Sevilla, 31/X/2024
Creo que estamos atravesando una etapa muy preocupante en nuestro país, donde sigue avanzando de forma imparable el ocaso de la democracia existente, que muchos millones de ciudadanos y ciudadanas deseamos defender, día a día, con ardor guerrero. Como ciudadano político, que cuido la democracia de este país y su memoria, así como la de mi Comunidad Autónoma, mi ciudad y mi barrio, como tantas veces he escrito en este cuaderno digital, considero imprescindible volver a leer hoy esta Ley, con motivo de la conmemoración en nuestro país del día de recuerdo y homenaje a todas las víctimas del golpe militar del 18 de julio de 1936, la Guerra Civil y la Dictadura franquista, una fecha establecida por la Ley 20/2022, de Memoria Democrática.
En esta disposición figuran páginas imprescindibles que ordenan en su objeto y finalidad la recuperación, salvaguarda y difusión de la memoria democrática, entendida ésta como conocimiento de la reivindicación y defensa de los valores democráticos y los derechos y libertades fundamentales a lo largo de la historia contemporánea de España, con el fin de fomentar la cohesión y solidaridad entre las diversas generaciones en torno a los principios, valores y libertades constitucionales: “Asimismo, es objeto de la ley el reconocimiento de quienes padecieron persecución o violencia, por razones políticas, ideológicas, de pensamiento u opinión, de conciencia o creencia religiosa, de orientación e identidad sexual, durante el período comprendido entre el golpe de Estado de 18 de julio de 1936, la Guerra de España y la Dictadura franquista hasta la entrada en vigor de la Constitución Española de 1978, así como promover su reparación moral y la recuperación de su memoria personal, familiar y colectiva, adoptar medidas complementarias destinadas a suprimir elementos de división entre la ciudadanía y promover lazos de unión en torno a los valores, principios y derechos constitucionales. Se repudia y condena el golpe de Estado del 18 de julio de 1936 y la posterior dictadura franquista, en afirmación de los principios y valores democráticos y la dignidad de las víctimas. Se declara ilegal el régimen surgido de la contienda militar iniciada con dicho golpe militar y que, como consecuencia de las luchas de los movimientos sociales antifranquistas y de diferentes actores políticos, fue sustituido con la proclamación de un Estado Social y Democrático de Derecho a la entrada en vigor de la Constitución el 29 de diciembre de 1978, tras la Transición democrática”.
El artículo 7 de esta Ley designa el 31 de octubre como un día dedicado a recordar a todas las víctimas de la represión que marcó una de las etapas más oscuras de la historia contemporánea española, que no se debe olvidar y menos minimizar o intentar borrar en el olvido no inocente, su conocimiento por parte de las generaciones actuales, porque es necesario, ahora más que nunca, mantener vivo el recuerdo de aquellos hechos traumáticos y trágicos, y al deber de evitar que las violaciones de derechos humanos ocurridas durante ese periodo puedan repetirse. La ley señala que este día debe contribuir a mantener en la memoria colectiva tanto los desastres de la guerra como los de toda forma de totalitarismo, así como a promover la reparación de la dignidad de las víctimas, ayudando a que estas sean reconocidas no solo por la ciudadanía actual, sino también por las generaciones venideras.
Si escribo hoy sobre esta conmemoración es porque sé que estamos avisados de que la democracia está entrando en nuestro país en un ocaso imparable. Estamos avisados, por tanto, aunque nos queda algo grandioso en democracia, la palabra de denuncia, tal y como aprendí en un día ya lejano de Blas de Otero: Si abrí los labios para ver el rostro / puro y terrible de mi patria, / si abrí los labios hasta desgarrármelos, / me queda la palabra. También, la música de Salvador Bacarisse, la Romanza del Concertino para guitarra y orquesta en La menor, que compuso desde su exilio a consecuencia de la guerra civil, en París, en 1952, tantas veces recordada en este cuaderno digital.
NOTA: escogí en 2017 el vídeo de cabecera de estas palabras en YouTube, porque el mensaje de la persona que lo colgó me parecía necesario para transitar por la memoria histórica de este país, como es el caso de Salvador Bacarisse: “Con este vídeo, hago un pequeño y humilde homenaje a Bacarisse y a los que fueron víctimas de sus propios días, sobre todo, a los que tras perder la guerra, por si fuera poco, tuvieron que marcharse. Murieron, perdieron y se marcharon, la gran mayoría lo hizo para siempre, y nunca han tenido el reconocimiento que también ellos merecen. Jamás olvidemos la historia, y aprendamos siempre de ella. Es por eso que, sin demonizar ni buscar culpables, sólo emito un reflejo más de esa época que, espero, al menos nos haya servido para aprender y no volver a cometer los mismos errores nunca más. Sé que este es un tema no superado en España y tenemos que buscar todos los medios para que así sea. Ha pasado más de ochenta años y no veo que haya habido un perdón de verdad. Sólo tratando esta época sin rencores podremos avanzar como sociedad, y este país podrá ser algo mucho mejor. Hay que encontrar algún nexo de unión, porque, aunque siempre existan divergencias políticas, la herida de la Guerra Civil española nunca se cierra porque nunca nadie parece querer curarla, sobre todo los que tan malamente nos gobiernan hoy día”.
CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.
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¡Paz y Libertad!
