
Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me dio el corazón que agita su marco
Cuando miro el fruto del cerebro humano;
Cuando miro el bueno tan lejos del malo,
Cuando miro el fondo de tus ojos claros.
Violeta Parra, Gracias a la vida
Sevilla, 3/XI/2024
Tenía este año la ilusión de acudir a la Feria del Libro en mi ciudad, respetando el lema oficial del evento, La ciudad entre los libros, en mi caso, un ciudadano andando entre casetas, sobre todo buscando una, en la que firmaba hoy su último libro, Gracias a la vida, una persona excepcional, Miguel Delibes de Castro (Valladolid, 1947), biólogo, hijo del escritor Miguel Delibes, al que he dedicado también páginas de este cuaderno digital en los últimos años, por su vida y obras de obligado reconocimiento y recuerdo.
Lo he seguido de cerca a lo largo de muchos años, por su encomiable labor en la Estación Biológica de Doñana y, en los últimos años, por su presidencia del Patronato de ese entorno privilegiado en nuestro país, en mi Comunidad Autónoma, en una actitud permanente de defensa de la vida y de la naturaleza que nos ha dado tanto en ese paraje. Era casi obligado que él dedicara unas palabras, en formato libro, a la quintaesencia de la ofrenda diaria y silente que la Naturaleza hace a la especie humana.
La sinopsis oficial de la publicación, que me ha firmado hoy con palabras cargadas de afecto, no deja duda alguna para invitarnos a su lectura atenta: “¿Por qué y cómo dependemos de la naturaleza para vivir? Gracias a los microbios por nutrirnos y defendernos, y a los hongos que han inventado remedios para matarlos; gracias a los insectos por alimentar a los pájaros, controlar la vegetación y polinizar las flores, y a los murciélagos que se los comen. ¿En qué quedamos? ¿Acaso existen microbios e insectos, biodiversidad, en definitiva, buena y mala, y deberíamos cuidar la una y erradicar la otra? Aunque no lo advirtamos, las personas comemos, bebemos, respiramos y disfrutamos de una temperatura adecuada porque otros seres vivos lo hacen posible. Un enorme conjunto de pesos y contrapesos interactuando, perfectamente integrado tras muchos millones de años de evolución, mantiene la biosfera en un equilibrio dinámico idóneo para las especies que la habitan, incluida la nuestra. Un canto a la asombrosa diversidad de vida que nos rodea y a la imprescindible naturaleza de la mano de uno de los biólogos españoles más destacados.
Gracias a la vida, lleva un subtítulo dentro que no le va a la zaga: La naturaleza indispensable, por ejemplo en el extraordinario avance de fármacos para curar enfermedades crónicas. Así lo explica en el capítulo dedicado a “las malas hierbas (que nos curan…)”: ¿Quién iba a decirnos que el meliloto y sus hongos escondían el secreto de los anticoagulantes, o que los ñames iban a posibilitar el descubrimiento de la píldora anticonceptiva? ¿Quién podía imaginar, y no hemos hablado de ello, la cantidad de hallazgos relevantes para la humanidad obtenidos gracias al uso de ratones, moscas del vinagre o planarias como animales de experimentación en los laboratorios? ¿Quién puede predecir los tesoros para nuestro bienestar que aún permanecen ocultos en la biodiversidad, a veces en seres aparentemente nimios, como las arqueas de las salinas de Santa Pola en las que Francis Martínez Mojica descubrió los mecanismos que han propiciado la edición de genomas? Los seres vivos han aportado mucho a nuestra salud, pero les queda mucho por ofrecer. Solo por orientar, el profesor Jeffrey McNeely, un clásico en la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), estimó que a finales de los ochenta del siglo pasado el valor comercial en los países desarrollados de las medicinas obtenidas de la naturaleza alcanzaba los 40.000 millones de dólares al año (aproximadamente 95.000 millones de hoy, a los que habría que sumar el dolor evitado y las vidas salvadas)». Maravillosas aportaciones de la Naturaleza a la vida, expuestas de forma didáctica por el biólogo Delibes.
Conocía la letra de la canción homónima al título del libro, Gracias a la vida, que Violeta Parra interpretaba como nadie y que también las recoge Miguel Delibes en el capítulo introductorio, A modo de justificación, porque el homenaje a través de sus investigaciones se lo debía a su padre, «el novelista Miguel Delibes» como lo cita en este libro, para demostrar la importancia de la biodiversidad, más allá de lo que Violeta Parra cantaba de forma sobrecogedora o lo que su padre relativizaba a la hora de compartir experiencias biológicas y literarias. En estas páginas de mi cuaderno digital, tienen un sitio especial las de la cantora chilena, que cantaba siempre porque debía cantar como compromiso social activo, que siempre recuerdo en una canción grabada en mi persona de secreto, desde que era niño, pensaba como niño y actuaba como niño, porque daba gracias a la vida por sus dos luceros, por el oído, el sonido, el abecedario, sus pies cansados, el corazón, la risa y el llanto.
Hoy, cuando contemplaba a Miguel Delibes firmando su libro, Gracias a la vida, ya «mi libro», he comprendido lo que quiere transmitir a quien lo quiera leer a través de diez capítulos, dedicados a las malas hierbas, las lombrices, los hongos, buitres, microbios, escarabajos, el fitoplancton, los murciélagos, los ostiones y las ostras, finalizando con la importancia de la existencia de los zorros. Me sobrecoge leer en sus palabras introductorias algo verdaderamente esperanzador, cuando afirma que le gustaría que «este libro pudiera entenderse como un himno a la vida, igual que la canción de Violeta Parra, aunque en este caso dirigido a la naturaleza, a la inmensidad de la vida no humana».
CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.
UCRANIA, GAZA, LÍBANO, SAHEL Y PAÍSES EN GUERRA, EN GENERAL
¡Paz y Libertad!

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