Historia de mujer

Siempre que puedo dedico un tiempo a Ángeles Caso (Magazine, 29/I/06) para aprender de su lucha. En esta ocasión, en su artículo ¿Quién dijo igualdad…?,  la lista de marginación de mujeres es interminable y, por razones del guión, ha tenido que poner un punto final apresurado, que por desgracia se actualiza diariamente. Pero he querido mirar hacia atrás sin ira, y un relato de los pueblos ribereños en Oriente Medio, a los que siempre acudo en momentos de crisis, me abre una perspectiva histórica de que ha habido momentos, quiero pensar que hay momentos, en que determinados hombres han pensado en el papel de la mujer y han intentado que tenga su sitio.

Me refiero al relato de Elcaná y Ana, en el primer libro de Samuel, en el mal llamado Antiguo Testamento, porque podría ser actual si tuviéramos la oportunidad de leerlo con visión de género compartido. Hay un momento muy emocionante, cuando Elcaná ve a su otra mujer llorando por los rincones porque no puede tener hijos, es decir, porque no cumple su misión, lo que hoy justifica simbólicamente cualquier marginación que narra Ángeles Caso, sin interferir la historia real de España. En un gesto sin precedentes, en el contexto social y religioso en el que vivían, dice: ¿Por qué lloras, Ana, no vale mucho más nuestro amor que muchos hijos?. Y nació su hijo, Samuel, “pedido a Dios”, en hebreo, a pesar de que un sacerdote cercano creía que estaba ebria “porque, habitualmente, no decía nada”. Elcaná fue un hombre colaborador, rompedor de barreras multiseculares, que enseña a los hombres de hoy que Ana es capaz de dejar de llorar si le damos su sitio. Sin ayuda de Dios. Con la nueva visión de los que permiten que la mujer se incorpore a la vida diaria con igual derecho que cualquier hombre, a pesar de que algunas leyes, las costumbres y determinados hombres se lo estén robando.

Enviada a «Magazine, 29/I/06

Regreso a Turín

Leyendo el reportaje “Turín, de Fiat al sueño olímpico”, en el Magazine de 29/I/06, he recordado mi estancia en esa ciudad en 1968, en una época donde era practicar espíritu olímpico salir de España y buscar nuevos horizontes de realización personal bordeando el mayo francés. Aquellas tardesnoches de Turín, con la luz enterrada a las cuatro de la tarde, saliendo de los jardines del Valentino, con manifestaciones por problemas sociales, que dejaban entrever que la malla obrera en el entorno de Fiat y Olivetti, nos enseñaban a cinco españoles que buscábamos a Dios por todas partes, sin encontrarlo, que otra España era posible.

Recuerdo también una lectura apresurada, como la carrera olímpica que nos animaba a llegar a alguna parte, sobre una manifestación obrera cerca de Turín. La pancarta que presidía la manifestación, recogía en una foto-testimonio excelente, unas frases que dejaban entrever un empeño social de grandes dimensiones: “los hijos de los ricos están cansados, los hijos de los pobres están siempre locos…”. Nacía la psiquiatría alternativa con Giovanni Berlinguer entre sus promotores, así como la locura de Turín, con su trabajo en cadena que nutría los psiquiátricos del lugar. Todo un símbolo en el nuevo despertar olímpico de la ciudad, dejando atrás una etapa de contraluces digna de una interpretación propia del neorrealismo italiano. Bienvenida sea.

Enviada a «Magazine», 29/I/06

Cruces de cartas digitales

Carta de Marcos con bits de felicidad…

31 diciembre

Feliz 2006

Hola:

Gracias por dedicar unos segundos a leer esto. Sólo quedan unas pocas horas para que termine el año 2005, año que para mi ha significado un cambio radical en mi vida y en la forma de vivir la misma: independizarme, cambiarme de ciudad, nuevas responsabilidades, etc.; pero que ante todo ha supuesto el aprender a valorar mucho más los pequeños detalles que, lejos de lo material, hacen que siga soñando todas las noches con levantarme un nuevo día más…

Quienes me conocéis, sabéis que siempre «juego» con la palabra sueño, que está continuamente en mi mente, que intento plasmarla en cada cosa que hago o pienso, que la persigo sin parar… Me gustaría que ese sentimiento nunca me haya hecho, ni me haga, cambiar mi forma de ser, y que siempre sientas que esté donde esté, tanto en un mundo real como digital, estoy tan cerca de ti como la tecnología sea capaz de acercarnos a los dos.

Mis más sinceros bits de felicidad…

En Sevilla, sólo una parte de Andalucía, a 31 de Diciembre de 2005

Marcos Cobeña

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Querido Marcos:

Siempre he seguido de cerca tus sueños: tus noches de crecimiento, de Reyes, de esperas… Te agradezco que desveles algunas claves en el sueño de tu vivir cotidiano porque en ellos queremos alcanzar lo que la vida real no nos permite realizar en el silencio de la persona de secreto que todos llevamos dentro. Sabes que cada segundo te hemos entregado el regalo de la cercanía física, psíquica y social, porque sabíamos que la salud positiva consiste en ser y no tener (Fromm dixit). Aprendí hace muchos años, la simbología de amor compartido en el rito de los pueblos ribereños y próximos al Iraq actual. ¡Qué paradoja!. Cuando yo crecía en las culturas del Tigris y Eúfrates, tu eras el símbolo de lo que se podía pedir al primer motor inmóvil (Aristóteles) que permitió la creación del hombre y de la mujer. Soñaba con ser cada día más teniendo cada día menos. En la tierra y en el cielo, como decía el padrenuestro de mi colegio en Madrid, donde el cuadro de honor me enseñó dos pasiones: el circo y las carreras de caballos. Ves: los sueños del niño andaluz que en Madrid descubrió la esencia de ser, abandonando dos espectáculos por la realidad cotidiana que muchas veces no era amable, pero que me permitía sonreir a la vida y cabalgar como el llanero solitario ó Errol Flynn saliendo de un peligroso desfiladero lleno de enemigos… como si nada hubiera pasado.

Hoy, te ofrezco interpretar tus sueños. ¿Sabes por qué?. Porque podrás seguir ilusionándote en el oficio que descubrí tarde: encantar pájaros para que alcancen su libertad y conocimiento, bases de la respuestabilidad (responsabilidad), tal y como hacía Papageno, un protagonista de Mozart (ó Trazom, al revés como a él le gustaba juguetear con la vida), en su memorable ópera «La Flauta Mágica». Homenaje también en el 250 aniversario de su nacimiento que ahora se inicia.

Gracias por soñar despierto. Como compañero y amigo, como padre que está en la tierra.

Sevilla, siendo las 22.10 de 31 de diciembre de 2005, un día cargado de fuga hacia 2006.

Publicado por José Antonio Cobeña – 31 diciembre 2005, 22:11

Gemelos y relojes

Acabo de cerrar el Magazine de 4 de diciembre de 2005. He leído la portada, su contenido interior y la contraportada, provocándome las siguientes reflexiones:

PORTADA: la inteligencia de los gemelos sigue vinculada siempre al patrón genético que permite desarrollar la vida de cada uno. Importará mucho el entorno, pero las posibilidades están marcadas, tal y como se deduce de los últimos avances científicos.

CONTRAPORTADA (anuncio): la leyenda propia de cada uno se tiene que iniciar al comprar un determinado reloj de marca, con proyección en los hijos: se puede confiar a un reloj que se custodia de generación en generación.

Problema de valores. Ser una gran persona es siempre una posibilidad que viene asociada al patrón genético de todos, sin distinción. Desarrollar la inteligencia, también. Es cuestión de suerte, dicen algunos. Y del verdadero patrón económico de cada cual, elevado al grado de valor distintivo en la sociedad actual, dicen otros, los más. ¿Razones?. Se confunde gen, valor y precio.

Enviada a «Magazine», 4/XII/05

Mariposas al aire

Casi sin darme cuenta han entrado hoy unas mariposas en mi habitación de estudio y me han sugerido unas ideas sobre la utopía que me gustaría trasladar a las alas de estos seres vivos, que van por el mundo volando, con trajes de fiesta, para que cuando se manifiesten en todo su esplendor a través de la versión actualizada (en otro cine de barrio más próximo a la realidad social del país) de la película de José Luis Cuerda La lengua de las mariposas (TVE – 19-02-2005), permita a los ciudadanos de este país considerar la posibilidad de que otra Europa es posible, en una nueva visión de utopía de las nuevas ideologías tan maltrechas en los tiempos que corren.

Esta posibilidad se hace más digna y alcanzable desde el momento que las mariposas nos llevan de nuevo a considerar que sólo con la colaboración de los más allegados al Samuel Bronston de hoy, es decir, sólo cambiando los decorados, por desgracia, de la ilusión social, podríamos afirmar que el argumento puede tener paralelismos en la situación actual donde los votos de turno hacen que cada uno tome posiciones y se nos vean las indecencias como a aquél sabio, Aristipo de Cirene, al que se le veía su orgullo a través de los agujeros de su traje. Es sólo cuestión de cambiar los títulos de crédito, aunque deberíamos dejar como intocable, a Pardal, el pequeño niño-gorrión.

Y siguiendo con el nudo de la película, hay protagonistas que no se amilanan ante los acontecimientos, existen voluntarios de todo un país nuevo dando un ejemplo de civismo, con su voto, con la ilusión de que otra Europa es posible y que cada uno lleva un pequeño Lula y Manuel Rivas en su corazón. Lo que ocurre es que muchos callan –no votan- porque la fuerza de la vida de las multinacionales de turno, de cualquier producto o idea, hace su agosto cuando no existen ideologías. Y más con las rebajas actuales, en febreros vergonzantes.

Hace sólo unos días, los que defendemos las utopías y, por tanto, las ideologías, cabíamos en un taxi, ya ni siquiera de torero, es decir, sin trasportín, para los más antiguos del lugar. Pero ocasiones como éstas, las de las mariposas, nos permiten entrever a más de treinta y cuatro millones de personas, que la utopía es posible, lo que hace que casi sin darse cuenta el productor, en esta ocasión, nos haya vendido unos billetes hacia alguna parte, hacia la utopía de lo posible. Es lo que el Ché, tan querido para nosotros, nos decía siempre: seamos realistas, exijamos lo imposible…

Y, perdonen, llegamos al final. Yo no quiero callarme, como aquellos lugareños, presa del terror de la indecencia, ante la cordada. Tengo prisa, porque se agotan los billetes de los autobuses de la utopía de Europa, que salen de la estación de Andalucía.

Enviada a «El Pais», 19/II/05

CIENTO NOVENTA Y UNA RAZONES

Al igual que cuando se comienza a escribir una novela, decía Italo Calvino, hoy, día de comparecencia de la voz de 191 silencios, tenemos la posibilidad de decirlo todo, de todos los modos posibles; y tenemos que llegar a decir algo, de una manera especial. Ciento noventa y una vidas tienen que llevarnos a decirlo todo, pero de una manera especial. Estamos acostumbrados a ver pasar la vida de los demás como si nada ocurriera. Las vidas que se quedaron paradas en Madrid no pueden dejarnos igual. Nunca más. Hasta aquí hemos llegado en el sinsentido de la vida, en la rutina de la costumbre, en el ya pasará…

No me quiero conformar. No quiero consentir con mi silencio altivo, vergonzante, que las muertes de Madrid son la crónica de una muerte anunciada en versos coránicos. No quiero participar de silencios cómplices, no inocentes, que juegan con la posibilidad de la ilusión de mi voto, de nuestros votos. Escuchar a la voz que representa el silencio, en el marco incomparable de la democracia española, el Parlamento, me ha removido de nuevo, al igual que en la oportunidad del voto… ¿Por qué piensa la portavoz que todos somos iguales en la representación ciudadana del Parlamento?. ¡Qué dolor!.

Ciento noventa y una muertes han cambiado Andalucía y España. Y merecen nuestro respeto activo en cualquier parte que estén. Así en el cielo como en la tierra. Quizá en el corazón de los que querían. Personalmente, escuchando a la portavoz de las víctimas del atentado del 11 de Marzo, quiero tenerlos presentes en el presente y futuro de mi comunidad, con una ideología clara y concisa, en el convencimiento de que la revolución de los sentimientos es posible, de que la mejor forma de estar con ellos es, dejándolo muy claro, manifestar por activa y por pasiva que las ideologías nunca son inocentes y que la mejor opción de solidaridad será aquella que no teme a la verdad, por dura que sea y que trabaja para que triunfe en democracia. Aquella que respeta siempre y por encima de todo a las personas. A pesar de mi propio éxito, a pesar de sus propias vidas.

Es por eso que ciento noventa y una vidas merecen que digamos todo, de una manera especial, con nuestro compromiso social para combatir cualquier terrorismo, incluso el que manda callar a las mujeres, el que no te permite ser diferente en tu Instituto, el que no te deja tranquilo en tu legítima diversión, el que se burla de cualquier minusvalía. Cualquiera que sea. Y decirlo con nuestra alma…

En Sevilla, sólo una parte de Andalucía, a 15 de Diciembre de 2004

Enviada a «El País, Andalucía», 15/XII/2004

Roma: una gran contradicción

El gran poeta Rafael Alberti sintetizó en un poema suyo la gran contradicción de Roma, sugerida una vez más después de leer el último reportaje sobre Roma: para sentir la historia, del pasado Magazine de 15 de agosto.

La visita turística a la basílica de San Pedro, con la lectura de la esperanza en las favelas sugiere recordar al poeta: “Di, Jesucristo, ¿por qué me besan tanto los pies? Soy San Pedro aquí sentado, en bronce inmovilizado, no puedo mirar de lado ni pegar un puntapié, pues tengo los pies gastados, como ves”. La experiencia de Roma te llena de interrogantes profundos ante la situación mundial. Cada vez se comprende menos la realidad de Roma, como gran encuentro de fe, esperanza y caridad. Sentimos la historia de desencuentros y de Iglesia dividida: la de los ricos y la de los pobres.

Es fácil entonces encontrar el camino con la lectura final del poema de Alberti: “Haz un milagro Señor. Déjame bajar al río, volver a ser pescador, que es lo mío”. Lo que debería ser de Roma, de la Iglesia y de cada cristiano, en particular…

Publicada en «Magazine», 5/IX/04

Ética andaluza

En el Magazine del 10/08 aparecía una frase en el reportaje sobre “El verano a ritmo de rumba” que decía algo importante para Andalucía: las canciones que triunfan cada verano siguen teniendo raíz andaluza. Las Niñas han hecho temblar al poder adulto, al que está en el hipotético Centro del país: ojú! Y como contraste en este verano ardiente ha triunfado también una ética pública andaluza muy poco edificante, en el ámbito de las Marbellas de turno, que emite al país en una frecuencia desvergonzada y que pone en tela de juicio la credibilidad de la política más sencilla y creíble por los ciudadanos. Creo que existe también una ética andaluza, muy arraigada en los estilos árabes, donde la verdad histórica es irrenunciable y compatible con visiones modernas del bien hacer y mirando a quién, con una espera en la verdad y en lo bello y sabiendo que como las alas de las mariposas, que van por el mundo volando, con trajes de fiesta, puede permitir a los ciudadanos de bien de este país considerar la posibilidad de que otro Estado es posible, de que otra Marbella -como símbolo- es alcanzable, en una nueva visión de utopía de las nuevas ideologías tan maltrechas en los tiempos que corren. Es una magnífica ocasión que se nos ofrece para buscar horizontes de salud mental, como ética andaluza que permite pisar suelo firme (así nos la enseñó el profesor López Aranguren) en nuestras convicciones más íntimas y en aquellas que acompañamos al voto municipal. ¡Ojú!.

Enviada a «Magazine», 10/VIII/05

Paz civil

La lectura de la entrevista a Anthony Beevor (Magazine de 18/IX/2005) me ha sugerido reflexionar sobre la realidad de la guerra civil. Sobre todo por la documentada investigación llevada a cabo a lo largo de novecientas páginas en su última obra: “La guerra civil española”. Y he pensado que quizá en quince líneas, se podría argumentar lo que ha supuesto para la construcción de una nueva España, con sus claroscuros, éxitos y fracasos y, sobre todo, para la memoria perdida y ahora recuperada.

He buscado en el cajón donde guardo recuerdos de lo vivido lejano y he encontrado una foto de mi padre en el frente de Extremadura, a sus dieciocho años, unos meses antes de resultar herido de gravedad y de arrastrar una minusvalía motora y acústica hasta su muerte a los veintisiete años. No he podido interpretarla nunca. Precisamente, por no haber podido cruzar ninguna palabra con él, soy hijo póstumo, me permito darle las gracias por posar con la arrogancia y frescura de quien no entendía nada de lo que estaba pasando pero que lo tenía que pasar para la posteridad, como la foto en color sepia, por la cerrazón de unos y otros.

Y gracias a muchos como él, que han vivido mutilaciones físicas, psíquicas y sociales durante muchos años, se puede reinterpretar por mucho tiempo el nuevo “entendimiento civil” a través de la Constitución, que se puede cambiar, claro que sí, siempre y cuando se construya con el respeto a los demás, a la diversidad y a la posibilidad de que el otro tenga la razón. Paz civil, por supuesto, aunque esta breve historia de la guerra civil española haya necesitado hoy veinte líneas de continuado silencio histórico para entenderla.

Enviada a Magazine, 18/IX/2005

Muchachito

El 6 de agosto de 2005 será un día más en la historia de la humanidad. Para los que recordemos lo que ocurrió hace sesenta años en Hiroshima, la bomba “Little boy” (muchachito) será una metáfora al viento sobre el doble uso de las tecnologías. 140.000 muertos siguen pesando como una losa sobre la historia de hombres y mujeres que trabajan en las tecnologías de vanguardia para que la humanidad entera sepa que la inversión económica que se está haciendo en la actualidad sirve también para fabricar chips que se utilizan lo mismo para la consola Play Station que para los misiles Tomahawk, es decir, de doble uso.

La reacción no se debe hacer esperar. Mientras que la play station permite que niños del mundo entero se entrenen a matar, gracias al chip paradójico, no inocente, ingenieros y militares de los cinco continentes siguen diseñando los misiles más mortíferos, con idéntico chip, en un juego tan peligroso como aquél en el que se forma la conciencia. Por eso, las cinco fotos del reportaje “Hiroshima y Nagasaki in memoriam” (Magazine, 31/07/05), que dejan sobrecogido a cualquier ser humano con sentimiento y pensamiento inteligente, nos permiten pensar que deberíamos proteger el uso racional de las tecnologías y destruir los arsenales mortíferos que día a día, en cualquier rincón del planeta, pueden ofrecernos la imagen dibujada por Saramago en su obra “Ensayo sobre la ceguera”: permanecer ciegos, simbólicamente, a un mundo de caos y desorden que promociona juegos para matar y vivir.

Enviada a «Magazine», 31/VII/05