
Sevilla, 25/IV/2025 – 09:42 h (CET+2)
Hoy se cumple el vigésimo quinto aniversario de un día mágico en la historia de Andalucía, porque tal día como hoy se presentó en el año 2000, recién estrenado el siglo XXI, el proyecto Diraya por primera vez, en sus primeros pasos como historia de salud del ciudadano en Andalucía, de base digital, para que siempre estuviera disponible, para quien la necesitara recuperar, escribir o estudiar en ella, en tiempo real, como ya ocurre en la actualidad. Ha sido un viaje digital muy largo y complejo, con muchas personas, profesionales extraordinarios, tanto sanitarios como tecnológicos, que han trabajado en este excelente proyecto para que sea una realidad casi mágica hoy día y con un claro beneficio propio y asociado con otros proyectos, como la receta electrónica o la gestión de la cita previa por Internet en atención primaria, entre otros (2). La presentación oficial del proyecto se llevó a cabo en un encuentro de directivos del Servicio Andaluz de Salud, en el Salón de Actos del recién inaugurado Hospital de Antequera, en el que se firmaba también el contrato-programa de aquél año, un formato nacido para la gestión que aún perdura en la memoria histórica sanitaria como método incontestable en el Sistema Sanitario Público de Andalucía.
Reconozco que fue un momento emocionante. Era un día especial porque también recordé el aniversario de la revolución de los claveles, con una canción emblemática en clave de revolución, Grândola, Vila Morena, de Jose Zeca Afonso, casi como una premonición de lo que iba a ser Diraya en Andalucía, una auténtica revolución de derechos y deberes sanitarios de la ciudadanía con una base digital incuestionable e imprescindible. Un pequeño clavel rojo bajo la localización y la fecha del evento, así lo recordaba. Con sus aciertos y errores en este largo camino, pero con resultados positivos incontestables.
En aquel encuentro inolvidable, se presentó el objetivo institucional del proyecto: la historia de salud es del ciudadano y los profesionales y, sea cual sea el lugar del sistema sanitario en el que se encuentren ambos, están obligados a cuidarla, guardarla, recuperarla, mantenerla segura, hacerla inteligible e insertarla en los procesos de integración de sistemas y tecnologías orientados al ciudadano. Asimismo, se definió técnicamente como “el conjunto de documentos relacionados con el proceso de salud y enfermedad del ciudadano, personales e intransferibles, en soporte digital, con garantías de transmisión telemática, que permite la libertad de acceso, el alta disponibilidad, para el ciudadano y los profesionales participantes en los procesos y episodios, con autorización específica del ciudadano y con las garantías constitucionales específicamente definidas y desarrolladas en la legislación del Sistema Nacional de Salud y, específica, de las Comunidades Autónomas correspondientes”.
Se presentó también el significado de su nombre, Diraya, “conocimiento” en árabe, porque nos hace más libres, frente a Riwaya que significa “transmisión”, en una dialéctica que debería marcar una impronta en la historia de este grandioso proyecto. ¿Por qué este nombre? En esos días estaba leyendo un libro muy interesante sobre el médico de Cámara cordobés Averroes, junto con otros de clara inspiración informática, en la búsqueda de razones de la razón y del corazón para justificar la implantación de nuevos sistemas digitales en el Sistema Sanitario Público de Andalucía, de amplio espectro y con respeto reverencial al interés general, digital por supuesto. Y en aquella lectura sobre Averroes, descubrí el valor de la dialéctica en el vuelo de su inteligencia que es el que nos enseña aprender a aprender: es más importante trabajar en el conocimiento (diraya) que progresa, que estar viviendo permanentemente de la tradición (riwaya). Así lo expresaba Dominique Urvoy, en su libro “Averroes”: “bajo la estabilidad social del cuerpo de los ulemas se manifestaban tensiones, crujidos, que explican la insatisfacción de Averroes ante la orientación ideológica predominante en al-Ándalus durante su juventud, y su opción decisiva a favor de una reforma que, ante todo, se concibe como el resultado del uso de la razón. Tanto más cuanto que, nos dice su biógrafo más próximo a él en el tiempo, Ibn al-Abb¬ar, se sentía más inclinado hacia el conocimiento (diraya) que hacia la simple transmisión (riwaya)” (1).
Fue un momento mágico. Diraya simbolizaba algo trascendental para Andalucía con la ayuda de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC), sin las que hubiera sido imposible acometer una aventura tan apasionante. Creímos en ello y el resultado hoy es excelente. Todos los ciudadanos y ciudadanas de Andalucía forman parte de Diraya, como un todo digital. Es lo que deseo seguir manteniendo como llama viva, veinticinco años después de su presentación oficial como proyecto digital: las TIC pueden ser el instrumento imprescindible para hacer habitable el mundo digital en lo que somos, estamos y existimos. Averroes lo vio claro en al-Ándalus hace ya muchos siglos: el conocimiento (diraya), es decir, la inteligencia digital, es lo único que nos hace libres y es más importante protegerlo en términos de educación permanente y liberadora que seguir creyendo en la pura tradición por transmisión (riwaya). Esa fue su gran lección de progreso y cambio que he querido recordar hoy, como muestra inteligente de que otro Gobierno, digital por supuesto, es posible, al servicio del interés general, también digital, de la ciudadanía en Andalucía.
Veinticinco años después, no confundiendo nunca el valor y precio de este proyecto, hay que reconocer, igualmente, una participación fundamental de la Unión Europea, desde la perspectiva económica del proyecto, por su financiación a través de los fondos FEDER y otros asociados. Conviene no olvidar en momentos como este, el significado político de esta participación comunitaria en beneficio del interés general de este país y de esta Comunidad Autónoma.
Diraya ha cuidado y lo sigue haciendo hoy, del conocimiento sanitario de Andalucía al servicio de la ciudadanía, desde todas las perspectivas posibles. Ese es su gran mérito.
(1) Urvoy, Dominique, Averroes. Madrid: Alianza, 1998, pág. 43.
(2) Cobeña Fernández, J.A., DIRAYA, la historia digital de salud del ciudadano, como resultado de una estrategia digital al servicio del Sistema Sanitario Público de Andalucía, en Monteagudo Peña, J.L (ed.) Algunos hitos en la historia de salud digital en España, Amazon, 2025, p. 91-98.
CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.
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