Las puertas del infierno no deberían prevalecer en Gaza

Sevilla, 24/VIII/2025 – 09:55 h (CET+2)

Me conmueve y conturba lo que está ocurriendo en Gaza, con dos situaciones últimas a las que el mundo asiste en un sonoro silencio cómplice, limitado a meras palabras de condena que no sirven para nada, liderado por Estados Unidos y su actual política exterior: la declaración de la hambruna en el territorio gazatí el pasado viernes y la operación lanzada por las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), llamada Carros de Gedeón, anunciada por Netanyahu (con la Biblia a cuestas) en el mes de mayo pasado, con una proclama apocalíptica: “Hemos lanzado una campaña masiva contra Hamás, los Carros de Gedeón. Las Fuerzas de Defensa de Israel están avanzando con fuerza en la Franja de Gaza con un doble objetivo: la derrota de Hamás y recuperar a nuestros rehenes”.

En estos últimos días, Netanyahu ha redoblado sus amenazas con una frase de raíces bíblicas, igual que la referencia militar a Gedeón, al decir con su habitual jerga religiosa que “Pronto las puertas del infierno se abrirán sobre las cabezas de los asesinos y violadores de Hamás en Gaza”, centrado ahora en el ataque sin piedad alguna a la ciudad de Gaza, cuadrícula a cuadrícula, sin tomar conciencia alguna de que lo que los Carros de Gedeón y las puertas del infierno nunca van a poder derrotar una idea, la defensa del pueblo palestino de una ocupación de su territorio desde un año que no debemos olvidar en estos momentos, 1948, que Eduardo Galeano nos recordó en unas palabras de rabiosa actualidad: “Desde 1948, los palestinos viven condenados a humillación perpetua. No pueden ni respirar sin permiso. Han perdido su patria, sus tierras, su agua, su libertad, su todo. Ni siquiera tienen derecho a elegir sus gobernantes. Cuando votan a quien no deben votar, son castigados. Gaza está siendo castigada. […] El ejército israelí, el más moderno y sofisticado del mundo, sabe a quién mata. No mata por error. Mata por horror. Las víctimas civiles se llaman daños colaterales, según el diccionario de otras guerras imperiales. En Gaza, de cada diez daños colaterales, tres son niños. Y suman miles los mutilados, víctimas de la tecnología del descuartizamiento humano, que la industria militar está ensayando exitosamente en esta operación de limpieza étnica”.

Como Galeano expresaba también en el contexto anterior, hay un trasfondo bíblico judío, que ahora se presenta al mundo a través de la mortífera operación Carros de Gedeón, en referencia a la sentencia apocalíptica de que en Gaza se abrirán pronto las puertas del infierno, para horror de quienes contemplamos día a día lo que esta ocurriendo allí: “Los colonos invaden, y tras ellos los soldados van corrigiendo la frontera. Las balas sacralizan el despojo, en legítima defensa. No hay guerra agresiva que no diga ser guerra defensiva. Hitler invadió Polonia para evitar que Polonia invadiera Alemania. Bush invadió Irak para evitar que Irak invadiera el mundo. En cada una de sus guerras defensivas, Israel se ha tragado otro pedazo de Palestina, y los almuerzos siguen. La devoración se justifica por los títulos de propiedad que la Biblia otorgó, por los dos mil años de persecución que el pueblo judío sufrió, y por el pánico que generan los palestinos al acecho”.

Siguiendo este discurso bíblico me permito una interpretación libre de lo que Jesús de Nazaret dijo en Cesarea de Filipo, antigua capital de Palestina hace ya más de veintiún siglos, hoy ocupada por Israel desde 1948 (para que no se olvide ni siquiera un momento), en un pasaje en el que citó las puertas del infierno (Hades), molesto por las dudas sobre su identidad protagonizadas por su amigo y discípulo Simón Pedro: “Llegado Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre? Ellos dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías, otros, que Jeremías o uno de los profetas.» Díceles él: «Y vosotros ¿quién decís que soy yo?» Simón Pedro contestó: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo.» Replicando Jesús le dijo: «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella” (Mateo 16,13-18). Salvando lo que haya que salvar, las puertas del infierno no deberían prevalecer sobre Palestina, ni porque lo diga Netanyahu, al frente de sus carros de Gedeón (Libro de los Jueces 6 – 8).

Una cosa más, que decía Steve Jobs, en los momentos finales de sus presentaciones: el que tenga oídos, que oiga (Mateo, 13,9) o el que quiera entender que entienda y actúe ante tanta locura bélica de Israel en su desmedida respuesta a Hamás desde 2023, justificada en un principio pero que, finalmente, está sufriendo de forma terrible el pueblo palestino.

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CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓNJosé Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.

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