Tragedia sanitaria en Ghana por la orden ejecutiva de Trump, de cierre de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID)

Juanlu Sánchez, Del despacho de Trump a unos almacenes de Ghana

Si la sanidad se para, se para todoANESVAD

Sevilla, 5/IX/2025 – 11:53 h (CET+2)

El pasado 20 de julio publiqué un artículo, Nuevo varapalo económico de Trump a la ayuda exterior americana, que ocasionará mucho sufrimiento humano, que me conmueve y conturba al recordarlo de nuevo escuchando atentamente un podscat publicado hoy por Juan Luis Sánchez, sobre esta situación concreta en Ghana, en elDiario.es, con un título muy descriptivo: Del despacho de Trump a unos almacenes de Ghana, en el que informa que “Toneladas de medicamentos a punto de caducar amontonados en un almacén. Recortes que dan para una semana de titulares, a los pocos meses se convierten en enfermedades. No es solo ideología, es un impacto en la vida real”. Para informar detalladamente de esta tragedia, interviene en el podscat Gabriela Sánchez, jefa de Desalambre, la sección de Derechos Humanos de elDiario.es, a su regreso de Ghana, “a donde ha viajado con la ONG Anesvad, y donde ha comprobado cómo esta situación desencadena a su vez otros problemas graves de salud pública relacionados con enfermedades vinculadas a la pobreza”. Excelente espacio periodístico de información veraz.

Recomiendo que escuchen atentamente, casi con respeto reverencial, este extraordinario testimonio, que refleja lo que sucedió el pasado 3 de febrero y mediante una orden ejecutiva de Trump, al cerrarse definitivamente la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), que está ocasionando una tragedia mundial, sobre todo en países en desarrollo y grandes conflictos bélicos, así como a millones de refugiados. Los datos de este desastre son elocuentes porque la USAID “distribuyó fondos en 2023 por un valor de US$ 43.400 millones en todo el mundo”. Tal y como informa la CNN a través de este Organismo estatal, “Gobernanza es el sector que más fondos recibió: US$ 16.800 millones. Le siguen la ayuda humanitaria, que recibió US$ 10.500 millones; salud, que obtuvo US$ 7.000 millones; administración, que recibió US$ 3.500 millones. Agricultura, Educación e infraestructura recibieron US$ 1.300 millones, US$ 1.100 millones y US$ 700 millones, respectivamente. De mayor a menor, los países que más fondos recibieron en 2023 fueron Ucrania, Etiopía, Jordania, República Democrática del Congo, Somalia, Yemen, Afganistán, Nigeria, Sudán del Sur y Siria. La ayuda para Ucrania, el principal beneficiario con US$ 16.000 millones (casi el 40% del total), se centró en “apoyo macroeconómico”, según el portal de asistencia externa del Gobierno de Estados Unidos. Otro impacto del cierre de la USAID se ha publicado recientemente en la revista The Lancet, calculando que esta acción puede costar la vida a más de 14 millones de personas en los países del Sur mundial más desfavorecidos, hasta 2030, de las que 4,5 millones serán niños y niñas menores de cinco años, suponiendo asimismo un impacto potencial del recorte del 83% en los programas globales de salud de Estados Unidos respecto de su cooperación internacional. Además, al menos 60 países del Sur Global están pagando más en servicio de la deuda adquirida que en salud y educación, lo que afecta finalmente a una población alrededor de 3.400 millones de personas. 

En mi publicación de julio pasado citaba también un artículo de elDiario.es, Los recortes de Trump ya se notan en Ghana: miles de medicamentos donados, a punto de caducar por la falta de fondos para repartirlos, en el que afirmaba que su lectura no podía dejar tranquilo a alguien con alma democrática y solidaria, en el que se abordaba que “la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) tiene un efecto directo en los programas de distribución de medicamentos. Miles de pastillas donadas a Ghana caducan en octubre y, sin fondos suficientes, el Gobierno no puede repartirlos antes de su expiración”. Estamos hablando de tres enfermedades tropicales desatendidas (ETD),  esquistosomiasisoncocercosis y elefantiasis, a las que las medicinas necesarias para atenderlas no llegan porque los fondos de la USAID han desaparecido: “Miles de pastillas necesarias para tratar y prevenir una parte de las enfermedades tropicales desatendidas, donadas por grandes compañías farmacéuticas a la OMS para su posterior distribución, se acumulan desde hace meses en la Farmacia Central del Servicio de Salud de Ghana a la espera de contar con los recursos suficientes para completar el programa de administración masiva de medicamentos de 2025, según confirma a elDiario.es el responsable de este centro que almacena millones de medicamentos en Ghana”.

Este mundo al revés se derrumba y nosotros, en democracia, tenemos que hacer lo posible porque esto no ocurra, para que esta descomposición social no la sufran los que menos tienen en todos los sentidos, porque deben ser atendidos con la dignidad humana que merecen. La Organización Mundial de la Salud ya ha advertido este desastre: “La OMS ya había advertido del riesgo que entraña el desmantelamiento de la USAID para la batalla global contra las enfermedades infecciosas desatendidas. “La reciente retirada de la financiación por parte de Estados Unidos de los proyectos de ETD pone en peligro el éxito de 19 años de inversión en el esfuerzo mundial para eliminarlas”, ha lamentado la agencia de la ONU en un comunicado publicado en junio. “Si no se garantizan urgentemente mecanismos alternativos para la prestación de servicios, las suspensiones y reducciones de la AOD para la salud podrían provocar la caducidad de más de 55 millones de comprimidos para enfermedades tropicales desatendidas (ETD) para finales de 2025, solo en África”, añadió Joseph Opare, director del programa de Enfermedades Tropicales Desatendidas (ETD) del Ministerio de Salud de Ghana.

Una vez más estamos avisados y la respuesta es tarea de todos, sin excepción alguna, cada uno, cada una, “en lo suyo”, siguiendo directrices de Eduardo Galeano, por ejemplo: “Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo”. Véase el ejemplo de la ONG vasca ANESVAD, implicada directamente en la lucha para atender a las enfermedades tropicales desatendidas: “En Fundación Anesvad ponemos la causa por encima de todo. Creemos que las enfermedades olvidadas no deberían existir y las personas olvidadas deberían ser recordadas. Queremos que nuestro propósito no sea solo nuestro, queremos que sea también el tuyo, de todos y todas”. Sigamos de cerca el trabajo que llevan a cabo. Su eslogan actual es una auténtica proclama mundial: Si la sanidad se para, se para todo. Lo aprendimos en la pandemia y ya lo hemos olvidado. Por ahí se puede empezar a ayudar a divulgar la necesidad de atender las enfermedades olvidadas de la forma más digna posible, a pesar de Trump.

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