España debe abrir un Museo de Memoria Democrática

Museo de Memoria y Derechos Humanos de Chile

¿Y qué importancia tengo yo
en el tribunal del olvido?
¿Cuál es la representación
del resultado venidero?

[…]

Pablo Neruda, Libro de las preguntas, LX

Sevilla, 30/IX/2025 – 13:10 h (CET+2)

Ayer se inauguró en Barcelona la Conferencia Mundial sobre Políticas Culturales y Desarrollo Sostenible – MONDIACULT 2025, auspiciada por la UNESCO y acogida por el Gobierno de España, que hasta el 1 de octubre “reúne a miles de participantes para establecer la agenda global de la cultura en los próximos años”. Los debates que se contemplan en su agenda de trabajo “girarán en torno a 6 temas y 2 áreas de interés, representando retos y oportunidades clave para el futuro de la cultura” […] También es “una importante plataforma de promoción. Con la conclusión de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible a la vista, la Conferencia de la UNESCO de 2025 es un momento decisivo para construir un consenso y un impulso para establecer la cultura como un objetivo «independiente» dentro de la próxima estrategia de desarrollo de las Naciones Unidas. Los derechos culturales deben estar garantizados para todas y todos – y ser defendidos por todas y todos. Por este motivo, la UNESCO garantizará la presencia en MONDIACULT 2025 de un amplio abanico de participantes, desde responsables políticos a la sociedad civil, artistas y jóvenes”.

Entre sus asistentes figura María Fernanda García, directora del Museo de Memoria y Derechos Humanos de Chile, que me ha interesado mucho conocer de cerca, porque pienso que España necesita abrir un Museo de la Memoria Democrática, de titularidad estatal de acuerdo con la legislación vigente y al amparo de lo dispuesto en la Ley de Memoria Democrática, a la que día a día muestro mi apoyo incondicional como ciudadano político (zoon politikón, recordando a Aristóteles), que cuido la democracia de este país y su memoria, así como la de mi Comunidad Autónoma, mi ciudad y mi barrio, como tantas veces he escrito en este cuaderno digital. Considero imprescindible volver a leer esta Ley, porque son páginas que ordenan en su objeto y finalidad la recuperación, salvaguarda y difusión de la memoria democrática, entendida ésta como conocimiento de la reivindicación y defensa de los valores democráticos y los derechos y libertades fundamentales a lo largo de la historia contemporánea de España, con el fin de fomentar la cohesión y solidaridad entre las diversas generaciones en torno a los principios, valores y libertades constitucionales.

A la luz de lo enunciado en la citada Ley, la enmarco como garante cultural de la creación del citado Museo, para respetar y resaltar valores democráticos inalienables en nuestro país: “Asimismo, es objeto de la ley el reconocimiento de quienes padecieron persecución o violencia, por razones políticas, ideológicas, de pensamiento u opinión, de conciencia o creencia religiosa, de orientación e identidad sexual, durante el período comprendido entre el golpe de Estado de 18 de julio de 1936, la Guerra de España y la Dictadura franquista hasta la entrada en vigor de la Constitución Española de 1978, así como promover su reparación moral y la recuperación de su memoria personal, familiar y colectiva, adoptar medidas complementarias destinadas a suprimir elementos de división entre la ciudadanía y promover lazos de unión en torno a los valores, principios y derechos constitucionales. Se repudia y condena el golpe de Estado del 18 de julio de 1936 y la posterior dictadura franquista, en afirmación de los principios y valores democráticos y la dignidad de las víctimas. Se declara ilegal el régimen surgido de la contienda militar iniciada con dicho golpe militar y que, como consecuencia de las luchas de los movimientos sociales antifranquistas y de diferentes actores políticos, fue sustituido con la proclamación de un Estado Social y Democrático de Derecho a la entrada en vigor de la Constitución el 29 de diciembre de 1978, tras la Transición democrática”.

En una entrevista publicada ayer por elDiario.es, la directora del Museo de Memoria y Derechos Humanos de Chile, “anima a que España cuente con su propio Museo de la Memoria. Preguntada por si este podría ayudar a una posible “reconciliación social”, reconoce que esta es “difícil cuando hay un sector que se niega a que tengas a los cuerpos de tu familia contigo”. La directora insiste en que hay que seguir igualmente abogando por ello, “para que al menos haya una verdad histórica con algunos mínimos comunes que se respeten como pensábamos que teníamos ya resueltos”. La gestora cultural incide en que la importancia de los espacios de memoria reside no solo porque aludan a los derechos humanos, sino porque son “lugares de conciencia para unirnos como sociedad en paz. Pero una paz como agentes activos en la construcción de sociedades más inclusivas, más empáticas, más solidarias y en contra de conflictos como las guerras y genocidios”. “Sociedad pacífica no significa inerte, sino todo lo contrario, implica mantenernos todo el tiempo alerta y muchos más comprometidos por lo que queremos construir”, reivindica”. Asimismo, cree que en este tipo de Museos no tienen cabida ni las dictaduras ni los genocidios: “Uno de los interrogantes que se plantean al idear un Museo de la Memoria es dónde debe quedar la ideología. La responsable explica que el límite está en una base consensuada tanto por la ONU o la UNESCO que establecen que “los genocidios y las dictaduras no son la vía por la que solucionar políticamente las sociedades. Por mucho que haya un conflicto político, ninguna de las dos serán la resolución frente a estos”. No obstante, asegura que no quieren la “intervención de otros países, el boicot, y menos aún que los propios conciudadanos persigan, desaparezcan, asesinen y torturen a otras personas que estuvieron en el poder o que piensen distinto a ti”.

He visitado virtualmente el Museo chileno y he soñado en que llegará el día en el que este país pueda abrir el suyo, el nuestro, el de todos. Salvando lo que haya que salvar, suscribo la presentación del Museo que podría servir de guía para el nuestro: “El Museo de la Memoria y los Derechos Humanos es un espacio destinado a dar visibilidad a las violaciones a los derechos humanos cometidas por el Estado de Chile entre 1973 y 1990; a dignificar a las víctimas y a sus familias; y a estimular la reflexión y el debate sobre la importancia del respeto y la tolerancia, para que estos hechos nunca más se repitan.Impulsando la educación y la cultura. Es un proyecto Bicentenario, inaugurado en enero del 2010 por la entonces Presidenta Michelle Bachelet. Con su creación se busca impulsar iniciativas educativas, que inviten al conocimiento y la reflexión.[…] A través de objetos, documentos y archivos en diferentes soportes y formatos, y una innovadora propuesta visual y sonora, es posible conocer parte de esta historia: el golpe de Estado, la represión de los años posteriores, la resistencia, el exilio, la solidaridad internacional y la defensa de los derechos humanos. El patrimonio de sus archivos contempla testimonios orales y escritos, documentos jurídicos, cartas, relatos, producción literaria, material de prensa escrita, audiovisual y radial, largometrajes, material histórico, fotografías documentales. Para el acceso público a su colección, el museo cuenta con un Centro de Documentación, CEDOC, y un Centro de Documentación Audiovisual, CEDAV. Los investigadores, estudiantes y público en general pueden acceder a toda la documentación a través de distintas plataformas digitales: Centro de Documentación  y su Archivo en línea. La exposición permanente ocupa dos tercios del edificio de 5.000 metros cuadrados. Cuenta con diferentes espacios para exposiciones temporales como la Sala del tercer piso y la Galería de la Memoria, una explanada de 8.000 metros cuadrados, un Auditorio y obras de arte abiertas al público, que forman parte de su arquitectura. El museo es una institución cultural de memoria y derechos humanos de primera importancia en la ciudad de Santiago. El Museo de la Memoria y los Derechos Humanos es un espacio dinámico e interactivo que rescata la historia reciente de Chile y se reencuentra con la verdad, que crece y se proyecta en la promoción de una cultura de respeto de la dignidad de las personas”.

Hoy, al enfrentarme a la página en blanco, ensalzando la memoria democrática de este país y su proyección en un necesario Museo, he recordado una pregunta de Pablo Neruda, dedicada al olvido, ¿Y qué importancia tengo yo en el tribunal del olvido?, sobre todo porque vivo en un país muy dado a propagar con silencios cómplices el delicado pasado que ha llenado páginas tristes de su historia; que no reconoce en vida a los grandes protagonistas del progreso de este país y que no tolera en muchas ocasiones los éxitos de los demás, sea quien sea, condenando al ostracismo a todos los que hablan de cambio y transformación de nuestra sociedad caduca. Siendo esto así, no digamos el triste papel que para estos silenciadores juegan los anónimos en este país, cuando miles de ellos son los que sacan a diario a flote a esta sociedad maltrecha.

Los tribunales del olvido en este país abundan por doquier y creo que habría que organizar una operación para descubrirlos y desenmascararlos con urgencia porque hacen mucho daño a todo y a todos. Es una ocasión para reivindicarnos como personas dignas ante esos tribunales del olvido. Un Museo de Memoria Democrática acogería muy bien, como hilo conductor de sus actividades museísticas, el respeto continuo a los derechos humanos al mirar a su pasado sin odio, para que no lo olvidemos ni siquiera un momento. Olvidar el olvido, esa es la cuestión.

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UCRANIA, GAZA, SAHEL Y PAÍSES EN GUERRA, EN GENERAL

¡Paz y Libertad!

¡Qué pena con ustedes!

A mis 12 años de edad estuve a punto de ser atropellado por una bicicleta. Un señor cura que pasaba me salvó con un grito: “¡Cuidado!” El ciclista cayó a tierra. El señor cura, sin detenerse, me dijo: “¿Ya vio lo que es el poder de la palabra?” Ese día lo supe. Ahora sabemos, además, que los mayas lo sabían desde los tiempos de Cristo, y con tanto rigor que tenían un dios especial para las palabras.

Gabriel García Márquez, en Botella al mar para el Dios de las palabras. Zacatecas (México), 7 de abril de 1997.

Sevilla, 29/IX/2025 – 07:00 h (CET+2)

Hace unos días, una camarera nos dijo algo que en principio no logramos comprender bien, al traernos un cestillo con pan que había olvidado una compañera: ¡Qué pena con ustedes!, un “disculpen” a modo de sentir vergüenza por lo ocurrido. Sus palabras tenían la musicalidad latinoamericana, colombiana por más señas, cuando nos comunicó su país de origen.

Si recuerdo hoy esta experiencia reciente, enriquecedora para nuestro lenguaje, que siempre admiré al leer el español colombiano de Gabriel García Márquez, es debido a que he leído una noticia en el diario El País, Cambiar tu forma de hablar porque lo pide tu jefe: España sigue discriminando por el acento, que me preocupa mucho por los efectos perniciosos que conlleva: “Tengo que perder mi acento o perder mi trabajo aquí en España”, dice Lucía, colombiana de 26 años. La mujer, que emigró hace casi tres en busca de nuevas oportunidades, pide no revelar su identidad por miedo a represalias. Consiguió un empleo como auxiliar administrativa en una consultora en Valencia, pero sus jefes le han pedido “neutralizar” su acento paisa, típico de Medellín y otras regiones de Colombia. “Si me dicen que estoy haciendo algo mal lo acepto, pero no esperaba que me pidiesen en el trabajo cambiar parte de mi personalidad. Es triste”, cuenta. Lucía sesea, marca bien las consonantes y sube y baja el tono como si estuviera cantando. La glotofobia —la discriminación hacia una persona por su forma de hablar considerándola inferior por no usar la variedad “estándar” del idioma— sigue siendo un problema en España, donde ya viven 9,5 millones de personas nacidas en el extranjero, casi el 20% de la población”.

Este fenómeno en auge, denominado “glotofobia”, es decir, rechazo hacia las personas, inmigrantes en este caso, por su manera de expresarse, es un paso más en la escalada contra la inmigración, situación muy preocupante en nuestro país. Es curioso constatar cómo se pueden modificar conductas de aceptación o rechazo del acento cuando se presentan como éxito puntual en personajes relevantes, como ocurrió en 2021 con un anuncio de cerveza, en el que se escuchaba a Lola Flores decir lo siguiente: “Tú sabes por qué a mí se me entendió en todo el mundo, ¿no? Por el acento”, decía un deepfake suyo al modificar su voz con inteligencia artificial, en un anuncio de cerveza de 2021 de un minuto de duración en su versión extendida, un reto tecnológico para la creatividad publicitaria de la agencia Ogilvy.

Lo que nos sucedió con la camarera colombiana es un ejemplo para que no se olvide la importancia de respetar un acento denominado “extranjero”, ignorando en el caso que he expuesto que el español “colombiano” es de una riqueza extraordinaria, del que podemos aprender mucho en su justo significado, teniendo en cuenta que la Academia Colombiana de la Lengua fue fundada en 1871, siendo la más antigua academia de la lengua después de la Real Academia Española.

Personalmente estoy convencido que los acentos suman y no restan en la utilización correcta y diversa de nuestras lenguas y la de los migrantes en el país, debiéndose asumir que hay que desterrar la glotofobia, teniendo en cuenta que viven aquí 9,3 millones de personas nacidas en otro país, casi uno de cada cinco habitantes, suponiendo el 20% de la población total en España. Son parte fundamental de nuestro presente y, sobre todo, de nuestro futuro como país. Respetémoslos y acojámoslos, como merecen, en nuestro extraordinario y solidario jardín llamado España, donde la mayoría de sus habitantes no cultivan el odio al inmigrante.

¡Qué pena con ustedes, inmigrantes, al tratar tan mal su acento!, cuando deberíamos decirles alto y fuente, mirándoles fijamente a sus ojos, a su cara, a sus labios, las palabras de Lola Flores al cerrar el anuncio antes citado: “El acento es tu tesoro. No lo pierdas nunca”. ¡Protejámosles del discurso actual de acoso ante el acento y la forma de expresarse, para que no lo pierdan nunca!

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¡Paz y Libertad!

Luis Cernuda nos recuerda que el otoño abre sueños

Luis Cernuda Bidón (Sevilla, 1902-Ciudad de México, 1963)

Sevilla, 28/IX/2025 – 08:08 h (CET+2)

Confieso que suelo refugiarme en la poesía en este equinoccio de otoño, tan equitativo entre el día y la noche. Lo vuelvo a afirmar sin duda alguna: para Cernuda, el otoño era un sentimiento que se debe escuchar siempre mucho más fuerte que el viento porque, siguiendo a Alberti, si el otoño no tiene sentimiento es sólo eso, una palabra de cinco letras: Sentimiento, pensamiento. / Que se escuche el corazón más fuertemente que el viento. / Libre y solo el corazón más que el viento. / El verso sin él no es nada. / Sólo verso. Además, había nacido en esta estación.

Recuerdo ahora que en 2021, por estas fechas, se difundió una noticia paradójica sobre el descubrimiento de tres proyectiles de la guerra civil en su casa natal, aquí en Sevilla, en la calle Acetres (anteriormente calle Conde Tójar, 6), en las tareas de limpieza que se estaban llevando a cabo después de muchos años de abandono desde que, finalmente, fue adquirida por el Ayuntamiento de Sevilla, salvándola de la especulación inmobiliaria y del olvido, entregándola a la ciudad para un fin estrictamente cultural y vinculado con el autor. Todo un símbolo. Una casa que siempre la pensó y sintió Cernuda para la paz, nunca para la guerra y que después de diez años de ardiente impaciencia, se abrirá finalmente como Casa de las Letras en 2026, que acogerá, entre otros fines, un museo permanente sobre el poeta. En ella vivió hasta 1914, año en que se trasladó la familia a una casa en el barrio del Porvenir tras el fallecimiento de su padre y, posteriormente, a la de la calle Aire, última residencia del poeta.

Si vuelvo de nuevo a encontrarme con Luis Cernuda en esta estación, es para conocer mejor qué pensaba de ella y a través de ella. En Ocnos, título que encontró en Goethe, como “un personaje mítico que trenza los juncos que han de servir como alimento a su asno”, como símbolo del tiempo que todo lo consume, o del público igualmente inconsciente y destructor, dedica una reflexión intimista, la tercera, al otoño en su tierra, que la vuelvo a leer de forma pausada con la ilusión y expectativa de la primera vez, porque me aporta otra forma de vivir con encanto esta estación tan mágica y controvertida:

Encanto de tus otoños infantiles, seducción de una época del año que es la tuya, porque en ella has nacido.

La atmósfera del verano, densa hasta entonces, se aligeraba y adquiría una acuidad a través de la cual los sonidos eran casi dolorosos, punzando la carne como la espina de una flor. Caían las primeras lluvias a mediados de septiembre, anunciándolas el trueno y el súbito nublarse del cielo, con un chocar acerado de aguas libres contra prisiones de cristal. La voz de la madre decía: “Que descorran la vela”, y tras aquel quejido agudo (semejante al de las golondrinas cuando revolaban por el cielo azul sobre el patio), que levantaba el toldo al plegarse en los alambres de donde colgaba, la lluvia entraba dentro de casa, moviendo ligera sus pies de plata con rumor rítmico sobre las losas de mármol.

De las hojas mojadas, de la tierra húmeda, brotaba entonces un aroma delicioso, y el agua de la lluvia recogida en el hueco de tu mano tenía el sabor de aquel aroma, siendo tal la sustancia de donde aquél emanaba, oscuro y penetrante, como el de un pétalo ajado de magnolia. Te parecía volver a una dulce costumbre desde lo extraño y distante. Y por la noche, ya en la cama, encogías tu cuerpo, sintiéndolo joven, ligero y puro, en torno de tu alma, fundido con ella, hecho alma también él mismo.

Al igual que el año pasado y el otro y el otro, cuando finalizo su lectura, recupero el sentimiento de otoño que tenía Cernuda, expresado también en otro poema con palabras bellas: Llueve el otoño aún verde como entonces / Sobre los viejos mármoles, / Con aroma vacío, abriendo sueños. / Y el cuerpo se abandona. Me consuela saber que puedo abrir sueños, abandonando todo lo que hoy nos sobra para comprenderlos este otoño, porque el tiempo consume todo lo que ocurre y hay que saber alimentarlo, como sabía hacer Ocnos, el personaje mítico De Goethe que hace muchos años entusiasmó a Cernuda.

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¡Paz y Libertad!

Otoños / y 6. La generación Cafrune: aquí, allí y allá

Jorge Cafrune

Sevilla, 27/IX/2025 – 08:36 h (CET+2)

Pertenezco a la generación que oía diariamente a Jorge Cafrune, solo o acompañado por la tutela del Régimen, sobre todo una canción, No soy de aquí ni soy de allá:

No soy de aquí ni soy de allá
No tengo edad ni porvenir
Y ser feliz es mi color de identidad

Cantábamos con coros llenos de alegría por alcanzar la libertad en un país imposible. Hoy, cuando finalizo esta serie dedicada a Ángel González, abro el libro de sus poemas dedicados a los Otoños y leo el último dedicado a la identidad libertaria, Aquí o allí, como un testamento vital al formar parte de su último libro:

Quién es el que está aquí, y dónde:
¿dentro o fuera?

¿Soy yo el que siente y el que da sentido
al mundo?
¿O es el secreto corazón del mundo
-remoto, inaccesible-
el que me da sentido a mí?

Qué lejos siempre entonces ya de todo,
incluso de mí mismo;
qué solo y qué perdido yo,
aquí o allí.

No la toco ni la interpreto más, porque así es la poesía de Ángel González, su vida. Un ejemplo para no olvidarlo. Vuelvo a escuchar a Cafrune porque me sirve para seguir luchando por la libertad compartida no siendo de aquí o de allá, solo y perdido en un mundo diseñado por el enemigo, siguiendo la palabra sabia de Juan Cobos Wilkins, un poeta entrañable que conoce bien el corazón de la tierra.

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Otoños / 5. Resquicios de melancolía

Joan Manuel Serrat, Balada de otoño

Sevilla, 26/IX/2025 – 08:12 h (CET+2)

Otoño es una estación propicia para la melancolía. Estudié esta realidad psicológica durante mis años de juventud, donde la vivía como algo muy distante en el tiempo. Hice trabajos de investigación sobre esa realidad que va y viene muchas veces a lo largo de la vida. La pérdida de la luz, cada día un minuto por hora, hace que el tiempo de esplendor lumínico se acorte y todo se prepara para recibir el invierno y su cruda realidad.

El otoño de nuestras vidas es un libro escrito en la memoria de secreto. Decir otoño es decir algo que solo se aprende de la naturaleza: las hojas caen, el frío aparece como por ensalmo, el tiempo se acorta para disponer de luz aunque la llevemos dentro y la lluvia aparece y se ausenta peligrosamente a capricho del cambio climático ordenado por el ser humano.

Ángel González cuenta que nació en 1925: “El escenario y el tiempo que corresponden a mi vida me hicieron testigo de innumerables acontecimientos violentos: revolución, guerra civil, dictaduras. En muy pocos años me convertí, de súbdito de un rey, en ciudadano de una república y, finalmente, en objeto de una tiranía. Regreso, casi viejo, a los orígenes, súbdito de nuevo de la misma Corona. Me acostumbré muy pronto a quejarme en voz baja, a maldecir para mis adentros, y a hablar ambiguamente, poco y siempre de otras cosas; es decir, al uso de la ironía, de la metáfora, de la metonimia y de la reticencia. Si acabé escribiendo poesía fue, para aprovechar las modestas habilidades adquiridas por el mero acto de vivir”. Quizá, al leer su poema Estampa de invierno, formando parte de uno de sus Otoños, comprendo perfectamente que su memoria esté desquiciada:

Mientras yo en mi yacija como es debido yazgo
arropado en las mantas y las evocaciones
de días más luminosos y clementes,
por no sé qué resquicio de mi ventana entra
un cuchillo de frío,
un gris galgo de frío
que se afana en mis huesos con furia roedora.

No es de ahora, ese frío.
Viene desde muy lejos:
de otras calles vacías y lluviosas,
de remotas estancias en penumbra
pobladas sólo por suspiros,
de sótanos sombríos
en cuyos muros reverbera el miedo.

(En un lugar distante,
trizó una bala
el luminoso espejo de aquel sueño,
y alguien gritaba aquí, a tu lado.
Amanecía.)

No.
No está desajustada la ventana;
la que está desquiciada es mi memoria.

Hoy, en mi otoño particular, he recordado también las ventanas desvencijadas de mi vida y me he dado cuenta de que el frío que ha entrado en determinados momentos y que he pasado en algunos otoños vividos, son los de la soledad sonora que rodea nuestros pasos, poniendo a funcionar la moviola de la intrahistoria de cada uno. Sobre todo la de aquella absurda guerra civil que tanto afectó a mi familia. La que recordaba perfectamente Ángel González en su trayectoria vital, en este poema. No ha sido fácil en este país haber vivido una conversión, no paulina en la forma de ser y estar en el mundo, siendo sucesivamente súbdito de un rey, ciudadano de una república y, finalmente, en objeto de una tiranía. Memoria, bendita memoria que se abre hueco a veces en el canto triste de la melancolía.

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¡Paz y Libertad!

Homenaje a José Mujica en Nueva York, cerca de la ONU

Sevilla, 25/IX/2025 – 16:46 h (CET+2)

Ayer, el Congreso Panamericano, el Foro Iniciativa Mujica y el Remarque Institute celebraron un acto de homenaje al Presidente Mujica, en Nueva York, bajo el lema DEMOCRACIA SIEMPRE, que pretendía convocar “a presidentes, presidentas, parlamentarios, parlamentarias, y líderes y lideresas de la sociedad civil para celebrar su legado y las lecciones que ofrece su lucha por fortalecer las sociedades democráticas, desde Montevideo a Madrid, de Ciudad de México a Manhattan”.

En este evento tan especial, participaron, entre otros invitados, su fiel compañera, Lucía Topolansky y tres presidentes de países democráticos, Uruguay, obviamente, así como Chile y España, habiendo justificado su ausencia los de Brasil y Colombia, por encontrarse ya de vuelta a sus países de origen después de su participación en la Asamblea de la ONU.

Por respeto democrático a nuestro presidente, en misión oficial en la 80ª Asamblea General de Naciones Unidas, reproduzco a continuación su intervención íntegra, recomendando igualmente las intervenciones de los presidentes de Uruguay, Yamandú Orsi y Chile, Gabriel Boric, con mensajes aleccionadores de la trayectoria política y humana de José Mujica, que pueden escuchar en el vídeo de cabecera:

INTERVENCIÓN DEL PRESIDENTE DEL GOBIERNO, PEDRO SÁNCHEZ

Muchas gracias.

Presidentes, querido Yamandú. Y gracias a todos ustedes por invitarnos a participar en este homenaje tan entrañable.

Yo creo que hay personas cuya vida, pues en sí misma es un discurso. Y yo creo que José Mujica fue una de ellas, porque lo que decía coincidía con lo que hacía, como bien ha dicho el presidente de Uruguay y lo que hacía estaba siempre a servicio de lo que pensaba.

Tal día como hoy hace 12 años, y lo hemos visto en el vídeo, en la Asamblea General de las Naciones de Unidas, Pepe Mujica pronunció unas palabras que debemos hacer nuestras.

Nos dijo que estaba angustiado por un porvenir, que no vería, pero que seguía igual de comprometido con una humanidad mejor. Más si cabe. Y nos dejó una tarea a la que estamos llamados hoy todos y todas, que es cuidar la vida.

Recordemos por un instante el contexto de aquel discurso. El mundo entonces se enfrentaba a las consecuencias de una gran recesión económica, fue el comienzo de una pavorosa acumulación de cambios que daban vértigo y que sería difícil resumir.

Cambios que culminan hoy con el ascenso de una internacional, podemos decirlo así, ultra derechista, una internacional reaccionaria, que amenaza la propia supervivencia de la democracia. Hemos hablado precisamente de los tres presidentes junto con el presidente Lula y otros muchos presidentes en la Asamblea General de Naciones Unidas. Esa internacional ultra derechista se ha hecho fuerte en la mentira y en la manipulación de los debates, pero necesita para arraigar de otros dos factores que me gustaría compartir y recordar con todos ustedes.

La incertidumbre y el miedo. Y es precisamente ahí donde la democracia ha de hacerse fuerte, dando respuestas a los problemas inmediatos, ofreciendo certezas frente a lo incierto y esperanza, esperanza frente a cualquier tipo de temor.

Pepe Mujica entendió esta urgencia a mi juicio mucho antes que la mayoría. Por eso, cuando hablaba de cuidar la vida, se refería a hacer frente a la emergencia climática, a liberar a la economía de los estrechos límites del mercado, a una existencia, en definitiva, donde se trabaje para vivir y no se viva para trabajar.

Para él, la vida no podía declinarse en singular, para él la vida siempre fue plural. Supo que no hay futuros sin comunidad, que somos todas y todos al fin y al cabo lo que somos capaces de sostener entre todos y todas. Y ese plural de Mujica, a mi juicio, evidentemente no se entiende sin Lucía.

Lucía contaba en una entrevista hace unos meses como ella y Pepe Mujica habían recorrido kilómetros de conversación en el tiempo que compartieron. Y es que los seres humanos construimos los vínculos más firmes a través de la palabra, a través de la conversación.

Bueno, este es el primer principio que impulsa este foro, establecer vínculos a través del diálogo que nos permitan proteger y profundizar la democracia, querido presidente. Que las instituciones, en definitiva, pues sean útiles en la vida cotidiana de la población a la que representan. Que sirvan a la gente de a pie, desde los gobiernos por y para la gente de a pie.

Yo creo que la principal tarea que debe ocuparnos es reducir la desigualdad, todo tipo de desigualdades, desde la de género, la desigualdad también intergeneracional o, evidentemente, la desigualdad social y territorial.

Y debe hacerlo como un deber moral y también como algo pragmático, porque la política también es eso. No se trata de elegir entre crecimiento y justicia social, se trata de que las sociedades que crecen de una manera equilibrada son más estables y son más prósperas.

En segundo lugar, necesitamos que nuestros ciudadanos y ciudadanas recuperen la soberanía informativa. Vivimos en un mundo donde cada vez importan menos lo que se puede decir, porque son los señores del algoritmo quienes deciden la conversación en el espacio público. Y por tanto la gobernanza digital democrática, inclusiva, que este foro impulsa busca que ese feudalismo digital, que es como se llama ahora, no debilite la cohesión social y por tanto la convivencia, dentro de las sociedades y entre naciones.

La palabra, por tanto, como puente, no como muro. Yo creo que eso también busca fortalecer la libertad de expresión para que siga siendo un derecho y no se convierta en un privilegio al alcance de unos pocos.

Y, en tercer lugar, buscar, precisamente en esta Asamblea General de las Naciones Unidas, instituciones multilaterales en las que el poder no dependa de la fuerza para imponerse, sino de la razón para convencer.

Y, en fin, nuestra seguridad debe provenir de un equilibrio global que destierre la sombra de la guerra, lo ha dicho antes Lucia. Yo no puedo más que aplaudirlo.

En fin, ¿Qué diría Pepe Mujica sobre lo que está sucediendo en Gaza? ¿Qué sentiría al ver la Franja convertida en un cementerio de niños y de niñas? ¿Qué pensaría de un mundo que exhibe la retórica de los derechos humanos, pero permite su violación sistemática? ¿Qué escribiría sobre este ejercicio de cinismo y de doble rasero que está perpetrando la comunidad internacional? Yo creo que lo que está haciendo el primer ministro en Netanyahu en Gaza no tiene nombre, pero sí una palabra que lo define y es genocidio.

Y precisamente como presidente de un país europeo, que también defiende lo mismo que defendemos en Gaza lo defendemos en Ucrania, quiero afirmar ante los líderes del sur global que los derechos humanos son un principio irrenunciable y que no admite por tanto doble raseros. Y desde nuestro país, humildemente, lo que hacemos es predicar con ese ejemplo. No sólo desde nuestra propia experiencia histórica, sino desde el valor de la coherencia. La que nos dice que a veces es mejor estar solos que mal acompañados, porque sabemos que esa soledad es efímera y que muchos otros acabarán uniéndose a esa voz que es el sentido común.

Por eso, yo creo que es tan importante que la Unión Europea se haya expresado con claridad meridiana y rotunda el pasado lunes al tratar de impulsar esta conferencia de los dos Estados y reconocer al único Estado que aún no ha sido reconocido, que es el estado de Palestina.

En fin, yo creo que la coherencia y el coraje son imprescindibles cuando se elige el lado correcto de la historia. Y este foro, pues, en fin, reúne a muy buenos amigos de España y también del Gobierno de España, presidente Chile, presidente de Uruguay, Lula no ha podido acompañarnos, también Gustavo Petro, y a mí mismo, y yo me pregunto qué es lo que nos une más allá de los evidentes vínculos históricos y culturales. Bueno, yo creo que lo que nos une, lo que une a nuestros países, es que han aprendido a valorar la libertad porque sabemos cuál es el precio de perderla.

Para todos nosotros, para todas, la democracia es mucho más que un procedimiento. Es la manera en que nuestros ciudadanos y ciudadanas afirman su voluntad sobre los poderosos. Hoy el autoritarismo vuelve a caminar, arrogante, por el mundo, los países que tenemos aún, bueno, reciente, la herida de la tiranía de la dictadura en España, fueron 40 años.

Tenemos el deber de recordarlo a quienes parecen haberlo olvidado. Recordar que, en mi propio país, en la España, hoy europea, moderna, avanzada hace, justo este año, 50 años a aquella dictadura moribunda ejecutaba a cinco personas, que las mujeres seguían sometidas al machismo institucional y que la disidencia y la discrepancia se pagaban con la cárcel y con las torturas. Concluyo, contaba Pepe Mujica en una entrevista en un medio de comunicación español poco antes de morir, que toda su vida, y cito textualmente y abro comillas, se había dedicado a cambiar el mundo y no cambió un carajo, pero al menos había estado entretenido.

Algo cambió, algo cambió Pepe Mujica. Es en lo único en lo que dice esto radicalmente con él. Lo cambió porque dio esperanza, porque inspiró con su ejemplo de vida y porque nos devolvió la fe en la utopía y en el progreso de la humanidad.

No sólo cambió el mundo, lo hizo más digno con su ejemplo de vida. Muchas gracias.

A estas alturas del desencanto político en el mundo global, incluida obviamente España, con responsables políticos que maltratan la dignidad como cualidad humana extraordinaria, con el ejemplo de denuncias cruzadas por parte de representantes políticos de los principales partidos en nuestro país, utilizando vocablos del diccionario de la mafia, como último exponente de la indignidad política, solo queda agradecerle a José Mujica, como ejemplo muy actual, que continuara hasta el final de sus días con la ilusión de ser feliz contando a los demás su propia historia política y su forma de ser y estar de forma digna en el mundo. Nunca confundió, como todo necio, valor y precio de la dignidad, demostrando con sus hechos, que son amores y no sólo buenas razones, que necesitamos con urgencia democrática la garantía ética que ofrece siempre la dignidad política.

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Otoños / 4. Este cielo en la hora malva

LA HORA MALVA

…Me bastó con dar un paso dentro de la muralla para verla en toda su grandeza a la luz malva de las seis de la tarde, y no pude reprimir el sentimiento de haber vuelto a nacer…

Gabriel García Márquez,  en Vivir para contarla.

Sevilla, 25/IX/2025 – 08:53 h (CET+2)

En la hora crepuscular, malva, tan querida por Gabriel García Márquez, comprendo bien un mensaje implícito en unos cuentos suyos preciosos, peregrinos: caminamos hacia alguna parte, aunque a veces vayamos del timbo al tambo, como desorientados por la incertidumbre de lo que nos pasa en la vida, para comprender lo que solo se puede alcanzar en una disciplina de silencio y de encuentro con nosotros mismos, para responder a situaciones, preguntas y fracasos humanos y sociales que no alcanzamos a entender nunca.

Inexorablemente, los días terminan apagándose lentamente y el otoño deja siempre un minuto atrás, día a día, quitándonos luz casi sin darnos cuenta. ¿Luz malva? Leo a Ángel González, en un poema dedicado al Otoño, Este cielo, un cielo muy concreto:

El brillo del crepúsculo,
llamarada del día
que proclama que el día ha terminado
cuando aún es de día.

El acorde final que,
resonante,
dice el fin de la música
mientras la música se oye todavía.

Este cielo de otoño,
su imagen remansada en mis pupilas,
piadosa moratoria que la tarde concede
a la débil penumbra que aún me habita.

En este cielo de otoño, de minutos robados a la luz, sigo dando vueltas de mi corazón a mis asuntos. Estamos viviendo momentos políticos muy delicados en este país, porque aunque algunos se empeñen en lo contrario, no todos vamos en el mismo barco. Suelo decir que navego casi siempre en patera, al lado de algún barco fletado para orientar a la “Isla Desconocida” de Saramago, una patera sin quilla, insegura, pero con Norte. Un barco en el que me suelo sentar en la amura de babor ideológico al que tanto quiero, porque no todas las ideologías son iguales, porque tampoco todas y todos somos iguales, porque no me da lo mismo lo que pasa cada día. Porque no todo es mercancía y mercado. Porque no hay que confundir valor y precio. Porque el otoño nos avisa con rigor que la luz como la nave de Fellini, se va.

No es lo mismo, no es lo mismo…, en una piadosa moratoria que la tarde concede
a la débil penumbra que aún me habita. De color malva, por supuesto.

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Otoños / 3. Ciegos al color de la vida

ERICH LESSING
Julie Andrews, junto a su hija, en un descanso del rodaje de “Sonrisas y Lágrimas” / Erich Lessing

Sevilla, 24/IX/2025 – 08:46 h (CET+2)

Otoño es un mes de colores ocres, verdes apagados, hojas caídas, tonos cambiantes, casi todo ocre: “¿De cuándo ese carmín que fue violeta?, ¿De dónde el oro que era ocre hace un instante?”. Ángel González lo recuerda en su cuarto poema, Ciego, como si todo lo envolviera la acromatopsia (1) que solo afecta a los seres humanos. Lo aprendí leyendo a Oliver Sacks, porque esta enfermedad real es la ceguera del color, que no permite agregar color a la óptica de la vida. Todo se ve siempre de color gris. En su magnífico libro La isla de los ciegos al color (2), descubrí que existe un lugar en el mundo, en dos islas de la Micronesia, Pingelap y Pohnpei, donde se concentra esta enfermedad, donde todo se ve siempre de color gris, que permiten “experimentos de la naturaleza, lugares benditos y malditos por su singularidad geográfica, que albergan formas de vida únicas”, en frase del propio Sacks.

Hoy, recordando a Sacks de nuevo, pienso que el poema de Ángel González, extiende geográficamente, por todo el mundo, la ceguera a la vida:

¿Ciego a qué?
No a la luz:
a la vida.

¿Sordo a qué?
No al sonido:
a la música.
Abre los ojos,
oye:
nada ve,
nada escucha.

Como si al mundo entero
una nevada súbita
lo hubiese recubierto
de silencio y blancura.

Confieso que he vivido una experiencia extraordinaria, simbólica, de lo que significa el paso del blanco y negro al color, en el contexto del libro citado de Oliver Saks y tras la lectura meditada del poema de Ángel González. Ocurrió cuando contemplé en una ocasión una foto en blanco y negro del fotógrafo Erich Lessing en pleno rodaje de la película “Sonrisas y lágrimas”: “La vida de cada una, de cada uno, que es lo más parecido a una película en blanco y negro, con la acromatopsia ética que corresponda, permite descansos, para recuperar esos momentos que tanto nos reconfortan y que nos devuelven felicidad. Pero también sabemos que la dialéctica de las sonrisas y lágrimas permite apartarnos junto a una pared de la vida personal e intransferible, sentir el abrazo de los que nos quieren, aunque inmediatamente nos llamen mediante megafonía para seguir rodando, viviendo en definitiva, en la filmación jamás contada. Esa es la auténtica obra maestra, el extraordinario guion que está detrás, que nos entrega Lessing con la instantánea asociada de su cámara cerebral”.

Solo queda en este Otoño abrir los ojos, oír el paso de la vida, sin ver nada, sin escuchar nada, Como si al mundo entero / una nevada súbita / lo hubiese recubierto / de silencio y blancura.

(1) Acromatopsia: ceguera del color, enfermedad que no permite agregar a la óptica de la vida el color. Todo se ve siempre de color gris. 

(2) Sacks, O., La isla de los ciegos al color. Barcelona: Anagrama, 1999.

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Pedro Sánchez ha recibido el premio Global Goalkeepers 2025, por su liderazgo en el avance de la cooperación internacional y la amplificación de las voces del Sur Global

Sevilla, 23/IX/2025 – 16:41 h (CET+2)

El Premio Global Goalkeepers 2025 fue entregado ayer en Nueva York a Pedro Sánchez, Presidente del Gobierno de España, reconociendo su liderazgo en el avance de la cooperación internacional y la amplificación de las voces del Sur Global. Bajo su liderazgo, según recoge la página oficial de la Fundación Gates: “España ha profundizado los lazos con el Grupo de África en las Naciones Unidas, ha convocado a los líderes mundiales en la Conferencia Internacional sobre Financiación del Desarrollo [celebrada este año en Sevilla] y ha ampliado el apoyo a la salud pública. Su compromiso con el desarrollo internacional y la salud pública ha ayudado a aumentar las contribuciones al Fondo Mundial en un 12 % y a la Alianza de Vacunas (Gavi) en un 30 %. El presidente Sánchez aboga por un enfoque más inclusivo y colaborativo para resolver los desafíos más urgentes del mundo”.

El presidente ha manifestado sobre la recepción del premio que cree “que no es solo una decisión política tomada por el Gobierno, es también el apoyo social de los españoles cuando se trata de cooperación con terceros países, especialmente en el norte de África y el flanco sur de Europa, el norte de África mediterránea y Oriente Medio, para incrementar y fortalecer la salud global”.

La recepción de este premio es un refuerzo positivo a su trayectoria política en este ámbito, “en un contexto de recortes históricos de ayuda al desarrollo por parte de los principales donantes, con Estados Unidos a la cabeza, tras el desmantelamiento de USAID. Países europeos como Reino Unido, Francia o Alemania han recortado también sus contribuciones. Las crisis internas de los países donantes y la volatilidad global han hecho que algunos países opten por priorizar en sus presupuestos otras partidas como las militares en detrimento de la ayuda al desarrollo”, tal y como lo ha expresado hoy el diario El País. No hay que olvidar lo ocurrido en la era Trump en referencia a la cooperación internacional de los EEUU, cuando el pasado 3 de febrero y mediante una orden ejecutiva se cerró definitivamente la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), que está ocasionando una tragedia mundial, sobretodo en países en desarrollo y grandes conflictos bélicos, así como a millones de refugiados. Los datos de este desastre son elocuentes porque la USAID “distribuyó fondos en 2023 por un valor de US$ 43.400 millones en todo el mundo”. Tal y como informó la CNN a través de este Organismo estatal, “Gobernanza es el sector que más fondos recibió: US$ 16.800 millones. Le siguen la ayuda humanitaria, que recibió US$ 10.500 millones; salud, que obtuvo US$ 7.000 millones; administración, que recibió US$ 3.500 millones. Agricultura, Educación e infraestructura recibieron US$ 1.300 millones, US$ 1.100 millones y US$ 700 millones, respectivamente. De mayor a menor, los países que más fondos recibieron en 2023 fueron Ucrania, Etiopía, Jordania, República Democrática del Congo, Somalia, Yemen, Afganistán, Nigeria, Sudán del Sur y Siria. La ayuda para Ucrania, el principal beneficiario con US$ 16.000 millones (casi el 40% del total), se centró en “apoyo macroeconómico”, según el portal de asistencia externa del Gobierno de Estados Unidos. Otro impacto del cierre de la USAID se ha publicado recientemente en la revista The Lancet, calculando que esta acción puede costar la vida a más de 14 millones de personas en los países del Sur mundial más desfavorecidos, hasta 2030, de las que 4,5 millones serán niños y niñas menores de cinco años, suponiendo asimismo un impacto potencial del recorte del 83% en los programas globales de salud de Estados Unidos respecto de su cooperación internacional. Además, al menos 60 países del Sur Global están pagando más en servicio de la deuda adquirida que en salud y educación, lo que afecta finalmente a una población alrededor de 3.400 millones de personas. 

Es muy importante recordar qué significa este Premio por parte de la Fundación Gates a través de su proyecto Goalkeepers, que “reconoce a líderes, promotores y visionarios que día a día acercan al mundo a los 17 Objetivos Mundiales de Desarrollo Sostenible. La comunidad Goalkeepers es un colectivo global de creadores de cambios diversos y colaborativos con un compromiso compartido con los Objetivos Mundiales. Juntos, intercambian ideas e impulsan soluciones innovadoras en sus regiones, demostrando que el progreso es posible. Cada año, Goalkeepers reconoce a sus miembros por sus contribuciones extraordinarias. El Premio Global Goalkeeper reconoce a un líder que ha demostrado su compromiso con los Objetivos Mundiales en su país y a nivel mundial. Goalkeepers también reconoce a 10 Campeones excepcionales: expertos, innovadores, defensores y líderes de todo el mundo, que logran avances notables. Su trabajo colectivo demuestra que el progreso significativo no solo es posible, sino que ya está ocurriendo”. Recomiendo leer las inspiradoras historias de estos campeones junto con los ejemplos destacados de Goalkeepers de la comunidad en todo el mundo.

En nuestro tiempo tan moderno, mediocre y cainita, es de agradecer que podamos leer una crónica sobre lo que se hace bien en nuestro país, yo diría que muy bien, reconocido hoy en este premio recibido por el presidente, recordando unas palabras que no he olvidado, del eminente cardiólogo Valentín Fuster: “Yo puedo estar hablando todo el rato del desastre que hay en España. Pero igual podemos sacar unos minutos para saber si algo funciona…” o lo que es lo mismo, puedo estar hablando todo el rato de las cosas que se hacen mal en España, pero igual podemos sacar unos minutos para saber si algo funciona…. o se hace bien, incluso con reconocimiento mundial. Y comprobaremos que es verdad, que funcionan muchas cosas y sé hacen muy bien en este controvertido país.

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Otoños / 2. Cuando venimos de los álamos

Myriane Bourgeois, canta “De los álamos vengo, madre”, compuesta por Joaquín Rodrigo, en “Cuatro madrigales amatorios”. Piano: Jean-François Grondin

Sevilla, 23/IX/2025 – 08:23 h (CET+2)

El otoño nos prepara para recibir el invierno con toda su crudeza, con la doble cara del dios Jano. Es la antesala de la pérdida de la luz convirtiendo las sombras y grises en un testigo implacable de lo que viene. En Sevilla casi no existe el otoño. Verano e invierno se estrechan la mano día a día y miran de reojo a un otoño que casi hermanan con calor y frío sin pasos intermedios, sin confundirlo con la tibieza apocalíptica: “puesto que no estás ni frío ni caliente sino tibio estoy para vomitarte de mi boca” (Ap. 3, 14-16), una cita matemática que no se olvida, sin lugar a duda, que son solo palabras puestas en la boca del dios de los creyentes.

Mientras, leo a Ángel González en su tercer poema de Otoños, Casi invierno:

Alamedas desnudas,
mi amor se vino al suelo.
Verdes vuelos, velados
por el leve amarillo
de la melancolía, 
grandes hojas de luz,
días caídos
de un otoño abatido por el viento.

¿Y me preguntas hoy por qué estoy triste?

De los álamos vengo.

El otoño anuncia siempre los grises del invierno, mirando por el retrovisor del tiempo el color de las tres estaciones anteriores. En esta antesala del invierno, en pleno otoño, constatamos que muchas veces somos ciegos al color, no por una enfermedad, la acromatopsia, sino porque nos acostumbramos a vivir en blanco y negro, como si el color o la alegría no hubiera llegado a nuestras vidas. Cuando era niño, viviendo en una sociedad de eternos grises (incluido el uniforme de la policía…), no había nada que me hiciera disfrutar más que cuando entraba al cine de sesión continua en Madrid y anunciaban en pantalla que la película que íbamos a ver era en “color por tecnicolor”. Era una forma de interpretar la vida de forma diferente.

El otoño hace que, a veces, decaiga el ánimo. La tristeza de Ángel González cuando venía de los álamos tenía una explicación, que leí recientemente en palabras de su esposa, Susana Rivera, cuando afirmaba que la referencia a los álamos no era ni a los que había conocido en New México o los de su tierra, en el Paseo de los Álamos de Oviedo. Eran los que “[…] se imaginaba cuando escuchaba a Victoria de los Ángeles cantar, «De los álamos vengo madre, de ver como los menea el viento…». Ponía ese disco en momentos muy especiales, muchas veces amanecimos escuchándolo”.

De los álamos, vengo, madre. De los álamos, vengo, madre. De ver cómo los menea el ayreDe ver cómo los menea el ayre. De los álamos, vengo, madre. De los álamos, vengo, madre. De ver cómo los menea el ayre. De ver cómo los menea el ayre. De los álamos de Sevilla, de ver a mi linda amiga, de ver a mi linda amiga. De ver cómo los menea el ayre. De ver cómo los menea el ayre. De los álamos, vengo, madre. De los álamos, vengo, madre. De ver cómo los menea el ayre. De ver cómo los menea el ayre. De ver cómo los menea el ayre. De ver cómo los menea el ayre (1).

Y me consuela saber que los álamos queridos por Ángel González estaban en Sevilla, porque su quintaesencia figuraba en un poema popular anónimo recopilado por Juan Vázquez, un extremeño muy vinculado al movimiento renacentista de Sevilla, donde falleció en 1563, en una obra que llevaba por título Recopilación de sonetos y villancicos a cuatro y cinco voces (Sevilla, 1560). “De los álamos vengo madre…”, una canción cantada por villanos, es decir, un villancico, figuró siglos más tarde como cuarto madrigal amatorio compuesto por el maestro Joaquín Rodrigo, respetando la melodía original que había escuchado durante su estancia en París hacia finales de los años treinta.

Otoño, desde los álamos de Sevilla en la Alameda de Hércules, el jardín público más antiguo de Europa, ¿me preguntas hoy por qué estoy triste?

(1) Letra original: http://cristobaldemorales.net/medios/repertorio/alamos_vengo_madre

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