
La lucha que se pierde es la que se abandona
José Mujica, expresidente de Uruguay
Sevilla, 1/III/2025 – 08:13 (CET+1)
Todavía no me he recuperado de lo visto y escuchado ayer en el encuentro de Trump con Zelenski en el Despacho Oval de la Casa Blanca, en una sesión abierta a los medios de comunicación social e introductoria al acto formal de la firma de un acuerdo para entregar Ucrania a Estados Unidos la explotación comercial de parte de las tierras raras del país, pero sin garantizar el alto al fuego permanente en la guerra actual.
Fue vergonzosa la encerrona que sufrió el presidente ucranio ante el acoso insultante de Trump y su vicepresidente Vance, que se puede resumir con la acusación de Trump a Zelenski: “Con nosotros empiezas a tener cartas. Pero no tienes cartas ahora mismo. Estás jugando a las cartas. ¡Estás jugando con las vidas de millones de personas! ¡Estás jugando con la tercera guerra mundial! Estás jugando con la tercera guerra mundial. Y lo que haces es muy irrespetuoso para el país…”.
La verdad terca es que «dignidad» es una palabra y una cualidad humana muy maltratadas, sobre todo en estos tiempos revueltos en la política mundial y nacional. De forma inmediata me ha venido a la memoria un archivo sobre dignidad política, que contiene en mi cerebro las palabras que dediqué en 2015, en este cuaderno digital, a Jose Mujica, expresidente de Uruguay, cuando dijo que La política es la lucha por la felicidad de todos, frase pronunciada en su discurso de despedida de la presidencia del gobierno uruguayo el 27 de febrero de 2015. Lo tengo grabado en mi alma política porque hablar de Jose (Pepe) Mujica es hablar de dignidad política integral. También, cuando dijo con estremecimiento de su alma que “la lucha que se pierde es la que se abandona” o cuando vi el documental sobre su vida y obra política, El Pepe, una vida suprema, para aprender su forma de hacer política, tan necesaria en este tiempo.
A estas alturas del desencanto político en el mundo global y con responsables políticos que maltratan la dignidad como cualidad humana extraordinaria, con el ejemplo de ayer como último exponente de la indignidad política, solo queda agradecerle que con su edad haya continuado con la ilusión de ser feliz contando a los demás su propia historia política y su forma de ser y estar de forma digna en el mundo. No confunde, como todo necio, valor, dignidad y precio, demostrando con sus hechos, que son amores, que necesitamos su garantía ética de la dignidad política y no sólo buenas razones.
Visto lo visto ayer, necesito reafirmarme en la creencia de que otra política es posible y que la dignidad, en todas sus manifestaciones posibles, debe ser el denominador común de la misma. También, porque el expresidente ama a su chacra, una humilde casa en el campo y porque no le ha importado nunca atender allí a personas, políticos y periodistas de diferentes posiciones sociales y creencias. Lo decía Mujica en el documental citado: “Los mejores dirigentes son aquellos que cuando se van dejan a un conjunto de gente que lo superan ampliamente”, creándose una atmósfera de complicidad silenciosa, pero elocuente, entre Mujica y el director, Emir Kusturica, que presagiaba que a partir de esta frase todo el documental iba a pasar páginas virtuales de un breviario para una política digna, plagado de ideas, reflexiones, imágenes, silencios, narraciones, discursos breves que simbolizan la altura de miras de este político uruguayo, tupamaro de origen ideológico y con unas raíces de revolución interior en la etapa colonialista de España en aquellas tierras y muchos siglos atrás.
Después de más de dos siglos de andadura en el lenguaje compartido y registrado de nuestro país, según la RAE, podemos limpiar, fijar bien y dar esplendor a la palabra dignidad, sin adulterarla ni contaminarla, respetando su propia historia social, aceptando que es una palabra muy apreciada en el habla de todos, compartiendo su raíz histórica y de arraigo popular. Una persona digna, que hace política, como en el caso que nos ocupa, debe ser siempre un ejemplo de seriedad, gravedad y decoro en la manera de comportarse, es decir, debe manifestar pureza, honestidad y recato porque se aprecia y defiende su honra, estimación, modestia, mesura y circunspección, entendida ésta como atención, cordura y prudencia ante las circunstancias para comportarse comedidamente. Cualquier parecido de estas acepciones con el comportamiento ayer de Trump y Vance con Zelenski, es pura coincidencia. Fue un espectáculo lamentable y de incalculables daños colaterales para la humanidad, que constataremos en estos días de ardiente impaciencia mundial.
CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.
UCRANIA, GAZA, REPÚBLICA DEL CONGO Y RUANDA, SAHEL Y PAÍSES EN GUERRA, EN GENERAL
¡Paz y Libertad!

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