser edificativo quiere decir que una persona “conmueve y excita al seguimiento de una virtud”. Es verdad que en el lenguaje ordinario que pudieron recogerla “las autoridades académicas” del siglo XVIII, no lo hicieron en este afamado siglo y sí en un diccionario de la lengua española usual, no de autoridad en el siglo XIX, lo que nos lleva a deducir que no era algo que preocupara de verdad a la población en general, menos a las monarquías y a los poderes absolutos. Aparece por primera vez, como adjetivo, en el diccionario de la lengua castellana editado en Madrid por la Real Academia Española, (5ª edición), por la Imprenta Real (sin comentarios), en 1817. Se definía como “lo que da buen ejemplo y, como tal, es digno de proponerse por dechado para la imitación a otros” (imitazione dignus, ad virtutem provocans), que en principio sonaba muy bien, quizá mejor como máxima de un taco de almanaque de la época.

También sorprende que el lema “ejemplaridad”, adjetivo que recogía “la calidad de ejemplar”,  no apareciera hasta la edición del diccionario de la Real Academia publicado en 1925. Estas disquisiciones sólo pretender contextualizar un hecho claro: los adjetivos “ejemplar” y “ejemplaridad” no pertenecían al lenguaje común de este país y su clamorosa ausencia en el argot académico traducía algo muy claro: estas palabras no se suponían de los reyes y gobernantes, a diferencia del valor de los soldados que eran casi siempre “ejemplares” para los demás. Entre “edificativo” y “lo que da buen ejemplo y, como tal, es digno de proponerse por dechado para la imitación a otros”, anda la cosa de lo ejemplar y la ejemplaridad asociada. Así de sencillo y así de complejo a la vez, aunque de lo que sí estamos convencidos es que lo que ha pasado en la historia en reiteradas ocasiones, con muchas Coronas, Emperadores, Jefes de Estado y Presidentes, hasta nuestros días, es que todo el mundo sabía identificar qué personajes reales o no iban desnudos -de ahí el cuento de Andersen- ante los ojos pasmados de todos los que habían escuchado que el emperador llevaba un traje nuevo en su desfile ético por el mundo (el que quiera entender que entienda), también por este país y a lo largo de los siglos. Los silencios cómplices y los miedos reverenciales hicieron el resto, a lo largo de la historia, porque ya se sabía desde antiguo que “del Rey, abajo, ninguno”.

Ya sabemos por el cuento de Andersen, El traje nuevo del emperador, que los “tejedores” más próximos son los que menos ayudan a ser uno mismo, por muy perfectos que sean los reyes -al buen entendedor en este país con pocas palabras basta para comprender la extensión de este sustantivo regio a todas las clases políticas y sociales-, porque de todo hay en esa viña del Señor). En la política actual, por ejemplo. Hasta que un día cualquiera, en un momento especial, un niño, el del cuento de Andersen citado anteriormente o el de cuatro años que Groucho Marx buscaba apasionadamente para resolverle un gran problema (“¡hasta un niño de cuatro años sería capaz de entender esto!… Rápido, busque a un niño de cuatro años, a mí me parece chino“) o cualquier persona digna, da igual que sea mujer u hombre, nos desmontan todos los esquemas de la rutina diaria y salta la posibilidad de que podamos ser otros, verdaderos ciudadanos ejemplares, porque son los que de verdad denuncian a personas que suelen ir desnudas por el mundo con la obsesión de vivir la perfección apasionadamente, convencidos de que llevan incluso ropa de emperadores, Reyes o Reinas, Jefes o Jefas de Estado, Presidentes o Presidentas, Portavoces Parlamentarios como en el caso que nos ocupa hoy y así sucesivamente ante cualquier rango en las cadenas de mando en el mundo actual al revés, ropa cosida puntada a puntada por “modistos” o “tejedores” -supuestamente imparciales- que se refugian en ellos y son incapaces de decir la verdad de lo que está pasando a quienes cosen. Sobre todo, porque son profesionales de la farsa a cualquier precio y de clamorosos silencios cómplices.

En el contexto político en el que nos movemos en la actualidad, hay que empezar como Diógenes a buscar a políticos y personas ejemplares. Ya sabemos que lo “normal” es buscar el Norte De La Ejemplaridad en un mapa ético, que nos lleve a identificar y denunciar la dialéctica “vicios privados, públicas virtudes”, un nicho que cada vez ocupa más gente de todo tipo, plagado de personas mediocres con su mediocracia dentro. Además, con poder de hacer daño. Lo demás, consiste en tener cada día más claro que la ejemplaridad ética empieza por uno mismo para poder exigirla a los demás, aunque es verdad que lo que estamos viviendo en la actualidad, en relación con determinados representantes políticos y asociados (el que quiera entender, que entienda o se ubique por tanto), no es edificativo, es decir, no nos “conmueve” ni “excita al seguimiento de una virtud”. Lo que tenemos claro por ahora es que la ejemplaridad pública y ética de quienes nos gobiernan, tiene domiciliada su residencia habitual en la conciencia de los ciudadanos. Eso nos basta y es lo que nos debe preocupar, con la humildad reflejada en el famoso aserto de Terencio: nada humano me es ajeno. Lo ocurrido con Errejón, tampoco.

Vuelvo al último libro de Gomá, Universal concreto, quedándome ahora con una reflexión que emana de un planteamiento muy acertado: nos regimos por las leyes democráticas y por las costumbres, la ética consuetudinaria: “Las costumbres son imitaciones colectivas y, como todas las imitaciones, pueden tener por objeto un modelo o un ejemplo no ejemplar. En este último caso, las costumbres equivalen a un romo mimetismo que no cumple función política alguna y carece de simbolismo. Son de esta naturaleza las que practica la vulgaridad, que idolatra en masa ciertas notoriedades consagradas por los medios de comunicación como si se trataran de divinidades del Olimpo, cuando, en perspectiva filosófica, apenas son más que meros ejemplos sin ejemplaridad, que, en lugar de usar la inmensa influencia que atesoran para universalizar la ratio y favorecer el embellecimiento de la vida privada, entierran la vulgaridad triunfante en el mundo con toneladas de más vulgaridad. Las costumbres que van a tenerse en consideración en lo que sigue son de la otra clase: imitaciones colectivas de un modelo ejemplar, las llamadas buenas costumbres. No todas las costumbres son buenas, solo lo son las buenas costumbres, aquellas que con suavidad y tácito consenso contribuyen al cumplimiento de los fines políticos del Estado. Y son buenas costumbres democráticas las que promueven la socialización masiva y emancipadora del ciudadano, quien a causa de ellas tiene más fácil emprender la reforma pendiente”.

(1) Gomá Lanzón, Javier, Universal concreto, Barcelona: Taurus – Penguin Random House Grupo Editorial, S.A.U., 2023.

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.

UCRANIA, GAZA, LÍBANO, SAHEL Y PAÍSES EN GUERRA, EN GENERAL

¡Paz y Libertad!

Existe evidencia científica de la relación entre pobreza y determinados trastornos mentales

Sevilla, 27/X/2024

Consciente de mi cercanía profesional a la realidad de la pobreza severa y la exclusión social en Andalucía, deseo abordar hoy en este cuaderno digital una cuestión que preocupa cada día más a la población de este país: ¿es la pobreza y exclusión social, causa o consecuencia determinante de los trastornos mentales?

Como reitero permanentemente en mis análisis de datos científicos, es importante en la vida emitir juicios, solamente, cuando están suficientemente informados. En esta ocasión, con especial énfasis en relación con la interrelación pobreza y salud mental, para no caer en análisis reduccionistas y simplistas que, al final, no aportan nada a la sociedad y a las personas que sufren determinados trastornos mentales.

En este contexto, he leído con la atención profesional que merece un estudio publicado el pasado 10 de julio en la revista científica Nature Human Behaviour, que recoge datos de la relación bidireccional entre pobreza y determinados trastornos mentales: “No está claro si la pobreza y la enfermedad mental están causalmente relacionadas. Utilizando
datos del Biobanco del Reino Unido y del Consorcio Genómico Psiquiátrico, se ha examinado la evidencia de vínculos causales entre la pobreza y nueve enfermedades mentales (trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), anorexia nerviosa, trastorno de ansiedad, trastorno del espectro autista, trastorno bipolar, trastorno
depresivo mayor, trastorno obsesivo-compulsivo, trastorno por estrés
postraumático y esquizofrenia). Aplicamos modelos de ecuaciones
estructurales genómicas para derivar un factor común de pobreza a partir de los ingresos familiares, los ingresos laborales y la privación social. Luego, utilizando la aleatorización mendeliana, encontramos evidencia de que la esquizofrenia y el TDAH contribuyen causalmente a la pobreza, mientras que la pobreza contribuye al trastorno depresivo mayor y la esquizofrenia, pero disminuye el riesgo de anorexia nerviosa. La pobreza también puede contribuir al TDAH, aunque con incertidumbre
debido a una pleiotropía desequilibrada [fenómeno genético]. Los efectos de la pobreza se redujeron aproximadamente en un 30% cuando realizamos ajustes en función de la capacidad cognitiva. Se justifican más investigaciones sobre las relaciones bidireccionales entre la pobreza y las enfermedades mentales, ya que pueden orientar los esfuerzos para mejorar la salud mental de todos”.

Como lo que intento es ofrecer siempre una información de carácter divulgativo en este cuaderno digital, lo que se deduce de este estudio es que la pobreza contribuye al trastorno depresivo mayor y a la esquizofrenia, mientras que, por su parte, la esquizofrenia y el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) incrementan el riesgo de pobreza, lo que acota bien la bidireccionalidad citada en estos supuestos sin que se deduzca por ello una generalización en todas las enfermedades mentales.

Para corroborar estos resultados, Marco P. Boks, miembro del Departamento de Psiquiatría del Amsterdam University Medical Center y uno de los autores del estudio, en respuesta al diario El País, ha confirmado que “La evidencia es contundente: la desigualdad y la pobreza sí contribuyen a las enfermedades mentales. Es cierto que la predisposición genética influye en el riesgo para la salud mental, pero la evidencia reciente sugiere que la contribución del trasfondo genético a la salud mental podría haber sido sobreestimada, y la contribución del entorno es mayor de lo que se pensaba anteriormente. Además, el trasfondo genético no es modificable, mientras que la pobreza es en gran medida un problema creado por el hombre”.

En mi artículo reciente Preocupante informe sobre pobreza y exclusión social en Andalucía, presentado por la Red Andaluza de Lucha contra la Pobreza y Exclusión Social, alertaba sobre esta realidad social en mi Comunidad, con datos muy preocupantes: “El 35,8 % de la población de Andalucía, es decir, unas 3,04 millones de personas están en riesgo de pobreza y/o exclusión social en el año 2022”. Si relacionamos estos datos con los resultados anteriormente expuestos, creo que estamos avisados sobre su probable correlación con trastornos mentales anunciados en Andalucía.

Así lo expresé también el pasado 10 de octubre, con motivo de la celebración del Día Mundial de la Salud Mental, cuando consideré de especial interés público difundir el comunicado que la Junta Directiva de la Asociación Andaluza de Profesionales de la Salud Mental de Andalucía (AAN), trasladó a la ciudadanía sobre las prácticas en salud mental, en un texto largo, que ellos justificaron por la gravedad de la situación que estamos viviendo: “Estamos retrocediendo peligrosamente a una nueva época manicomial, aunque de una forma mucho más maquillada y sibilina. Ahora el Psiquiátrico está en la calle, se construye con la imposición del diagnóstico y se asegura con la prescripción de fármacos. Las personas sufren, pero no porque están «mal hechas». Sufren porque tienen problemas. Dificultades muy variadas y únicas que tienen que ver con su infancia, sus traumas, su precariedad, su soledad, su falta de perspectiva de futuro. Si desde ahí surge un problema clínico, es responsabilidad de los sistemas públicos de salud mental estar a la altura de sus necesidades. Callándoles con pastillas, anulándoles con un diagnóstico, encerrándoles en dispositivos y privándoles de derechos solo perpetuamos las políticas de exclusión manicomiales que confunden cuidar con controlar, que se olvidan de la gente y solo tratan cuerpos. Nos dedicamos a la salud mental porque nos gusta tratar con la gente, no porque queramos someterlas a tratamientos. Solo pedimos que las políticas de nuestra Comunidad nos permitan y nos ayuden a acompañar a las personas como se merecen”.

Es paradójico el hecho de que en este siglo, al que llamo el “siglo del cerebro”, por las perspectivas esperanzadoras en los avances científicos en torno al descubrimiento progresivo de su funcionamiento y, a su vez, de las disfunciones que llevan a los trastornos mentales, la pobreza continúa arrojando datos estremecedores en el mundo, a través de guerras genocidas y sin sentido, así como la migración mundial escalofriante por el hambre y el miedo a vivir en una inseguridad vital insoportable.

No hay duda alguna de la causa de esta paradoja, tal y como lo resume perfectamente el doctor Marco P. Boks, uno de los autores del estudio citado hoy: “la evidencia reciente sugiere que la contribución del trasfondo genético a la salud mental podría haber sido sobreestimada, y la contribución del entorno es mayor de lo que se pensaba anteriormente. Además, el trasfondo genético no es modificable, mientras que la pobreza es en gran medida un problema creado por el hombre”. Estamos avisados: la desigualdad y la pobreza sí contribuyen a las enfermedades mentales.

NOTA: la imagen de la cabecera se ha recuperado del informe Familias en riesgo, publicado en 2020 por la ONG Save the Children


CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN
: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.


UCRANIA, GAZA, LÍBANO, SAHEL Y PAÍSES EN GUERRA, EN GENERAL

¡Paz y Libertad!

A las zapatillas de los migrantes les cortan los cordones para que no huyan


Zapatos en una orilla del Danubio (Budapest), en memoria de las víctimas del Holocausto / Can Togay y Gyula Pauer, 2005

Sevilla, 26/X/2024

En este mundo al revés, me conmueve y conturba conocer cómo se trata a los migrantes que huyen de su horror particular, casi siempre en familia, que intentan un día tras otro entrar en Estados Unidos por la frontera mexicana, con medidas de la Administración Biden, que ha endurecido las condiciones legales para impedir que estas familias migrantes puedan alcanzar sus legítimos sueños de libertad.

En este contexto, he leído lo que está pasando estos días en Nogales, en la frontera de México con Arizona, otro lugar en el mundo caliente de la migración, que se comenta por sí sólo y que hiela el alma humana: “María Gabriela está sentada en el banco metálico llamando por teléfono mientras se seca las lágrimas con la manga de la camiseta gris. Sus dos hijos, un niño de apenas cuatro años y una niña un poco más mayor, están sentados a su lado. Los ojos oscuros, abiertos como platos. La niña se apoya en el respaldo y da una patada al aire. Las zapatillas, ennegrecidas por el polvo, no tienen cordones. Ninguno de los zapatos de las decenas de deportados que se aglomeran fuera del puerto de entrada de Nogales, en la frontera de México con Arizona, los tiene. Los oficiales norteamericanos, “la migra”, se los cortan una vez detenidos para impedir que huyan. Se trata de una práctica habitual”.

Me ha costado trabajo seguir leyendo esta crónica periodística, pero expone con el dramatismo que lleva dentro, la realidad de la migración mundial, un viaje hacia ninguna parte que inician millones de personas a lo largo y ancho del mundo en busca de un mundo mejor que les permita vivir en paz y obtener la alimentación y condiciones de vida digna indispensables, porque en sus países de origen sólo existe el terror y el miedo a morir por un precio simbólico que impone el contexto social y el desorden político no inocente en el que viven a diario. En definitiva, sus vidas no valen nada.

A lo largo de la crónica citada, aparece una palabra, deportación, que está desgraciadamente de moda. En Europa, por ejemplo, está haciendo estragos el modelo Meloni, auspiciado por la presidenta italiana, para crear espacios de deportación “pura y dura” en otros países, no europeos por supuesto, en este caso Albania, como bálsamo de Mirabrás, para “acoger” la nueva política migratoria europea. Nuevo siglo, nuevos modelos de deportación, como si la historia no nos hubiera enseñado nada de su significado profundo, del que Europa sabe mucho.

Las deportaciones no llevan a nada bueno. Con el gesto despreciable de cortar los cordones de las zapatillas de esos niños de los que hablaba al principio, he recordado, salvando lo que haya que salvar, la imagen de unos zapatos en una orilla del Danubio (Budapest), en broce inmovilizado, en memoria de las víctimas del Holocausto, que simbolizan todavía hoy la barbarie nazi en Hungría (1944-1945), sumiéndome de nuevo en un silencio sepulcral, porque se dice casi todo mediante una representación simbólica de aquellas personas judías, que por el mero hecho de serlo, se les despojaba de sus zapatos y caían fusilados al Danubio. Sus autores lo quieren recordar para que la historia no sea injusta con ellos, con sus antepasados, que fueron coherentes hasta el final.

Al final, constatamos una vez más que el desprecio hacia el ser humano sigue vivo. Mientras que digiero este drama, valoro hoy más que nunca el significado de aquellos zapatos coherentes de quienes los llevaban, con sus creencias dentro, así como el de las zapatillas con los cordones cortados, de unos niños y niñas migrantes, que no entienden nada de lo que está pasando en este loco mundo al revés. Comprendo mejor que nunca, junto a Galeano, que si Alicia renaciera en nuestros días, no necesitaría atravesar ningún espejo: le bastaría con asomarse a la ventana. Al fin del milenio, el mundo al revés está a la vista: es el mundo tal cual es, con la izquierda a la derecha, el ombligo en la espalda y la cabeza en los pies.

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.


UCRANIA, GAZA, LÍBANO, SAHEL Y PAÍSES EN GUERRA, EN GENERAL

¡Paz y Libertad!

Las pequeñas cosas del gran Serrat

Sevilla, 25/X/2024

La canción interpretada por Joan Manuel Serrat, Aquellas pequeñas cosas, después de su breve discurso al recibir hoy el Premio Princesa a las Artes 2024, que al haber sido bueno, considero dos veces bueno (Baltasar Gracián, dixit), simboliza el mejor agradecimiento a un premio que, a los que le valoramos a través de su vida y obra, consideramos merecido, justo y necesario en un mundo descreído y falto de valores.

Creo que Serrat ha dado hoy una gran lección de dignidad humana, en tan sólo tres minutos de su memoria histórica y muy cerca, a su vez, de una realidad de mercado que le rodea, nos rodea, y que ha denunciado: “Tal vez por eso no me gusta el mundo en que vivimos, hostil, contaminado e insolidario, donde los valores democráticos y morales han sido sustituidos por la avidez del mercado, donde todo tiene un precio. No me gusta ser testigo de atrocidades sin unánimes y contundentes respuestas”. Por esta razón, adjunto el texto oficial de su intervención, con las modificaciones y pausas cargadas de sentimientos y emociones al pronunciarlo personalmente:

Majestades,
Altezas Reales,
dignísimas autoridades,
distinguidos premiados,
señoras y señores.
Buenas tardes.

Se me ha recomendado brevedad. Me parece muy prudente. Por mi experiencia, la brevedad, en general, siempre se agradece.

En mis años universitarios, obligado a complementar la magra beca de estudios, antes de que fuesen remuneradas mis habilidades en el mundo de música, tuve que recurrir, como tantos de ustedes, a empleos eventuales. En uno de ellos, para casos de urgencia de los empleados, la empresa tenia habilitado un teléfono que funcionaba a base de fichas celosamente controladas por el encargado, un hombre de confianza de la casa, que racionaba el tiempo en
plan estajanovista y distribuía celosamente los codiciados objetos. Tiene para tres minutos joven, tal vez le parezca poco tiempo, pero cuando se tiene algo importante que comunicar, tres minutos son mas que suficientes”.

Trataré.

Como ven, soy un señor mayor tirando a viejo. Vengo de una larga posguerra y de una familia humilde que me dio lo mejor que podrán hallar en mi. En el camino azaroso fui encontrando las razones para seguir adelante y con el
impulso de los sueños llegué hasta aquí.

Soy una persona que se siente querida y respetada, a la que le gusta su oficio. Cantar y escribir canciones.

Soy un hombre partidario de la vida.
Prefiero los caminos a las fronteras, la razón a la fuerza y el instinto a la urbanidad.

Soy un animal social y racional que necesita del hombre mas allá de la tribu.

Creo en la tolerancia. Creo en el respeto al derecho ajeno y el diálogo como la única manera de resolver los asuntos justamente.

Creo en la libertad, la justicia y la. Valores que van de la mano o no lo son.

Tal vez por eso no me gusta el mundo en que vivimos, hostil, contaminado e insolidario, donde los valores democráticos y morales han sido sustituidos por la avidez del mercado, donde todo tiene un precio. No me gusta ser testigo de atrocidades sin unánimes y contundentes respuestas.

No me conformo al ver los sueños varados en la otra orilla del rio.

¿Cuándo llegará el tiempo de vendimiar los sueños?, me pregunto de mala gana, al ver partir a los amigos sin cosechar.

Quiero dejar el recuerdo de un buen hombre, justo y agradecido y espero no haber llegado hasta hoy para mostrar gratitud y afecto a quienes generosamente me han regalado su
amistad, su compañía y su consejo pero, por si acaso desde aquí, quiero dar las gracias a mis maestros que han sido muchos, a mis compañeros, a los amigos que han compartido el
camino conmigo y que me han estimulado y ayudado a sabiendas o no a recorrerlo y sobre todo quiero agradecer a mi mujer haberme permitido compartir la vida con ella.

Gracias a mis padres que me la dieron y a mis hijos y a mis nietos que son mi mayor orgullo.

Gracias a los que han hecho suyas mis canciones y a todos los que desde los cuatro puntos cardinales se alegran conmigo al ver mi nombre unido a la rotunda lista de galardonados con
este Premio.

Gracias por su tiempo y buenas tardes.

Es verdad que las pequeñas cosas de la vida ordinaria, las convierte en grandes y hermosas, a través de sus canciones, el gran Serrat.

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.


UCRANIA, GAZA, LÍBANO, SAHEL Y PAÍSES EN GUERRA, EN GENERAL

¡Paz y Libertad!

Vicios privados, públicas virtudes: un eterno retorno en política (II)

Dejad, pues, de quejaros: sólo los tontos se esfuerzan / por hacer de un gran panal un panal honrado. / Querer gozar de los beneficios del mundo, / y ser famosos en la guerra, y vivir / con holgura, / sin grandes vicios, es vana / utopía en el cerebro asentada. / Fraude, lujo y orgullo deben vivir / mientras disfrutemos de sus beneficios.

Bernardo de Mandeville, La fábula de las abejas: o Vicios Privados, Beneficios Públicos, 1705.

Sevilla, 25/X/2024

Hace tan sólo ocho meses escribí un artículo con este título, en este cuaderno digital, que vuelvo a utilizar hoy en su quintaesencia cuando hemos conocido las últimas noticias sobre el portavoz de SUMAR en el Congreso de los Diputados, Íñigo Errejón, que le han llevado a la dimisión de la portavocía de su grupo parlamentario, abandonar el escaño y apartarse de la política de forma inmediata, todo ello expresado mediante una carta repleta de eufemismos exculpatorios, pero que escondía hechos muy graves en relación con la violencia de género, por simplificarlo ahora hasta que se conozcan más detalles. Esta situación nos lleva a una reflexión sobre la no ejemplaridad política, que he tratado ya en este cuaderno digital y que ahora retomo por la urgente, necesaria y didáctica dimisión anunciada, por la responsabilidad que un político en ejercicio tiene que respetar siempre cuando le salpican hechos irrefutables de violencia de género en este caso, aunque personalmente su trayectoria política haya sido hasta ahora «aparentemente impecable». Vicios privados, públicas virtudes, en pocas palabras. Silencios cómplices, también.

Ante lo ocurrido, hay que responder, políticamente hablando, con ejemplaridad a marchas forzadas. Hace tanto daño público lo que pasa casi a diario, que acusamos cansancio ético, porque estamos rodeados y, lo peor, se extiende como mancha de aceite la desafección política, a veces irrecuperable.

Hace catorce años escribí el post que sigue, con un título aparentemente cinematográfico, Vicios privados, públicas virtudes, aunque ya advierto, desgraciadamente, que en este caso cualquier parecido con la realidad de lo allí expuesto y hoy vivido y sentido, no es pura coincidencia. Cuando vivía en Roma, ciudad que siempre es un peligro para caminantes sensatos, vi durante muchos meses el cartel de la película con este título y no lo he olvidado. Tal cual, sobre todo cuando esta dualidad impresentable se lleva a cabo como eterno retorno en política.

El hartazgo de determinadas actitudes políticas hace estragos y mucho daño en democracia, por lo que no me resisto a seguir defendiendo a capa y espada la honradez de miles de personas que ejercen la política dignamente, aunque la condición humana, que no me es ajena, se aproxima con demasiada frecuencia a estos precipicios de indignidad. Todas las personas que ejercen la política, no son iguales. No hace falta dar nombres, porque nos hemos quedado con la cara de los que ocupan el desgraciado ranking de la indignidad. Pero necesitamos protegernos de este maremoto político con olas de corrupción que nos sobrepasan en el acontecer diario.

Vuelvo a publicar aquellas palabras, a las que no quito punto o coma de la época en que se escribió, porque es también lo que sucede en la actual, salvando lo que haya que salvar. La última frase, mezcla de enigma y desasosiego social, sigue teniendo gran valor en el momento actual: «Es probable que el conocimiento nos permita comprender entonces que los vicios son públicos cuando personalmente ya no sabemos vivir con nosotros mismos, porque hemos perdido el espacio privado y necesario de la virtud en un panal social que nos desborda, aceptando desgraciadamente el principio del conformismo cómplice e impresentable del manual ético de Bernardo de Mandeville: Dejad, pues, de quejaros: sólo los tontos se esfuerzan por hacer de un gran panal un panal honrado«.

Al fin y al cabo, muchas personas acaban mirando sin pestañear a la mujer del César.

______________________________

VICIOS PRIVADOS, PÚBLICAS VIRTUDES

Un gran panal, atiborrado de abejas
que vivían con lujo y comodidad,
mas que gozaba fama por sus leyes
y numerosos enjambres precoces,
estaba considerado el gran vivero
de las ciencias y la industria.

Bernardo de Mandeville (1670 (?)-1733), El panal rumoroso: o la redención de los bribones

Para los que pertenecemos a la generación en la que sabemos que todavía, en tiempo de crisis, nos queda la palabra, escribo este post como microacto solidario para romper silencios cómplices, conformistas, acerca de personas y situaciones que sufren en democracia: niños amenazados por la larga sombra de la pederastia en la Iglesia y fuera de ella, personas que ejercen la política y son honrados, porque no todos son iguales, jueces dignos como Garzón y otros muchos como él preocupados para que no pase sin pena ni gloria el dolor que perdura por los efectos de la Guerra Civil, y mujeres al borde de la muerte física, psíquica y social porque existen hombres e instituciones que no aceptan que desarrollen su inteligencia en libertad. 

Desde la ventanilla del autobús 881, en Roma, veía en 1976 el cartel de la película de Miklós Jancsó que llevaba este título, Vicios privados, públicas virtudes. El cine que la proyectaba estaba a solo unos metros de la Ciudad del Vaticano (¡qué paradoja!) y, una y otra vez, la he recuperado en mi memoria de hipocampo en estos últimos días de desasosiego ético nacional e internacional, con las noticias de la pederastia en la Iglesia, la trama de corrupción Gürtel, el proceso abierto contra el juez Garzón y el azote de la violencia de género, por poner ejemplos reales. La tentación inmediata es agregarnos inmediatamente al grupo de opinión mayoritaria de este país alejado de la teoría crítica constructiva y ver siempre en los otros lo que no somos capaces de integrar como una realidad de la condición humana que hay que saber enjuiciar con frialdad para no cometer errores dogmáticos e inquisidores, y para no caer, obviamente, en el determinismo cruel del mal y del bien necesarios, propugnado ya en el siglo XVIII por Bernardo de Mandeville, en un poema “anónimo” que publicó en 1714 (1), que formaba parte de un libro titulado The Fable of the Bees: or Private Vices, Public Benefits(La fábula de las abejas: Vicios Privados, Públicos Beneficios):

… empeñados por millones en satisfacerse
mutuamente la lujuria y vanidad.
… Los abogados, cuyo arte se basa
en crear litigios y discordar los casos,
… Deliberadamente demoraban las audiencias,
para echar mano a los honorarios;
… Los médicos valoraban la riqueza y la fama
más que la salud del paciente marchito
… Y la misma Justicia, célebre por su equidad,
aunque ciega, no carecía de tacto;
su mano izquierda, que debía sostener la balanza,
a menudo la dejaba caer, sobornada con oro
… El curioso resultado es que mientras
cada parte estaba llena de vicios,
sin embargo todo el conjunto era un Paraíso.

Este espectáculo, al que asistimos como testigos de cargo casi siempre, al grito de los tahúres de Mandeville, «¡Dios mío, si tuviéramos un poco de honradez»!, traduce la realidad cruel de una sociedad que está tocada en su alma. No nos engañemos. Mientras que la preocupación social más extendida del triunfo a toda costa y la exigencia de la felicidad como derecho constitucional siga campando en el terreno de la violencia reactiva, porque la llamada crisis de valores, de la que todo el mundo habla pero que casi nadie concreta, no acaba de analizarse con el rigor y urgencia que necesita, es muy difícil exigir de los demás la ejemplaridad, sin que empiece la auténtica conversión por uno mismo. 

Vicios privados y públicas virtudes, es una expresión que va más allá del título de una película, porque la trasciende y recoge una realidad notoria en la sociedad actual. En un Estado de derecho debemos confiar siempre en la Justicia para abordar los delitos privados y públicos. Pero la solución está también y, básicamente, en otro ámbito: en la generación de responsabilidades públicas y privadas, individuales y colectivas, basadas en dos grandes principios, el del conocimiento y el de la libertad. Conocimiento, para saber por qué ocurren las cosas, por qué debemos recurrir siempre a la inteligencia para resolver conflictos, con su gran carga de sentimientos y emociones a la que siempre está ligada. Y, por supuesto, la libertad para educarla en el sentido más pleno del término. Educación y saber ser y estar en clave de ciudadanía, son dos grandes principios que necesitan ser reforzados y blindados a marchas forzadas en nuestro país, en todos los niveles sociales posibles. De esta forma, sabremos analizar mejor, con humildad, por qué el ser humano es capaz de practicar la violencia con los niños, robar dinero público, quitar legitimidad a un juez o hacer daño a una mujer, de muchas formas, sin caer tampoco en el diseño de un mundo feliz que no existe de forma global, aunque sí individual para quien se lo propone, sin necesidad de dioses o de la fatal aceptación del mal como “semilla” necesaria del bien, volviendo a Mandeville, al intervenir esos dioses salvadores (de cualquier tipología) que citaba anteriormente, para poner orden en un mundo tan enloquecido:

Pero, ¡oh, dioses, qué consternación!
¡Cuán grande y súbito ha sido el cambio!
Los tribunales quedaron ya aquel día en silencio,
porque ya muy a gusto pagaban los deudores.
… Quienes no tenían razón enmudecieron,
… con lo cual nada podía medrar menos
que los abogados en un panal honrado.
… La Justicia, no siendo ya requerida su presencia,
con su séquito y pompa se marchó.
Abrían el séquito los herreros con cerrojos y rejas,
luego los carceleros, torneros y guardianes.
… Todos los ineptos, o quienes sabían
que sus servicios no eran indispensables se marcharon;
no había ya ocupación para tantos.
… ¡Contemplad ahora el glorioso panal, y ved
cómo concuerdan honradez y comercio!

Es probable que el conocimiento nos permita comprender entonces que los vicios son públicos cuando personalmente ya no sabemos vivir con nosotros mismos, porque hemos perdido el espacio privado y necesario de la virtud en un panal social que nos desborda, aceptando desgraciadamente el principio del conformismo cómplice e impresentable del manual ético de Mandeville:  Dejad, pues, de quejaros: sólo los tontos se esfuerzan por hacer de un gran panal un panal honrado.

(1) García-Trevijano, Carmen (1994). El reverso de la utopía. Actualidad de «la fabula de las abejas» de Bernardo de MandevillePsicología Política9, 7-20.

NOTA: La imagen utilizada en este post fue recuperada el 10 de abril de 2010 de: http://www.infoagro.com/noticias/2008/5/1458_agricultura_abre_plazo_solicitar_ayudas_al_fomento.asp

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UCRANIA, GAZA, LÍBANO, SAHEL Y PAÍSES EN GUERRA, EN GENERAL

¡Paz y Libertad!

A quien corresponda…, en este país

Joan Manuel Serrat, A quien corresponda (1981)

Sevilla, 23/X/2024

Ayer vi a Joan Manuel Serrat en Oviedo, con su alma joven, a la espera de recoger el merecido Premio Princesa de Asturias de las Artes 2024, otorgado por el jurado designado a tal efecto, “por el alcance de una trayectoria artística que trasciende la música y se hace referente cívico, sumando a las letras de sus canciones la fuerza del himno colectivo con voluntad universal. En el trabajo de Serrat, de honda raíz mediterránea, se aúna el arte de la poesía y la música al servicio de la tolerancia, los valores compartidos, la riqueza de la diversidad de lenguas y culturas, así como un necesario afán de libertad. Defensor del diálogo frente a la crispación, la obra de Joan Manuel Serrat es un exponente de su irrenunciable vocación de tender puentes entre países y generaciones”.

Figura en un lugar preferente en la banda sonora de mi vida y creo que hoy puedo y debo recuperar una canción suya, A quien corresponda, porque es una carta abierta de urgencias sociales ante un mundo al revés. Suena con la misma fuerza de hace cuarenta y tres años, cuando la cantó por primera vez.

No quito ni pongo palabra, punto o coma alguna. Tal cual, suena como si la cantara hoy ante un mundo descreído, que busca diariamente a quien corresponde atender, en todas sus manifestaciones posibles, el interés general de la ciudadanía, ante responsables del desaguisado mundial y local en el que estamos instalados, que viven a cuestas con el consabido “¿acaso soy yo?”. Sin inmutarse ni un pelo, sin vergüenza alguna.

Ese es el encanto premiado de Serrat, que nunca se va de nuestras vidas aunque ya no esté en los escenarios, ante el público que lo respetó y cuidó siempre, porque para muchos, en democracia, siempre ha sido es y será, uno de los nuestros:

Un servidor 
Joan Manuel Serrat, 
casado, mayor de edad, 
vecino de Camprodón, Girona.
Hijo de Angeles y de Josep, 
de profesión cantautor 
y natural de Barcelona,
según obra
en el registro civil, 
hoy, lunes, 20 de Abril de 1981
con las fuerzas de que dispone
atentamente

EXPONE dos puntos:

Que las manzanas no huelen
que nadie conoce al vecino,
que a los viejos se les aparta
después de habernos servido bien.

Que el mar está agonizando
que no hay quien confíe en su hermano,
que la tierra cayó en manos
de unos locos con carnet.

Que el mundo es de peaje y experimental,
que todo es desechable y provisional.

Que no nos salen las cuentas,
que las reformas nunca se acaban,
que llegamos siempre tarde,
donde nunca pasa nada.

Por eso
y muchas deficiencias más,
que en un anexo se especifican,
sin que sirva de precedente,
respetuosament
e

SUPLICA

Se sirva tomar medidas
y llamar al orden a esos chapuceros,
que lo dejan todo perdido 
en nombre del personal.

Pero hágalo urgentemente
para que no sean necesarios,
mas héroes ni mas milagros
para adecentar el local.

No hay otro tiempo que el que nos ha tocao,
acláreles quién manda y quién es el mandao.

Y si no tuviera en su mano
poner coto a tales desmanes,
mándeles copiar cien veces
«esas cosas no se hacen».

Gracia que espera merecer
del recto proceder,
de quien no suele llamarse a engaño,
a quien Dios guarde muchos años

AMÉN.

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.

UCRANIA, GAZA, LÍBANO, SAHEL Y PAÍSES EN GUERRA, EN GENERAL

¡Paz y Libertad!

Mario, el cartero de Neruda, llora hoy la ardiente ausencia de Antonio Skármeta

El cartero, 1994

Sevilla, 21/X/2024

El martes pasado falleció en Santiago de Chile, el gran escritor Antonio Skármeta (1940-2024), al que tanto debo en el fortalecimiento de mis creencias, sobre todo en mi ideología en defensa de la democracia que defiende y respeta el interés general al servicio de la sociedad, sobre todo el de los que menos tienen, el de los nadies. Lo seguí de cerca durante el exilio y he regalado en más de una ocasión su obra excelsa, “Ardiente paciencia”, convertida más adelante en un éxito cinematográfico de gran calado internacional.

Como pequeño homenaje a su vida y obra, vuelvo a publicar hoy el artículo que escribí el año pasado, en un día previo a las elecciones generales, recordándole expresamente en un contexto delicado y esperanzador para el país, cuyos resultados permitieron formar un gobierno de coalición progresista para una nueva legislatura, con apoyo expreso de otros partidos, incluido Junts, a pesar del precio tal alto que puso a sus escaños.

Sigo hoy agradeciendo la “ardiente paciencia” que aprendí de Neruda, cuando vivo de forma impaciente los ataques furibundos al gobierno actual, legítimo a pesar de la derecha y todas sus ramificaciones ultras, pensando con Salvador Allende, al que tanto defendió Skármeta, pagándolo con el exilio, que tenemos que seguir blindando la conquista compleja en democracia, que nos permite día a día seguir caminando por las grandes avenidas de la libertad.

Cuaderno de campaña / 12. Los empleados de Correos merecen el mismo respeto que Mario, el cartero de Neruda

Si la cultura nos enseña las mejores muestras de lo que significa la interpretación de la vida diaria, sé que Antonio Skármeta lo expresó de forma maravillosa en una obra, Ardiente paciencia, adaptada más tarde en un guion impecable para una película inolvidable, El cartero (de Pablo Neruda), rodada en una playa especial de una isla de nombre Pozzo Vecchio, conocida desde entonces como Playa del cartero, situada en Procida (Nápoles), donde se rodó una de sus escenas de más intensidad humana, en la que el cartero Mario (Massimo Troisi) y Beatriz (Mariagrazia Cucinotta) se encuentran por primera vez y se enamoran, lo que le presta en efecto un halo especial.

Sé que la isla Procida sí se conoce en el mundo del turismo insular de mercado, pero para mí era completamente desconocida, al igual que las islas a las que canta Saramago en un cuento preferido por mi persona de secreto, El cuento de la isla desconocida, hilo conductor de este blog o cuaderno digital, como me gusta nombrarlo: “todas las islas, incluso las conocidas, son desconocidas mientras no desembarcamos en ellas”, aunque sea la mujer del cuento la que conoce mejor que nadie lo que de verdad quiere decir a los cuatro vientos: “Si no sales de ti, no llegas a saber quién eres, El filósofo del rey, cuando no tenía nada que hacer, se sentaba junto a mí, para verme zurcir las medias de los pajes, y a veces le daba por filosofar, decía que todo hombre es una isla, yo, como aquello no iba conmigo, visto que soy mujer, no le daba importancia, tú qué crees, Que es necesario salir de la isla para ver la isla, que no nos vemos si no nos salimos de nosotros, Si no salimos de nosotros mismos, quieres decir, No es igual…”. Por ello, esta búsqueda impaciente se convierte en algo deseado y deseante, sentimiento interno que muestro tal y como lo aprendí, un día ya muy lejano, de Juan Ramón Jiménez.

Antonio Skármeta (1940-2024)

Recuerdo también el canto a la vida ante los silencios cómplices en las dictaduras de cualquier origen que hizo Antonio Skármeta en esa película de fuerte carga ideológica, que me impactó mucho, en una adaptación muy correcta de su novela Ardiente paciencia. Mario Jiménez, el cartero preferido de Neruda, aporta a la vida su deseo de aprender del maestro lo que le enseña en el terreno de la metáfora, valora el amor con la experiencia de Beatriz y lo que supone poner el nombre de Pablo Neftalí a su hijo, en homenaje a quien le llevaba siempre puntualmente las cartas hasta que se trunca su oficio de entregas por culpa del golpe de estado de Pinochet, cuando rodean la casa del escritor, donde apoyaba su antigua bicicleta. Recurre finalmente a la transmisión oral para contarle a Neruda lo que no le puede entregar en modo texto. Una gran metáfora, que he recordado hoy cuando el líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, dijo en un mitin reciente algo verdaderamente impresentable e insultante para los profesionales de Correos: “Le pido a los carteros que trabajen mañana, tarde y noche, y aunque no tengan los refuerzos suficientes que sepan que custodian algo sagrado”, seguido de un mensaje perturbador: “Les pido, con independencia de sus jefes, que repartan todos los votos”. Los profesionales de Correos no necesitan estas recomendaciones, cuando menos maliciosas, porque son profesionales de altura, a los que conozco bien por mis años de trabajo en la Administración Pública, donde siempre encontré en ese Organismo un apoyo incondicional a los servicios públicos.

De nuevo, ante la inquietud sobre lo que pueda ocurrir el próximo domingo, por los presagios de un supuesto triunfo de la alternancia política, me separo unos segundos de Neruda, cuando pronunció una frase gloriosa al finalizar su discurso en el acto de entrega del Premio Nobel: «En conclusión, debo decir a los hombres de buena voluntad, a los trabajadores, a los poetas, que el entero porvenir fue expresado en esa frase de Rimbaud: sólo con una ardiente paciencia conquistaremos la espléndida ciudad que dará luz, justicia, dignidad a todos los hombres». Hoy, no disfruto de ella en su expresión paciente, sino modulada por el prefijo negativo «im», exactamente como “ardiente im-paciencia”, con el significado que a través de los siglos conocemos: intranquilidad producida por algo que molesta o que no acaba de llegar. Reconozco que estoy instalado en ella, en la impaciencia ardiente, en esta recta final antes del Día de la Democracia, a través del voto, el próximo 23 de julio.

Reitero alto y claro que los profesionales de Correos, en toda su extensión, no necesitan estas recomendaciones de Feijóo, porque saben lo que hacen día a día. La metáfora de Skármeta, en su ardiente paciencia, muestra qué papel pueden llegar a jugar en la vida diaria de los ciudadanos y ciudadanas de este país, dignificando esta profesión. Estas palabras simbolizan su excelente desempeño profesional, que llevarán siempre mi reconocimiento y agradecimiento expreso por su trabajo bien hecho. Estoy convencido de que llegado el caso, ¡ojalá no ocurra!, los carteros y carteras de este país emularían lo que hizo Mario con Pablo Neruda, si no pudieran entregarnos las cartas y los documentos tan esperados, transmitiéndonos de forma oral los mejores mensajes que necesitáramos recibir. Esa es la auténtica metáfora de su valía profesional. ¿Saben por qué? Porque nunca se podrá sustituir el encanto de la espera de mensajes llenos de esperanza, cargados de derechos y deberes, como en este caso la documentación para votar, entregados por manos humanas como ejemplo del mejor servicio público que debemos proteger. En el día después de las votaciones, a pesar de la mala política de algunos líderes actuales, siempre habrá personas que esperarán sin descanso a su cartero o cartera de siempre para recibir palabras que nacen del alma, metáforas, que nunca se podrán empaquetar como si fueran una triste mercancía.

Banda sonora original de El cartero, compuesta por Luis Bacalov y Oscar a la mejor banda sonora 1996.

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.

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