La metáfora del Ene

NINA ASHANINCA
MUSUK NOLTE

Ene no es solo una letra, es también un río en el sur del Perú. Pero se engrandece con la foto que figura en la cabecera de estas palabras: una niña de la etnia asháninka que se baña con los ojos cerrados en ese río y que fue retratada en un momento mágico por el fotógrafo mexicano Musuk Note, naturalizado posteriormente como peruano por su experiencia existencial.

La historia de Ene es preciosa a pesar de su dureza. La lucha contra el terrorismo de Sendero Luminoso en los años 80 así como las multinacionales de la ruina étnica y los traficantes de vida, auténticos depredadores de estos pueblos, se hizo patente en esta etnia amazónica, en permanente emergencia hasta que como pueblo unido y con altavoces mundiales de su desesperación evitaron, entre otras actuaciones, la inundación de este territorio por la construcción de la presa de Pakitzapango, que quedó paralizada por la oposición que recibió.

Asháninka significa “persona”. La imagen de esta niña simboliza lo que significa pertenecer a esta etnia amazónica y vale más que mil palabras. Es probable que estuviera pensando en su tradición oral de persona a persona: su etnia cree que el dios Sol vivo estaba siempre arriba antes que fuera este mundo. Como tiene poder, desprendió una partícula de su corona que se asentó en las densas tinieblas y poco a poco formó este mundo. De ahí crecieron las plantas y todas las cosas que hemos visto. De ahí salieron ellos, los asháninka.

La niña respira libertad en el río Ene, porque sabe lo que significa. Su familia acoge muy bien a las personas que se acercan y les invitan a compartir descanso y fuego, comentando todo lo que saben sobre la complicidad del cóndor y del gallinazo negro. Personas honestas, con las que sueña para que su etnia siga viviendo dignamente pescando en su río de alma amazónica.

Sevilla, 24/VII/2015