Manuel Rivas, Premio Nacional de las Letras 2024 por su coherencia ética y literaria

Dedicatoria firmada y dibujada por Manuel Rivas, en su libro ¿Qué me quieres, amor?, 2016

Sevilla, 30/X/2024

El jurado que ha otorgado el Premio Nacional de las Letras 2024 a Manuel Rivas (A Coruña, 1957), ha justificado con bellas palabras, su justa decisión, tomada por “la extraordinaria calidad narrativa que aúna fuerza emocional y belleza formal y por la solidez de una trayectoria versátil y coherente construida con la sensibilidad y la defensa de la memoria histórica, la responsabilidad social y la lengua gallega. Pocos autores del panorama literario español, partiendo de un compromiso firme con su lengua, han conseguido alcanzar tal reconocimiento a nivel mundial. Su obra “acompaña su activismo, con una pluma que, sin adoctrinamiento, agita conciencias, induce a la reflexión y estimula el pensamiento hacia la defensa de la pluralidad lingüística y cultural y hacia la igualdad de género. Manuel Rivas, con una voz poderosa y singular, crea literatura y, con ella, vuelve a situar la escritura gallega en el olimpo de las Letras Nacionales”.

Siempre he admirado a este escritor polifacético, gallego por más señas, militante activo de su cuna y orígenes, muy presente en este humilde cuaderno digital. Es uno de mis maestros, al que recurro con frecuencia, porque aprendo mucho de él. La última vez, ha sido preparando un viaje a Galicia, porque su método para conocer su Comunidad no lo he olvidado nunca, recogido en un libro suyo, Galicia, Galicia. Este libro es un libelo de repudio al conservacionismo gallego de viejo cuño, político incluido, Rivas explica un método para conocer su tierra que cobra hoy una especial actualidad. Nos enseña a viajar con él, porque al final, caemos siempre en lo mismo: criticamos hasta la saciedad a este turismo que nos invade, a los otros, sin caer en la cuenta de que nosotros también hacemos a veces un turismo descontrolado, por imperativo del mundo actual, acabando como turistas al uso, a veces sin sentido y viajando hacia ninguna parte. Su lectura me ayudó a comprender qué significan las herbiñas de enamorar visitando una vez en la vida San Andrés de Teixidó, siguiendo también las indicaciones de Luar na Lubre, recomendando que cada uno, cada una, al leerlo, cambiando nombres, apellidos y situaciones, se quede con el fondo de lo expuesto. Es la única forma de comprender qué significa el turismo digno y ético que tanto necesitamos recuperar en nuestro país, abandonando el rol de volantistas (conductores sempiternos) por un tiempo y escogiendo un libro como la mejor guía para iniciar el mejor viaje posible a nuestra persona de secreto.

Este Premio, tan merecido “en vida”, en un país que se caracteriza por frecuentar los panegíricos de personas ilustres de todo tipo, profesión y lugar, eso sí, una vez fallecidas, cumple uno de sus objetivos cuando se creó en 1984, en tiempos de un Ministerio de Cultura que contempló la necesidad de poner en práctica, a través de acciones concretas, el artículo 149.2 de la Constitución Española, que señala el servicio de la cultura como deber y atribución esencial del Estado, destinado a reconocer el conjunto de la obra literaria de un autor vivo escrita en cualquiera de las lenguas españolas oficiales.

Además, aquí radica uno sus éxitos, porque la intención con la que se creó el premio era doble. A la vez que se reconoce la trascendencia de un autor y de la totalidad de su obra literaria, se incide -de acuerdo con el mandato constitucional- en la presencia de las lenguas españolas en la configuración de la cultura de nuestro presente y de nuestro futuro, integrada por una pluralidad de aportaciones lingüísticas que representan, cada una de ellas, una tradición literaria que forma parte de todo nuestro legado cultural.

Manuel Rivas es un maestro de la coherencia ética llevada a su forma de escribir en diferentes géneros, como periodista, poeta, novelista o columnista memorable en El País, siempre con su activismo ético dentro. Da igual el asunto que aborde, porque nunca defrauda. Se lo dije a él en una de sus visitas a Sevilla, en diciembre de 2016, para participar en una conferencia-diálogo, en el marco de los Diálogos Literarios en conmemoración de la primera circunnavegación de la Tierra, la Vuelta al Mundo de la expedición de Magallanes que completó Juan Sebastián Elcano. Cuando finalizó el encuentro, me acerqué para agradecerle lo aprendido a lo largo de los años de su lectura de compromiso activo. Le enseñé el libro que llevaba y que tanto quiero, ¿Qué me quieres, amor? Y nos lo dedicó con la maestría de los «alicientes» que tan bien conoce y que nos explicó en su intervención: la línea del horizonte que separa el mar del cielo, la luz que necesitamos siempre para iluminar cualquier viaje, con dos peces que van a en ambas direcciones porque suministran ideas en las idas y venidas de la vida, el libro abierto que escribimos a diario si nos comprometemos a defender el derecho a soñar y la unión íntima de humor y libertad, como mensaje explícito de su forma de ser en el mundo. Por cierto, libro editado por Bolboreta, mariposa en gallego, de quién aprendí el sentido de su alargada lengua, en un relato suyo precioso que no he olvidado nunca, La lengua de las mariposas. Sobre todo, para no participar en silencios cómplices en momentos cruciales de la vida, de este país, como ante la cordada de presos en los planos finales de su película homónima que tanto aprecio.

Aquél día, recibí de él un gran premio, el de su mensaje de que nos está permitido soñar, a través de un dibujo y palabras preciosas «con sentido», sus alicientes. Ayer, el país, le entregó uno muy importante, sobre todo por su coherencia ética y literaria, el Premio Nacional de las Letras, por “la extraordinaria calidad narrativa que aúna fuerza emocional y belleza formal y por la solidez de una trayectoria versátil y coherente construida con la sensibilidad y la defensa de la memoria histórica, la responsabilidad social y la lengua gallega”. ¡Mi enhorabuena más sincera, Manuel Rivas!, sobre todo porque me reafirma que otro mundo es posible con personas como tú, tan honesto y ligero de equipaje.

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.


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