Más cerca de las neuronas

ACCESO A NEURONAS

El 17 de enero de 2011 se lanzó una noticia al mundo que rescato hoy en este blog, retornando a su esencia primigenia: Científicos de la Universidad de Stanford (EE UU) han puesto a punto ahora un nuevo método que no solo deja adentrarse en el cerebro para estudiar las neuronas sino que también permite observarlas siempre que se quiera durante meses. Es una experiencia científica que nos sobrecoge y nos confirma algo que vengo manifestando de forma reiterada en este blog: el siglo XXI es el siglo del cerebro (1).

Con la técnica desarrollada en Stanford, se podrá regresar al conocimiento del funcionamiento ordinario de las neuronas cada vez que se considere viable en las tareas de investigación en el laboratorio, en áreas tan interesantes como el ciclo del envejecimiento y patologías diversas calificadas como enfermedades mentales: “muchas enfermedades se estudian sobre modelos animales, que son animales modificados para desarrollar patologías similares a las humanas. «Los investigadores podrán ahora estudiar los modelos de ratón en estas áreas profundas de una forma hasta ahora imposible», explica Mark Schnitzer, que dirigió los experimentos. Primero se insertan en la región deseada, con anestesia, finos y pequeños tubos, del tamaño de un grano de arroz (ver imagen). Cuando se quieren visualizar las células, se inserta un microendoscopio en un tubo, que termina en cristal transparente. Los tubos permiten volver una y otra vez a la misma zona del cerebro y observar las neuronas con un detalle que ninguna otra técnica permite. El microendoscopio funciona con luz láser”.

Estaré muy atento a la evolución de este proceso de laboratorio. Me parece maravilloso el progreso de esta investigación gracias a la inteligencia digital, en la que tanto creo en su proyección pública y privada. Ahora, voy a leer de nuevo el artículo científico (2), que aporto a los navegantes de este cuaderno que ayuda a encontrar islas desconocidas, para comprender mejor cómo funciona mi cerebro interno, profundo, para bien o para mal. El microendoscopio ya nos dirá por qué ocurren determinadas cosas en el cerebro de secreto.

Sevilla, 23/I/2011

(1) http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Nueva/tecnica/observar/neuronas/continuamente/elpepusoc/…
(2) http://pyramidal.stanford.edu/publications/naturemedicine-jan2011-2292.pdf

María y yo, un gran regalo de Reyes

He recibido, gracias a la vida, un regalo precioso: una historia entrañable para personas preocupadas, como yo, por la inteligencia y por su capacidad para resolver problemas. He leido el cómic que lleva por título María y yo (1) y también he visto la película del mismo título con un guión adaptado de la obra de Miguel Gallardo, padre de María, la gran protagonista de esta historia bellísima, y reconocido creador de Makoki, líder en la década de los años ochenta de los mundos underground y contraculturales de nuestro país. El libro es para leerlo con mucha atención, lo que nos permitirá comprender bien un desajuste de estructuras cerebrales que son la base del autismo y cómo se puede abordar con mucha ternura esta realidad que está ahí, en muchos niños y niñas de nuestro país. María es un símbolo real de autosuperación en su persona de secreto que, poco a poco, se va conociendo con más detalle por la neurociencia más activa. Quizá, hoy, por ti, que sigues este blog.

Recomiendo la lectura del libro y la película, por este orden, para comenzar este año con un mensaje de esperanza y de optimismo ante la adversidad, con el recurso tan cercano de utilizar las pequeñas cosas, los pequeños afectos, los sentimientos, las emociones, para agregar valor a nuestras vidas, las de todos. Porque la inteligencia de cada una, de cada uno, seguro, pone el resto, porque es la que nos permite resolver problemas, en la clave que aprendí hace muchos años, de José Antonio Marina: la inteligencia es la que permite, mediante una poderosa conjunción de tenacidad, retórica interior, memoria, razonamiento, invención de fines, imaginación -en una palabra, gracias al juego libre de las facultades-, que veamos una salida cuando todos los indicios muestran que no la hay. Inteligencia es saber pensar, pero, también, tener ganas o valor para ponerse a ello. Consiste en dirigir nuestra actividad mental para ajustarse a la realidad y para desbordarla (2).

Sevilla, 8/I/2011

(1) Gallardo, Miguel (2010). María y yo. Bilbao: Astiberri.
(2) Marina, José Antonio (1993). Teoría de la inteligencia creadora. Barcelona: Anagrama.

El club de la dignidad

Comienza un año brindándonos la posibilidad de crecer en dignidad humana. Los que hacemos mudanzas en tiempos de crisis, sabemos que no debemos aceptar las invitaciones que recibimos a diario para ingresar en el Club de los Tristes, que avanza a pasos agigantados, sobre todo porque se nutre de noticias, nada halagüeñas, sobre lo que viene. Como tampoco pertenezco al Club de los Tibios, después del aprendizaje que hice durante años del Apocalipsis, donde Dios nos podía vomitar de su boca porque no somos, a veces, ni fríos ni calientes, sino tibios, tengo decidido desde hace mucho años hacer camino al andar, comprometer mi inteligencia en el servicio pÚblico, intentando innovar en el devenir diario y creando riqueza de espíritu al mi alrededor.

En definitiva, seguir esforzándome en alimentar la inteligencia creadora, aquella que forma parte de la inteligencia integrada que preconizó Howard Gardner, el precursor de las inteligencias múltiples, que nos abre hoy las puertas a un nuevo planteamiento de inteligencia digital, de gran impacto social, mediante una manifestación digna en su presentación de la teoría científica de las inteligencias múltiples en los siguientes términos: “Es de la máxima importancia que reconozcamos y alimentemos toda la variedad de inteligencias humanas y todas las combinaciones de inteligencias.  Somos tan diferentes entre nosotros, en gran parte, porque todos tenemos diferentes combinaciones de inteligencias.  Si llegamos a reconocer esto, pienso que, como mínimo, tendremos una oportunidad mejor de enfrentarnos adecuadamente a los muchos problemas que se nos presentan en el mundo.  Si podemos movilizar toda la gama de habilidades humanas, no sólo las personas se sentirán más competentes y mejor consigo mismas, sino que incluso es posible que también se sientan más comprometidas y más capaces de colaborar con el resto de la comunidad mundial en la consecución del bien general.  Tal vez, si podemos movilizar todas las inteligencias humanas y aliarlas a un sentido ético, podamos ayudar a incrementar la posibilidad de supervivencia en este planeta, e incluso contribuir a nuestro bienestar”.

El Club de las personas dignas, capaces de construir permanentemente teoría crítica, es una oportunidad para crecer en inteligencia creadora, aquella que nos permite resolver problemas que nos rodean en el día a día. Y a diferencia de lo que pensaba Marx (Groucho), yo si pertenezco ya a este Club que acepta e inscribe a personas como yo… ¿Y tú?

Sevilla, 1/I/2011

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