Gaza agoniza bajo daños irreparables

Desde 1948, los palestinos viven condenados a humillación perpetua. No pueden ni respirar sin permiso. Han perdido su patria, sus tierras, su agua, su libertad, su todo. 

Eduardo Galeano, en Ya poca Palestina queda. Paso a paso, Israel la está borrando del mapa (2014).

Sevilla, 26/V/2025 – 19:00 h (CET+2)

El pasado 19 de enero, a las 7:30 horas, llegó el alto el fuego a Gaza. Se abrió la frontera de Rafah, palabra que paradójicamente significa “medicina” en hebreo, situada en el Sur de Gaza, junto a Egipto, lo que permitió el paso para que pudiera entrar de forma masiva la ayuda humanitaria de todo tipo para el pueblo palestino, se pudieran evacuar heridos y se entregaran por parte de Hamás los tres primeros rehenes israelíes capturados en el ataque de octubre de 2023, en una denunciable acción terrorista, sin paliativo alguno. Fueron momentos y días de esperanza fundada, que finalmente desapareció de forma dramática.

Han transcurrido cuatro meses y siete días y ya no queda nada de aquél alto el fuego, recrudeciéndose la masacre diaria del pueblo palestino en Gaza, con datos escalofriantes que leí ayer en el boletín publicado por Íñigo Sáez de Ugarte en elDiario.es, Política para supervivientes | La destrucción de Gaza y la vergüenza de Europa, que me ha conmovido y conturbado, sacudiendo mi conciencia ciudadana y solidaria con las personas dignas que habitan en aquella tierra tan cargada de historia religiosa multisecular. Lo expuesto anteriormente me lleva a escribir hoy de nuevo sobre este sinsentido, para no formar parte del silencio cómplice mundial en torno a esta dramática situación bélica, descrita por Ehud Olmert, primer ministro israelí entre 2006 y 2009, que según el boletín citado publicó recientemente en Haaretz [La Tierra, periódico israelí] un artículo sobre lo que está ocurriendo en Gaza, para vergüenza de todos los líderes políticos mundiales que miran para otro lado cuando se habla de denunciar lo que Israel está haciendo en Palestina: «Lo que estamos haciendo en Gaza es una guerra de aniquilación. Estamos matando a civiles de forma indiscriminada, brutal y criminal. Estamos haciéndolo no porque hayamos perdido el control en una zona concreta, no por un ímpetu desproporcionado de los combatientes de alguna unidad, sino como resultado de la política dictada por el Gobierno de forma consciente, intencionada, cruel, maliciosa y temeraria. Sí, estamos cometiendo crímenes de guerra». 

Aquella puerta abierta en Rafah el 19 de enero, se ha convertido cuatro meses después en una entrada a un territorio devastado de norte a sur, como se describe igualmente en el boletín citado, refiriéndose a las tareas de demolición controlada por el ejército de Israel en todo el territorio gazatí y, en concreto, en Rafah, cumpliendo órdenes gubernamentales: “Un artículo en la web israelí +972 citaba a los soldados que se ocuparon de las tareas de demolición: “Me hice con cuatro o cinco bulldozers y se demolían 60 casas al día –decía uno de esos soldados–. Una casa de uno o dos pisos, la tiraban abajo en una hora. Con una casa de tres o cuatro pisos, se tardaba más. La misión oficial consistía en abrir una ruta logística para poder maniobrar, pero en la práctica los bulldozers simplemente destruían casas. La parte sureste de Rafah está completamente destruida. El horizonte es plano. No hay ya una ciudad». 

Diario El País, 26/V/2025

Como escribí sobre esta dramática realidad en enero de este año y siguiendo al revés el esquema bíblico de aquellas tierras, Goliath ha vencido desgraciadamente a David. Palestina sigue viviendo una situación insostenible desde hace setenta y seis años, en un proceso ahora de terribles daños colaterales de esta guerra, decenas de miles de personas masacradas sin piedad, más de quince mil niños y niñas como víctimas de este sinsentido mundial, con unos comportamientos bélicos por parte de Israel, consentidos con silencios cómplices internacionales que muestran la desnudez ética de este mundo al revés.

El mercado mundial está ya haciendo no sólo su “agosto”, sino su día a día en la futura Riviera gazatí bajo los auspicios de Trump, con la desaparición de facto de organismos internacionales de ayuda y atención sanitaria y logística in situ, porque toman el relevo empresas privadas americanas en un relevo consentido por las autoridades israelíes, dicho sin contemplaciones, con un calendario económico consentido también por Israel en la reconstrucción material de Gaza, aunque late en nuestras conciencias una pregunta obligada: ¿quién restaura tanto daño personal en todo el territorio gazatí? Pasarán años, muchos años, imaginarios, para que Palestina recupere su “normalidad”, que no será posible sin que de una vez por todas se reconozca su identidad histórica como Estado. Sin esta vía nada será posible en Gaza y Cisjordania.

Hemos llegado a este momento dramático con la toma de conciencia de que algo grave pasa en el mundo porque muchas cosas funcionan al revés. Quizá sea la situación de Gaza la que más nos conmociona en determinados momentos por su crueldad innecesaria. También lo que ocurre día tras día en Ucrania, Sahel o a los niños y niñas que mueren durante travesías imposibles como migrantes africanos en dirección a Canarias.

Lo decía Eduardo Galeano en el artículo citado en la cabecera de estas palabras: Ante la tragedia de Gaza, la hipocresía mundial se luce una vez más. Como siempre, la indiferencia, los discursos vacíos, las declaraciones huecas, las declamaciones altisonantes, las posturas ambiguas, rinden tributo a la sagrada impunidad. No debemos olvidar los daños irreparables que está absurda guerra está ocasionando y seguirá haciéndolo en la población palestina, afectando de forma cruel a estos niños y niñas que necesitan crecer en una Palestina libre de yugos extraños, para recobrar de una vez por todas, ante este mundo descreído y al revés, su identidad personal y comunitaria. En este contexto, quiero reconocer de forma expresa la política exterior en favor de Palestina que está llevando a cabo el Presidente y Gobierno de nuestro país, en medio de una soledad parlamentaria clamorosa, así como de Europa en general, salvo algunos países que tímidamente denuncian lo que está ocurriendo, llamando a la actuación de Israel en Gaza y Cisjordania por su nombre, porque digámoslo alto y claro junto a Ehud Olmert, primer ministro israelí entre 2006 y 2009: Israel está cometiendo crímenes de guerra, perdiendo con el paso del tiempo las razones éticas y políticas que justificaron en principio su acción bélica de respuesta a la masacre perpetrada por Hamás, execrable por supuesto, en octubre de 2023.

NOTA: la imagen de cabecera se ha recuperado hoy del diario El País.

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.

UCRANIA, GAZA, SAHEL Y PAÍSES EN GUERRA O LO MÁS PARECIDO A ELLA, EN GENERAL

¡Paz y Libertad!