¿Quién está traficando con todo este dolor humano? ¿A quién da de ganar esta tragedia? “La cara del verdugo está siempre bien escondida”, cantó, alguna vez, Bob Dylan.
Eduardo Galeano, en Patas arriba. La escuela del mundo al revés.
Sevilla, 29/III/2025 – 13:35 h (CET+1)
Procuro olvidar el olvido de lo que está sucediendo en Palestina, un auténtico calvario, nunca mejor dicho en aquella tierra sacrosanta, recrudecido ahora con la invasión de Gaza en 2023, por parte de Israel. Vuelvo a recordar hoy que esta situación tiene una larga historia, más de setenta y cinco años de sufrimiento del pueblo palestino, que se dice pronto, algo que nos debería llevar a olvidar el olvido de este territorio, como nos lo recordaba Eduardo Galeano en su lectura del mundo actual, patas arriba, al revés: “Olvidar el olvido: don Ramón Gómez de la Serna contó de alguien que tenía tan mala memoria que un día se olvidó de que tenía mala memoria y se acordó de todo. Recordar el pasado, para liberarnos de sus maldiciones: no para atar los pies del tiempo presente, sino para que el presente camine libre de trampas. Hasta hace algunos siglos, se decía recordar para decir despertar, y todavía la palabra se usa en este sentido en algunos campos de América latina. La memoria despierta es contradictoria, como nosotros; nunca está quieta, y con nosotros cambia. No nació para ancla. Tiene, más bien, vocación de catapulta. Quiere ser puerto de partida, no de llegada. Ella no reniega de la nostalgia: pero prefiere la esperanza, su peligro, su intemperie. Creyeron los griegos que la memoria es hermana del tiempo y de la mar, y no se equivocaron”. Excelente reflexión.
Nada mejor que estar cerca de la Agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA) para olvidar el olvido, el Organismo que nació en 1949 para ayudar a las personas refugiadas de Palestina, en un conflicto internacional que comenzó en 1948: ”Una población que, de un día para otro, perdió sus hogares y sus medios de vida. El compromiso de UNRWA es el de apoyar a millones de seres humanos que sin nosotros carecerían de lo más básico: alimentos, cobijo, sanidad, educación, protección… y lo más importante, dignidad”. Según UNRWA, “se considera persona refugiada de Palestina a aquella “cuyo lugar de residencia habitual, entre junio de 1946 y mayo de 1948, era la Palestina histórica –el actual estado de Israel– y que perdieron sus casas y medios de vida como consecuencia de la guerra. Las descendientes de esta población son también considerados refugiadas por la Agencia. En 1950, cuando UNRWA comenzó sus operaciones, 750.000 personas tenían el estatus de refugiada de Palestina. Hoy, son más de 5,9 millones las que esperan dejar de serlo para convertirse en ciudadanos de pleno derecho. Hasta que se alcance este objetivo, somos prácticamente su único apoyo”.
Setenta y cinco años después, UNRWA trabaja día a día por y para la defensa de la dignidad de las personas refugiadas del pueblo palestino, que alcanza una cifra demoledora: cerca de seis millones de personas, distribuidas en 5 campos de refugiados: Gaza, Cisjordania, Líbano, Jordania y Siria: “Desde la primera guerra Árabe-Israelí de 1948, cientos de miles de habitantes de la Palestina histórica y sus descendientes viven refugiados dentro de su propio territorio o en otros países de Oriente Próximo, como Siria, Líbano y Jordania. Hoy son 5,9 millones de personas que viven en campamentos sitiados en pleno conflicto sirio, zonas sometidas a bloqueo militar, ciudades devastadas por los bombardeos, tiendas de campaña desprovistas de las condiciones mínimas para una vida digna, lugares de difícil acceso para la ayuda humanitaria… esos son los escenarios donde transcurre la vida de la población refugiada de Palestina, desde que un conflicto político la sorprendiera sin previo aviso hace más de 75 años. Desde entonces, la labor de UNRWA ha sido garantizar su protección, ayuda de emergencia, y ayudarles a alcanzar su pleno potencial de desarrollo humano hasta que se alcance una solución justa y definitiva a su situación. Su misión es clara: “Estar ahí cuando más nos necesiten, a través de ayuda humanitaria y emergencias, protección y servicios sociales, teniendo en cuenta que el 80% de la población de Gaza depende de la ayuda de emergencia de UNRWA, y el 59% está clasificada como población en situación de inseguridad alimentaria”. Igualmente, la atención a la sanidad y la salud de como pilares fundamentales del trabajo de la Agencia, así como a la educación, siendo conscientes de que UNRWA gestiona uno de los sistemas escolares más importantes de Oriente Próximo, desempeñando una función que en otras zonas del mundo recae sobre los Estados.
Aconsejo también leer la información oficial de dónde se encuentran los cinco campos de refugio donde UNRWA ofrece diariamente al pueblo palestino mantener la dignidad como personas. No sólo hay que contemplar la realidad sangrante de Gaza en el momento actual, sino la realidad conjunta en la que viven en este momento millones de personas palestinas en refugios gracias a la acción de UNRWA, junto con otras muchas organizaciones mundiales, no gubernamentales, que también están presentes en estos campos con diversas ayudas de primera necesidad y mantenidas en este largo tiempo de exilio.
Adjunto hoy una canción compuesta por Marwán, Nana urgente para Palestina, “Un canto suave a una tierra que nunca ha estado dormida, pero a la que, en los últimos meses, el sonido de las bombas ha querido silenciar. Marwán acaricia con palabras ensordecedoras el miedo y la pena. El miedo atroz entre las mantas y la pena del que a nadie importa. Esta nana es una oda a las personas que sufren la dura existencia de Palestina. Porque sí, importan. La realidad es que “todavía siguen en pie”. La letra de la canción ayuda a comprender este dolor de millones de personas, que debería tener una repercusión mundial diaria, teniendo en cuenta que la cuarta parte de las personas refugiadas en el mundo pertenecen a Palestina. Compartir esta Nana en la Noosfera es una ayuda directa a poder conocer y sentir lo que está ocurriendo ahora en Gaza, convertido ya ese territorio en un desbordante campo de dos millones y medio de refugiados en su propio territorio a través de campamentos construidos a tal fin.
Soporté
Las cosas que nadie soporta
La pena del que a nadie importa
Y todavía sigo en pie
Soporté
El vientre de la artillería
El fuego en la guardería
Y todavía sigo en pie
No puedo hacer una canción de paz
Si no me puedo ni mover
No puedo hacer una canción de paz
Si no me puedo ni mover
Soporté
El miedo atroz entre las mantas
Que todos me dieran la espalda
Y todavía sigo en pie
Recuerda bien
Que no hay rumor que me defina
Todos me llaman Palestina
Y todavía sigo en pie
CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.
UCRANIA, GAZA, REPÚBLICA DEL CONGO Y RUANDA, SAHEL Y PAÍSES EN GUERRA, EN GENERAL,
¡Paz y Libertad!
