
Sevilla, 9/I/2024
Aprendí de Miguel Hernández, hace ya muchos años, debido a mí matusalénica edad (que diría Benedetti), que para la libertad, sangro, lucho, pervivo, que para la libertad, mis ojos y mis manos, como un árbol carnal, generoso y cautivo, doy a los cirujanos. Por ello creo que la gente de bien, frente a la gente de mal en la alta política, la sociedad en general y en el vehículo principal de información hoy día, las redes sociales, caracterizados por ser mediocres en su esencia, que son legión en el mundo y que pueden hacer mucho daño en nuestro país, en mi Comunidad sin ir más lejos, debemos crear, al igual que deseaba Miguel Hernández, futuras miradas, solidarias, respetuosas con los demás, dignas y luchadoras en favor de una democracia que proteja el bienestar para todos. Aunar voluntades, en definitiva, como aprendí también en el Relato II de la Cantata de Santa María de Iquique: “Así, con el amor y el sufrimiento se fueron aunando voluntades”. Nexo común, Nexus, en estado puro. ¡Escúchenla!
Lo escribí en el mes de septiembre pasado y lo vuelvo a expresar hoy: las razones anteriores son las que me conducen a buscar conocimiento que me permitan proteger valores inalienables y el libro de Yuval Noah Harari, Nexus, que leo ahora con fruición, creo que lo ofrece a raudales, con argumentos convincentes. Harari es un autor al que sigo de cerca desde la publicación de Sapiens, una obra magna y la sinopsis oficial de Nexus ayuda a comprender, en este aquí y ahora existencial e histórico, el hilo conductor de la nueva obra: “En Nexus, Harari contempla a la humanidad desde la amplia perspectiva de la historia para analizar cómo las redes de información han hecho y deshecho nuestro mundo. Durante los últimos 100.000 años, los sapiens hemos acumulado un enorme poder. Pero, a pesar de todos los descubrimientos, inventos y conquistas, ahora nos enfrentamos a una crisis existencial: el mundo está al borde del colapso ecológico, abunda la desinformación y nos precipitamos hacia la era de la I.A. Con todo el camino andando, ¿por qué somos una especie autodestructiva? A partir de una fascinante variedad de ejemplos históricos, desde la Edad de Piedra, pasando por la Biblia, la caza de brujas de principios de la Edad Moderna, el estalinismo y el nazismo, hasta el resurgimiento del populismo en nuestros días, Harari nos ofrece un marco revelador para indagar en las complejas relaciones que existen entre información y verdad, burocracia y mitología, y sabiduría y poder. Examina cómo diferentes sociedades y sistemas políticos han utilizado la información para lograr sus objetivos e imponer el orden, para bien y para mal. Y plantea las opciones urgentes a las que nos enfrentamos hoy en día, cuando la inteligencia no humana amenaza nuestra propia existencia”.
En tiempos de polarización política, pensamiento único, deserciones políticas, corrupción, noticias falsas, máquinas de fango, desencanto con casi todo lo que se mueve, justificaciones imposibles, desafección del compromiso social y mala prensa del sector público, es fácil iniciar conversaciones en las que los que piensan de forma diametralmente opuesta a nuestras convicciones suelen rematar la faena dialógica diciendo con sonrisa sarcástica algo que me enerva: al fin y al cabo, da igual lo que estamos discutiendo porque estamos diciendo lo mismo. Por si había alguna duda sobre este aserto tan vano, agregan un estrambote final más impresentable todavía: es que todos vamos en el mismo barco. No. Hay que huir como de la peste de las personas que opinan de esta forma con maniobras envolventes, para agregarnos al Club de los Tibios, Tristes e Indignos, que todos los días fletan barcos de desencanto y conformismo, porque no soportan verte en la cola del Club que está siempre enfrente: el de las Personas Dignas, siempre abierto, sobre todo para los que navegan en patera, en mares sociales procelosos y no suelen tirarse al mar cuando la sociedad en general va a la deriva.
Me quedo de nuevo con la última frase de la citada sinopsis: “La información no es el principio activo de la verdad; tampoco una simple arma. Nexus explora el esperanzador término medio entre estos extremos”. Es lo que busco siempre a bordo de mi patera virtual, para alcanzar el objetivo principal de este cuaderno digital: buscar islas desconocidas, las que encontré en una obra homónima, El cuento de la isla desconocida, escrito de forma magistral por José Saramago, que tantas veces he comentado y recomendado en este cuaderno digital, no abandonando el mensaje que transmite: “todas las islas, incluso las conocidas, son desconocidas mientras no desembarcamos en ellas”, aunque sea la mujer del cuento la que conoce mejor que nadie lo que de verdad quiere decir a los cuatro vientos: “Si no sales de ti, no llegas a saber quién eres, El filósofo del rey, cuando no tenía nada que hacer, se sentaba junto a mí, para verme zurcir las medias de los pajes, y a veces le daba por filosofar, decía que todo hombre es una isla, yo, como aquello no iba conmigo, visto que soy mujer, no le daba importancia, tú qué crees, Que es necesario salir de la isla para ver la isla, que no nos vemos si no nos salimos de nosotros, Si no salimos de nosotros mismos, quieres decir, No es igual…”.
Saber qué es exactamente la información que necesitamos para ser y existir, para salir de nosotros mismos en busca de la verdad objetiva, es la cuestión transcendental que plantea de forma magistral Yuval Noah Harari en Nexus, una breve historia de las redes de información desde la Edad de Piedra hasta la Inteligencia Artificial. Para que no se olvide, ni siquiera un momento.
CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.
UCRANIA, GAZA, SAHEL Y PAÍSES EN GUERRA O LO MÁS PARECIDO A ELLA, EN GENERAL
¡Paz y Libertad!

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