El comedor escolar es un espacio educativo y debe ser universal y gratuito en nuestro país

EDUCO, Vuelta al cole, ¿vuelta al comedor?

Sevilla, 7/IX/2025 – 09:25 h (CET+2)

Vuelvo a tratar en este cuaderno digital, como el rayo que no cesa, un asunto espinoso, la pobreza infantil en nuestro país, en mi Comunidad, por su especial impacto en relación con los comedores escolares, pero creo que es justo y necesario escribir sobre esta realidad social, mucho más lacerante cuando comienza en estos días el curso escolar, con una injusta discriminación social por la pesada carga en las mochilas de 2,8 millones de niños y niñas en riesgo de pobreza y exclusión, en nuestro país, cuya correcta alimentación en los centros educativos está en peligro.

La organización no gubernamental Educo, de la que me siento muy cerca, ha publicado un nuevo informe, Vuelta al cole, ¿vuelta al comedor?. Lo que dicen los datos, en línea con el del año pasado, en el que se analizan las dificultades de las familias más vulnerables para asegurar la alimentación de sus hijos e hijas y poder llevarlos al comedor escolar en la escuela pública.

En su introducción se afirma que “En este informe analizamos los datos estadísticos con el objetivo de ver la situación y avances del comedor escolar. Más de 2,5 millones de niños, niñas y adolescentes comen cada día en sus escuelas. Sin embargo, solo son el 48,9 % del alumnado de primaria y el 2,9 % de la educación secundaria obligatoria (ESO) en los centros públicos. Muchas familias dependen de las becas para poder enviar a sus hijos e hijas al comedor escolar. Aunque la inversión en becas ha crecido el último curso en casi 110 millones de euros, el 56,2 % de la infancia en riesgo de pobreza no recibe una beca comedor”.

Junto al derecho a la educación, en el informe se defiende también el derecho a la alimentación: “El comedor escolar es mucho más que una comida completa y saludable, que para muchos y muchas será la comida principal del día. Es un espacio educativo que impacta en la alimentación y en los hábitos de vida saludable, un espacio para aprender y probar cosas nuevas. Un espacio para actividades y juegos, donde compartir y convivir, aprendiendo de los conflictos y descubriendo amistades […] En los últimos años ha ido aumentando la asistencia al comedor escolar, en el curso 2023/2024 más de 2,5 millones de niños, niñas y adolescentes comieron cada día en la escuela, disfrutando de este espacio alimentario y educativo. Pero hay 6,5 millones de alumnos y alumnas en aulas y patios. Si analizamos por nivel educativo vemos que en la escuela primaria pública el 48,9 % del alumnado asiste al comedor escolar, un dato que crece año a año, como muestra el gráfico:

Fuente: Informe Vuelta al cole, ¿vuelta al comedor?, p. 7.

En el caso de los centros de educación primaria concertados y privados, la asistencia alcanza el 51,43 %, como muestran estas cifras:

Fuente: Informe Vuelta al cole, ¿vuelta al comedor?, p. 7.

Me sigue llamando la atención conocer que “la brecha principal se da, sin lugar a duda, en el paso de primaria a secundaria: “Solo el 2,96 % de quienes van a institutos públicos asistirán al comedor. Y aunque en la escuela privada y concertada el porcentaje es mayor (27,18 %), tampoco ofrece el espacio de alimentación y educación que se necesita para toda la adolescencia. Los datos son muy similares a los que presentábamos en 2022 para el curso 2019/2020 (2,9 % y 25,2 % respectivamente), lo que muestra que la situación no se está abordando”.

Fuente: Informe Vuelta al cole, ¿vuelta al comedor?, p. 8.

Como se demuestra en el siguiente cuadro, uno de los problemas de importancia extrema y preocupante es la desigualdad territorial en este ámbito de salvaguarda del derecho infantil y juvenil a la educación y alimentación:

Fuente: Informe Vuelta al cole, ¿vuelta al comedor?, p. 9.

Personalmente, estoy convencido de que el comedor es también un espacio educativo. A partir de este punto, el informe plantea recomendaciones concretas: “Es urgente poner en marcha las acciones necesarias para que los centros de educación secundaria obligatoria ofrezcan servicio de comedor o alternativas que garanticen una comida saludable al día, y asegurar el acceso para todo el alumnado, con medidas específicas para quienes viven en riesgo de pobreza o exclusión”:

1. En el primer apartado, relacionado con infraestructuras educativas, se expresa que “Frente al desafío de lograr que todos los niños y niñas puedan acceder al espacio educativo del mediodía, el primer paso es que haya una infraestructura adecuada y disponible para el comedor escolar. Todavía hay centros educativos que carecen de ella, en todos los niveles educativos, pero especialmente en secundaria. El 15 % de los centros públicos de educación primaria todavía no tiene comedor escolar. Y en la educación secundaria, la cifra alcanza el 82 % de los institutos públicos”.

Fuente: Informe Vuelta al cole, ¿vuelta al comedor?, p. 12.

2. El informe recoge también una segunda recomendación de financiación suficiente para superar las desigualdades territoriales en este ámbito de actuación educativa: “Pedimos a los gobiernos que se incluyan partidas en los Presupuestos Generales del Estado y de las comunidades autónomas para la creación, reparación, ampliación y dotación de comedores escolares que garanticen que todo el alumnado en todos los niveles educativos puede disfrutar de las oportunidades del espacio del mediodía”. Además, hay que tener en cuenta la relación de pobreza infantil y comedor, que se sustancia en la imperiosa necesidad de dotar suficientemente las Becas comedor: “Una vez sorteada la dificultad de conseguir plaza, para muchas familias empieza otro recorrido complejo para solicitar una beca comedor. Además, en muchos casos la resolución llega con el curso iniciado, lo cual agrava la preocupación sobre cómo pagarán esa plaza conseguida si no consiguen la beca. La dificultad de conseguir plaza y el miedo a verse en una situación de deuda, sumados a la complejidad del trámite de la beca, la no comprensión de términos como el IPREM [Indicador Público de Renta de Efectos Múltiples] o la renta per cápita, o la falta de algún papel, hacen que las familias renuncien a la posibilidad del comedor escolar para sus hijos e hijas”. Hay que reconocer que las cifras de dotación de becas comedor han mejorado, pero en el contexto global de datos ofrecido en el informe, siguen siendo clamorosamente insuficientes.

Fuente: Informe Vuelta al cole, ¿vuelta al comedor?, p. 17.

3. Junto a estas recomendaciones anteriores, figura en el informe una tercera de indudable interés público: “Pedimos que los gobiernos autonómicos revisen los baremos de acceso y la cuantía de las becas para que cada niño, niña o adolescente en situación de pobreza o exclusión social pueda acceder de forma gratuita al comedor escolar y al espacio del mediodía”. Se trata de avanzar en la gratuidad universal de los comedores escolares: “Cada día acuden a los centros educativos más de 6 millones de niños, niñas y adolescentes. En el curso escolar 2024/2025 fueron exactamente 6.409.015 niñas, niños y adolescentes. Si multiplicamos el alumnado (ed. infantil 1.º y 2.º ciclo, ed. primaria, ed. especial y ESO) por cada día del curso escolar y por el precio máximo del comedor obtenemos una aproximación al coste del comedor universal”. En el informe se cita textualmente que “Hemos realizado esta operación para cada comunidad autónoma [precio máximo por comedor escolar x días lectivos x alumnado] y, en conjunto, el comedor escolar y espacio de mediodía para todo el alumnado costaría 6.196 millones de euros para todo el curso escolar. Esta cifra puede parecer muy alta, pero si la ponemos en relación con el producto interior bruto de España en 2024, el comedor escolar universal representa el 0,39 % del PIB”. El gráfico es estremecedor y de un impacto importante y negativo en mi Comunidad, Andalucía.

Fuente: Informe Vuelta al cole, ¿vuelta al comedor?, p. 19.

4. Por último y como corolario de lo anteriormente expuesto, el informe de Educo plantea la defensa de un “comedor escolar universal y gratuito, porque lo consideramos parte del derecho a la educación: todo el alumnado tiene derecho a disfrutar de los beneficios y el impacto positivo del espacio del mediodía. Un comedor y tiempo del mediodía de calidad garantizan el derecho a la educación, la alimentación y el juego, en un entorno protector y seguro. Invertir en infancia invirtiendo en educación es invertir en derechos. Es invertir en las personas, en la sociedad de hoy y en la del futuro”.

El informe plantea finalmente dos conclusiones, comenzando por una realidad, la vuelta al cole, supone la vuelta al comedor: “todavía hay una brecha importante entre quienes querrían ir y quienes van. Una brecha por falta de plazas y por falta de becas. Como hemos visto en este informe, el 48,9 % de los niños y niñas de primaria y el 3 % de adolescentes de ESO en los centros públicos disfrutan del comedor y el mediodía escolar. Los datos de asistencia crecen lentamente pero no responden a los deseos y necesidades de la infancia y las familias. Esta brecha se debe en parte a la falta de infraestructuras. El 15 % de los centros públicos de primaria y el 82 % de los institutos públicos no tienen comedor escolar. Por otro lado, no hay plazas en los comedores para todos los niños y niñas. Se deben mejorar las infraestructuras para dar cabida a todo el alumnado, adecuándolas para una mejor atención de la infancia”.

La segunda conclusión estriba en una declaración del derecho a la educación y alimentación como algo indisoluble: “El comedor escolar puede y debe ser universal y gratuito. El comedor escolar y las dos horas del mediodía son parte de la vida escolar y parte del derecho a la educación. No son solo un complemento para la conciliación laboral, sino que también brindan un aprendizaje de hábitos saludables, alimenticios, de socialización, de convivencia y de valores. Equidad educativa para que todos los niños, niñas y adolescentes tengan garantizada su participación y disfrute del derecho a la educación. España necesita y puede asumir la inversión del 0,39% del PIB para el comedor escolar, que garantizaría una educación integral con sus tiempos de estudio, descanso, alimentación y juego, para todo el alumnado de educación infantil, primaria, especial y secundaria obligatoria”.

He querido compartir hoy aspectos sustanciales del informe citado, Vuelta al cole, ¿vuelta al comedor?, al que se ha agregado un subtítulo muy importante, Lo que dicen los datos, que recomiendo leer con la atención y respeto que merece, sobre el que he hecho un esfuerzo de síntesis para plasmar los resultados que he considerado de interés público, que nunca sustituye la lectura directa y completa del documento. Es la única forma de contrarrestar las noticias falsas y bulos, al respecto, para que se emitan juicios bien informados, porque sólo ante un gobierno de Estado o Comunidad Autónoma, pre-ocupado (así, con guion) por la desigualdad actual económica, laboral y social en la población, no cualquier gobierno, porque todos no son iguales, se deben denunciar estas cifras que afectan a tantas personas, a tantos niños, a tantas niñas, a tantos jóvenes, con un objetivo claro: que se aprueben leyes y disposiciones con urgencia para solucionar esta situación de la relación de derechos a la educación y a la alimentación. Es la única vía para que se transforme la sociedad española, permitiendo que la igualdad, solidaridad y justicia social permita a todos avanzar en derechos y libertades que mejoren las condiciones de vida para salir de la pobreza en cualquiera de sus estadios, que afectan a millones de ciudadanos en este país, de andaluces y andaluzas también, niños y niñas sobre todo, los más desfavorecidos, los pobres severos, los nadies, tantas veces citados en este cuaderno digital desde la visión expuesta por Eduardo Galeano, que procuro no olvidarlos aunque a veces yo sea un pájaro herido por el principio de realidad de la pobreza severa y exclusión social que nos asola, con cifras -desde mi punto de vista- insoportables para atender como merece la dignidad humana.

Para que no se olvide: los 2,8 millones de niños y niñas de nuestro país, en riesgo de pobreza y exclusión, merecen nuestra atención, la que corresponda a cada uno, porque hoy, sin esperar a mañana, es una obligación ética dar visibilidad a esta situación y denunciarla, ofreciendo alternativas. Fundamentalmente, porque existe otra forma de atender esta situación tan dolorosa e inhumana y porque es un deber hacerlo y una responsabilidad pública del Gobierno correspondiente. El dato es escalofriante: el 56,2 % de la infancia en riesgo de pobreza severa y exclusión social no recibe una beca comedor o lo que es lo mismo, 1.600.000 niños y niñas seguirán este curso escolar, tan próximo, sin disfrutar de un derecho combinado de educación y alimentación necesarias para desarrollar una vida digna.

NOTA PARA LECTORES Y LECTORAS DE ESTE ARTÍCULO: si te preocupa la situación descrita, divúlgala. La acción ciudadana de conocer datos reales, verdaderos, sobre lo que está pasando y estamos viendo, es la que permite emitir juicios bien informados que sirvan para la transformación social en nuestro país. Eduardo Galeano nos lo recordó hace ya muchos años: “Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo”. Gracias por haber llegado hasta aquí.


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CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓNJosé Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.

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