Mas el trabajo humano, con amor hecho, merece la atención de los otros…
Luis Cernuda, A sus paisanos, en La realidad y el deseo
Sevilla, 14/XI/2024 – 13:45 (UTC+1)
¡Qué gran noticia! Cuando voy en estos trágicos días de DANA en el país, de mi corazón a otros asuntos, como aprendí de Miguel Hernández en su soledad sonora, en su desconsuelo, y del timbo al tambo, como decía García Márquez, «peleando para sobrevivir a las perversidades de la incertidumbre”, conozco la noticia extraordinaria del nombramiento de Lucas Macías Navarro (Valverde del Camino (Huelva), 1978), como Director de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla (ROSS) a partir de septiembre de 2025, por «su excelente valía artística, su ascendente trayectoria profesional como director de orquesta» y «su capacidad de liderar proyectos sinfónicos y conectarlos con la sociedad en la que desarrollan su actividad», que hace justicia a un oboísta de talla internacional, también como director de orquesta, al que ya he dedicado páginas en este cuaderno digital, ensalzando su maestría con un instrumento que le hizo merecedor de un gran premio en el ICMA (International Classic Music Awards) de 2015, en la categoría de CD de Conciertos, por el Oboe Concerto – Sinfonía Concertante – Mozart y Haydn, junto a Claudio Abbado y la orquesta “Mozart” de Bolonia, en el que Lucas tocó como oboe solista, que les invito a escucharlo accediendo al enlace de la imagen de la cabecera de este artículo.
El gran director italiano Claudio Abbado cantó siempre la excelencia de Lucas como oboísta de fama mundial. No he olvidado las palabras de Lucas que figuraban en el programa de mano que se entregó en el concierto de gratitud de la ciudad de Lucerna (Suiza) a Claudio Abbado, que se celebró en abril de 2014, unos meses después de su fallecimiento en Bolonia (Italia). Básicamente, porque me impresionó la crónica que publicó el diario El País, el 8 de abril de ese año, bajo un título muy sugerente: Sinfonía de lágrimas, porque el concierto dedicado a su director tan querido y respetado, “suyo”, sí, para siempre, fue eso una sinfonía adornada de lágrimas tal y como lo recogía el citado cronista: “El cierre tenía que ser con Mahler, y al final de la Tercera sinfonía explotó colectivamente la emoción. Los músicos empezaron a abrazarse entre ellos, el público se puso en pie en una ovación interminable y nadie quería saludar en solitario, ni director ni instrumentistas. Fue una sinfonía de lágrimas, sin histéricas apoteosis, recordando a un director que siempre ha creído que la música por encima de todo es un ejercicio espiritual, un diálogo del alma”. Sin lugar a dudas, mucho más cuando entre lágrimas se podía leer también en el programa de mano del concierto, probablemente a duras penas, una frase de su oboísta preferido, Lucas Macías: “Gracias Claudio por haber sido el Ángel de la Guarda de los jóvenes músicos. Gracias por enseñarnos que en la música, como en la vida misma, lo fundamental es escucharnos los unos a los otros”.
Creo que es importante que resaltemos los éxitos amables de Andalucía, no solo los momentos difíciles que te agitan el alma, entristeciéndola casi todos los días. Lucas se merece que se publique a los cuatro vientos su excelencia musical como oboísta y director de orquesta, puesto que viene ya ejecutando en los últimos años, como reconocimiento de sus paisanos andaluces a lo que él aprendió un día, siendo niño, en Valverde del Camino (Huelva), en un modesto conservatorio elemental que supo ofrecerle la acogida que necesitaba para llegar un día a ser reconocido como un intérprete genial, muy querido y respetado por grandes directores de talla internacional. Muy pronto, como director de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla (ROSS), a partir de la temporada musical que se iniciará en 2025.
Gracias una vez más, Lucas, por ofrecernos la oportunidad de que se hable bien de Andalucía en España y a nivel mundial, por tu trayectoria y por esta designación en tu Comunidad querida, que ya disfruta también de tu elegante dirección orquestal desde 2020 en la Orquesta Ciudad de Granada. Lo necesitamos con urgencia vital ante noticias que nos hielan el corazón casi todos los días, escuchándote ahora en la maravillosa interpretación del Concierto de Oboe de Mozart (K. 314), en un primer movimiento, Allegro aperto, que recomiendo y que nos alegra el corazón cumpliendo una de las grandes misiones de la música, ser compañera en la alegría y medicina para el dolor (musica laetitiae comes, medicina dolorum).
Hoy, emulando a mi paisano Luis Cernuda, puedo decir con orgullo andaluz, que el trabajo humano del Maestro Lucas Macías Navarro, con amor hecho, ha merecido la atención de Sevilla, de su Real Orquesta Sinfónica.
CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.
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